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Suplicando tu amor por Fullbuster

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Deidara Uzumaki POV


 


Salí de casa rápido, pero es que llevaba un día asqueroso. Entre lo de Itachi de esa mañana que ya me sentía bastante avergonzado por lo sucedido y encima lo de Naruto, que me recordaba una y otra vez que yo no era absolutamente nada, sólo servía para esto, para hacer los recados de la gente rica, para obedecerles, porque sin estudios ni siquiera estaba a mi alcance un buen trabajo. Tendría que acostumbrarme a que esto era a lo máximo que podía aspirar en mi vida, a calentar a Itachi por las mañanas hasta que pudiera ir a follarse a su novia por las noches. ¡Qué patético me sentía!


Iba a por los cafés de siempre cuando me crucé con un grupo de chicos a los que conocía muy bien, bueno… en realidad no muy bien, todos tenían mi edad y sé que iban a mi clase cuando yo estudiaba, pero después supongo que sólo pasé a ser la burla de todos ellos. Iban todos a la universidad ahora y caminaban juntos mientras sonreían y hablaban entre ellos. Me detuve cuando pasaron a mi lado sin percatarse apenas, hasta que uno de ellos sí se dio cuenta.


~ ¿Deidara? – Preguntó Kakuzu - ¿Eres Deidara verdad? – volvió a preguntar y me giré para afrontar las consecuencias, suponía que la burla, como siempre. Sonreí y saludé. – No me lo puedo creer ¿Cuánto tiempo ha pasado? – me preguntó


~ Mucho – le dije


~ No te he visto por clases desde… ¿los siete años? – me preguntó - ¿Qué estudias ahora?


~ No estudio – le dije – estoy trabajando.


~ ¿Trabajando? – Preguntó Hidan con una sonrisa en la boca – yo creía que te habrías ido al extranjero a estudiar o algo, como no volvimos a verte.


~ No me fui al extranjero – les dije – si me disculpáis, llego tarde al trabajo.


~ Claro, ya hablaremos en otro momento – me dijo Hidan con una sonrisa que no me gustó.


~ Vale – les dije – hasta luego.


Volví a caminar alejándome de ellos y les vi irse riendo, seguramente de mí pero ya no importaba mucho, supongo que podían hacerlo, al fin y al cabo ¿Qué era yo? sólo el chico de los recados de la familia Uchiha, el que les limpiaba la casa, el que arreglaba todos sus problemas, el que cuidaba de sus hijos, pero nada más. Recogí los cafés en la cafetería de siempre y remarqué que el café del señorito Uchiha estuviera sólo manchado de leche fría y desnatada ¡ni que fuera a notar la diferencia! Es lo que pensaba.


Dejé el primer café como siempre en la secretaría de la empresa Uchiha y me choqué al girarme con un hombre de la edad de Fugaku al que casi le tiré el café de Itachi sin querer. ¡Madre mía la que se iba a montar!


~ Lo siento – le dije – déjeme ayudarle. Madre mía encima seguro que esa camisa cuesta muchísimo – me tapé la boca porque aquello se me había escapado y es que tenía un problema, cuando me ponía nervioso lo soltaba todo. El hombre empezó a reírse.


~ No te preocupes, soy un poco torpe – me dijo acercándose a mi oído – siempre traigo otra camisa porque suelo mancharlas. Sólo tengo que ir al baño y cambiarme.


~ De verdad que lo siento – le dije – no era mi intención, si puedo hacer algo para arreglar este estropicio.


~ No pasa nada – me dijo – Soy Nobuaki Kanemitsu


~ Deidara Uzumaki – me presenté.


~ ¿Uzumaki? – me preguntó – de que me suena a mí ese apellido – pensó.


~ No lo sé, si me disculpa tengo que seguir trabajando


~ Claro, ya nos veremos otro día


~ ¿Otro día? – pregunté.


~ Sí, mi hijo casi siempre está por aquí haciendo trato con los Uchiha y sus viñedos – me dijo – Quizá lo conozcas… se llama Nagato Kanemitsu, pero es más conocido como Pain.


~ Lo siento... no me suena – le contesté – de todas formas… sólo soy el chico de los cafés. Me disculpo una vez más, que tengan suerte en su reunión – le comenté.


Salí de allí y por la hora que era ya… no me daba tiempo a pasar por la cafetería de nuevo. Hoy todo parecía salirme mal. Fui directamente a casa de los Uchiha y Sasuke ya estaba cogiendo sus cosas para irse a clase.


~ Buenos días Deidara - me saludó y me sorprendió que me diera un beso en la mejilla antes de salir cogiendo su café.


Supongo que en el fondo a ese chico le caería bien, pero tampoco sabía nunca que le pasaba por la mente a Sasuke, en cambio sí sabía lo que pasaba por la de su hermano y me daba terror ir a despertarle sin un café así que esta vez lo preparé yo en la cocina y le añadí la canela con las especias que encontré. Lo metí en el bote vació y subí a darle el desayuno. Sólo esperaba que no sucediera como ayer.


Toqué a la puerta y abrí, pero tal y como abrí volví a cerrar al ver a Itachi desnudo en la cama tapado sólo con una sábana su trasero. Encima el agua de la ducha estaba encendida y supuse que estaría con la chica con la que hablaba ayer y con la que había tenido la cita.


~ Pasa Deidara – me dijo y entré lo más rápido que pude manteniendo la cabeza agachada para no verle desnudo.


~ Le traigo el café – le dije – ya me retiro, si necesita algo estaré recogiendo la cocina.


~ Itachi tomó un trago del café antes de que yo pudiera irme y desde luego mi intención era irme antes de que descubriera que no era el café del local, para mi asombro no se quejó.


~ Ves – me dijo – éste es el café que pedí ayer – aluciné porque era el que había hecho yo y no su cafetería favorita.


~ Oh… - dije – me alegro que hayan acertado esta vez su café, que lo disfrute – le comuniqué saliendo de la habitación.


Estuve el resto de la mañana haciendo cosas y escuché la puerta abrirse mientras oía a Itachi despedirse de su acompañante, a la que no vi, pero imaginaba que sería muy guapa. Itachi siempre las había escogido guapas o eso me decía su hermano pequeño las veces que habíamos hablado. La verdad es que Sasuke admiraba a su hermano mayor.


Seguí con mis tareas y limpié toda la planta de abajo incluidos los baños, pero cuando fui a subir a la segunda, me encontré con Itachi en la biblioteca. Decidí irme y volver más tarde para no molestarle en su lectura pero pareció verme.


~ Deidara, ven un segundo – me llamó y maldije por lo bajo mi mala suerte.


~ Sí señor Uchiha, ¿necesita algo?


~ Para empezar que me llames Itachi – me dijo


~ Pero…


~ No me sueltes lo de que no hay confianza – dijo sonriendo – creo que lo de ayer te permite llamarme por mi nombre cuando estemos solos, ¿no?


~ Lo de ayer no volverá a repetirse señor –le dije siguiendo con el formalismo.


~ ¿No? – me preguntó – pues sería una lástima, porque me gustan tus manos y me he quedado con la duda de cuánto más sabes hacer. – comentó arrinconándome contra una de las estanterías y tirando uno de los libros que me golpeó en la cabeza.


~ Mierda – exclamé y claro… Itachi empezó a reírse.


Le vi agacharse a coger el libro y estiró el brazo por encima de mi cabeza dejándolo de nuevo en la estantería y volviendo a fijar sus ojos en mí. ¡Y tenía unos ojos preciosos! Me daban un poco de miedo pero eran muy bonitos.


~ Quería agradecerte el café de ésta mañana – me dijo


~ Ah, pues de nada – le dije intentando irme pero no me dejó marcharme, todo su cuerpo estaba aprisionando el mío contra la estantería.


~ No iba a agradecértelo con palabras – dijo colocando sus dedos con dulzura en mi barbilla y girándola un poco mientras acercaba su rostro a mi cuello y empezaba a besarlo.


Me dio un escalofrío que recorrió toda mi columna y me puso el vello de punto. Madre mía los labios que tenía Itachi, cada vez que me tocaba era como derretirse y es que era tremendamente sensual y sabía que todo esto estaba muy mal, a parte porque yo tenía novio, pero qué iba a hacer, intentaba irme en cuanto podía y su mano iba a mi cintura volviendo a colocarme donde estaba mientras seguía besándome.


~ Por favor – le pedí – pare


~ ¿no te gusta? – me preguntó sonriendo.


~ No – le dije y pareció dolerle mi negativa – ya le dije que tengo novio, deje de hacer esto por favor.


~ ¿y si no quiero? – me preguntó – sabes perfectamente que no se va a enterar, yo tengo novia y no me interesa que esto se sepa, así que tranquilo, será nuestro secreto.


~ Yo no quiero ningún secreto, quiero que pare – le dije


~ Shh calla y disfruta, tienes mucha suerte de que te haya elegido a ti – me dijo con su egocentrismo típico.


~ Pues elija a otro – le dije – no me interesa usted


~ Yo le intereso a todo el mundo – me dijo – podemos hacer esto por las buenas o por las malas, tú decides.


~ Suélteme – le amenacé y volví a intentar irme pero me cogió del brazo antes de que pudiese escapar y volvió a arrinconarme presionando su cuerpo al mío para que no me moviera.


~ Pues por las malas será entonces – dijo empezando a besar mi cuello mientras su mano iba a mi entrepierna.


~ Para, por favor – le dije empezando a llorar – no quiero hacer esto


~ Pero yo sí – me dijo – y tú estás aquí sólo para servirme, así que cállate y déjate hacer


~ Por favor…- volví a suplicarle pero no paró.


Se apartó de mí un segundo para coger mi muñeca con fuerza y arrastrarme tras él empujándome hasta que toqué su pecho y pudo cogerme por el trasero subiéndome encima de una de las mesas de la biblioteca. Intenté defenderme y bajar de ella, pero cogió mis manos y me tumbó sobre la mesa subiéndose encima de mí mientras volvía a besarme.


Estaba llorando, eso lo sabía pero no podía evitarlo, no quería estar allí, no quería hacer esto, no quería que me tocase, antes le tenía miedo ahora empezaba a odiarle. Grité y la verdad es que daba igual gritar o no, por las mañanas la casa estaba vacía y es que Itachi estudiaba en la universidad por las tardes. No vendría nadie.


Me bajó el pantalón y empezó a tocar mi miembro mientras me besaba con fuerza. No paré de llorar y pedirle que parase, que no quería hacerlo, pero le dio igual, siguió masajeando mi miembro hasta que me excité. ¿Cómo podía estar pasándome a mí esto? Encima con el hijo mayor de mi jefe, que se supone que era heterosexual y estaba aquí tocándome, besándome, acariciándome y mordiendo ahora mis pezones sin mucho cuidado. No podía parar de quejarme cada vez que mordía, me dolía pero él parecía disfrutarlo. No paró en todo el rato de mover su mano en mi miembro y cada vez estaba más excitado, no quería correrme, no quería darle ese placer, pero cuando me besó con aquellos labios que él tenía, tan tremendamente seductores, no pude evitarlo, llené su mano entera y me sentí aún más avergonzado.


~ Ves como te excito – me dijo triunfante mientras lamía su mano probando un poco de mi líquido – delicioso – comentó para bajarse de la mesa y dejarme allí tumbado, llorando y con los pantalones casi por los tobillos.


Me sentía sucio, me sentía ultrajado y no podía encontrar una solución a mi problema a menos que fuera renunciar, pero él me tenía bajo control, no podía dejar este trabajo, no tenía estudios para buscar otro, no me cogerían en ningún lado y tenía que pagar las facturas ¿Qué iba a hacer? A este paso iba a convertirme en la puta personal del Uchiha. Tenía que hacer algo ¿pero el qué?


 


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