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La cocina verde por Naghi Tan

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Resumen Dieciseisavo Drabble: Medio año había pasado y ver a Sanji de esa forma ya se les estaba haciendo costumbre.

Universo: One Piece, donde a Sanji lo vuelven un Pixie y la tripulación descubre un secreto de su parte, por su parte Zoro lo cuida por aquel secreto revelado.

Número de palabras: 1341

Comunidades: Reto diario

Número y Nombre del reto: Tabla de Primavera, 006. Atracción

Categoría: PG-13

 

 

 

 

 

“Tu boca de frutilla me vuelve loco,

Me he destrozado los pulmones

Gritando de deseo por tu cuerpo pálido,

Mujer.

 

El trébol de Mayo se ha hecho una cama,

Allí florece el hermoso pasatiempo:

Toda la noche buscaré tu cuerpo.”

—Erdbeer Mund—Franz Ferdinand

 

 

 

 

 

 

 

Una semana había pasado desde que Sanji se había vuelto un pixie —No confundir con un hada por favor, Zoro descubrió de mala forma que al cocinero no le gusta que le comparen con esas criaturas— y la tripulación ya se estaba acostumbrando a mirar por donde caminaban, por precaución y porque no querían a un Sanji cabreado.

El espadachín estuvo con él desde el primer día, nadie se había opuesto a que él fuera el que le cuidara y ayudase en las tareas de la cocina, el primer día fue difícil, Sanji no sabía la manera de cómo volar, así que el espadachín lo había colocado en su hombro para que el cocinero le diera instrucciones de como cocinar, pero antes tuvo que esperar a que el rubio terminara su ropa diminuta.

Lejos de lo pensado, Sanji no había hecho trajes, él había optado por la comodidad y se había elaborado ropa un poco ajustada para poder mover sus extremidades, sus trajes eran hechos de un material especial que Usopp no tenía, así que simplemente tomó las pocas telas de seda —dejando las más ásperas— y se había puesto a cortar y costurar, midiéndose con un pedazo de hilo las diferentes partes de su cuerpo.

—No sabía que te iban las cosas de mujeres—el espadachín exclamó con una sonrisa socarrona, recibiendo una mirada de odio por parte del pixie quien solo removió sus alas levemente y seguía con lo suyo.

Con la ropa terminada, Sanji caminó ufanamente hacia la mano del espadachín y lo pateó, mandándolo a volar literalmente contra la pared, tanto Zoro como Sanji se miraron perplejos, Robin tenía razón de que el cocinero seguiría teniendo su fuerza, solo el tamaño era el que había cambiado.

—Tienes suerte de que estés de ese tamaño, cocinero—suspiró Zoro mientras se levantaba y tallaba la mano—, aunque no creas que no dudaré en aplastarte como un insecto.

El cómo cocinaron fue difícil, a pesar de que Sanji estaba cerca de la oreja del espadachín, tenía que repetir las instrucciones, dado que Zoro no sabía ni un bledo de cocina, las cucharadas, cucharaditas, cortar en juliana, rallar, picar… batir, remover, asar, sazonar… eran palabras ajenas al espadachín, que no sabía porque había diferentes maneras de cortar la carne, verdura y fruta, todo se iría al estómago y saldría de otra manera. Sanji no compartió su opinión.

La comida había quedado medio decente, así que quedaba hacer que el cocinero aprendiera a volar, para que se moviese con más libertad y no tuviera que ser cargado cual perico en el hombro de Zoro. Fueron las cuatro horas más desesperantes que Zoro había presenciado, pero tenía que darle crédito al cocinero por su perseverancia, porque no cualquiera se levantaría e intentaría de nuevo, muy en el fondo, Zoro pensó que el cocinero era un masoquista.

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Cuando Zoro vio pasar flotando a una bandeja con bebidas que iba hacia la dirección de las mujeres de la tripulación, tuvo que reprimir la mirada de soslayo que quería darle al cocinero, por alguna razón, le gustaba como se esmeraba para poder seguir con su vida a como lo era antes del accidente, extrañaba las peleas con el cocinero, no había duda de ello, pero el que ambos pasasen tiempo juntos estaba mermando la barrera que ambos se habían puesto al conocerse, no se odiaban, al contrario, ambos se respetaban pero las luchas eran gratis y servían como entrenamiento.

—¿Has pensado en como regresar a la normalidad, rizado?—Zoro estaba sentado en el Nido de Cuervo, le tocaba guardia y Sanji había comenzado a adoptar dormir dos veces al día, Robin había explicado que los pixies dormían cuatro horas en la mañana y cuatro en la noche, era grave que el cocinero se estuviese adaptando a esos horarios.

—Sí, igual siento que la forma en la que puedes regresar a la normalidad es algo absurda—el moreno había aprendido a leer los labios del cocinero, así no tenía que acercar su oreja hacia él—, no veo cómo le harás para tener un encuentro carnal con alguien.

Había la forma, Nami había sugerido buscar a una linda pixie y dejarla con el cocinero, pero tanto Zoro como Sanji se habían negado, Zoro porque había tenido la sensación de vacío cuando la navegante lo había sugerido y Sanji porque no quería hacerlo de aquella forma.

Medio año había pasado y ver a Sanji de esa forma ya se les estaba haciendo costumbre, cuando tenían que pelear con los marines les venía bien que Sanji fuese diminuto, así volaba hacia los barcos y se adentraba a buscar mapas y demás, mientras sus nakama se ocupaban de los marines.

Fue un accidente casi mortal que hizo que los mugiwara se replanteasen la manera en volver a la normalidad a su cocinero. En una pelea contra otra tripulación pirata, Sanji había sido detectado por un usuario de la akuma no mi y casi lo había matado, de no ser por la oportuna intervención de Usopp, quien se había dado cuenta de que el enemigo no iba tras ellos, perdió una ala y Chopper tuvo que tener demasiado cuidado con el tratamiento de su nakama, había leído en el libro de la arqueóloga que el ala podía volver a crecer, pero las heridas de un pixie debían de ser tratadas rápidamente.

—Hay que buscar una pixie si o si—declaró la navegante, con aire solemne, no había cabida a objeciones.

Y ahí estaba nuevamente, la extraña opresión en el pecho y estomago del espadachín, cosa que no quería sentir, porque no podía sentirse traicionado, él mismo se había acostado con Tashigi por despecho, porque había pensado que Sanji tenía más experiencia que él y porque nunca creyó tener alguna oportunidad con el cocinero.

No podía decir que el cocinero le correspondía, porque no le había dicho absolutamente nada, pero en ese medio año habían convivido más y no se trataban tan mal —que habían descubierto como luchar entre sí, pero era por entrenamiento, no por furia—, se levantó y caminó hacia la enfermería, la decisión estaba tomada, tenía que decírsela al rubio, solo esperaba que no lo tomase tan mal.

Chopper había colocado a Sanji en una pequeña caja que le hacía de cama y Zoro arrastró una silla para estar al mismo nivel que el cocinero.

—Han decidido buscarte a una pixie—Zoro no levantó su rostro, no quería que Sanji viese el dolor en sus ojos—, pienso que está bien, casi mueres, cocinero y aunque te moleste la bruja ha dicho que es necesario.

En una charla nocturna, Zoro se había enterado que Sanji valoraba mucho el amor y que tener relaciones sexuales sin sentimientos no le iba a él, no juzgaba a las personas que lo hacían, pero él tenía que esperar a la persona indicada.

Zoro sintió que algo le jalaba el dedo, alzó su rostro y vio que Sanji señalaba su mano, rápidamente captó el mensaje y dejó subir al cocinero en su mano, lo acercó a su rostro y sintió el pequeño abrazo que le daba en la nariz.

“Gracias por preocuparte” fue lo que alcanzó a escuchar y el corazón se le encogió…  no había manera en que permitiría aquello, tenía que buscar la forma de hacer sentir bien al cocinero.

 

Continuará…

 

Notas de Autor: La que viene es la última parte, sube a PG-17, y a ver cómo le hago… que ya sé que hacer, no quiero que Zoro y Sanji salgan fuera de sus personalidades, hay que tener rudeza… pista: la canción que estaba escuchando para hacer esta parte —qué es la de los fragmentos en español que dejé arriba— tiene que ver demasiado con la siguiente parte, búsquenla si gustan.

 

 

 


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