Capítulo 8… ¡¿Qué soy quién?!
León y Gwaine subieron a Merlín y Arturo a sus caballos y jalaron las riendas de los dos mientras volvían a Camelot, Harry y Yuri estaban preocupados por su hermano al igual que Draco y Wolfram lo estaban por Arturo, ninguno de los caballeros se atrevió a interrumpir el silencio que reinaba entre todos. Pronto se hizo de noche pero eso no impidió a los caballeros seguir su camino al reino.
En cuanto llegaron al castillo fueron recibidos por Gaius y Morgana, los caballeros cargaron al príncipe y al sirviente hasta el despacho de Gaius, este les hizo espacio para poder ponerlos y mientras él revisaba a ambos jóvenes los otros príncipes y sirvientes hablaban entre ellos.
-¿Sabes como era el hechicero que los hechizó Draco?- Preguntó Wolfram.
-No, traía la capucha de su capa puesta por lo que le cubría casi toda la cara.
-Si, así que tal vez el único que pudo ver como era el hechicero, esta inconsciente en estos momentos.- Dijo Harry mirando hacia su hermano
-¿Arturo?- Preguntó Wolfram.
-Creo que se refiere a Merlin.- Contestó Yuri en voz baja.
-¿Cómo lo sabes?-
-Solo es una suposición, ya que él salto en el momento que el brujo iba a herir a Arturo ¿no?- Dijo con simpleza y encojiendo los hombros.
-Bien sus altezas, acabo de revisar a Arturo y esta en perfectas condiciones, solo esta inconsciente, no le ha hecho ningún daño físico, pero no sé si haya algún daño interno, va lo mismo para Merlín, no podemos saber con exactitud qué les hizo el hechicero. Ahora mismo, tenemos que esperar a que despierten.- dijo Gaius aproximándose a ellos y dirigiendo su mirada a cada uno de los cuatro jóvenes.
-Esta bien, esperaremos a que despierte por el momento. Gwaine, lleva a Arturo a su recámara; vendremos mañana en cuanto despierte.- Dijo Draco mirando con indiferencia a los que estaban en el despacho.
En cuanto salieron todos del lugar Harry y Yuri llevaron a Merlín a su habitación, lo recostaron en la cama y salieron encontrándose con un Gaius serio y algo preocupado.
-Harry, sabes que tipo de hechizo usó aquel brujo?-
-No, no alcancé a oírlo completo, solo escuché la ultima frase que fue: “magicae perstringere eum”.-
-Ese encantamiento no lo había oído antes.- Dijo Yuri recordando todos los encantamientos que habia llegado a leer del libro que les prestó Gaius.
-Yo no recuerdo si lo he escuchado, después de todo eso me suena a un hechizo de la antigua religión.- Dijo el hombre mayor tratando de recordar.
-Bueno, no lo sabemos y ya es algo tarde, así que ¿Qué les parece si vamos a dormir?- Preguntó Harry con fatiga, después de todo, aquel enfrentamiento con el dragón lo había dejado agotado.
-Tienes razón, procuren descansar ya que mañana tendremos un agitado dia buscando encantamientos.-Dijo Gaius con una gran sonrisa al ver la cara de espanto de los dos muchachos.
Los dos hermanos subieron a la habitación que compartían con Merlín y en cuanto tocaron sus camas cayeron rendidos en los brazos de Morfeo.
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-Bien hecho leal sirviente, nos has servido bien.- Dijo seductora una joven pelinegra.
-¿Pero a qué precio? He perdido a mi querido Draco en el proceso.- Dijo aquel hombre encapuchado.
-Oh vamos, tu dragón ya era viejo, hubiera muerto en cualquier momento.- Le dijo esta vez una joven rubia.
-¿Cómo te atreves…
El hombre no pudo terminar siquiera la oración porque se encontraba siendo asfixiado por la joven rubia mientras a esta le brillaban los ojos y se le ponían de color dorado.
-¿No crees que te has desecho de un sirviente favorable Morgause?
-No querida Nimueh, este era un sirvente inservible, podría haber sido reemplazado muy fácilmente.- Dijo la joven con una calmada sonrisa.
-¿Crees que tendrá resultado?-
-No lo creo, estoy segura. En cuanto Emrys y Arturo despierten ambos se llevaran una gran sorpresa.- Respondió Morgause confiada.
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El amanecer se estaba acercando en camelot y eso traía solo malas noticias para los tres jóvenes hechiceros. El sol se asomaba ya por la cortina dándole en los ojos a los mas pequeños de los tres sirvientes, con pereza se pararon de su cama y en cuanto terminaron de vestirse su hermano mayor estaba despertando, con algo de emoción se acercaron al mismo y en cuanto este sentó en la cama tallando unos de sus ojos le gritaron.
-¡Merlín, nos alegramos de que hayas despertado!
Y se abalanzaron para abrazarlo, el azabache mayor confundido los aparto de su persona y los miro con molestia.
-¿Cómo me llamaron? Y ¿Por qué se han atrevido a despertarme con semejantes gritos y muestras de afecto sin haberme traído el desayuno antes? Yo los respeto y los he considerado sirvientes excelentes pero… sino me dicen donde esta el idiota de Merlín en este momento deberían temer por sus vidas.- Dijo Merlin mirándolos con arrogancia y hablándoles de manera soberbia.
Ambos se miraron confundidos y luego miraron a Merlin, este no cambio la mirada ni su expresión, volvieron a verse entre ellos y luego empezaron a reír como desquiciados.
-¿Qué acaso dije un chiste?- Pregunto confundido Merlin.
-Buena actuación, por poco y nos convences de que eras el príncipe Arturo, Merlin.- Dijeron ambos en perfecta sincronía.
-¿Por qué siguen llamándome Merlin?- Preguntó más molesto.
Ambos jóvenes dejaron de reír y se miraron esta vez sorprendidos, luego aterrados, nerviosos y para culminar se vieron como si hubiesen descubierto algo y sin dirigirle palabra a Merlín salieron disparados hacia los aposentos del príncipe.
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Merlin sentía que había descanzado y dormido como no lo había hecho nunca. La cama en la que estaba era mucho mas cómoda que aquella en la que dormía y las almohadas eran mucho más suaves junto con las cobijas, poco a poco empezó a abrir los ojos y lo primero que vió fue el dosel rojo que cubría la cama de Arturo, luego al voltear un poco miró una almohada blanca bajo su brazo, bueno el brazo de Arturo, trato de mover su mano y se movió la mano de Arturo, esto lo asustó y se sento de manera rápida en la cama mirando todo a su alrededor, los postes del dosel, las sábanas blancas, las cobijas de seda, el ropero, todo… Entre mas veía mas pánico sentía, quería gritar, ir a ver un espejo o lo que fuera que dijera que su pensamiento era erróneo; pero toda esperanza se esfumó al ver a sus hermanos entrando como almas que persigue el diablo y al verlo se pusieron palidos.
-¿Mer… Merlín?- Preguntó Yuri con el mismo temor que él.
-Si.- Respondió reconociendo aquella voz como la de Arturo y no la suya.
-¡Oh por dios!- Dijo con desesperación Harry.
El tuvo que ahogar un grito y trató de calmarse, comenzó a pensar con claridad y lo primero que pensó fue…
-¿Dónde esta Arturo? ¿O Merlín? No lo sé, llévenme con él.- Dijo Merlín confundido pero no dándole muchas vueltas al caso.
-En nuestra alcoba, vamos.- Respondió Yuri tomándolo del brazo y arrastrándolo mientras corría.
-¡Espérenme!- Gritó Harry que se había atrasado un poco.
Arturo estaba confundido y no le encontraba explicación a la escena que vivió hace unos minutos atrás. Hubiese seguido pensando de no ser porque entraron a la habitación de manera estrepitosa y casi se desmaya al verse a sí mismo entrar siendo jalado por el hermano de su sirviente.
-Merlín, Harry, Arturo, creo que ya se lo que pasó.- Dijo Yuri.
-Yo ya me había dado una idea.- Dijo Merlín en el cuerpo de Arturo.
-No me dejen así y explíquenme qué diablos hago en la habitacion de ustedes tres y porque me estoy viendo a mí mismo.- Dijo Arturo desesperado.
-Aquel hechicero hizo que cambiaran de cuerpos.- Dijo Yuri.
-¡¿Eso significa...?!- Gritó Arturo.
-Que soy tú y tú eres yo.- Respondió Merlín con tranquilidad esperando el golpe de histeria por parte de su amo.
-¡¿Qué soy quién?!- Preguntó Arturo entrando en su modo histérico cuando se enoja.