Epílogo: ¿Qué ocurrió después?
Pensaron que el hechizo afectaría solo a una persona, no a tres. Estaban en un problema.
Gracias al libro que dejó Tonks a Remus y que se llevó Severus. Junto con la copia que tenía Arlette de uno prohibido por el Ministerio y el Necronomicón, lograron traer el alma de una persona muerta en batalla.
Estaban en un hospital muggle. Debiese haber reaccionado solo una persona, no tres.
—¿Quién?— preguntó Hermione.
—¿Qué…?— preguntó la persona. Por el timbre sonaba a un hombre aunque su voz era rasposa y no se ocupara en años.
¿Qué lograba el hechizo? Traer el alma de un muerto en acción al cuerpo de otra persona que llevara muerta solo segundos. Ocupar un cuerpo ajeno no era ético ni moral para los muggles y los magos… muchísimo menos.
Hermione casi castra a todos cuando se enteró de los planes y casi le da un infarto estando embarazada de su tercer hijo al saber que Snape les estaba apoyando. ¡ESTABAN DEMENTES POR MERLÍN!
El asunto es que la persona debiese ser desconectada segundos antes de terminar el hechizo.
Solo debiese haber regresado Arlette no tres personas… quizás quienes eran las otras dos.
—Ssss…— se escuchó un siseo de otra persona y automáticamente aparecieron las varitas importándoles bien poco el lugar a donde estuvieran.
Draco tuvo que entrar y recriminarles a la vez que se aseguraba que nadie pasaba por el pasillo. Llevaba dos años de casado con Luna, ambos criaban a Scorpius. Draco estudiaba medicina muggle ya que para algunos casos era mejor que la magia y con la combinación de ambas podía revolucionar la medicina. Obviamente todo apoyado e incentivado por Luna.
—¿Pequeño?— escucharón otra voz. La cual claramente no era de Tom Riddle y menos llamaba así a alguien.
—¿Barty?
Escucharón a continuación.
—¿¡QUÉ!?— gritarón algunos.
—BIEN— vieron a la última persona sentada —sabía que no los tenía que soltar—
Esa voz…
—No recuerdo mucho— detuvo a todos con un gesto de mano —solo que esto no se puede volver a hacer… prohibido. Bórrenlo de su cabeza y unos ciervos envían saludos— con eso cayó desmayada.
Traer alguien nuevamente a la vida a partir de un cuerpo que expiro era similar a Frankenstein. Pero quedaría como único secreto de los presentes.
Explicar el que Lupin y Black estén criando a tres adolescentes era difícil. Peor que Regulus pareciera alguien de 20, Barty de 17 y Arlette de 14.
…
—¿Por qué lo hicieron?— preguntó una vez, años después.
Remus simplemente observó a Sirius.
—Te extrañaba…— la ceja de Remus le impidió pluralizar —pero jamás pensé que traería a mi hermano— se quejó.
—Cállate Sirius— se escuchó desde la sala.
—Soy tu padre.
—Claro que no— pudieron escuchar la voz de Barty.
Gracias a la modificación -lo último. Juramento inquebrantable frente a Hermione lo confirmaba- permanente de un glamour pareciesen ellos, pero a la vez diferentes. No querían matar a nadie en medio de la calle por ver un “fantasma”.
El trió, “hijos” de Lupin y Black, estaban de acuerdo en hacer imposible la vida de sus “padres” (mas Sirius, obviamente) ya que ¿No les gusto jugar con la vida y muerte de alguien? ¡Que acepten las consecuencias de sus actos! -siendo Arlette un no muy buen ejemplo pero era… “otra vida”-. Para todos eran conocidos como Squibs adoptados, porque una condición del hechizo era el impedimento de hacer magia.
Definitivamente nadie esperaba un final como aquel, pero Arlette solo descanso en paz cuando supo de la existencia de Albus Severus y se sorprendió al saber la de Scorpius. No diría nada hasta que ya hubiera nacido Joshua porque nacería.
Todos los adultos sabían que Albus tendría un hijo quisiese o no… ya le tocaría aguantar a Arlette.
Pero nadie pensó que fuese James el primero en tener un hijo y ponerle Joshua.
¿Este tiempo se alteraría hasta el futuro muy lejano? Eso lo averiguarían.
Si bien después de derrotar a Voldemort todo fue muy oscuro y con lagunas mentales del hecho. Nadie podía negarles a tantas personas la presencia de Arlette, la vida que no tuvo Regulus y una buena vida a Barty. Según lo que recordaba y mencionaba Arlette, sabían que desde arriba James y Lily les estaban cuidando por lo que no era necesario hacer nada más. Finalmente vivirían sus vidas con situaciones extrañas.
—El otro día soñé con Hope…— mencionó Arlette —dijo algo de no y plantas o… ¿rosal? ¿vi una rosa? No estoy segura— dijo mientras seguía desayunando.
Remus y Sirius se miraron. Quizás no debiesen hacer algunas cosas… al parecer los fantasmas eran omnipresentes, omniscientes y omnipotentes pese a no estar en su mundo se podían comunicar con ellos y al parecer el trió quedo como puente entre ambos mundos.
No… si salían de una y se metían en otras.
Sin contar que ya no debían hacerlo entre las flores del jardín.
FIN