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Suplicando tu amor por Fullbuster

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Sasuke Uchiha POV


Toda la tarde estuve con Naruto en su casa, la mayoría del tiempo, tumbados en su cama sin dejar de besarnos y es que me encantaban los labios de Naruto, eran suaves, cálidos y me hacía sentir protegido cuando me cogía entre sus brazos para besarme. Desde luego… era el chico que quería en mi vida, no me ocultaba como había hecho Haku, ni me trataba mal, todo lo contrario, siempre parecía estar orgulloso de salir conmigo, le daba igual quien se enterase, no me ocultaba nunca y si tenía que decir a los cuatro vientos que yo era su novio, lo hacía.


Lo que si notaba, es que hoy Naruto estaba algo disperso, quizá preocupado por su hermano y es que yo ya conocía a mi padre y no me extrañaba nada eso de que le despidiera, aunque no entendía por qué, seguramente, me había perdido algo en una de mis escapadas de la fiesta, era bastante probable, porque cuando volví de saquear la nevera, tuve que separar a mi hermano de su gran amigo Hidan, porque creía que le mataba de una paliza o algo, estaba histérico mi hermano, no sé qué le habría pasado, pero yo jamás le había visto como aquella vez.


- ¿Estás bien? – le pregunté a Naruto


- Sí, perfectamente – me sonrió.


- ¿Preocupado por tu hermano?


- Un poco, es que no me gusta eso de que trabaje de noche


- Te entiendo, si quieres un consuelo… mi casa está fatal desde que se fue y mi padre anda en busca de alguien que se ocupe de todo, pero no le convence ninguno de los que ha estado entrevistando. Yo dudo de que vaya a encontrar a alguien como Deidara.


- Le toman el pelo – me dijo Naruto – todo el mundo cree que puede pasarle por encima porque no ha podido estudiar o porque necesita trabajar y no me gusta, porque vale mucho, no tiene porque rebajarse de la forma que lo hace por un trabajo.


- Se preocupa por ti – le comenté – hace cualquier cosa con tal de que tú estés bien y eso también hay que valorarlo.


- Si yo lo valoro, pero no quiero que tenga que suplicar un trabajo miserable y hacer todo lo que hace por un mísero sueldo con el que prácticamente ni llegamos a fin de mes, vale mucho más que eso y la gente parece que no se da cuenta.


- Si se dan cuenta, pero la mayoría serán como mi padre, que se aprovechan de la gente así y tu hermano mucho carácter no tiene para defenderse, es amable con todo el mundo.


- Ya lo sé, por eso me preocupa.


Me acerqué a Naruto y le besé con delicadeza intentando que olvidase por un momento los problemas, intentando que desconectase de todo y se centrase sólo y únicamente en mí.


Naruto pasó su mano por mi cintura y me empujó bajo su cuerpo colocándose encima. Después de lo de hoy en el vestuario, aún tenía ganas de más, pero es que con Naruto, me sentía a gusto, era especial, diferente en su totalidad a Haku y eso era lo mejor, con él podía ser yo mismo, me daba igual si mi padre se sentía deshonrado porque dejase que Naruto me penetrase, lo quería así, me gustaba que lo hiciera y lo mejor de todo… es que yo seguía teniendo el control de lo que hacíamos, como ahora, le pedía sexo a mi manera y lo conseguía.


Coloqué mis brazos alrededor de su cuello y le acerqué hacia mí profundizando el beso, jugando con su lengua. Creo que a este paso… iba a volverme adicto al sexo con Naruto, pero no podía evitarlo, me encantaba, disfrutaba con él y lo hacía aún más, cuando conseguía controlarle, era casi como un juego para mí.


- Deja de hacer eso – me susurró sensualmente – me enciende mucho cuando tomas el control.


- Ya lo sé – le dije


- ¿No has tenido bastante en la ducha o es que no quieres volver por casa? – me preguntó.


- Ambas, nunca tendré suficiente de ti y no quiero entrar por casa para ver al imbécil de Haku por allí. ¿Se te ocurre mejor forma de pasar el rato?


- ¿No tenías que estudiar?


- No, tú tenías que estudiar – le dije –yo ya me lo sé todo.


- Como no… empollón.


- ¿Seguro que tienes fuerzas para repetir lo de la ducha? – le pregunté sonriendo intentando retarle.


- Mira chavalín – me dijo de forma despectiva – yo tengo fuerzas para todo lo que me eches, tú deberías rezar para poder seguirme el ritmo.


- Si claro – le dije sonriendo – más te gustaría a ti seguir mi ritmo.


Naruto pareció entrar en mi pique, porque enseguida empezó a besarme con mucha más pasión, con más fuerza y no permitía que me moviera, quería tomar el control de la situación y eso era algo… que no estaba dispuesto a permitir, aunque no pude hacer mucho cuando agarró mis manos bloqueándome mientras me miraba sonriendo con prepotencia.


- Shh, quietecito estás más guapo – me dijo – toca mi revancha Sasuke, ¿Qué era eso de entrar desnudo en mi ducha y hacer que me corra? – me preguntó – creo que tengo que debo darte un pequeño castigo.


- Hazlo – le reté sonriendo.


Metió su mano bajo mi camiseta acariciando todo mi torso, hasta que llegó un momento en que le molestaba la prenda y me obligó a quitármela casi a la fuerza. Se le notaba la excitación que llevaba encima, supongo que porque le había retado y eso era algo que a Naruto… le excitaba mucho.


- Repítemelo – me pidió


- Que lo hagas – le dije – vamos, quiero que me hagas el amor.


Me besó el cuello poniéndome la piel de gallina, sus besos pasionales, como lamía mi cuello y lo succionaba, como tocaba mi pecho, como jugaba con mis pezones y bajaba a lamerlos cuando abandonaba mi cuello.


Bajó mis pantalones con rapidez y ni siquiera soltó mis manos, estaba dispuesto a vengarse por mi forma controladora de antes, pero aunque lo sabía y podía haberme defendido, le dejé hacerlo, quería ver como dominaba él.


Naruto metió su mano libre hacia mi miembro y tras la mano, bajó su boca atrapando mi miembro, haciéndome gemir y jadear, haciéndome sentir placer. Lamí sus dedos cuando me los metió en la boca y empezó a prepararme sin separar su boca de mi miembro ni un solo segundo.


Entró en mí despacio y con mucha calma, pero una vez llegó hasta el fondo. Me quejé un poco pero Naruto me besó para callar mi quejido antes de empezar a moverse despacio. Mi cuerpo se acostumbraba a él, a sus embestidas. Escuché como mi rubio gemía mientras disfrutaba y eso era lo que más me alegraba, escucharle disfrutando de mí.


Se corrió dentro mientras yo sentía como cogía mi miembro masajeándolo. Seguía sin soltarme las manos y me excitaba saber que él tenía el control, pero también me costaba mucho esto de dejarme dominar.


Me hizo correrme a mí y después se tumbó a mi lado mientras me abrazaba y me acariciaba. Estos momentos eran los mejores, cuando estábamos simplemente tumbados, sin hacer nada excepto estando juntos acariciándonos. Aún así, Naruto se quedó pensativo, creo que preocupado por su hermano.


- Tu hermano estará bien – le dije.


- Lo sé – me comentó - ¿Tú estás bien con todo esto? – me preguntó


- ¿Con qué? ¿Con estar haciéndote el amor en cuanto puedo? – le pregunté sonriendo.


- Ya sabes a lo que me refiero, Haku – me especificó.


- Puedo controlarle – le dije – no tienes por qué preocuparte por mí, estaré bien, no puede tenerme a menos que yo lo decida – le comenté – sólo ha comprado poder estar cerca, pero si yo no quiero no hará nada.


- Me sigues preocupando, Haku no se conformará con eso y lo sabes.


- Puedo defenderme – le dije – no soy una damisela en apuros.


- Lo sé – me dijo sonriendo – pero estoy preocupado, no quiero que te pase nada.


- No me pasará nada – le dije confiando en mí.


Cené con Naruto y nos lo pasamos en grande mientras preparábamos la cena, porque estuvimos más tiempo jugando con los ingredientes que cocinando, aún así, me gustaba cocinar con él, porque cuando me despistaba un momento, siempre acababa poniendo sus manos en mi cintura, haciéndome alguna caricia o incluso besando mi cuello ¡era tan dulce y tan atento! Me gustaba mucho pasar el rato con Naruto.


De postre hicimos un bizcocho ¡Y madre mía cómo pusimos la cocina! Entra harina, azúcar, la batidora y nuestros juegos, la dejamos fatal, aunque luego nos dedicamos a limpiarla toda y debía reconocer, que jugar con Naruto era emocionante, me encantaba llenarle la cara con la masa y ver como él me besaba y lamía en todas las zonas donde me había puesto masa para limpiarla.


Tras terminar de cenar, Naruto se empeñó en acompañarme a casa y caminamos por la calle bromeando y hablando sobre trabajos, estudios y lo que le apetecía a Naruto llevarme al cine o tener una cita normal ¡en cuanto pudiéramos! Llegamos a la puerta de mi casa y me despedí de él con un pasional beso, disfrutando del juego entre nuestras lenguas, de sus caricias en mi nuca mientras me besaba.


Cuando entré en casa, estaba Haku aún allí esperándome ¡no me lo podía creer! ¿Este tío no tenía una casa a la que irse? Para colmo mi hermano no estaba y desde luego mi padre… ni qué decir, nunca Pisaba por casa a menos que tuviera algo que recriminarnos.


- Lárgate – le dije mientras él me miraba.


- ¿Te lo has pasado bien con el pobretón? – me soltó - El gran Sasuke Uchia dejandose meter la polla de un pobre ¿Quién lo iba a decir con lo orgulloso que eras?


- He dicho que te largues.


- ¿No quieres sentarte a hablar un rato?


- ¿Contigo? No gracias, sólo quiero que salgas de mi casa.


- Sasuke… baja un poco tu carácter conmigo, no seas injusto.


- ¿Injusto? ¿Quieres que hablemos de injusticias? Dijiste que querías estar conmigo y luego me utilizaste, me humillaste y me tiraste como un trapo sucio y no hice nada, te dejé ir sin echarte nada en cara después de destrozarme y ahora… ves que estoy perfectamente con Naruto y vienes a arruinarme la vida ¿Hablamos de injusticias?


- Vale sigues igual de sabelotodo – me dijo – quizá no era esa palabra la que yo quería decir.


- Pues búscala mejor, porque no tienes ningún derecho a meterte en mi vida después de todo lo que me has hecho.


- Por favor Sasuke… hablemos.


- No quiero hablar contigo, es más, no quiero escucharte.


- Pues te convendría escucharme – me amenazó – porque está en juego la casa del pobretón.


Aquello hizo que me parase en seco cuando iba a subir por la escalera en dirección a mi habitación.


- ¿Qué pasa con Naruto? Si  le haces algo te destrozaré la vida, me cueste lo que me cueste.


- Pues es una pena que vayan a perder la casa, porque… ¿Sabías que tienen un préstamo con el banco de mi padre? Podemos quitársela cuando queramos, pero supongo, que si acabas aceptándome de nuevo, podría hacer una excepción.


- Estás enfermo – le dije – no voy a volver contigo.


- Entonces la culpa de que pierdan la casa será tuya.


- De eso nada, no intentes hacerme sentir culpable porque la culpa sigue siendo tuya, puedes evitarlo pero no te da la gana, no eches tus culpas a los demás.


- Piénsalo… no volveré a hacer esta oferta, te daré unos días para que puedas recapacitar, es un buen trato, la casa por que vuelvas conmigo, ni siquiera te he pedido que te acuestes conmigo – me dijo sonriendo.


- Eso ni lo sueñes – le dije – soy sólo de Naruto, sólo él tiene permiso para estar conmigo, tú ni me toques, de hecho… ni me mires, ahora lárgate de mi casa.


 


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