Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Suplicando tu amor por Fullbuster

[Reviews - 844]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Deidara Uzumaki POV


 


No sé que es lo que me había pasado el otro día con Itachi, sabía perfectamente que a mí me gustaba Sasori y sin embargo, había besado a Itachi, no podía creérmelo. Sabía que él sólo estaba jugando conmigo y aún así, me dejé embaucar por sus bonitas palabras y su sensibilidad a la hora de disculparse ¡Qué idiota era por dejarme utilizar así! Pero es que si miraba atrás y recapacitaba, sus labios tenían algo que me atraían, me gustaba besarle, me gustaba que me besase y no entendía por qué me pasaba esto precisamente ahora con él.


Me levanté para volver a mi rutina diaria, salvo que en esta ocasión, recogí el periódico buscando nuevos trabajos, necesitaba buscar algo lejos de Itachi o acabaría convirtiendo mi vida en un desastre. Antes de que Naruto se levantase, ya estaba llamando para preguntar por ellos… en menos de cinco minutos había tachado todas mis opciones, porque, ¿quién iba a contratarme a mí sin estudios? Y encima experiencia, sólo podía aportar el trabajo en casa de los Uchiha. Desde luego me sentía como el mayor fracasado de la historia, no servía para nada y no tenía opciones, mi único sueño ahora mismo, era que Naruto se aplicase en los estudios y no tuviera la vida que tendría yo, que él sí pudiera encontrar un buen trabajo y salir de esta casa con la cabeza bien alta. Pero para eso… ¡Tenía que dejar de meterse en líos! Y creo que lo estaba haciendo, últimamente no me llamaban del instituto para quejarse y eso era extraño, porque los últimos años me llamaban todos los días y me traía partes a casa para firmar.


Pensaba en eso cuando apareció ante mí con un moratón en la mejilla y un corte en el labio ¡Oh dios mío! Es lo que pensé, yo creyendo que había dejado los problemas y me venía con la cara echa un Cristo. Corrí hacia él y le coloqué una bolsa de guisantes que tenía congelados en la herida. Se quejó por el frío pero es que si no le ponía frío se le iba a hinchar aún más.


- Ay – se quejó Naruto con el frío


- Estate quieto – le dije – se te hinchará más si no te pones algo.


- Estoy bien – me dijo – tendrías que haber visto al otro – se reía.


- No necesito ver a ninguno – le dije enfadándome y Naruto se dio cuenta enseguida callándose


- Lo siento – me dijo – no quería meterme en problemas de verdad. – dudó un segundo si decirme lo que había pasado o no – Estaban pegando a Sasuke, sólo me metí para defenderle – me dijo -¿Vas a castigarme?


- No – le dije -¿Cómo voy a castigarme por defender a alguien? ¿Cómo está Sasuke?


- No lo sé, hoy le veré en clase.


- Vale.


- Dei – Me llamó mi hermano como si quisiera preguntarme algo - ¿Conoces bien a Sasuke?


- Bueno… todo lo bien que él se deja conocer, no es que sea muy sociable, no al menos desde que dejó el equipo de baloncesto.


- ¿Sabes por qué lo dejó?


- Ni idea – le comenté – pero fue hace… como un año más o menos. Creo que tuvo algún problema con los demás del equipo, pero no quiso hablarlo con nadie y bueno como su familia nunca está en casa, pues tampoco sé si saben que dejó el equipo – le dije ahora dudando.


- ¿Qué le pasa a esa familia? – me preguntó – no es normal que pasen de esa forma de un hijo.


- En realidad… no se prestan nada de atención entre sí – le dije – Cada uno hace su vida y al padre sólo se le ve cuando tiene que ordenarles algo o explicarles como deben comportarse, así que no sé, es algo muy rato, ni siquiera sé si se les podría llamar familia. – le puse una tirita en uno de los cortes que tenía – venga, ya estás, ve a clase antes de que llegues tarde.


- Sí – me dijo – hasta luego Dei – se despidió cogiendo sus cosas y saliendo a la carrera.


Cuando mi hermano se fue, no pude evitar pensar que no quería ir a trabajar, no quería cruzarme con Itachi y sabía perfectamente que algo dentro de mí, sentía algo por ese chico y que estaba mal. ¿Qué me pasaba? Llevaba cinco años saliendo con Sasori y aún así, no sentía lo mismo cuando le besaba a él que cuando me besaba Itachi y no entendía por qué, un beso era un beso ¿no? ¿Por qué sentía todo esto por Itachi? Ya no tenía importancia pensarlo, tenía que ir a trabajar y punto, supongo que me vendría bien alejarme de él un tiempo ¡si es que me era posible!


Cuando llegué a la casa tras haber pasado antes por la empresa a dejar el café del señor Fugaku, escuché una risilla femenina y detrás de la risa, la voz de Itachi. Me acerqué hacia la cocina y comprobé como Itachi con una gran sonrisa y una vez dulce y sugerente, le manchaba la nariz a una chica de cabello azul con la nata del capuchino. Sentí algo al ver la escena… concretamente celos de que se lo pasara tan bien con esa chica en vez de conmigo, de que estuviera colocando esa voz dulce con ella y a mí sólo me amenazase para conseguir lo que quería, con ella era todo un caballero, un galán y conmigo era un bastardo, un imbécil, el niño rico y pijo.


Itachi se giró de golpe cuando me vio en la puerta inmóvil y paralizado, ¡pero claro que lo estaba! Se supone que lo que me hacía sentir el moreno no lo sentía ni con mi novio y cuando venía, yo no era nada para él, lo que yo pudiera sentir daba igual y lo dejó muy claro tanto en sus acciones como con las palabras.


- Menos mal que has venido – me dijo casi enfadado – hemos tenido que prepararnos el café nosotros mismos, esto se te descontará de tu sueldo – me comentó pero yo seguía paralizado en el sitio mirándoles tan acaramelados, porque me dolía, ahora mismo, creo que sentía un dolor tan grande que nunca había sentido. – Ey… ¿Estás sordo o qué? – me preguntó cabreado – ponte a hacer tus quehacer, no sé, limpiar el baño, arreglar las habitaciones, fregar los suelos – me soltó con una risilla.


- Ahora mismo señor – fue mi única frase intentando irme de allí, pero la voz de Konan, su novia, me detuvo.


- Tú – me llamó sin siquiera saber mi nombre – ven aquí, ven


No quería acercarme mucho a la pareja feliz y sinceramente, ahora estaba un poco cabreado, no con ella, con Itachi por su comportamiento y su bordería, por tratarme como una simple fregona, pero no podía hacer nada excepto aguantar y que me pagaran mi sueldo a final de mes.


- Necesito que vayas a esta dirección con urgencia y recojas mi abrigo de piel para la fiesta, déjalo una vez lo traigas en el vestidor de mi novio – me comentó, le dije un “si señorita” y me marché con la nota donde estaba apuntada la dirección de la tintorería.


Aunque claro, cuando me marché, hasta su novia me trataba como una fregona, porque le comentaba a Itachi lo encima que tenían que estar siempre de los criados para que hiciéramos bien las cosas ¡y me lo decía la que no había ni cocinado ni limpiado en su vida! Si la dejaba a ella hacer aunque sólo fuera una de mis tareas, no le saldría ni la mitad de bien de cómo lo hacía yo, pero criticar y quejarse era muy fácil. Itachi por supuesto, le dio la razón ¡Al que había que prepararle hasta el baño porque no debía saber ni abrirse el grifo el imbécil de él! Pero claro no podía decírselo, me tocaba callarme y aguantar.


Fui a recoger el dichoso abrigo y es que… me tuvieron casi tres cuartos de hora allí de pie esperando mi turno, porque no iba a cualquier tintorería, iba a una que aparte de estar bien lejos, parecía que la gente importante llevaba allí sus ropas, había demasiada gente.


Tampoco me atendieron muy bien, supongo que porque sólo era el recadero, el criado que venía a por la ropa de la señorita Konan, pero no había tampoco mucho que hacer al respecto. Me dieron la prenda y volví a casa, aunque para cuando llegué, ambos se quejaron por mi tardanza y prácticamente, cuando estaba subiendo las escaleras para ir a guardar el abrigo donde me habían pedido, les escuché insultarme, como si fuera un inútil, a este paso acabaría creyéndomelo.


Dejé el abrigo en el vestidor del señor Itachi y cuando fui a salir, me lo crucé a la entrada, cerrando la puerta del vestidor tras él y sinceramente, no estaba de humor para aguantar sus desprecios en este momento.


- Déjeme salir – le ordené enfadado.


- ¿Quién te crees que eres tú para darme órdenes a mí? – me preguntó – tú sólo eres el criado que obedece todo lo que yo pido.


- Pues este criado, se marcha a hacer sus tareas, así que si tiene órdenes que dar, vaya con su novia y siga manchándole la nariz con la nata – le dije y sonrió antes de empotrarme contra la pared de atrás agarrándome de la garganta con fuerza.


- ¿Quién narices te crees que eres para decirme lo que tengo que hacer? – me preguntó – yo hago lo que me da la gana, si te crees que por un par de besos puedes ponerte celoso, estás muy equivocado, tú no eres nada más que el que me entretiene de vez en cuando – dijo quitándose el cinturón y me asusté – veo que tendré que enseñarte a obedecer.


El cinturón cayó al suelo y llevó mi mano hasta su miembro. Intenté quitarla varias veces, pero sólo conseguí que él metiera mi mano bajo su ropa interior y acompañase mi mano moviéndola en su miembro. De todas formas no estaba tan pendiente en mi mano como en mi garganta, porque me estaba haciendo daño. Me besó con fuerza mientras gemía y no podía creer que me estuviera pasando esto a mí, se suponía que esta mañana creía sentir algo por él, pero ahora lo único que sentía a su lado, era miedo.


Intenté hablar para decirle que parase, pero con su mano apretando mi garganta era imposible, ningún sonido salía de mi boca. También traté de alejarle, de forcejear contra él para que me soltase pero todo fue imposible. Lo que sí debía estar haciendo, era incordiarle bastante en su labor, porque llegó un momento, en que le vi fruncir los labios mientras me empujaba hasta dejarme sentado en una silla. Cogió el cinturón y me ató las manos una a cada lado de las patas traseras evitando que me moviera.


- Itachi por favor, deja que me vaya – le supliqué porque sabía donde acabaría esto con el cabreo que llevaba y ni siquiera entendía por qué venía cabreado.


- No me llames así – me recriminó – no eres nada para llamarme por mi nombre, sólo un empleado más de esta casa.


Me besó el cuello con pasión y no podía evitarlo, me había dejado en esta silla sentado y quería irme, quería que parase, se lo pedí varias veces pero sólo le vi quitarme el pantalón y empezar a prepararme. Tuve miedo cuando supe lo que iba a pasar. Ahora estaba arrodillado frente a mí, con mis piernas a cada lado de él y me había empujado hasta sentarme en el borde de la silla para tenerme accesible. Lloré cuando sentí como sus dedos me invadían y volví a pedirle que no lo hiciera, no quería hacerlo con él y no quería tampoco en este momento, sólo deseaba que parase.


Grité cuando entró en mí, porque no voy a negarlo, no tuvo mucho cuidado y desde luego, el dolor me estaba partiendo, no podía evitar llorar y gritar, pero me tapó la boca con su mano evitando que alguien pudiera escucharme mientras empezaba a moverse dentro de mí.


Ni siquiera se molestó en intentar que yo disfrutara, sólo estaba pensando en él y me habría gustado decir que sentí algo de placer, pero no, sólo sentí dolor, a cada movimiento notaba como si me desgarrase. Dejé de moverme, porque o servía de nada contra él, total… ya lo había hecho, no podía evitar nada ya, sólo quería que acabase rápido.


Me desató las manos cuando vio que había dejado de forcejear y me tiró al suelo bocabajo mientras seguía moviéndose dentro de mí y no paró de hacerlo hasta que se corrió con un fuerte y ronco gemido. Yo ni siquiera me moví, ni hablé, me quedé completamente inmóvil, como si me hubiera matado y en parte, me sentía así, porque no creí que Itachi fuera de capaz de hacerme esto.


Salió de mí limpiándose y no dijo nada, sólo se marchó de la habitación lo más rápido que pudo dejándome allí tirado. ¡No sé cuánto tiempo podría aguantar este trabajo! Necesitaba encontrar otra cosa y lo necesitaba con urgencia. ¡Odiaba a Itachi Uchiha!


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).