Selección, conociendo a mis compañeros.
—Arlette Dumbledore— llamo McGonagall a la última persona que le escogería casa el sombrero.
Mientras se dirigía al banco donde estaba el sombrero podía sentir las miradas de todos, escuchaba como especulaban de su apellido. <“¿Sera hija de Albus? ¿Albus tiene hijos? ¡Es la nieta! ¿No Dumbledore tenía un hermano?”>
¡¡Aberforth!!
Recordaba al hermano de Albus. La mentira no sería creíble.
Por un momento quedo helada en su lugar pero antes de que Albus y su manía de meterse en las mentes de sus alumnos, bajo la vista y siguió caminando.
—Vaya… vaya…— empezó el sombrero —una Dumbledore… tu abuelo debe estar contento de tenerte aquí, igual que tu tío…— internamente Arlette le agradeció —Abe estará feliz de que su nieta este en… GRYFFINDOR—
Los aplausos no faltaron y todo el alumnado entendió que era sobrina de Albus y nieta del hombre a cargo de Cabeza de Puerco, los que sabían eso, claro está.
Albus se paro. Arlette sin más se dirigió a la mesa de Gryffindor.
<<Si mi Madre supiera que estoy en Gryffindor se enorgullecería… que irónico que ocurra cuando aun ni nace>>
—Bien mis alumnos… ¡Bienvenidos a otro año!— nuevamente los aplausos —la mayoría conoce las reglas— miro a los pequeños y sobre todo a un grupo de cuatro en la mesa de los leones —como siempre no deben ir al bosque…—
Y así empezó a dar la charla.
—Hola— saludo una casi copia de Harry menos por la obvia cicatriz y los ojos.
—Hola—
—¿En qué año estas?— pregunto su… si, ídolo.
—¿Eh?— lo pensó un momento y se encogió de hombros —mi tío dice que tengo amnesia—
Se sentía estúpida diciendo aquello pero era mejor seguir con esa mentira y después adaptarse.
—Lo siento— dijo una voz que logro que sus ojos lagrimearan.
Remus miro asustado a sus amigos, no entendía que pasaba. Los otros claramente menos al negar efusivamente.
Arlette no quería pero por tanto tiempo se sintió más unida a la foto de su abuelo que a su Padre y ahora el estar allí con él, solo quería correr a sus brazos y que le cuidara, algo que no podía hacer.
Albus miro preocupado a su ahora sobrina, McGonagall le apretó el brazo en señal de tranquilidad y apoyo, con eso se paro y fue a la mesa de su casa.
—¿Arlette?— llamo Lily preocupada por lo que veía y queriendo asesinar a sus compañeros si es que ellos tuvieran la culpa.
—Lo siento… pero… tienes una voz… similar a mi Padre— <<¡Que mentira más grande!>>
McGonagall estaba cerca cuando escucho aquello, con un carraspeo advirtió su presencia.
—Se me olvido informarte que estarás en sexto año— señalo a los Merodeadores —compartirás clases con ellos… por favor, no los imites respecto a romper las reglas—
—Siento que… soy una persona tranquila— sonrió —creo… y…— miro la mesa de Slytherin buscando a Joshua —nada…—
La primera semana fue bautizada como “la semana de la rutina”. Al parecer de todos, ya que lo que hacia Arlette era más por rutina que otra cosa.
Se sentaba a repasar después de cada clase. Las tareas o trabajos, trataba de terminarlos en el día y adelantar materias los fines de semana, como se aprecio más adelante.
En un principio era extraño para Arlette, tener que hacer como si no supiera algunas cosas y soportar los hechizos de Albus para “recuperar” parte de su memoria.
Ya al mes estaba cansada de los intentos de Dumbledore, así que un día se quejo de un dolor de cabeza, con una pócima para el dolor fue a dormir y al siguiente día actuó de manera extraña.
Le decía abuelo a Remus e ídolo a Sirius, también cuernitos a James y escoria a Peter. Cuando se topo con Severus corrió abrazarlo llamándolo Joshua y comentándole cosas totalmente falsas -para los adultos- de sus Padres, una nueva pelea, castigos, suspensiones en el colegio, etc.
Gracias al reto de McGonagall y Poppy contra Albus “restauraron” su memoria y a la otra semana actuó normalmente.
—Chicos hay practica… ¿nos acompañan?— pregunto James cuando entro a la habitación a buscar su ropa.
—No, gracias…— empezó Arlette.
—… preferimos terminar este trabajo de Runas Antiguas— termino Remus.
Con esto podía imaginarse que la situación de sus tíos George y Fred era muy similar, pocas veces le venía la nostalgia pero era más por otros miembros de la familia que por sus Padres.
—¿Seguros?— ambos asintieron. James se encogió de hombros y tomo sus cosas para salir.
Antes de eso entro Sirius y vio al par. Estaban ambos escribiendo cuando sus pergaminos desaparecieron.
—¡BLACK!— advirtieron.
—Nada de eso, tomen sol… parecen vampiros— les señalo. Arlette enrojeció, con el tiempo se dio cuenta que era muy similar a su abuelo.
Remus en cambio bufo y negocio con Black. Al terminar todos deberían hacer el trabajo.
Arlette vería como jugarían los Merodeadores y deseó el poder retener esa imagen y recuerdo por siempre, le encantaría enseñárselo a Harry.
—Arlette…— le llamaban. Ella despertó y con una sonrisa salto de la cama para seguirlos.
Decir que llegaron a la práctica seria una mentira. En el camino se toparon con Nott, Goyle y Zabini quienes la hechizaron junto con Remus ya que iban ultimo, no paso mucho cuando Black respondió desarmando a los dos primeros. James se le unió y empezaron una pelea de varitas para terminar al estilo Muggle.
Terminaron en la enfermería y castigados por dos semanas, limpiando la lechuzeria, el baño y los calderos.
A los Slytherin les toco el primero. James y Peter lo ultimo y a ella junto con Remus y Sirius los baños.
—No dejare que Potter y Black estén juntos en un castigo— les miro severamente —y según veo creo que ambos— miro a Lupin y Dumbledore —serán capaz de controlar al Joven Black— ellos se miraron y asintieron dudosos.
McGonagall pudo ver una sonrisa gamberra en Sirius.
Pues si… vaya que los empezaba a conocer, los conocía más en castigos que compartiendo el resto del día.
Continuara...