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Arlette Lupin Weasley por NatLB

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Notas del capitulo:

CHAN!!!... no me maten ok?

No conozco (manejo en) hechizos para ponerles el desarrollo de la batalla final, y el final en sí... estaba pensado desde el principio.

Maten a Voldemort. Severus confió en ti.

<<Maldición… ¿Cómo permiten dejar ir a unos niños a entrar a la fortaleza del desquiciado de Voldemort? Si algo le pasa a Arlette… Voldemort. No, eso no ocurrirá… si llego antes de tiempo, quizás logre dejarles el camino libre o en última instancia ayudarles>>

Con esos pensamientos Severus llegó a la casa de los Gaunt. Los presentes le contaron lo que habían hecho con Tonks… ¿y él?... terminó pareciéndose a la sobrina del chucho.

—Severus—  escuchó como Arlette le llamaba.

—¿Qué?—  debido a la apariencia que tenía, estaba más irritado de lo normal.

—Algo se acerca…

—Explícate—  demanda. No está de ánimos, definitivamente.

—Ya lo veras…—

 

Esa conversación quedo olvidada, pero le llego a la mente en el momento en que vio a Weasley destruir a Nagini. Arlette les había lanzado un objeto que Granger volvió a su tamaño original mientras sostenía a Potter. Era la espada de Godric, con un solo movimiento la serpiente se destruyo lo que causó la furia de Voldemort.

Sin pensarlo dos veces lanzó la maldición asesina hacia el trió dorado, pero Arlette se interpuso con una sonrisa en el rostro. Lo último que cayó de su mano fue un knuts que rodo y sirvió de traslador.

Ahora estaba allí mirando el cuerpo convulsionante de Arlette.

—Llego el momento…—  fue el ultimo susurro que salió de sus labios. Ni morir como cualquier persona podía esta niña.

Voldemort se acercó donde él exigiéndole salvarla. Sería el maldito horrocrux que lo mantendría con vida.

 

Por eso estaba aquí. Una cama protegida mágicamente con millares de hechizos tanto de magia blanca como negra para recuperarla. Ahora Voldemort ya no tenía esa forma serpentoide, parecía más humano. Debía pasarle suficiente magia para que se “recuperara”, pero él sabía que no era cualquier magia, era la propia. Arlette recuperaba su propia magia.

Y eso solo significaría una cosa. Ahora seria la batalla final, pero antes Arlette debería morir. Por tal razón saco las protecciones mágicas de la cama y bajo la mirada de Voldemort la atacó para luego desaparecer.

Era un traidor, pero al menos viviría.

 

Severus apareció en el despacho del Albus.

—Es la hora… viene por Harry—  sin más desapareció.

Ya le había informado a Dumbledore por lo que debía seguir las instrucciones de Arlette. Alejarse del campo de batalla, si el aparecía… iba a morir. Esto era netamente entre Voldemort y Harry, quien era controlado como una marioneta por Albus.

Harry estaba en clases cuando una sacudida alertó a todo alumnado, auxiliar y profesorado presente.

No falto mucho para que la oscuridad cayera sobre los terrenos de Hogwarts ni mucho menos ver como una especie de escudo era atacado desde el exterior logrando que las barreras se trizaran.

Los profesores quienes sabían y conocían de hechizos, eran los más preparados; por lo que salieron de sus aulas y apuntaron al cielo.

Hagrid irrumpió en los salones de los pequeños para sacarlos por el pasaje. Esperaban que Abe los pudiera proteger o que llamara a algún Auor para así sacar a los menores de esta situación.

—Harry Potter—  se escuchó una voz en la cabeza de todos  —si quieres que vivan debes presentarte ante mí. Mi eterno rival morirá hoy si pelea… o puede entregarse y vivir—  definitivamente nadie esperaba eso último.

Harry conecto miradas con sus amigos quienes sacaron sus varitas y asintieron. Le apoyarían.

—Tienes una hora. Los ataques no cesaran y sabemos cómo ingresar—  lo siguiente que se escuchó fue la risa de la desquiciada de Bellatrix para luego ver como unos Ravenclaw de segundo fueron alcanzados por la maldición asesina.

Por milagros lograron llegar y bloquear la entrada que conectaba con el callejón, pero aun así había Mortífagos en el interior por lo que podías ser atacado en cualquier instante. Tampoco es como si fuesen personas que no conocieran el castillo. Los escondites no servían.

Ginny y Ron estaban atentos de los pasillos mientras Neville y Colin lograban sacar a algunos alumnos del interior del colegio por el pasaje que llevaba a Honeydukes.

Todos sabían que tanto Sirius Black como los Profesores se enojarían por revelar el pasaje. El primero por “secreto Merodeador” y los segundos por disciplina. Al menos la situación de “aventura” ayudaba a relajar a los pequeños.

—Alguien viene—  alertó Ron. Los mayores asintieron, prepararon unos encantamientos ilusorios mientras que los mismos retratos les ayudaban a confundir aun más al Mortífago que pasase por allí.

 

—¿Qué?—  no esperaban que la batalla final fuera en estos momentos.

—Una barrera de bloqueo impide el paso de los aurores. Los Mortífagos están atacando la propia barrera de protección de Hogwarts y… según sabemos—  Kinsgley se paseaba por la habitación  —Aberforth está recibiendo a algunos alumnos. Llegan más y no podemos sacarlos—  apretaba los puños debido a la impotencia que sentía.

Lograban sacar a unos niños de Hogwarts para estar más atrapados, en una batalla más cercana.

—¿Barrera de bloqueo?—  preguntó Remus.

Kinglsey asintió.

—¿Tú crees?—  Remus asintió a Sirius.

—Si lo hacemos no seremos de ayuda y no sabemos cómo es de poderoso Abe. Quizás no logremos comunicarnos con Albus y el debe estar en Hogwarts—  los adultos presentes escuchaban sin hacer preguntas. Algunos hijos del matrimonio Weasley estaban presentes.

Sirius miro a Shacklebolt. El jamaiquino escucho atento a Lupin.

—Tendré a todos los aurores listos. Quiera el Ministro o no—  con esa afirmación Sirius bajo las barrera para que pudiera aparecerse en el Ministerio.

—Debemos confiar en Harry…—  escucharon a Molly. Se le veía igual de preocupada que todos.

—¿Desforg?—  preguntó Remus a Sirius.

—Desforg—  afirmó.

 

Los aurores estaban preparados. Todos estaban detrás de Remus y Sirius quienes con las palabras Desforg apuntaron a Abe, pero el hechizo chocó en una pared invisible que no permitía ni el traspaso del ruido de la batalla.

—¡CUIDADO!—  dijeron los gemelos. Luego una especie de explosión, una especia de vidrio fue arrojada hacia fuera y no cayó desde el cielo, como lo recordaban Remus y Sirius.

Arthur apuntó y el vidrio se transformo en polvo.

—Ese es nuestro Padre—  todos escucharon a los gemelos.

Los aurores inmediatamente se acercaron a los alumnos para transportarse a una casa segura con ellos. Otros pocos los estaban defendiendo de algún Mortífago que anduviera al paso.

Los de la Orden se adentraron rápidamente para ayudar en Hogwarts.

Por eso nadie noto al encapuchado que desapareció con los cuerpos inconscientes de Lupin y Black. Solo Abe, quien necesitaba un momento para recuperarse.

 

—Les utilizara—  fue el mensaje que le llego a Severus.

—Mierda—  musitó.

 

No tardo nada en aparecerse para defender a Harry y que un Mortífago le apuntara mientras gritaba “¡TRAIDOR!”

—Escúchame—  le tomo de los hombros mientras le sacudía  —Debes dejar que Voldemort mate su propia alma en ti. Luego podrás vencerlo…—  le dijo. No se arrepintió de evitar decir en último momento que Voldemort tenía al chucho y a Lupin.

—Si es que quiere…—  ambos escucharon la voz de Albus  —todo depende de Harry. Sea como sea morirá… y si él quiere regresar lo hará, pero si desea reencontrarse con sus padres deberá seguir… es tu decisión muchacho—  sin más siguió caminando para defender a unos alumnos y desarmar a un Mortífago.

Mucha responsabilidad en un chico de quince años.

 

Ni bajo el imperio o veritasirum diría que confiaba en a decisión de Potter por muy hijo de Lily que sea.

Por lo que no era de extrañar ver a un herido Harry Potter caminar hacia la entrada de Hogwarts para enfrentarse por última vez a Voldemort quien parecía más humano, pero no como lo dejo en la tarde.

Todo el resto de las personas parecían alcanzadas por un hechizo inmovilizador. Ningún Mortífago se atrevía a atacar y los de la Orden sólo podían ver al niño que vivió. No era necesario que alguien le contara de lo acontecido hace algún tiempo atrás. Ambos no estaban y la sonrisa de Voldemort no auguraba nada bueno.

Continuará...

Notas finales:

Gracias a las personitas que se dan el tiempo de leer y que quieran comentar ;)


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