Sirius yo…
La única alma u horrocrux que quedaba, era el propio Harry. Por la profecía no todos sabían de cómo se destruía el alma.
Y Voldemort no quería cometer algún error por lo que ceso cualquier ataque. Creía que Potter era capaz de arriesgarse con tal de que él fuera destruido.
Y no estaba muy alejado de la realidad aquel pensamiento.
Desde que se enteraron de lo de Arlette todos estaban extraños en esa casa. Tonks se sintió mal, pero no la conocía y no eran tan cercanas y… creía que jamás podría llegar a existir ahora.
Los hijos de los Weasleys sufrieron al enterarse.
Ninguno sabía muy bien que pasó, sólo que ella ya no estaba más con ellos.
Albus sintió la pérdida de ella, era como si le tuviera más cariño del que creía. Probablemente se debiese a que ya la conocía por dos años.
Sirius se encerró en su mundo de la misma manera que Remus.
Esto le dolió de sobre manera a Harry.
<<No llegare con ustedes… debes prometerme algo. Cuidaras de que sean felices y estén juntos. Calla Potter. Se aman y si no los ayudas jamás lo aceptaran y sufrirán. Cásate con Hermione, ten tres hijos. Dos niños y una niña… promete eso… no quiero irme de aquí sin saber que tres personas vivirán tranquilas y serán felices>>
Y él no pudo negarse. Era la última voluntad de su amiga y la cumpliría.
Los adultos decidieron no contarle la verdad de Arlette a ninguno de los chicos. Solo los presentes ese día sabrían, nadie más.
—Padrino— le llamó.
No espero respuesta y cruzo la habitación para abrazarse a Sirius.
—Quiero una familia— le pidió. Estando en los brazos de Black no sabía cómo decirle lo que le pidió Arlette.
—¿Quieres que me case?— Harry asintió y Sirius sintió morirse. El no quería una mujer y pese a que Harry supiera que fuera gay… no sabía cómo se tomaría el que él quisiera casarse en un futuro con su ex profesor.
Cuando reaccionó, era de noche y s encontraba solo en su habitación. Estas últimas noches eran lo mismo. Sufría tanto por la muerte de Arlette y no se sentía capaz de acompañar a Remus. Era la nieta que tenia, tendría, tuvo… con Tonks.
Del que aún no se sabía nada y pareciera que la tierra se lo trago era de Severus Snape. Supieron que esto era grave cuando Albus les informó que Lucius Malfoy fue a preguntar por él. No sabían qué hacer en el colegio. Una cosa era arreglárselas sin un maestro y otra era además de eso un jefe de casa… y de Slytherin.
Albus le pidió a Remus retomar las clases. Eran casi dos meses y medio, llegaría para los exámenes finales.
Remus acepto más por sacarse a Arlette de la cabeza que porque quisiera.
Así Albus se concentraría en buscar a Severus. Con suerte logro contactar con Horace Slughorn para que lo ayudara estos meses, prometiéndole que el próximo año seria todo como corresponde.
Pese a toda la tristeza del momento las noticias no faltaban. Antes de que Remus se fuese, le llegó una carta a Sirius.
—Es del Ministerio— dijo Harry y todos se preocuparon. Nadie sabía que Sirius aún permanecía allí, menos después de que se filtrara el ataque entre la Orden del Fénix y los Mortífagos.
Los magos y brujas al enterarse tomaron diferentes posturas.
Contra el Ministerio, los Mortífagos y la propia orden.
Otros no querían saber nada más de Harry.
Algunos culpaban que todo era obra de Black, como algunos lo defendían.
Y así seguía la discusión de… “a quien se apoya”.
El problema es que eran varios de los que en un principio apoyaron a Sirius le dieron la espalda, enojados con él por no cuidar de Harry.
—¿Qué dice la carta?— escucharon la voz lejana de Remus.
Sirius no quería, pero como no se habían hablado con Remus no quería que se fuera con ese desaire.
Empezó a leer pero a medida que lo hacia se sorprendía.
—Atraparon a Peter.
El trió dorado junto con los gemelos, Tonks, Kingsley y Remus miraron a Sirius.
—¿Sale como?— preguntó su sobrina.
—Apareció un día, una carta escrita por él, confesó el crimen y posteriormente confirmó que era un animago ilegal. No lo enviaran a Azkaban, pero en el lugar que lo dejen estarán preparados por si quiere escapar. El testimonio es legitimo por lo… que fui absuelto…— miro a los presentes —soy libre—
Con eso se sentó, la impresión era mucha. Al fin podría salir a la calle.
Remus se acerco y le quito la carta. Cuando termino de leerla suspiró.
—También informaron al Ministro Muggle, tampoco debes cuidarte de ellos— todos vieron la pequeña sonrisa de Remus. Sin más salió de la habitación y fue por sus maletas.
Sirius quería salir de la casa, pero no estaba preparado para las miradas de todos. Tenía en conocimiento que aún habría gente que desconfiara de él y no era para menos, hasta el desconfiaría de una persona en su situación a menos que lo conociera muy bien.
Tanto tiempo de tener que esconderse que ahora, quería permanecer allí y no moverse. De la única forma que saldría de la casa era por medio de Harry o Remus y ambos estaban en Hogwarts, lo que sí, podía aparecerse.
Sin darse cuenta se encontró con el interior de la casa de los gritos. No pudo evitar la nostalgia al ver toda la habitación. Salió de allí y la observó completamente, cuando se sintió preparado fue a la trampilla. Si llegaba a Hogwarts no lo haría por la entrada, aún era un Merodeador.
Los alumnos habían salido de sus clases, algunos irían directamente a la biblioteca a estudiar, otros a las habitaciones y algunos aprovecharían el clima para dar un paseo por los terrenos.
Los chicos habían salido de pociones con el nuevo profesor y ahora se dirigían a su sala común. Era extraño este tiempo de falsa tranquilidad.
Cuando Harry llegó a la mansión Black, se apareció mientras recibía un crucio por parte de Bellatrix.
Agradecía no ir acompañado de Ginny, Neville o Luna ese día. Fue suficiente ver como Hermione estaba acorralada por Bella mientras la mujer jugaba (torturaba) con su amiga.
Fue en ese momento que llegó Arlette logrando que esa vez no le llegara -ahora si- un Avada a Mione. Bella no lo pensó dos veces y le lanzo un crucio a él. Nuevamente esa sensación, pese a que no fuera la primera vez, ahora fue igual de fuerte por lo que no estuvo atento a su alrededor, intentaba alejar el dolor y olvidarse pero no podía. Gritaba y gritaba, cuando en eso escucha a Ron y Hermione hablar, después cayó inconsciente y despertó en la habitación de Remus.
Algunos niños de primer o segundo año corrían, pero se detuvieron. Había un tumulto de gente en la entrada. Neville apareció y abrió paso para que Harry pasara.
Fue cuando vio a Sirius y entendió él porque nadie pasaba.
—¡Padrino!— gritó el niño que vivió.
—Harry— lo recibió en un abrazo.
—Sirius— le saludaron los que ya lo conocían.
—Chicos…
No esperaron más y sacaron a Sirius de la sala común para recorrer juntos el colegio.
—¿Cómo llegaste hasta allí?— preguntó Ginny.
—¿Olvidan que soy un Merodeador?— les miró con una sonrisa de autosuficiencia.
—Señor Black— escucharon la voz de McGonagall. Todos se quedaron como petrificados en su lugar.
—Minnie— saludo Sirius. Los chicos se alejaron por si la Profesora le atacaba o castigaba.
—Diez puntos menos para Gryffindor— dijo y luego abrazo a Black —felicidades, me alegro por usted joven Black—
Sirius abrazó a su antigua jefe de casa.
—Creo que buscaras al Profesor Lupin— le miró como si fuera a reñirle —está en su despacho— le sonrió y siguió su camino no sin antes advertirle —y no quiero saber de ninguna broma. Además creo que eres lo bastante adulto para no tener problemas con Filch—
—Mierda— escucharon el susurro de Sirius y todos empezaron a reír. Profesora incluida.
A medida que se acercaban al despacho del profesor de DCAO, se iban encontrando con alumnos que no sabían cómo reaccionar ante la presencia de Sirius Black. Exceptuando el alumnado femenino que se lo comían con la mirada.
—Quien como él— mascullo Ron y Neville lo secundo.
—Calma… todo esto— se señalo —es porque soy un Black— dijo como que no era culpa suya nacer tan perfecto.
—Veo que sigues tan humilde— escucharon a Remus detrás de ellos.
—¡MOONY!— gritó Sirius y se le lanzo encima.
—Paddy… pesas— intentaba sacarse al chucho, pero se le notaba divertido por el asunto.
—Moony— dijo preocupado —¿Cómo es que das clases si todos saben que eres un licántropo?— tan boca suelta.
—Digamos que Malfoy está más pendiente de encontrar a Snape que de quien sea el Profesor de su hijo.
—Además el Profesor Lupin impone respeto— comentó Hermione.
—Los asustas— dijo Black a lo que empezó a reírse ganándose la atención de todo el pasillo. Su risa parecía un ladrido.
Luego se transformó en perro y le empezó a tironear la ropa para sorpresa de los alumnos presentes.
—No deberías hacerlo, puedes ir a Azkaban— le regaño.
Padfoot le miro con las orejas gachas y el rabo entre las piernas mientras gemía lastimeramente. Muchos “aww” se escucharon.
—Padfoot.
Con eso Sirius regreso.
—Soy maldita y asquerosamente rico— levanto los brazos en el proceso y giro.
—Y ahí va tú último de humildad— susurró Remus.
—… ya pague por el permiso— continuo sin escuchar a su amigo. Remus asintió —tengo hambre. ¿Quieres chocolates? Vamos a Honeydukes— y sin más lo empezó a arrastrar camino a la estatua de la bruja tuerta que estaba un poco más lejos.
—Sirius, tengo clases— dijo el profesor.
—Nada de eso, terminaron y sé que quieres chocolates— una nueva advertencia del Lupino —vamos no es tanto el problema, el pasaje esta aquí mismo—
Remus se soltó y lo miro.
—Somos adultos no cabemos en el pasaje y no lo necesitamos— Sirius le sonrió y lo acerco para desaparecer.
—¿Cómo lo hizo?— se preguntó Hermione igual de estupefacta que los alumnos que sabían que no se podía desaparecer al interior del castillo.
—Es un Merodeador— les respondió Harry.
Estaba más contento que ese par se acercara. Solo quedaba juntarlos un poco más.
Cuando finalmente llegaron al despacho de Remus. Harry no espero verlos de aquella manera.
Sirius estaba colgando literalmente de Remus mientras el otro intentaba mantener el equilibro. Traían unas botellas en las manos y unas bolsas aparecieron en una mesa cercana.
Remus no soportó el peso y cayó al suelo,con Sirius sobre él.
—Paddy— le palmeo la espalda para que se despertara —pesas— dijo igual que en la tarde.
—Mi… belleza y humildad pesan— Remus bufó —además de mi dinero— por cómo veía a Sirius subir y bajar dedujo que Remus se estaba riendo.
—Son los años— escuchó luego de un momento.
—Es mi amor…
Sin darse cuenta el ambiente de la habitación cambio.
—Sirius no creo…— se escucho un quejido de Black que Remus interpreto correctamente —¿Qué quieres que te diga?—
Harry vio como ambos se quedaron en silencio un tiempo.
—Hicimos lo que Arle… Arlette pidió— aún no superaba el hecho —Fingí con Tonks, pero no… no puedo dejar de amarte—
Inmediatamente Sirius se alejó de Remus.
Remus finalmente abrió su corazón, pero Sirius tenía sus propias problemas, sin saber tenían que ver con quien observaba la escena.
—Lo de ese día no era el hechizo de Tonks, era lo que le decía mi subconsciente a ella. Te amo… y creo que no me di cuenta hasta que llegamos a esto— se sentó en el suelo observando a Sirius quien le daba la espalada a Harry —cuando me tope con Fenrir y me hablo de ti… Moony no lo soporto y casi lo mata… termine mal, pero… fue peor saber que ellos te tenían. Si antes tenía dudas, se aclararon ese día— observo el piso y se pasó una mano por su pelo —entiendo si todo cambio. Arlette murió y era quien más quería… además que… jamás ya que yo nunca con Tonks…— empezó a divagar —… y eso fue en quinto— carraspeó —volviendo al tema. ¿Qué ocurrirá con nosotros?—
—Harry quiere una familia— fue todo lo que dijo. Se acerco a Remus, intentó tocarlo, pero se obligó a no hacerlo —lo siento— sin más desapareció.
Harry quería lanzarse un Avada. La había cagado.
Continuará...