La muerte sintió el tirón, nunca dios se le había mostrado físicamente, siempre sentía su presencia, más nunca lo había visto, no sabía qué hacer, se quedó paralizada.
-¿Lo preguntas por esas almas que no has querido dejar?- preguntó un pequeño niño, de cabello obscuro, ojos brillantes de color miel y su piel apiñonada, mostrando una cara de preocupación.
La muerte sorprendida, giro lentamente para quedar frente a él y se inclinó para estar a su altura, observarlo un momento –si – contestó con una sonrisa fingida
Dios la observo detenidamente, más preocupado que antes, sabía que ella no estaba conforme con la corta explicación, que para él, era la mejor que tenía para que ella entendiera.
-Bien…- soltó un fuerte suspiro -Te propongo algo- le dijo muy serio, lo cual le sorprendió a la muerte- ¿Qué te parece si los estudias?, puedes regresarlas intactas al mundo mortal
-Pero si mantienen los recuerdos de esa vida, se hará un caos en el mundo humano-dijo preocupada y sorprendida, observando al infante
-Solo dejare intacto el amor que sienten por el otro, así tu veras con tus propios ojos aquel amor que tanto deseas comprender…- se quedó pensativo un momento –Los tiempos cambian, lo que fue prohibido, ya no lo es, ni hoy ni mañana- dijo más para sí que para la dama frente a él.
-Sé de qué hablas- la muerte se decepciono, no importaba que se hiciera ese amor no se volvería a repetir.
-Te pondré el mejor escenario, que sea lo más parecido… ¡No! Aun mejor- dijo dios emocionado alzando los brazos
-Es una locura- apenas se oyó a sí misma, moviendo la cabeza ligeramente, como negando algo
-Eso es porque te amo- le contesto el pequeño, exponiendo una gran sonrisa, sorprendiendo aún más a la muerte; ella se acercó más a dios, tomo su mano y depositó un tierno beso en él, por lo que dios contesto con un cariñoso abrazo.
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Una joven rubia, pequeña y con algunos papeles en mano, caminaba apresurada en la estación de policía.
Llegó a un cubículo, respiro profundo, más de una vez, antes de animarse a entrar
-Smoker-sama le traigo no-ti-cias – termino entre cortada al darse cuenta que el cubículo se encontraba vacío
-Kaya-san que sucede- contestó un hombre algo desagradable, era grande, robusto, moreno, con barba desarreglada, en sus dedos llevaba ostentosos anillos y de su cuello colgaba un medallón muy llamativo, que se encontraba en el cubículo continuo.
-Kurohige-san busco a Smoker-sama tengo una noticia que le agradara-menciono emocionada
-¿De qué se trata?-pregunto interesado poniéndose de pie frente a ella –Puedes decírmelo a mí, por algo soy su compañero- sonrió
-El hombre que buscaba, lo trajo un caza recompensas, en este momento lo llevan a la sala de interrogatorios- contesto nerviosa, alejándose simuladamente del hombre, mientras abrazaba los papeles que llevaba, esa persona no le agradaba, había algo que la hacía desconfiar de él
-Escuchaste eso- Kurohige miraba atrás de la mujer, por lo que ella giro sorpresivamente.
-¿Estas segura de qué es el mismo?- era un hombre alto, con voz seria, cabello blanco, con músculos trabajados, o eso aparentaba por la ropa un poco ajustada que llevaba puesta, pero lo que más lo caracterizaba eran los dos puros que llevaba en la boca
-Smoker-sama no está permitido fumar aquí- dijo la mujer mirándolo con desaprobación
-No están encendidos- contesto con indiferencia- contesta- insistió mirándola fijamente, lo que incomodó a la mujer, con un ligero sonrojo bajo la vista y sacó una fotografía de entre los papeles que llevaba
-SI, segura-dijo mostrando la fotografía al hombre de los puros
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Se notaba que esa zona era la más pobre de la ciudad, en una de las pocas casas que tenían jardín, se encontraba un grupo de jóvenes, en lo que se supone, era una parrillada
-¡Por dios! –Dijo asombrada una chica, cabello de un curioso color naranja –Sanji, la carne esta deliciosa –saboreaba el pequeño pedazo que introdujo en su bosa, con solo ver la expresión que hacía se antojaba probarla
-Gracias Nami-san, tu opinión es la más importante- contestó un rubio, que cubría un ojo con su cabello y sus ojos en forma de corazón, al hablarle a la chica, opacaban sus cejas en forma de espiral
-Me siento extraño no cuidar de mi comida- hablo un narizón de cabello rizado- ¿No creen qué están tardando demasiado?- preguntó algo inquieto, alzándola cabeza para lograr ver si sus amigos se acercaban
-No te preocupes tanto Usopp-san, seguro Zoro-san se volvió a perder- algo indiferente, comento un niño de escasos doce años, de cabello castaño, que apenas dejaba ver su sombrero rojo, con una equis adornándolo
-El pequeño Chopper tiene razón, el marimo seguro llego al límite estatal y piensa que está por llegar- se burló el rubio, mientras expulsaba el humo de su cigarrillo y alzaba la vista al cielo
Una pelinegra sonrió discreta pero divertida, se encontraba sentada en otra mesa a lado de dos hombres, uno de ellos delgado y con un escandaloso afro, el otro de cabello azul, brazos grandes y en ellos un tatuaje de media estrella en cada uno.
-Sí, de Zoro lo entiendo, pero Luffy es puntual y más si se trata de comida- con eso, el narizón hizo que todos sus acompañantes tornaran una cara de duda, quedando un momento en silencio
-SUUUUPPEEEER ZORO LLEGÓ- el peli azul rompió el silencio, mientras hacía una extraña pose, juntando sus brazos de tal manera que sus tatuajes formaran una estrella
Todos voltearon a buscarlo, sonrieron al verlo…Pero… sus expresiones cambiaron al ver al joven, de extraño cabello verde, con tres perforaciones en una oreja, completamente solo y con un rostro más serio de lo normal
-¿Y Luffy? –preguntó la pelinegra, siendo la única en acercarse
Zoro mantuvo el silencio, ni si quiera se atrevía a mirarlos, cruzó la pequeña puerta, que dividía la calle del jardín, lentamente alzo la vista, observo que todos sus amigos, con los que habían acordado divertirse, se encontraran ahí. Soltó un suspiro, sus labios se movieron, cada palabra que decía, hacía que los ojos de sus amigos se abrieran de sorpresa.
-Oí marimo, es broma ¿Verdad?- algo inseguro Sanji se acercó a él, después de tirar de sus labios, su cigarrillo a medio fumar
Zoro lo fulmino con la mirada, la pelinegra se puso en medio de los dos, colocando sus manos en el pecho de ambos
-No creo que Zoro-san haga una broma así- dijo mirando al rubio
-Robin tiene razón, creo que es mejor cancelar esto e ir a la casa de Luffy- interrumpió Nami, ya alterada
-Bien, creo que iré por la camioneta- soltó el más delgado de ellos
-voy contigo Brook –dijo el tatuado
-Franky… llévate a Chopper- lo detuvo Robin tomando al pequeño de la mano
- Claro cariño, vamos- tomo al niño y salieron del lugar…
Después de levantar todo en su lugar y de asegurarse de que la casa estará cerrada con llave, salieron en espera de los chicos y la camioneta. Casi inmediatamente esta apareció, tenía dibujado en el frente un león, que parecía más un sol, todos subieron y emprendieron el camino.
El silencio se apodero del automóvil, cada uno de los viajeros llevaba un rostro triste y nostálgico al mismo tiempo. Luffy era el que los había reunido o eso pensaban ellos.
Su forma de ser, algo infantil, inocente y extrovertido, era desesperante para muchos de ellos… Pero siempre que lo necesitaban, él estaba presente con su rostro serio pero lleno de esperanza.
En ese momento y con la noticia que acababan de recibir, aquellos recuerdos brotaban, el día que conocieron aquella persona que los rescato de la desesperación.
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Smoker azotó la puesta con fuerza, molesto rascaba su cabeza.
-Al parecer no hablara- comento su compañero muy seguro
-de que sirve tener a los hombres de "Gold Roger" si ninguno habla- grito molesto golpeando la pared con uno de sus puños.
-fufufufu, porque tan molesto Smoker-chan- habló un rubio, con raras gafas y un abrigo de plumas rosas
-Doflamingo ¿Qué haces aquí?- sorprendido y más molesto volteo a verlo
-Valla, ya no me hablas de sama, ¿Qué pasó con ese respetó?- preguntó a un más burlón
-Lo perdiste cuando abandonarte la policía y te volviste en un vulgar casa recompensas
-Pero hago mejor trabajo que tú y gano más- no dejaba ese tono, molestar al peli blanco le parecía divertido
El hombre de los puros se le iba ir a los golpes, pero su compañero lo detuvo inmediatamente- Calmante, estas en servicio- le susurro su compañero
Smoker reaccionó, respiro profundo, y se jaló para soltarse del agarre de su compañero –aquí no se pagan las recompensas, ¿Sabes dónde está la salida o quieres que te enseñe?- lo miro fijamente aún sin poder calmarse.
-Tranquilo Smoker-chan ya me iba, solo quise pasar a saludar- le dio la espalda y comenzó a caminar moviendo la mano para despedirse- es una lástima que mi ayuda no les haya servido de nada- sin que nadie lo mirara, una siniestra sonrisa se dibujó en su rostro…