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Arlette Lupin Weasley por NatLB

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Notas del capitulo:

me quede sin internet el dia de ayer... y esta semana tengo pruebas... felicidad la mia ¬¬ ... pero buano...

que proyectos tengo, proyectos tengo e.e

Algo se acerca.

Después de que regresaran a la Mansión Black y los chicos se despidieran. Arlette tomó la motocicleta de Sirius y regresó donde Lyall a dejarle un pequeño presente.

Si bien le costó horrores conseguirlo, más que la nutella (a todos les fascino cuando la probaron en la cena).
No le fue tan mal como a Albus. Aunque Voldemort maldijera el objeto mucho antes de su propio nacimiento, ella se preparó. Joshua no vino simplemente por amistad, por ser una recordadora andante, menos una cara bonita.
Vino a preparar lo que ella como Black haría por impulso y podría empeorar las cosas.

—Hola cariño—  dijo Lyall a su esposa.

—Lyall…—  dijo Hope para luego sonreírle.

Lupin la debiese extrañar horrores. Tenía la piedra en la mano pero él estaba sentado en el suelo cubriéndose el rostro mientras lagrimas lo recorrían.
Arlette le dio privacidad, señalo la puerta y se despidió

Había conseguido destruir el alma sin verse afectada por la maldición. Voldemort ya debería estar preocupado. Pese a que no recordara nada, aun tenía parte de su propio núcleo mágico en él. Por lo que podía sentir la alteración de esta, aunque eran más inmediatas las vivencias de Potter en la mente de Riddle.

Antes de echar a andar de manera muggle la motocicleta de Sirius, Lyall la llamó.

—¿Qué eres?—  preguntó con los ojos rojos por llorar, aún tenía la piedra. Era como si Hope le estuviera apoyando.

—Soy alguien que no quiere nacer y que quiere traerle verdadera felicidad a mi familia.

—¿Remus…?—  dejo lo demás al aire. Arlette asintió  —lo sospechaba—

—¿Por qué?—  pregunto inmediatamente. Claramente no era por lo nerviosa, el comentario la pillo de imprevisto y pese a que no exteriorizo aquello, no pudo evitar preguntar.

—Reconocería la risa de mi esposa en cualquier parte—  miro la piedra y se la lanzó.

—Te la deje por la noche—  Lyall asintió.

—No la necesito… se que está aquí—  puso su mano en su corazón.

—Todos estamos allí, no dejes a Remus—  sin más se marchó.

Lyall observó las luces alejarse y mirando al cielo susurro.

—Se que tu vida es difícil… pero creo que ahora lo lograras, tenemos fe en ti.

Arlette no era buena en adivinación por nada y no era por parte de Lyall, sorprendentemente, Hope era más habilidosa aun siendo muggle.

 

Mientras volvía por la carretera supo que algo ocurriría pronto. Tenía ese presentimiento, el mismo que en Hogsmeade cuando Tom apareció pero no le había hecho caso aquella vez. Ahora si lo haría, se acercaba la hora de Sirius y no permitiría que algo le ocurriese. No ahora que nuevamente Remus empezaba a sonreír y a tener una familia.

Dejo la piedra en el anillo Gaunt y se la pusó.
Nuevamente ninguna persona aparecía, ella no tenía a nadie a quien llamar. Quería creer que era porque todos sus cercanos estaban vivos pero sabía que no era eso.

Además de aun no nacer. Ella en realidad no tenía a nadie.
Y este catalizador la ayudo a tomar la decisión junto a una noche estrellada, una motocicleta y tarareando una canción.
Su vida siempre era solitaria.

Irónicamente se acordó de una frase muggle

<<Lobo solitario>>

 

En otro momento y lugar. Una rata o un hombre con aspecto de rata, corría rápidamente. Su Lord lo había llamado, había algo importante que hacer y era necesario informar a unos cuantos.

Era el momento de saber el final de esa maldita profecía.

 

Remus estaba escribiendo en un pergamino mientras leía un libro. Necesitaban averiguar sobre algunas cosas y él era el mejor en ese tipo de búsqueda. Ya tenía leídos los libros de la biblioteca de Hogwarts, Mansión Black y Ministerio de Magia, solo faltaba el Museo Británico.
Donde magos escondían libros mágicos tanto de otros magos como de muggles. Para entrar era necesario un aval y que este entregara un permiso que fuera timbrado por el propio Ministro o el Subsecretario (si el Ministro te tenía mala, agradecían ese cambio en la ley) pero en este caso ocupaban la última medida, el timbre del Jefe Supremo del Wizengamot. Gracias a Fudge, Albus estaba fuera del cargo pero el timbre fue emitido durante un periodo valido, por lo que no podía pasarse por alto.

—¿Cómo vas?—  pregunto Tonks entrando con un plato con bocadillos.

—Me duelen los ojos—  se apoyo en la silla y se los refregó con el pulgar y el índice.

—Deberías descansar entonces.

—Eso quiero… pero Albus está presionando.

—¿Te ayudo?—  Remus la miro fijamente  —¿Qué?—

—Espero que no suene mal ni nada… pero Sirius me dijo lo mismo y me dejo luego de leerse treinta hojas—  señalo el libro que tenía una parte quemada  —se enojo y lo arrojo a la chimenea—

Tonks negó.

—Leo mucho, los Aurores tenemos pruebas teóricas y prácticas—  Remus asintió, algo recordaba de las quejas de Black y Potter cuando estaban estudiando.

Lamentablemente los estudios quedaron en nada por la amenaza de Voldemort, más aún con la dichosa profecía.

Así pasaron el resto de la tarde buscando un poco de información.

Entrada la noche Tonks que quejo y le miro.

—No hay nada—  dijo enojada  —podrías…—  se mordió el labio  —podrías ir al Museo Británico, creo… creo que podría ayudarte a entrar—

Remus le mostro una sonrisa, eso lo tenía listo pero necesitaba terminar con los libros.

 

—Albus—  dijo Severus.

El anciano levanto a vista y vio a Snape caer al suelo.

—Muchacho…—  llego a esta él y le ayudo a sentarse  —¿Qué ocurrió?—

—Voldemort… esta como loco, planea algo… pero no dijo nada… creo que sospecha de alguien—  decía entre gemidos mientras Dumbledore curaba unas heridas superficiales o las que no fueron hechas con magia negra.

—Eso es malo…

—Pero… te alejaste de Harry este último tiempo… pero no creo…

—Es necesario Severus—  le interrumpió  —ambos sabemos que Tom busca algo—

—Pero…

—Lo mejor es mantener distancias, así no habrá problemas y no lo utilizara para averiguar algo—  siguió hablando ignorando la protesta de Snape.

Dudaba de su propia medida pero ya estaba hecho, no podía arrepentirse no ahora.

—¿Sabes algo?—  pregunto misteriosamente.

—Nada… ¿Qué pasa con ella?—  pregunto Snape mientras se acomodaba. Estaba pendiente de la puerta de la habitación. Albus lo miro  —le dije a Dobby que viniera con unas pócimas—  explicó.

—No sé y eso me preocupa…

Dobby apareció en la sala y le entrego los frascos al muy próximo ex director de Hogwarts.

 

—¿Vas a donde?—  salto Sirius.

—Al Museo Británico—  le miro amenazante. Con esta sería la cuarta discusión del tema.

—De acuerdo—  dijo forzadamente  —pero no entiendo que hacen ellos aquí—  señalo a Percy y a Arlette.

—Me acompañaran.

—¿Por qué?

—Percy sabe mucho del Ministerio y con la apariencia podemos engañar a los muggles y…—  miro a la única mujer presente  —solo dijo que sería guardaespaldas—

—No puede ir ella—  dijo en un tono que no admitía replica.

—¿Por qué?—  salto Arlette.

—Albus, no está en Hogwarts y lo más probable es que venga. No quiero tener problemas—  dijo cruzándose de brazos. Tenía razón y todos lo sabían pero Arlette necesitaba confirmar algo.

—Necesito revisar un libro…—  dijo en un susurro.

—No iras.

—Pero…

—¡NO!—  dijo y sin más salió de la habitación.

Remus miro la puerta por donde se fue Sirius y se acerco a Pine.

—¿Qué necesitas y para qué?—  preguntó. Pensaba que podría leer el libro que necesitara y decirle algunas cosas para que así no estuviera enojada con Sirius. Él lo apoyaba pero no quería más problemas, aun faltaban dos semanas para la Luna pero su lobo estaba inquieto.

—Espera… déjame hacer memoria—  dicho esto se sentó en el sillón y se perdió en sus pensamientos.

Percy se acercó a Remus y este negó, esperarían.

 

Al despertar atrajo papel y pluma. Escribió algo y se lo entrego a Remus.

—Dilo cuando tengas el libro—  señalo el nombre en el papel  —y cuando llegues búscame—  sin más salió.

Si le decía del hechizo y para que servía Remus no lo haría y se enojaría, ya lidiaría con el enojo después, ahora necesitaba saber algo y si era así… las cosas mejorarían para Black.

 

Pues vaya que se enojo Remus cuando al decir otro hechizo apareció exactamente el libro.

—Jamás se darán cuenta—  se excuso Arlette pero eso fue todo para Remus.

No así para Black que cuando se entero la felicito. Ese par podían ser como el agua y el aceite en algunos momentos y en otros ser crema y chispitas de colores.

 

Pero no era la única en estar lista. Porque si bien pudo asegurarse la protección de Sirius gracias a un hechizo que para “sus” años estaba perdido. Voldemort también tenía todo listo. Ya sabía que debía hacer para atraer a Potter a la Sala de las Profecías, para que así le entregase la dichosa profecía.

Esperaba que el chico fuera tan ingenio e impulsivo como Snape comentaba a Malfoy.

Continuara...

Notas finales:

Gracias a las personitas que se dan el tiempo de leer y que quieran comentar ;)


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