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Suplicando tu amor por Fullbuster

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Deidara Uzumaki POV


 


Aquella mañana me levanté por el sonido del timbre ¿Enserio estaban tocando el timbre a estas horas? Bueno que ya no era tan pronto como yo creía, porque seguía tan cansado de todas las horas que me hacían hacer en el trabajo que apenas podía descansar bien, encima… últimamente parecía que me encontraba más agotado de lo normal, ni siquiera podía dormir bien.


Me levanté y al pasar por la cocina había un olor extraño, tuve que taparme la nariz y abrí la puerta para encontrarme a Itachi allí parado esperando a que abriera. Le miré y es que iba arreglado, informal pero arreglado mientras yo aún estaba en pijama.


- ¿Aún estás así? – me preguntó con una sonrisa


- Si, lo siento, estaba agotado y he debido apagar el despertador sin darme cuenta. Me cambio enseguida te lo prometo – le dije invitándole al salón mientras yo volvía a cruzar la cocina con aquel olor que me estaba dando arcadas.


- Tranquilo no hay prisa – me dijo y luego me miró taparme la nariz de nuevo al cruzar - ¿Qué te ocurre?


- ¿No hueles eso? – le pregunté y él olió el aire – No – me dijo - ¿Qué estás oliendo?


- No lo sé, huele mal – le dije.


- ¿Estás bien? – me preguntó


- Huele como a pescado – le dije y luego abrí el cubo de la basura para ver que efectivamente, a Naruto se le había olvidado tirar la basura anoche – creo que voy a vomitar – le dije saliendo corriendo hacia el baño.


No pude evitarlo y escuchaba a Itachi tras la puerta preguntándome si estaba bien o si quería que dejásemos esto de la diversión para otro momento en el que estuviera mejor. Pero yo estaba dispuesto a acabar definitivamente con esto, iría con él y así cuando viera que estaba todo bien entre nosotros… aunque no lo estaba del todo, me dejaría en paz.


Me arreglé de nuevo y me lavé los dientes y es que no sé que me había pasado con lo del pescado de la basura, porque no parecía oler tanto, Itachi no lo había olido y en cambio yo sí. Desde luego hoy estaba sensible a olores, encima de agotado por los duros días de trabajo.


Abrí la puerta y salí de nuevo para encontrarme que la basura ya no estaba en su cubo, aunque Itachi me comentó que la había sacado para evitar que volviera a darme otro ataque como ese. Ahora me daba el doble de vergüenza estar frente a Itachi, porque encima de verme montar este espectáculo, porque a nadie le gusta que le vean en este estado… encima había sacado la basura.


Por otro lado, también pensé que quizá estaba cambiando y aunque sabía que entre él y yo nunca habría nada más que esta relación extraña, al menos creo que llevarnos lo mejor posible para una fácil convivencia en mi trabajo no sería malo. Aún no podía quitarme de la cabeza que me había violado y estaba en mi salón, en mi sofá precisamente y en mi sitio sentado, pero no le dije nada, porque aunque le tenía algo de miedo aún, los cambios que había visto en él últimamente y su forma de comportarse ahora parecía normal, así que preferí darle una oportunidad mínimamente como “conocidos de buena relación” porque ni siquiera pensaba en ser amigos.


Quizá, también es cierto que mi cuerpo sentía algo por él, algo que mi cabeza negaba después de su ataque, pero… estaba ahí, podía sentirlo, mi estómago se contraía al verle, me salían estúpidas sonrisas cuando hablaba aunque fuera una chorrada y realmente, no me había pasado nunca excepto con él. ¡No podía estar enamorándome de mi violador! Era imposible, me negaba a que pasara, así que me puse todo lo serio que pude y fui al cuarto a cambiarme de ropa.


Cuando salí, Itachi estaba paseando por mi comedor viendo fotografías y algunos cuadros, pocos, porque no teníamos muchos la verdad… pero bueno, parecía estar entretenido con ellos.


- ¿Nos vamos? – le pregunté


- Sí – me dijo girándose a mirarme y sonriendo.


- ¿Dónde vamos a ir? – le pregunté


- A mi lugar preferido – me dijo mientras salíamos por la puerta y cerraba.


Agradecí que Naruto no estuviera por casa, porque no sé dónde había salido tan temprano. Últimamente ese chico me contaba pocas cosas y aparte de que había roto con Sakura, no había dicho nada más, ni siquiera me había dado un motivo, pero bueno… él sabría lo que hacía.


Cuando caminó hacia un todoterreno y vi que sacaba el mando a distancia para abrirlo, ya empezó a darme miedo, porque creí que no iríamos muy lejos. No quería subir a solas en el coche con él, en realidad me daba demasiado miedo ya quedarme a solas con él como para encima, hacerlo a mucha distancia de algún sitio conocido. Itachi debió ver mi duda cuando me quedé en el sitio viendo como él llegaba hasta la puerta del copiloto abriéndola con amabilidad.


- Dei – me llamó por el diminutivo que poca gente utilizaba en mí – vamos, no voy a hacer nada, te lo prometo.


- ¿Dónde vamos? – le volví a preguntar para asegurarme


- Mi lugar favorito en el mundo – me dijo sonriendo – la antigua casa de mis abuelos, a veinte kilómetros de aquí al norte, es donde tenemos la plantación de viñedos, quiero enseñarte algo ¿Te quedas más tranquilo? – me preguntó sonriendo.


- No – le dije – eso está muy apartado de todos los sitios


Metió medio cuerpo en el coche sacando algo de la guantera y al salir, me lanzó un bote que cogí de milagro ¡Un spray de defensa! ¿Enserio me estaba dando esto? ¿Por qué tenía él esto en su coche? Cuando le miré confundido me sonrió aún más.


Sabía que me pondrías alguna excusa, así que lo mandé comprar, puedes utilizarlo contra mí si intento algo ¿Te sientes más seguro?


No le contesté pero tampoco solté el bote cuando caminé con dudas hacia el asiento del copiloto. Me senté aunque estaba muy tenso y fue Itachi quien cerró la puerta como un caballero. Cuando subió al volante, no podía dejar de mirarle y es que de verdad que parecía alguien completamente nuevo, no podía reconocer al antiguo Itachi que me amenazaba con perder mi trabajo o el que me hacía hacerle algún “trabajito” especial para él, estaba siendo amable y sincero, no parecía estar mintiéndome.


Cuando arrancó, me puse nervioso pero al ver que iba en la dirección que me había dicho al principio, me calmé y por primera vez, noté como empezaba a soltar un poco la presión de mis manos sobre el bote, porque aún no lo había soltado ni un segundo.


Itachi miró mis manos en el bote y luego sonrió al ver que dejaba de apretarlo tanto aunque seguía sin soltarlo. Detuvo el coche a mitad de una colina y al ver como se quitaba el cinturón para bajar, yo hice lo mismo. Frente a mí había un mirador y me fijé en que Itachi se dirigía hacia allí, así que le seguí.


Desde el mirador se veía las plantaciones de viñedos de la familia Uchiha y al fondo, la lujosa casa de sus abuelos, ahora una cosa vacía tras la muerte de ellos. Sólo sabía, que en verano, Fugaku venía unos días aquí con sus hijos, aunque realmente… yo pensaba que era la casa donde traía a sus amantes cuando sus hijos no estaban en verano ¡o eso se rumoreaba por la oficina del padre de Itachi! Yo no quise decir nada, porque no quería meterme en los problemas de su familia, ni quería perder mi trabajo por ir hablando de rumores.


- ¿Ves aquella casa del fondo? – me preguntó Itachi y miré al fondo una casa media destruida – la estoy arreglando porque un día, me gustaría vivir allí – me dijo – pero a mi futura esposa le encantan los áticos lujosos de Nueva York, así que al final, supongo que aquella casa se quedará como la ves.


- Deberías arreglarla – le dije – es tu proyecto y todo el mundo necesita tener un proyecto en su vida. Quizá algún día ella cambie de opinión y le guste vivir entre viñedos.


- Podría ser – me dijo sonriendo – aunque a ella no hay quien la saque de esa agobiante ciudad. Vamos, te la enseñaré – me dijo sonriendo.


Volvimos al coche y me llevó hasta la casa que él decía. La verdad es que estaba para hacerla entera aunque se veía que ya había trabajado bastante, al menos la fachada estaba bien, faltaba sólo pintarla y poner los cristales de las ventanas. Por dentro aún quedaba mucho por hacer, ni siquiera estaba el suelo puesto, pisábamos sobre hormigón.  Abrió unas cajas y me enseñó los azulejos y las maderas que quería poner en cada habitación de la casa y me sorprendí cuando escuché un golpe en la puerta.


Itachi fue a abrir y me sorprendí aún más, cuando vi entrar a Nobuaki Kanemitsu, aquel hombre al que sin querer le tiré el café en la oficina y venía con el que creo, era su hijo, aquel al que me quería presentar, un tal Pain.


- Vaya, que casualidad verte por aquí también – me saludó Nobuaki


- La verdad es que sí – le dije - ¿qué tal le fue la reunión?


- Fue muy bien, cerré el trato, ahora mi hijo trabajará para las compañías de Fugaku promocionando nuestro vino – me explicó – vivimos en el viñedo de al lado – me aclaró


- Oh, es una gran noticia – le dije.


- Bueno te presento a mi hijo Pain – me aclaró y me acerqué a él estrechando su mano aunque él se lanzó a darme dos besos y no pude decirle que no aunque me asustó un poco e Itachi se tensó sabiendo cómo me sentía últimamente con eso de que me tocasen.


- Un gusto conocerte, mi padre me ha hablado de ti – me dijo Pain con una gran sonrisa.


- El gusto es mío, aunque lamentablemente nadie me ha hablado de usted, no suelo estar mucho por la empresa.


- Eso me han dicho – sonrió – una lástima, pero supongo que nos veremos algún día por allí ¿No?


- Es posible cuando lleve el café – le dije sonriendo haciendo énfasis en que yo sólo era el chico de los recados, pero él no pareció intentar humillarme con aquello como hacían los demás.


-  Bueno sólo hemos visto tu coche y habíamos pasado a saludar – nos comentó Nobuaki – veo que la casa sigue avanzando.


Itachi se separó un poco de mí mientras le explicaba al padre de Pain todo lo que pensaba hacer en la casa y yo me quedé allí de pie en un tenso silencio con un Pain que no paraba de mirarme, hasta que por fin, a los quince minutos más o menos de estar con nosotros, se retiraron alegando que tenían que ayudar a recoger las uvas y es que era la temporada de recolección.


Itachi al ver mi cara de felicidad con aquello, decidió preguntarles si les hacían falta más manos, a lo que ellos nos comentaron que las manos siempre eran bienvenidas para recoger más rápido, así que les acompañamos.


Durante el resto del día, estuvimos recolectando las uvas y cuando vi que Pain no paraba de mirarme y solía estar bastante cerca de mí lanzándome halagos sobre que cortaba bien los racimos, me atreví entonces a preguntarle por qué lo hacían a mano cuando había máquinas para ello.


- Se pierde el sabor – me dijo Itachi al otro lado de mí – mi padre piensa que con las máquinas es más rápido, algo que es cierto, pero la forma tradicional, a mí me gusta más – me guiñó un ojo Itachi.


- Sí, la verdad es que somos la única finca que aún recolecta a mano – me dijo Pain – pero nuestro vino es el mejor por ello – me comentó sonriendo.


Agradecimos cuando terminamos el trabajo a los Kanemitsu por habernos permitido ayudarles aunque ellos nos agradecieron a nosotros por la ayuda y volvimos a casa. Itachi al dejarme, ni siquiera hizo el amago de intentar algo conmigo y yo le dejé el bote en el asiento sintiéndome algo más seguro.


- Puedes llevártelo si quieres – me dijo.


- No, da igual – le comenté con una sonrisa – te lo pediré para la próxima vez – le dije con ironía.


- ¿Habrá una próxima vez? ¿Eso significa que te alegras de haber aceptado mi propuesta? – me sonrió.


- Puede – le dije sonriendo – nos vemos mañana, me toca trabajar en tu casa. Buenas noches.


- Buenas noches, Dei – volvió a remarcar mi diminutivo y eso me hacía sentir extraño, porque sólo gente muy cercana a mí me llamaba así y entre él y yo… no había nada “cercano


 


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