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Suplicando tu amor por Fullbuster

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Itachi Uchiha POV


 


Hoy a mi padre se le había ocurrido organizar una fantástica fiesta de las suyas, de esas que tanto mi hermano como yo odiábamos. Iba a venir gente muy importante y como no… mi hermano y yo debíamos estar presentes y dar buena imagen de la familia Uchiha ¡Como si fuéramos perfecta! Creo que éramos la peor familia de la ciudad, ni estábamos unidos y tampoco nos soportábamos, pero aquí estábamos fingiendo que todo era maravilloso.


Sasuke no estaba muy entusiasmado hoy pero era algo normal, se supone que estaban obligándole a querer a Haku ¡Cómo si se pudiera ordenar sobre los sentimientos! Si no le gustaba, no le gustaba y punto. A mí tampoco me agradaba la idea de que el capitán de hockey ese le estuviera metiendo su miembro a mi hermanito, ¿Pero qué iba a hacer? Se supone que a mi hermano le gustaba así que… nada que hacer, si era feliz así pues bueno, habría que aguantarse, sería el primer Uchiha que no mandaría en la relación.


Entré por la habitación de Sasuke y me extrañé de verle allí con unos cascos de música en las orejas escuchando algo, tumbado en su cama y sin cambiarse aún. Miré el reloj porque ya era tarde, debería estar cambiado.


- Sasuke, date prisa – le dije.


- No quiero bajar – me contestó


- Tienes que bajar y lo sabes


- No me apetece, siempre hay que hacer lo que papá dice


- No empeores más las cosas Sasuke, créeme que ponerte en plan rebelde no solucionará las cosas con él, las empeorará, ya lo intenté yo a tu edad y acabé en Alemania estudiando.


- ¿Qué puedo hacer para librarme de esto? – me preguntó.


- No lo sé – le dije – pero no esto Sasuke, tienes que bajar.


- Tú sabes que yo sólo quiero a Naruto – me dijo y al menos ya teníamos un nombre, se llamaba Naruto el novio de mi hermano.


- Algo se nos ocurrirá Sasuke, acabaremos librándonos de mi compromiso y de tu supuesta deuda esa, te lo prometo, pero baja ahí hoy.


- De acuerdo – me dijo – bajaré.


Salí de la habitación para darle tiempo a cambiarse y me encontré a mi padre que venía por el pasillo con su perfecto smoking. Ni siquiera se percató en mí, iba directamente hacia las escaleras sin hacerme caso.


- ¿Por qué se lo haces? – Le pregunté – él no quiere a ese chico y lo sabes


- Porque aunque no me gusta que tu hermano sea… así – dijo por decir gay – tengo un buen beneficio sólo por dejar a Haku venir a verle, es de una buena familia, no estará mal tu hermano.


- No es si estará bien o mal, es que no le quiere, quiere a otra persona.


- Itachi, déjalo ya – me dijo – Sasuke puede hacer lo que quiera, sólo di mi permiso para que Haku tuviera acceso por aquí.


- Ya… eso ya es demasiado – le dije – es imposible para ti mantenerte al margen y vernos vivir nuestra vida, vernos cometer nuestros propios errores.


- Si me hacéis caso de una vez, no cometeréis errores.


- Yo quiero cometer mis propios errores papá – le dije.


- Tú no sabes lo que quieres.


Era imposible intentar mantener un diálogo con mi padre, él no escuchaba nunca nada de lo que teníamos que decirle. Mi hermano salió de la habitación con el smoking listo y nos miró asombrado justo antes de que mi padre bajara las escaleras pasando de nosotros.


Bajé al jardín donde se celebraba la fiesta y vi a Konan allí junto al resto de mis amigos o los que se suponía que eran mis amigos. Cogí una copa y me giré porque no quería verles, quería alejarme de ellos lo máximo posible, ni siquiera a mi supuesta novia quería ver hasta que mi padre me cogió el brazo apartándome del resto de presentes.


- Hazte cargo de tu novia – me dijo – tienes que aparentar el novio perfecto, ya lo sabes, salúdala y luego ve con ella a hacer acto de presencia entre la gente, habla con los invitados acompañado de tu novia, ahora – me ordenó.


- No quiero – le dije – si quieres cerrar el trato con el padre de Konan, puedes ir tú mismo y casarte con ella – le dije marchándome


- Itachi vuelve aquí y haz lo que te he dicho – me dijo pero no volvió a decir nada porque tendría que gritarme cuando me alejé y no quería que sus invitados creyeran que discutíamos.


Caminé entre los presentes hasta que vi a Deidara ¿Qué narices hacía aquí y trabajando? Se suponía que debía estar descansando después de la caída de ayer. Me acercaba hasta él cuando Hidan me interceptó antes de que pudiera llegar. Era lo que me faltaba hoy, tener que aguantar al imbécil de mi supuesto amigo.


Me cogió del brazo apartándome de los demás ¿Qué le pasaba hoy a todo el mundo con cogerme y apartarme de los demás? Me metió dentro de la cocina donde veía algunos camareros salir con bandejas con comida y bebida y volvió a arrastrarme esta vez hacia el salón evitando que nos escuchasen.


- ¿Qué pasa con la apuesta? – me preguntó y resoplé antes de sonreír.


- Dios, olvídate de la apuesta – le dije – has ganado si lo quieres así, ahora déjame, tengo muchas cosas que hacer – intenté irme pero retuvo de nuevo mi brazo.


- ¿Te has enamorado? – me preguntó.


- ¿Y qué si es así? ¿Te hago daño a ti? Suéltame ahora, la apuesta era una estupidez, no voy a darte nada.


- ¿Entonces lo hiciste? ¿Lo grabaste?


- No – le mentí – no lo hice, ahora suéltame.


Me largué de allí con rapidez y ya no volví a saber nada de Hidan, tampoco es que me fiase mucho de él, estaba muy pesado con lo de la apuesta, demasiado. Sé que yo había grabado las pruebas, la cámara estaba en el vestidor cuando violé a Deidara, claro que en el video no se veía exactamente, sólo se veía que lo hacía con él. En principio debía habérsela dado a Hidan para que comprobasen que había cumplido la apuesta, pero no sé… supongo que me enamoré de Deidara y no pude hacerlo, no quise dar la prueba, él no se lo merecía.


Deidara estaba con una bandeja vacía caminando hacia la cocina y en cuanto entró, cogí su brazo sacándolo de la vista de los demás y metiéndole al armario conmigo. Se sorprendió al principio pero cuando le besé, se dejó.


- ¿Itachi? – me preguntó


- Tenía ganas de verte ¿Qué haces trabajando? Deberías estar descansando, te di el día libre.


- Sí, pero tu padre me llamó para que viniera a trabajar.


- ¿Enserio? Joder no conté con eso – le comenté – vete a casa y descansa


- Pero tengo que terminar mi trabajo aquí.


- Dei… necesitas descansar, vete, contrataré otro camarero si es necesario.


- Pero…


- No hay peros que me valgan ¿Fuiste al médico?


- Ya te dije que no era necesario.


¡Joder con su novio! Para una cosa simple que le pedí que era que le llevase al médico, no me hacía caso. Pues a mí me preocupaban sus dolores constantes, se veía a la legua que no estaba recuperado de aquella caída.


- Te llevaré – le dije cogiéndole del brazo pero él frenó en seco.


- No tengo seguro – me dijo.


- Lo sé, tu novio me lo contó, lo pagaré yo.


- No necesito caridad – me dijo muy convencido.


- No es caridad, me preocupa tu salud y nos vamos al médico ¿Porqué no tienes seguro? – le pregunté ahora dudando.


- Sólo podía pagar uno, pagué el de mi hermano – me dijo


- Ya entiendo, vale vamos.


- No puedes pagarme eso, es mucho dinero.


- Créeme que puedo hacerlo, mi padre nos da cheques enormes cada vez que falta a alguna celebración importante, como nuestros cumpleaños, así es como si se sintiera menos culpable por no estar con nosotros, puedo permitírmelo y quiero hacerlo.


- Enserio Itachi, no es necesario.


- Dei… no sé que me has hecho, pero me estoy enamorando de ti – le confesé – y siento decirte esto, pero no creo que Sasori sea el chico adecuado para ti y lo sabes, sientes algo por mí, algo mucho más fuerte de lo que has sentido por tu novio, no es lo mismo el cariño que el amor y tú no necesitas su cariño sólo, necesitas saber lo que es amar a alguien, déjame enseñártelo, por favor.


- No puedes, vas a casarte y yo no puedo hacerle esto a Sasori, él es bueno conmigo.


- Lo sé, todo eso lo sé, pero romperé mi compromiso con Konan, le diré a todo el mundo que te quiero a ti, me enfrentaré a quien haga falta incluso a mi padre, pero vente conmigo, sabes que te quiero y sabes qué me quieres, estaríamos bien.


- Yo… no lo sé – me dijo dudando


- Por favor, dame la oportunidad, lo arreglaré todo, déjame estar a tu lado.


- Está bien – me dijo aunque aún parecía poco convencido.


Estaba tan feliz en aquel momento, que no pude evitar cogerle de la cintura y besarle mientras sentía aún más felicidad al sentir como me correspondía.


Salimos del armario por un jaleo enorme que había en el jardín, aunque más me valdría no haber salido de allí, porque encontrarme el video que yo había grabado puesto en pantalla grande mientras todos lo veían, me enfadó, pero no sólo eso, vi a Deidara atónito recordando que le había violado y soltó mi mano de golpe intentando alejarse de mí, intentando alejarse de la fiesta.


Traté de hablar con él, hacerle entender que no tenía nada que ver en esto, pero la verdad… era un poco difícil de creer. Veía a Hidan sonriendo entre los presentes y supe que había registrado mis cosas para encontrar la dichosa cinta que debí haber destruido. No quería a perder a Deidara así, me había costado mucho convencerle de que había cambiado y no sabía cómo demostrarle ahora mi inocencia con la cinta, porque en realidad… yo fui quien la grabó ¡en mi gran época de cabrón! Pero había cambiado, no quería enseñarla, no lo había hecho yo.


Nos separamos de la gente, yo persiguiendo a Deidara que se alejaba del jardín intentando huir de toda la humillación, de la gente que murmuraba cosas y cotilleaba sobre el tema y pude ver a mi padre venir por detrás de mí enfadado.


- Déjame explicarlo – le dije – por favor.


- No – me gritó – estoy harto, siempre que confío en ti haces alguna peor, lárgate, déjame en paz, nunca debiste entrar en mi vida, deja de empeorarme la vida – me gritaba.


- No tenía ni idea de lo que estaban planeando ¿Crees que te haría algo así? Dei yo te amo, no te haría una jugada como esta.


- ¿La grabaste tú? – me preguntó y me quedé estático


- Sí, pero yo no la he puesto


- Pero la grabaste – me dijo – espero que te divirtieras mucho a mi costa.


- Deidara, pasa un momento a mi despacho – escuché a mi padre comentarle con voz seria.


- Genial – me dijo Deidara – mantente bien lejos de mí, sólo me traes desgracias – casi me amenazó.


Vi a Deidara seguir a mi padre hacia el despacho y volví a verle salir aunque no me dirigió la palabra y eso que yo lo intenté. Le pregunté a mi padre qué había pasado y lo único que me contestó, es que había solucionado mi cagada, pero que me retirase a mi habitación, ya había hecho bastante el espectáculo en el video, no quería dar más rumores a los invitados esta noche.


A mí me dieron igual los invitados, sólo me importaba Deidara, la humillación que le habían hecho y partirle la cara a Hidan, porque cuando desobedecí a mi padre entrando de nuevo en el jardín, fue lo primero que hice, encontrarle y partirle la cara de un puñetazo. Mi hermano Sasuke tuvo que venir a tranquilizarme cuando vio a Hidan escupiendo sangre. Me llevaron a mi habitación y no volví a la fiesta.


 


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