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Club de Fans por kurokaXsama

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Notas del capitulo:

Notas: Hola a todos, Espero les guste el capítulo como a mi escribirlos y muchas gracias a los que me dejaron comentario, se los agradezco enormemente eso motiva.

2. Viernes

5:00 AM- Entrada de la escuela

Hancock ya estaba parada en la puerta de la escuela con una gran bufanda, su equipo de espionaje y su uniforme de la escuela como era su costumbre. Había convencido relativamente fácil al conserje para que le dejara las llaves de la escuela, se abrazó a si misma por el frío de la madrugada ese día era bastante helado.

Bartolomeo llego unos diez minutos después sin abrigo alguno cargando una gran bolsa negra en sus manos.

-lo tengo, lo tengo…- gritaba alegre, la chica lo mando a callar, la calle estaba desierta a esa hora, pero no quería decir que no pudiera pasar alguien y Barto que tenía pinta de delincuente podría alertar alguna persona que pasara por allí, ambos jóvenes pasaron a entrar al edificio para cubrirse del frio y ver las cosas traía en la bolsa el peliverde o eso quería Boa.

-¿Es todo lo que conseguiste?- se quejó la pelinegra, mirando el contenido de la bolsa esparcido por la mesa del salón.

- ¡no tenía más dinero!- se defendió el joven.

-ya lo sé- decía ella resignada.

-¿que sigue ahora?- pregunto el, faltaban como tres horas más para que los demás alumnos de la escuela empezaran a venir. Era enero aún, había bastante frío del invierno renuente.

-Esto.- Boa saco de un cajón una libreta verde, parecía una agenda.

- ¿Qué es eso?- pregunto Bartolomeo ojeando la libreta hasta que lo leyó claramente y sus ojos brillaron cual gemas.

-¡¿No es cierto?! ¡Lo tienes!, lo tienes O presidenta, ¡por algo usted está al mando! –decía feliz el joven viendo la libreta cual tesoro.

- Me ha costado conseguirlo, ¿sabes? Tuve que hablar con ese rubio en la clase de cocina que toman todos los grados- se quejó.

-¿SanjiSempai, te lo ha dado?- pregunto emocionado Barto.

Kuroashi Sanji era el mujeriego por excelencia, ninguna chica le hacía caso, estaba en la misma clase que Luffy, al parecer se conocían desde la secundaria. Eran buenos amigos.

-Por supuesto que no imbécil, si me lo daba sin más iba sospechar, he tenido que coquetearle y sacárselo de poco en poco- decía afligida.

-¿Tardaste mucho?-

- No, he sido rápida, evitando el mayor contacto con él, posible- la joven le arrebató la libreta contemplándola feliz.

Desde hacía unos meses Luffy había sido casi llevado a la correccional de menores, para darle su libertad le habían establecido un horario por su familia, pero como conocían la personalidad del moreno, sus amigos y hermanos llevaban el control de dicha agenda, que reportaba las actividades de Luffy, al final de cada mes era revisada por un encargado de la Policía.

En dicha libreta estaba puesto en la primera hoja:

8:15 AM- Entrada normal de Luffy

8:30 AM - castigo

9:00 AM- matemáticas

10:30 AM - inglés

11:30 AM - receso

12:00 PM - biología

1:30 PM -lengua

2:30 PM- salida de la escuela….

-Es su horario de hoy, en la siguiente hoja esta que hace saliendo de la escuela los viernes, el fin de semana es el problema-

-¿Qué hay el fin de semana?- pregunto, mientras Hancock miraba la libreta, él había hecho café caliente en su cafetera, le tendió una taza a la muchacha, ambas tazan tenían estampados de Luffy.

-No hay nada seguro, él dijo que hay días que se queda con su hermano… pero otros días que se va con un tal… Trafalgar- se mordió el pulgar enojada.

- Entoces no sabemos dónde tenemos que ir, ¿cierto?-

-Exacto…- bebió un sorbo de su café la chica –además no tengo la dirección de ese sujeto, fue fácil de conseguir la de Luffy, pero no sé quién es ese, para conseguirla, no queremos ser demasiados obvios.

- Lo tengo- dijo Bartolomeo buscando algo en la mesa donde estaba todo el contenido

-¿Compraste algo más de lo que estipulamos?- se acercó al joven.

- ¡Sí, mira esto! el señor del local me lo dio a mitad de precio por comprar todo esto- señalo los objetos la mesa.

Esta tenia, binoculares estilo militar de largo alcance además de visión nocturna, equipo de sonido estilo espía, y una pequeña cámara para poder grabar, todo de contenido ilegal por su uso…

-Podría ser- dijo Boa viendo el pequeño aparato, en la caja con un sensor, se escuchaba esperanzada.

-Exacto es un GPS de largo alcance si se lo ponemos a LuffySempai podremos saber dónde está, pero su batería dura de 48 a 50 horas y solo se puede usar una vez.

-Bien hecho vicepresidente, por algo usted está al mando del equipo- le giño un ojo la chica. Sabía que no necesitaban usarlo todas esas horas.

- Sabía que sería útil en su momento-

- Muy bien yo lo pondré en la mochila de Luffy y devolveré la agenda – chillo la chica - en el receso normalmente come en la cafetería, así que lo meteré en su bulto, nadie sospechara de mi-

-Está bien, pero no olvides prenderlo antes de dejarlo en su mochila- dijo serio el peliverde.

-Lo sé, no soy idiota-

2:35 PM- en algún punto de la escuela

Hancock estaba encerada en el baño de chicas respirando pesadamente, la emoción la embargaba, Luffy le había saludado.

-Me ha saludad, me ha saludado.-decía como matraca, había podido instalar el GPS, por poco, Barto se aseguraría de rastrearlo, pero tendría que quedarse unos 15 minutos más para que no sea sospechoso seguirlo.

4:26 PM – Cerca de la casa de Luffy

-Al parecer el director no vive con sus nietos- dijo un peliverde, estaba a una esquina escondido tras un poste de lo que parecía ser la casa del moreno.

- Eso si lo sabía, al parecer Luffy vive solo con sus hermanos- afirmo la chica mirando con los binoculares normales.

-¿Qué dice la copia de la libreta?- pregunto Barto, no había nadie allí.

-3:30 Luffy llega casa después de comprar víveres en la tienda cercana a la escuela- afirmaba Hancock metiendo las copias en su bolso.

- Pero después de eso- volvió a preguntar, mirando su reloj – son las cuatro y media, llevamos una media hora aquí.

6:25 PM residencian de los hermanos D.

-¿Que pasa Luffy, has estado extraño todo el día, me atrevería a decir, casi toda la semana- decía Ace preocupado sirviendo la comida a su hermano, tocando su frente.

- Es que… no sé, he sentido como si me observaran- dijo dando un gran bocado a su espagueti, mirando a su hermano distraídamente.

- ¿Observaran? – pregunto el mayor sentándose de nuevo en la silla del comedor

-Si, como cuando miro un trozo grande de carne- los ojos del menor brillaron.

-No será… ¡que te están acosando!- pregunto alarmado Ace dejando todo su comida y yendo a abrazar a su hermano protectoramente.

- ¿Acosar? No, nadie me ha molestado…- Luffy fue callado, cuándo Ace lo apretó más contra su pecho.

- Esto no puede estar pasado, que tal si le pasa algo a mi dulce hermanito- decía alarmado el pecoso.

El timbre sonó y Ace se puso en alerta.

-Ace, hay que abrir, puedo cuidarme solo- dijo Luffy tratando de salir de los brazos de su hermano.

- ¿Qué tal si eso un secuestrador? o peor... Un pervertido, ¡Luffy!- dijo Ace alterado tomando un cuchillo de la cocina.

-Ace…- Luffy lo miro si entender. -Creo que puede ser Sabo-

-No, el dijo que volvería el lunes después de su presentación, quédate aquí, yo iré a ver- ordeno el mayor, Luffy asintió siguiéndole la corriente a su hermano.

Ace se acercó a la entrada cual ninja con el cuchillo en mano, ya eran bastante tarde, la tenue luz de afuera apenas alumbraba lo suficiente, llego a la puerta y la abrió rápidamente casi atacando a su "intruso".

-Ummmm, ¿llego en mal momento? – dijo un joven deteniendo el cuchillo para evitar que lo atravesara en un costado. Estaba tan acostumbrado a las locuras de su novio.

- Eres tu Marco, joder deberías avisar- Ace bajo el mango del cuchillo, el joven frente a él era un rubio alto, con peinado de piña, y mirada calmada, aunque lo hubieran tratado de acuchillar hace unos segundos tenía un abrigo largo color azul pavo.

- Bueno se supone que tenemos una cita- saco de una de sus bolsa su celular que tenía en la pantalla el horario del cine.

- Bueno…- decía Ace nervios.

- Te has vuelto a olvidar…- dijo sonriendo levemente el hombre.

- Lo siento, además he descubierto que Luffy está siendo acosado por un pervertido- dijo alarmado, jalando al hombre para que entrara de una vez a la casa y pudiera cerrar la puerta.

- No te preocupes- le sonrió – ¿acosado? ¿Estás seguro?- pregunto el rubio, sabia del complejo de hermano mayor de su novio.

-Estoy seguro- contesto el moreno en tono confidente - te amo Marco, siempre eres tan compresible- Ace beso levemente los labios de su amante.

-Aunque espero mi recompensa… después- el rubio volvió a besar a Ace abrazándolo por la cintura

- Por supuesto…- le sonrió, enredando sus manos en el cuello de su amante.

-Entonces, ¿vamos a salir hoy?- pregunto otra voz, era Luffy que traía su plato de comida en manos.

- Luffy, ¡Joder!- se quejó Ace alejándose enseguida del hombre.

- No he hecho nada malo- hizo un puchero el menor, hacia años sabía del noviazgo de Ace con el rubio.

- Si lo hiciste-

-No lo hice-

-Que si lo hiciste.-

Así empezó una discusión que duro un buen rato, hasta que Marco cansado y agotando su paciencia legendaria mando a callar a ambos hermanos por discusiones insignificantes, estos se disculparon como niños chiquitos.

-Por cierto Marco, ¿viste algo raro mientras venias?- pregunto Ace sacando un traste lleno de palomitas que había metido al microondas, el rubio estaba sentado en una silla del comedor, por su parte Luffy estaba acostado en un sofá de la sala viendo una película que estaba pasando en la tv, emocionado. Eran las tortugas ninjas.

-¿Raro? No realmente- empezó a pensar, aunque aquella parejita de hace un rato no contaba  - Todo tranquilo, por cierto ¿no está Sabo?- dijo al darse cuenta de la falta de sentido común de esa casa.

- Se ha ido a un simposio por la Universidad, Koala le ha acompañado- contestó buscando la salsa de las palomitas en la alacena.

- Me pregunto cuanto tardará en confesarse- r

- ¡Lo sé! Pobre Koala, cambiando de tema ¿te quedas no?- le sonrió un poco paranoico por lo que Luffy le había dicho.

-Por supuesto…- se acercó al pecoso besando su cuello – aún me debes algo…- susurró en tono sensual.

5:45 PM a una esquina de la casa de los hermanos D

Hancock se tiro al piso usando sus dotes de actriz haciéndolo parecer una caída, jalando a Bartolomeo junto a ella, este casi rompe el equipo, el peliverde pego un grito, por suerte se salvó.

-¿Se encuentra bien señorita? Pregunto un hombre rubio a la joven tendiéndole una mano.

La chica se asustó, por eso mismo se acababa de tirar al piso para tratar de esconderse -actúa natural- se dijo, había visto al hombre en cuestión cuando estaba a unas tres cuadras, perecía residente de por allí. Y los había estado mirando desde hacía unos minutos, esto alarmo a la morena.

-O si disculpe , mi... novio y yo estábamos yendo a casa de una amiga y nos perdimos- mintió, mientras le sonreía al hombre.

- Puedo ayudarla, parece que no está familiariza con esta zona, ¿verdad?, llevan parados allí un rato- dijo el joven amigablemente.

Barto se alteró, si ese hombre los descubría se iba armar la buena, escondió el aparato detrás de él y miro al piso, más le valía a Hancock sacarlos de esa.

- perdone, no me he presentado mi nombre es Marco- anuncio el hombre.

-No se preocupes solo le llamaremos, sabemos dónde vive- dijo la chica volviendo a sonreír, no podía mirar al peliverde por que el hombre le miraba.

- ¿De verdad están bien?- cuestiono el Marco.

-Sí, si nos disculpa se nos hace tarde – dijo amablemente algo poco característico de ella.

- Creo que mi... novio- maldita palabra endemoniada la morena iba a ahorcar a Barto por tener que llamarlo así. -no se siente bien, mejor cancelo ver a mi amiga para llevarlo a casa, ¿verdad amor? - miro al joven.

- Si claro... Seguro a Rebecca se le olvidó que veníamos- nombro a la chica del club de historia vecino.

-Si nos disculpa- dijo Hancock en un susurro. Ambos jóvenes empezaron a caminar rápido, Marco sonrió de lado.

-Seguro iban a la casa del chico o de un amigo para tener sexo, son tan jóvenes, la chica se ha de haber arrepentido y por eso se quedaron discutiendo aquí, se notaba su mentira.- pensó el rubio siguiendo su camino a casa de su novio. Otro tarde normal.

6:55 PM Un parque cercano.

-¡Idiota lo viste, seguro pensó que espiábamos!- decía Hancock golpeando a Barto, abrigándose más con su bufanda. Empezaba a helar.

- Cállate, no lo había visto, Dios no podemos volver allí, seguro nos reconoce y habla a la policía- dijo Barto abatido.

- Cállate imbécil es tu culpa, ¿qué dice el GPS?- pregunto acercándose a él.

- Sigue en casa. ¿Qué marca las copias?-

-8:00- 12:00 intervalo irregulares que Luffy puede quedar dormido- dijo soñadora la chica.

-Creo que la misión ha sido un fracaso- casi lloro el peliverde.

- ¡No! hay que pensar. ¡Lo tengo! Volvamos cada quien a casa y veámonos aquí de nuevo en… cuatro horas-

- ¿Cuatro horas?- pregunto extrañado Barto, revisando su reloj.

-si a las 11, de aquí iremos a casa de Luffy… y veremos que hacer…- dijo emocionada.

- Está bien, entonces en cuatro  horas presidenta-

-Así es vicepresidente, pero yo me llevo esto- le quito el GPS de las manos al joven.

-Pero…- se iba a quejar pero la chica le detuvo.

-Nada de pero, si no, no sabría que harás con esto- le amenazo, el chico se indignó.

11:04 PM mismo parque.

-¿Trajiste todo lo que necesitamos?- pregunto una pelinegra, se encontraba sentada en uno de los columpios, mirando a Barto, que había llegado un poco antes que ella.

- Claro, lo mismo que te mostré en la mañana- contesto, abriendo la mochila que tenía en su espalda y pasándole los binoculares especiales de visión nocturna.

- Entonces es hora de irnos- se levantó Hancock.

-Espera, ¿cómo lograste salir tan tarde?- pregunto extrañado.

- Le he dicho a mis hermanas que iría a casa de Margaret a ver un proyecto y que me quedaría a dormir-

- ¿Pero no sospecharan?, no traes nada además de ese pequeño bolso- pregunto, no quería problemas por su loca prima.

- Las he dejado en el jardín de mi casa, escondida entre los arbustos, cuando salí- contesto triunfal la morena.

11:24 PM Puerta de casa de Luffy.

-¿Presidenta segura que no hay algún animal?- pregunto Barto abriendo la reja de una casa ajena lentamente.

-Ninguno, estoy segura, apúrate debemos entrar, antes de que nos vean- lo empujo.

- Ya voy no me grites, si no alguien sabrá que estamos aquí- se defendió.

Ambos jóvenes entraron, por suerte la reja no tenía candado y fue lo más fácil, ahora solo tenían que localizar la habitación de Luffy y "recolectar" información desde su ventana, el problema era que la casa era bastante grande.

-¿Crees que sea en el piso de arriba?- pregunto el peliverde, poniéndose de un lado del muro, este a excepción de la entrada los cubría para evitar que alguien los viera, sin mencionar que ambos tenían ropa negra, estilo fugitivos y los lentes de visión nocturna que les facilitaba caminar viendo su camino.

La morena hurgo en la bolsa de su pantalón sacando una hoja, esta tenía un croquis de la casa que había robado de unos archivos de un chico de bienes raíces, gracias a la influencia de su familia hacía  unos meses.

-Esto dice que hay tres habitaciones, dos arriba y una abajo, el problema recae si la habitación de Luffy está arriba- suspiro abatida.

- Empecemos por la de abajo, si no buscamos como subir – contesto el chico.

-Creo que es lo mejor.-

Ambos jóvenes fueron recorrieron silenciosamente la casa por fuera, la primera habitación que visitaron fue la del piso de abajo, por lo que se veía desde la ventana, con cortinas medio cerrada y llena de polvo, parecía una habitación llena de mapas, tonos azules, y algunas fotos donde se podía distinguir a un joven rubio mayor que ellos pero ninguno de los jóvenes estaba seguro.

-Es arriba- dijeron al mismo tiempo, en voz baja.

-¿Cómo subimos?- preguntó Hancock más para ella que para Barto, mirando por todos lados y viendo el papel en su mano.

11:06 PM Habitación de Ace.

-Pensé que nunca se dormiría- refunfuñaba el pecoso.

-Déjalo, es fin de semana, es normal que este así de hiperactivo- le sonrió Marco, besando su cuello.

- Ya lo sé…- se dejó abrazar -espero mañana no se levante tarde…-

- ¿Lo llevarás algún lado?- pregunto el rubio.

-No creo, tal vez con Franky escuche que va ir a la playa así  repondré la cita que te debo- se dio la vuelta y lo beso.

- Siempre podemos llevarlo dormido y dejarlo allí- le sonrió cuando se separó del beso.

- Seguro se pone feliz, aunque no se si los amigos de Luffy vayan, creo que están ocupados con los proyectos de la escuela, a diferencia  de mi hermano-

- No te preocupes… seguro en la Franky House se divierte- empezó a quitar la camisa del pecoso.

Se miraron, sabía lo que venía. Lo ansiaban, hacia unas semanas que no se habían podido ver por los proyectos que tenía Ace de la universidad.

Las voces de ambos jóvenes pararon y se empezaron a besar con pasión, solo había necesidad en esa habitación, el frío de afuera lo habían olvidado, caricias, roces, deseo, calor y jadeos era el único ruido que reinaba en la habitación.

Marco tiro en la cama a Ace, desguatando más su cuello, dejando marcas rojas y saliva a su paso, marcado ese hermoso cuerpo, que le pedía a gritos pecar cual mortal y arden en el mismísimo infierno, en la gloria.

La camisa del mayor de los hermanos D salió volando por fin, y la de Marco fue literalmente desgarrada por las manos ansiosas de Ace, por sentir piel contra piel, ansiando esas descargas eléctricas de placer, que le brindaba su amante cada vez que le tocaba.

La boca de Marco, besaba la clavícula de Ace, sus dientes mordiendo levemente la manzana de adán de su amante. El pecoso gimió tan roncamente sin ser consciente de su propia voz, ansiaba más, necesitaba más, deseaba más. Ese toque era tan enloquecedor.

Las manos cálidas del rubio marcaban su pecho, jugando con sus tetillas, apretándolas fuertemente, rudo, salvaje. Arrancando más gemidos de su boca ansiosos por saber que más le haría.

El pantalón de pijama fue removido de un jalón con la ropa interior y Ace quedo a merced de su amante este bajo con su lengua dejando un camino de saliva. Sopló la punta del miembro de Ace sin tocarlo el pecoso por acto reflejo jadeo ante lo que le hacía sentir.

El miembro de Ace estaba hinchado y la punta estaba cubierta por el presemininal que choreaba por toda su longitud, dándole un brillo erótico.

-Marco…- jadeo Ace mirándolo esperanzado, deseando que el rubio lo tocara, le hiciera ver el cielo.

- Ruégame Ace…- sonrió malicioso el rubio, Ace se deleitó con ese trato poco característico de su amante y le siguió el juego.

- Marco… por favor…-

- Por favor, ¿qué Ace?-

-Tócame…- se relamió los labios, incitando a su novio a complacerlo.

Como respuesta Marco beso la punta, mordiéndola levemente, jalando su carne, haciendo gemir al pecoso que no se esperaba aquello.

Después metió todo el miembro en su boca marcado un ritmo rápido, haciendo al pecoso gemir gustoso, ante la ya conocida lengua de su rubio, jugando con una mano con sus testículos y con la otra empezando a acariciar la entrada de Ace.

-Mar…co.- grito importándole muy poco si podía despertar a Luffy cuando el mayor metió un dedo en su interior sin lubricante alguno, haciéndolo correrse en su boca.

El rubio trago todo gustoso, sin dejar que nada de ese líquido blanquecino cayera a la cama. Sabía entre salado y amargo.

Ace recuperaba la respiración, agitado, su rostro estaba bañado de un hermoso calor carmesí y el cuerpo cubierto de sudor, dándole un toque perlado.

Sin previo aviso su amante lo tomo de la mano besándola levente, esto le hizo sonrojarse aún más si se podía. En el proceso Marco ya había arrojado su pantalón y su ropa interior a paradero desconocido, acerco a Ace para besarlo y hacerlo probar su propia esencia.

Mas besos y caricias, todo ardía y quemaba tan jodidamente bien que enloquecían a ambos amates, pero a pesar del trato necesitado se notaba el amor y la devoción con la que se trataban.

Ambos querían más, necesitaban más de ese exquisito elixir, llamado deseo, lujuria, placer… un sinfín de sensaciones al mismo tiempo que la locura estaba en el aire.

El rubio no aguanto más he hizo varios movimientos torpes y Ace quedo encima de del formado el ya conocido sesenta y nueve.

Marco no le daba tiempo ni de respirar a Ace, cuando ya estaba metiendo sus dedos en su interior mientras mordía descaradamente uno de sus glúteos.

-Lámelo…- susurró Marco en un tono sensual mientras movía sus dedos dentro de su amante, este temblaba de pacer ante las sensaciones.

Ace solo pudo obedecerlo, ¿pero cómo no hacerlo?, teniendo ese miembro palpitante en su cara aclamado por ser "comido", devoro el grueso pene de Marco, succionándolo, degustándolo, saboreándolo… Dios, como quería que lo penetrara de una vez sin reparos, sentirlo en su interior, dándole en su próstata duramente.

El rubio parecía pensar lo mismo que él, porque de un momento a otro lo alejo de su labor, pero no pudo protestar, porque fue penetrando de una sola estocada, gimió de placer y dolor, su amante siempre tenía ese efecto en él.

Ace se encontraba a cuatro patas cuando Marco empezó a embestirlo duro, sin reparo alguno, llenándolo lo más profundo que su miembro le permitía, el pecoso solo podía gemir y apretar las sabanas era tan malditamente placentero, como amaba que Marco lo follara así.

Besos fueron repartidos en su espalda mientras su miembro fue tomado y masturbado al mismo o más salvajemente que las penetraciones, la conciencia de Ace estaba perdida, solo podía sentir esa corriente eléctrica llena de placer, lujuria y morbo que se apoderaba de su cuerpo.

Dios, se sentía una maldita mujerzuela que solo aclamaba por más, queriendo más y más; la lujuria era lo único que reflejaba su rostro sonrojado. ¿Pero cómo no sentirse así? si le encantaba que se lo follara así su amante.

-Ace...- gimió Marco en su oreja mordisqueándola, con esa voz tan sensual que le hizo temblar las piernas. Lo sentía estaba tan cerca de ese tan ansiado orgasmo que le pedía su cuerpo.

-Marco…- jadeo, sentía que su voz se había ido de tanto usarla.

El rubio dio unas cuantas embestidas más en el interior de Ace, haciendo que este se corriera, apretando su miembro en su suave entrada, sentía los espasmos, mientras el igual se corría llenando de semen el interior del pecoso.

Ambos gimieron dejándose caer en la cama, recuperando la respiración. Cuando volvieron a besarse, pronunciando palabras de amor que solo ellos entendían. De todas formas esa, solo había sido la primera ronda…

Un ruido, un crujido y los hombres se alertaron, parecía venir de afuera, Marco abrió la ventana, que no tenía cortina, sintiendo la brisa helada de la casi madrugada.

-¿Hay alguien?- Pregunto Ace a su novio, acercándose a la ventana mirando el jardín trasero, por su parte el rubio se alejó y busco entre uno de los cajones de Ace un objeto contundente, una linterna, cuando dio con ella, la prendió alumbrado parte del patio buscando al causante del ruido.

-Wua... wua…- se escuchó y Marco enfoco la lámpara al sonido.

- ¿Un perro…?- pregunto en voz alta.

- Es Chopper, el de la vieja doctora Kureha, vive a unas cuadras de aquí- contesto Ace, viendo al pequeño animal café, asustado y temblando.

- ¿Como entro?- cuestión viéndolo temblar, el animalito no dejaba de ladrar.

- No sé, recuerdo a ver cerrado la reja… a veces viene a ver a Luffy- confeso Ace.

- Pobre se ve muy asustado.-

- Iré a buscarlo esta helado afuera.-

Ace bajo sin ropa alguna y abrió la puerta del patio trasero, prendiendo la luz de esta en el proceso tomado al chow chow café bastante grande en sus brazos, que temblaba fuertemente y miraba a todas direcciones.

-Está bien pequeño, mañana te llevare con Kureha, mejor entremos, veo que estuviste arañado en árbol- le sonrió Ace -un poco más y rompes alguna rama.-

Metió al can, dejándolo en la cocina con un poco de agua y unas cuantas mantas, que saco del armario de la limpieza. Marco bajo las escaleras sin nada puesto también, y acaricio al animal, que un poco asustado se dejó querer.

-Es bastante, lindo- acaricio su cabeza.

- Si, después de que supera el miedo es bastante amigable, pero creo que por ahora se me antoja otra cosa que jugar con el perro…- Ace se acercó seductoramente tomando su miembro en su mano acariciándolo.

-Creo que tienes razón…- lo abrazo por la cintura y Ace enredo sus piernas en ella, todavía faltaba bastante para dormir…

1:20 AM – Patio de Luffy.

Hancock había visto un árbol  lo suficiente grande para sostenerla, llegaba a una ventana, no está segura si era de la habitación de  Luffy, la luz de esta estaba apagada y parecía que tenía prendida una leve lamparita.

-Ayúdame a subir...- le dijo al peliverde que la vio con recelo el igual quería subir.

- Los dos o nada- dijo Barto. Hancock lo fulmino con la mirada.

-Pues ayúdame, si no, no podremos- contesto de mala gana.

El joven ayudo a su prima, el árbol era un pequeño roble que aún no había recuperado sus hojas del invierno, la chica se subió a duras penas por los hombros de Bartolomeo, suerte que no traía falda y se agarró a una rama reseca, mientras le tendía una mano por compromiso a Barto para que llegara a la otra rama.

Apenas se acomodó en la rama estiro su mano para tomar el marco de la ventana, asecho en ella, una de sus manos tenía una cámara mientras la filmadora la tenía pegada a su frente con cinta adhesiva.

Sus orejas se tornaron rojas al escuchar los sonidos de adentros y  los malditos binoculares que tenía puestos  le permitían verlo todo claramente, su boca se abrió pero de ella no salió sonido alguno.

Había dos hombres, uno rubio y otro moreno, seguramente el hermano de Luff pensó, ellos…  teniendo…. Teniendo bueno eso… sexo. Su boca se abrió  aún más, quiso alejarse, pero su cuerpo no le respondía, no supo cuánto tiempo estuvo allí mirando TODO.

-¡Mierda, mierda… Dios, estoy babeando!… ¿acaso estoy loca?- se maldecía interiormente, mientras la cámara de su cabeza seguía grabando, sentía una emoción desconocida en ella en ese momento.

Bartolomeo por su parte se había acercado a la chica, pidiendo espacios en el barandal de la ventana para ver lo mismo que ella, pero en una posición nada placentera, estuvo tentada a decirle a Hancock que bajaran pero sus cuerdas vocales se habían ido de vacaciones. Cuando enfoco su vista en la ventana.

-¿Eso es el 69? Dios el rubio la tiene enorme, se la está chupando, se la está chupando, ¡DIOS, SE LA ESTA CHUPANDO!- pesaba mientras se excitaba al ver la escena. En algún momento su cerebro había hecho corto circuito, ya no se acordaba que hacia allí, ni que a su lado estaba su prima viendo la escena mejor que él.

Se escuchó el crujir del árbol, ambos jóvenes estaban tan absortos en lo que pasaba dentro de la habitación que no le prestaron mayor atención, Hancock se pegaba más a la ventana inconscientemente alejándose de la rama, llegando casi a la punta de esta, sin darse cuenta resbalo de ella quedando colgada de la ventana fue cuando el golpe de la rama seca le dio a Bartolomeo y salió de su trance.

-Barto, has algo… me caigo, me caigo…- chillo en voz baja la morena alarmada. Por fin prestaron atención al ruido de abajo era un perro... Grande de color café… esto alarmo a la morena sopesando que su ladrido podría hacer que los inquilinos de la casa les descubrieran.

-¡Hay un perro abajo!- jadeo el peliverde mirándolo, con la nariz sangrándole bastante -¡HAY UN PERRO ABAJO!- repitió Bartolomeo se sostuvo fuertemente de la rama.

-Eso escucho... ¡ayúdame!, me caigo, me va a comer, Barto, has algo maldición, me duele mis manos, Barto- suplicaba la chica al borde de la histeria, clavando las uñas en el barandal de la ventana, pero los dueños de la casa estaba más entretenidos en su encuentro que no escuchaban los leves lamentos de la chica.

- Espera, allí voy Hancock, sostente- dijo apenas en un susurró el peliverde acercándose a la chica, el perro no labraba, parecía observarles con miedo corriendo en círculos, pero ellos estaban tan metidos en su histeria que no se daban cuenta que asustaban al pobre animal, que se mal escondía detrás del árbol con medio cuerpo fuera después de escuchar los chillidos de Hancock.

- ¡Me voy a morir Barto!, me va a comer... dios soy tan joven y hermosa. Me resbaló Barto ya no aguantó, mierda Barto apúrate…- jadeaba la chica una de sus manos se había soltado

El peliverde por unos segundos apenas pudo "salvarla", cuando Hancock cayó directo a sus brazos suspiro aliviada, hasta había empezado a lagrimear. Pero apeas pudo alegrarse cuando un CRACK alarmo a ambos jóvenes. La rama se había partido por el peso, mandándolos a los dos al piso cuando el perro se pegó contra unos botes de basura produciendo ruido.

Se escucharon pasos y la ventana abrirse, la morena con pesar y dolor rodo hasta un arbusto cercano metiéndose en él por suerte, ya que todo aún seguía oscuro, por su parte el peliverde se escondió detrás del árbol, muy cerca de la puerta, conteniendo la respiración.

El dueño de la casa un hombre moreno que salió corriendo como Dios lo trajo al mundo, completamente desnudo hizo sonrojarse a ambos jóvenes en especial a la morena que por poco arranca medio césped de tanto que lo apretaba.

Unos minutos, una huida casi mortal, varios insultos no dichos y ambos jóvenes estaban de nuevo en el parque jadeando.

-¡Yo no quería ver eso!- grito la morena, poniendo su mano en el pecho sintiendo sus latidos acelerados.

-Y ese perro que llego de la nada, ¡casi morimos allí, joder!- se lamentaba Bartolomeo al borde de la histeria.

- Ya lo sé, ¡MIENTRAS NO PUDIMOS VER A LUFFY DORMIR!- gritaba la morena histérica.

- Cancelemos la misión- dijo el peliverde, quitándose una cascara de plátano que no sabía que tenía, al verla bien se sonrojo, su mente le estaba jugando una mala pasada.

- No podemos…- se mordió  el labio la morena.

-¿por qué presidenta?- dijo Bartolomeo al borde del colapso.

- Barto…- lo miro condescendiente la chica  – ¿crees que si cancelamos la misión podríamos seguir considerándonos el club de fans de Luffy?… ¿crees que un poco de "dolor" no lo vale por ver su sonrisa?, por saber su hábitos… por saber que está feliz… vivir y respirar su mismo aire, conocer a su familia aunque no sea "grato" lo que vimos… - lo tomo de un hombro quitándose una lagrima del ojo, que le salió al empezar a hablar. –esto es cuestión de AMOR Barto… de dedicación… no podemos simplemente rendirnos…-

El joven la miro con una luz divina, como había podido durar de esa chica, tenía razón, si era por Luffy había que poner alma, cuerpo y vida.

-Presidenta… - bajo la cabeza apenando – perdone, mi estupidez, por algo usted está al mando-

- no hay nada que perdonar, recuerda… Nunca debes perder tu camino Luffistico…- el peliverde asintió.

-Entonces mañana presidenta- esta sintió

– Hasta mañana... pero recuerda que no puedo volver a mi casa hoy, así que me quedare en tu departamento-

Barto, lo miro a ver con una gotita en la cien, era verdad ella no podía llegar a su casa, así ambos jóvenes se encaminaron al departamento de Bartolomeo, tomado un taxi en la avenida principal.

3:05 AM departamento de Bartolomeo

La morena acababa de salir de la ducha, y estaba sentada en la cama del cuarto de huéspedes de su primo que vivía solo desde hace bastante tiempo, en su mano tenía la filmadora que se había cuarteado parte de la pantalla, pero aun así todavía servía.

-Debería borrarlo… eso no es lo que quería… el hermano de Luffy está bien... Pero tener sexo entre dos chicos no es bueno… eso me dejo traumatizada- miraba la pantalla que parpadeaba mientras veía el botón de borrar.

La chica no se decidía, al final se sonrojo al recordar el encuentro tan… salvaje y apago la cámara, sacándole la memoria y metiendo otra, había comprado como unas 10 para no perderse nada de Luffy al grabarlo.

Es solo información… no tiene nada de malo…solo lo veré cuando este muy aburrida… solo eso- se auto convencía, guardándola en el pequeño estuche que tenía, metiéndolo en su bolso.

-no es nada malo… solo… lo guardare por cualquier cosa- se dijo antes de quedar dormida.

Notas finales:

 Notas finales: Bueno este fue mi primer lemon MarcoAce espero les haya gustado n.n no soy buena escribiéndolos.

atte: kuroXsama


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