Juntando a ese loco y canino par...
Todo iba tan bien, pero ahora supo que cuando abrió la boca confundió a Sirius.
—Oh, maldición— dijo al salir del despacho de Remus.
Ahora entendía el porqué de la actitud de Arlette. Si su amiga estuviera aquí ya lo habría golpeado unas cinco veces… o hechizado… unas veinte y siete veces.
Y lo peor es que no podía llegar y salir de Hogwarts, no con esta “tranquilidad” o “PAZ” presente para así hablar con Sirius, menos darle la cara a Remus.
No tenía idea de cómo arreglar las cosas.
Afortunadamente, Harry Potter contaba con buenos amigos. A la mañana siguiente se encontró con Neville en la sala común, necesitaba hablar con alguien y Neville se ofreció a escucharle.
—Debes ir o planear algo grande— le dijo luego de un momento.
—¿Cómo qué?
—No se… mi abuela me dice que cuando mi padre hacia algo, generalmente repetía algo del pasado para alegrar a mi madre— sonrió imaginándose alguna escena.
—Pero yo no sé nada…
—Debes averiguar— le dedico una cálida sonrisa que motivo a Harry.
—Neville— le llamó con un tono que preocupo al Gry —¿podrías ayudarme con una cosita?—
Neville estaba sentado con una taza de chocolate en las manos. Volvió a suspirar…
<<¿Cómo me metí en esto?>>
Tomo otro sorbo del chocolate y empezó a platicar de su “situación”.
—¿Entonces no sabes que hacer para llamar su atención?— le preguntó un incrédulo Lupin. Neville negó.
—¿Usted…? ¿Usted tiene alguna idea? ¿Alguna experiencia?— le preguntó rápida y nerviosamente. Remus creyó que era por motivo de la situación de una declaración, más bien la forma de hacerlo. Neville en cambio, porque no lo fueran a castigar por hacerle favores a Potter.
Fuese como fuese, el tono, intranquilidad y manera conmovieron a Remus, quien se sentó en el sillón más cómodamente para rememorar.
—No he salido con muchas personas… y… la mayoría era solo cuando alguna chica se me declaraba— dijo preocupado ya que no servía de ejemplo, pero recordó lo de Sirius —aunque recuerdo— un bochorno apareció en sus mejillas —recuerdo la vez que… alguien me canto, fue extraño y no creí pero… cuando él lo hizo pude darme cuenta que en verdad le importaba y que no era un juego. Después de eso estuvimos juntos y creo que nadie nos hubiera separado—
Recuerdo de él no era, pero pasó.
Neville asentía mientras escuchaba. Pudo darse cuenta que el profesor Lupin no se dio cuenta que ahora hablaba de un él y no una ella por lo que Harry tenía razón.
—¡Gracias profesor!— con eso se paró y se dirigió a la puerta.
Remus le sonrió —Suerte con Luna— con eso lo despidió y recogió ambas tazas.
—¿Luna?
—¿No era Luna?
Recién entonces Neville se dio cuenta que en ningún momento pensó en Luna si no que en otra persona.
—¿Sirius le cantó?— preguntó Harry.
Neville asintió.
—¿Le canto a quien?— preguntó Ron, acompañado de Hermione quienes se acercaban a ellos por el pasillo.
—Al profesor Lupin. Tuvieron una relación, pero luego las cosas cambiaron y él se volvió heterosexual y Sirius homosexual, contrario a lo del principio— comentó Luna mientras iba repartiendo unos pergaminos.
—¿Cómo sabes eso?— le preguntó Hermione.
—Mi familia es muy perceptiva a los cambios de flujo de magia y siempre que me topaba con Arlette veía cosas y luego ella me lo contó— les explicó para sacar algo de su túnica —y me dejo algunos recuerdos—
Los cuatro se miraron y sonrieron. Definitivamente con Luna juntarían a ese par.
Harry le había enviado una carta a Sirius citándolo en Las Tres Escobas para informarle de algo importante.
Sirius asustado por su ahijado, se apareció inmediatamente.
—¿Harry?— le preguntó a Rosmerta y ella se señalo un lugar al fondo.
Sirius le agradeció y se dirigió allí.
Recién entonces se dio cuenta de que no había nadie más en el lugar, por lo que era más sospechoso la mesa con una vela y una carta.
“Harry me dijo que necesitabas aclararte.
Estaría feliz de salir contigo y llegar más allá, por Harry obvio.
Encuéntrame”
Luego salía la marca de un chocolate. Siendo “pareja” y amigo de Remus el sabia todo de chocolates.
Busco a Rosmerta, pero esta ya no estaba. No entendía la situación, pero si Harry lo cito y ahora salía esto, llegaría hasta el final.
Estaba en Honeydukes buscando algo, cuando vio otra carta con una flecha.
Debajo del mostrador había un corazón de dulce y otra carta.
“Si que estas buscando… ¿no cariño?”
Decía la primera.
“Aunque hay otra persona que me gusta, igual o quizás más que tú.”
Definitivamente esto no le gustaba. Detrás de la carta había una casa.
Se dirigió a la casa de los gritos. Clavada a la madera había otra carta.
“Es muy lindo… si llegas tarde me casare con él”
Ahora salía el signo “mas” y un árbol junto con un vacio. <<El claro del bosque prohibido>>
Encontrarlo le llevo un poco más de tiempo, recordando la carta apresuro el paso, no vaya a ocurrir algo que no se podría remediar a futuro.
“¿Sabes de un juego muggle en donde un lobo se vestía?
Pues yo lo empezare a vestir o ¿quizás… desvestir?”
Viendo el tentáculo salió corriendo convertido en Padfoot al Lago negro. Esa última carta hablaba de Remus y no permitiría que nadie se casase con él. NO.
“Tienes cinco minutos para encontrarnos pero no nos veras ni escucharas.
¿Dónde estamos?”
<<¡LA SALA DE LOS MENESTERES!>>
Siendo Merodeador conocía de atajos por lo que en nada estaba abriendo la puerta.
Al abrirla vio una cama y a Remus sobre esta. Tenía un traje negro muggle para ocasiones especiales, aunque estaba con la camisa abierta igual que la chaqueta y la corbata mal puesta. Lo siguiente fue ver a una novia muggle.
—¡Aléjate de él!— gritó entrando con varita en alto. Se preocupó al no ver moverse ni reaccionar a Remus por el grito.
—Búscate una mujer— dijo la persona —Harry quiere una familia—
—Se la daré— esa mirada desafiante y decidida —con Remus obviamente—
—¿De verdad?— volteo y vio a Harry. Sirius asintió.
—¿Te molesta?— Harry negó y la novia corrió a abrazarlo.
—Debo admitir que tenías razón— escuchó a Hermione —aunque las cartas eran extrañas—
—¿Vino o no?— vio a Ron salir de detrás de la cama.
<<¿Los chicos? Me estoy poniendo viejo…>>
—¿Qué ocurre?
—Lo último que me pidió Arlette fue juntarlos. Tu no entendiste lo de la familia y dejaste a… Remus solo, quería confirmar que lo amaras— sonrió —además conseguimos una hora en el Ministerio—
Se observaron entre ellos y gritaron.
—¡FELICIDADES! ¡Se van a casar!
Sirius quería decir algo, pero ellos señalaron a Lupin y luego le apuntaron con una varita.
—Disfruten…— fue lo último que escucho.
Remus estaba despertando y Sirius vestía un traje gris oscuro. Debiese a verse visto bien ya que Remus se le lanzó encima.
—¿Harry hizo todo esto?— Black asintió —¿Arlette, no?— una sonrisa lo dijo todo.
—Creen que nos casaremos.
Remus negó varias veces —Todavía no aceptan este tipo de matrimonios—
Aún faltaba para eso. Había un movimiento en el Ministerio que se encargaba de aquello, pero ahora se encontraba suspendido. Nadie sabía de su origen, de un momento a otro los papeles estaban, sólo faltaba comprar a unas personas, entregar dinero y causar suficiente polémica para que se aprobara.
—¿Entonces?...— empezó Remus.
Black le ignoro, sabía a lo que se refería pero estaba más presente disfrutar del momento que hablar algo.
—¿Harry y Hermione?— Sirius quedo helado sobre el cuerpo de Remus, pensaba que hablarían…
—Si… fue extraño pero… igual se les ve bien juntos.
—En un principio creí que…
—Yo igual…
—Pero tendrían que ir con un consejero.
—¡Remus!— le mordió el hombro.
Remus con un movimiento quedo sobre Sirius y le mordió la clavícula mientras una mano recorría el cuerpo de Sirius hasta llegar a su miembro.
Por eso nunca Sirius Black era la voz de la razón.
—Si te portas bien… te dejo estar arriba— aunque traía cosas buenas.
Continuará...