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Conservando el corazón por Rukia Matsuoka

[Reviews - 191]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del capitulo:

¡Hola!

Cuanto tiempo, eh...

Siento mucho el retrase, siendo sincera hasta hoy pude terminal este capitulo, vaya...

Bueno, dejando eso de lado...

Faltan cuatro capitulos para navidad...CofCofCof...Digo, cuatro capitulos para terminar jejeje

Ahora, me voy a contestar sus review :3

Agradezco a aquellos que esperaron tanto y a aquellos que leen o dejan un review ;)

 

—Me siento como un anciano...

Deidara suspiro. Había pasado una semana desde el parto de Haku y se encontraban en el jardín del doncel teniendo una barbacoa para celebrar el nacimiento del pequeño Yuki sin embargo, había propuesto junto a sus amigos donceles una tarde llena de postres, habían considerado que era perfecto para el ambiente del bebé pero, habían negado su petición. Los varones alardeaban que podrían cocinar para ellos, considerado que Zabuza no era amante de los dulces y era su momento para tomar decisiones en su hogar.

Deidara suspiro de nuevo. Los donceles se encontraban en la cocina preparando la salsa para degustar las carnes pero, el rubio aun se quejaba de querer preparar galletas, pudin…Su especialidad eran los postres no la salsa…Y anhelar estar horneando le hacía sentir de la tercera edad.

Itachi preparaba las salchichas mientras observaba a su esposo quien hacia un puchero. Sonrio afligido, Deidara estaba molesto y los demás donceles estaban tratando de aumentar su buen humor.

—Deidara en verdad estaba enfadado…—Sasuke miraba hacia la ventana mientras molía la carne.

—Creo que es la primera vez que negamos su petición de hacer pastelillos…—Sai sazonaba los filetes de res.

—Espero que no trate de vengarse—Susurro Zabuza mientras preparaba la asadora. No había sido su intención molestar al doncel pero, quería un ambiente más familiar y consideraba que, una barbacoa con amigos era lo más adecuado.

Itachi se carcajeo de la imaginación de su amigo, estaba seguro que el mal humor de Deidara se le pasaría con un poco de cariño y mimos.

—Trata de no estresarte por la barbacoa, Dei—Le sonrio Haku, quien se encontraba sentado en una de las sillas mecedora cerca del comedor con el pequeño Yuki en brazos cubierto por una suave sabana celeste con estampados de copos de nieve.

 No podía hacer mucho esfuerzo, aun llevaba el fajón para que las puntadas de la cesárea no se abriesen. A su lado se encontraba la cuna de Yuki siendo temporalmente usada por el pequeño Bolt mientras Naruto  trataba de convencer a sus amigos de agregar más picante a la salsa.

—Naruto, no mas— Gaara trataba de detener al rubio para que dejase de colocar picante en la salsa. Sabía que Haku debía comer balanceadamente.

Izuna entro a la cocina observando a los donceles jóvenes reír por la escena de Naruto y Gaara. Se sentía orgulloso que su hijo escogiese a un doncel tan inocente. Reprimió una carcajada al enterarse que la situación amorosa de su hijo era la misma que Tobirama y él, con diferentes edades y con diferente rol. Se había casado con Tobirama cuando cumplió los quince años y el varón a los dieciséis años, y se había embarazado de Sai a los catorce años. Aquella noticia fue la sensación en la familia Uchiha principalmente para su hermano mayor, Madara. Tobirama y Madara se habían golpeado hasta que Hashirama se presento en la escena y les detuvo. Pero, lo que más le había dolido de su familia fue la propuesta y única solución a su situación. Abortar a Sai…

Después de ello, solo lloro por días hasta que Tobirama se presento en su hogar y se fugaron como los adolecentes que eran. Pasaron meses para que su familia aceptase su unión y les permitiese tener a su hijo. Con el tiempo, Tobirama se había encargado de ganarse a su familia por puro instinto.

Sin embargo aquella situación no había sido a causa que, Tobirama le instase a hacer el amor con él. Fue él quien le sedujo. Aunque había sido un adolecente, la tecnología le había tuteado muy bien. Por casualidad, había visto una página web de pornografía donde había visto un video donde un varón y un doncel tenían el acto sexual. Y no logro evitar excitarse. Cuando trato de insinuársele a Tobirama, este le había rechazado pero,  no por mucho tiempo.

Ahí estaba la similitud de la relación amorosa de su hijo con la suya. Tobirama era el decente y él el pervertido mientras que, Gaara era el inocente y Sai el pervertido con la única diferencia que, Sai estaba soportando con mucha perseverancia sus genes pervertidos aunque, no podía evitar que se filtrase un poco de perversión y tratase de manosear a su Gaa-Chan.

— ¿Por qué demoran tanto? —Apareció Tobirama por atrás. Izuna debía de llamar a los donceles ya que la carne estaba casi lista y querían que los donceles les ayudasen a preparar los platos.

—Estaba pensando…—Tobirama le miro con una ceja enarcada—Sai disfrutara romperle la cadera a su Gaa-Chan—Se carcajeo.

Tobirama le miro sorprendido y sonrojado— ¡No digas eso!

Izuna se giro a verle con lujuria— ¿Porque? —Coloco sus manos sobre el fuerte pecho de su esposo cubierta por aquella camisa roja de manga corta— ¿Te excita que hable así? —Fue caminado lentamente empujando a Tobirama hasta hacerle llegar al borde las escaleras—Podemos ir a la habitación, los demás están más interesados en la barbacoa, así podrás rompérmela…

Tobirama le abrazo su cintura mirándole con profunda seriedad porque sabía que le haría sentir ansiedad del acto. Como si no pesase nada le tomo de manera nupcial mientras le escuchaba reír divertido. Llegaron a una habitación y le coloco el seguro a la puerta, no quería que la temperatura de la pasión se enfriara por alguien que llegase a buscarles, como sucedió con Deidara.

—Te ves más ansioso…—Le susurro Izuna cerca de uno de sus oídos.

Le aventó en la cama mientras el azabache suspiraba placentero. Solo su doncel podía ver, que la serenidad y ética no era real, era el único que conocía su lado apasionado.

—Desde que Deidara nos vio, no hemos podido tener un momento a solas—Tobirama empezó a subirse en la cama buscando situarse entre las piernas de su doncel mientras se desabotonaba aquella camisa—Estos donceles no hacen más que tener malos días uno tras otro.

—No les culpes, desde ese accidente, nadie tiene un buen estado de ánimo—Izuna le sonrio mientras se movía sensualmente en la cama ante la vista de Tobirama mientras se quitaba la camisa negra y dejaba ver sus tetillas rosadas.

Coloco sus brazos alrededor del cuello de su esposo y le acerco para besarle. Tobirama desabrocho aquellos pantalones ajustados de su doncel y despojarle dejándole con aquellos sensuales bóxer para donceles color rojo con encaje en lugares «Apropiados» Izuna se sonrojo mientras le quitaba los pantalones a su esposo, estaba usando ropa interior nueva, la había comprado en la tienda de lencería al ser nueva mercancía y el modelo estaba siendo muy popular por muchos donceles. El bóxer no solo tenía encajes en las piernas y de frente, sino que, también adornaba sus glúteos específicamente señalando su estrada de manera indirecta. La prenda era como una tentación para el varón que la viese ¿Y qué doncel no le encantaba volver loco a su pareja? Jadeo ahogado al ver el prominente bulto que tenía Tobirama y gimió extasiado al sentir como era presionado contra sus glúteos, Tobirama empezó a fingir embestidas y el encaje cerca de su entrada aumentaba las sensaciones.

—Tobirama-Chan…Ya…—Ansioso, Izuna empujo a un lado a su esposo y se coloco encima de rodillas a piernas abiertas. Sin vergüenza, se quito con lentitud su bóxer y se inclino un poco para besarle mientras buscaba en uno de los cajones de la mesita de noche el lubricante. Tobirama aprovecho, y tomo entre sus labios una de las tetillas que le tentaba frente a sus ojos. Izuna jadeo, dejando que su esposo mimara sus tetillas.

Con una risilla, se alejo de su esposo y se giro dándole la espalda. Tobirama gruño al ver a su esposo untar el lubricante en sus dedos mientras se inclinaba regalando la vista de sus glúteos e introducía uno de sus delicados y húmedos dedos en su sonrosada entrada.

—Tobirama…—Jadeo.

El aludido respiro con pesadez. Izuna grito sorprendido al sentir su cadera siendo tomada con fuerza y gimió con fuerza al sentirse llenado. Tobirama le tomo de los brazos y empezó a embestirle con rapidez. Los gemidos ahogados de Izuna era como una dulce melodía y la vista de su miembro perdiéndose entre aquellos redondos glúteos que le llevaban a los cielos le hacía embestir con más profundidad. Izuna sentía que su esposo no le daba respiro, sus brazos eran apresados con fuerza y sus piernas empezaban a debilitarse, se sentía sometido por su varón y le hacía sentir cerca del orgasmo.

Tobirama dio una embestida fuerte y profunda para arrodillarse en la cama y elevar un poco a Izuna y embestirle de nuevo. El azabache aprovecho para girar un poco su rostro y anhelar un beso que no le fue negado. Tobirama introdujo su lengua jugando con la otra haciéndole jadear, siguió bajando hasta llegar a aquel delicado cuello dejándole marcas sonrosadas, continuó bajando llegando a su mayor deleite, aquellas tetillas rosas. Izuna gimió al sentir una de sus tetillas ser succionada con fuerza. Estaba siendo embestido en una posición muy curveada y su esposo estaba muy demandante con sus tetillas. Sintió un leve mordisco en una de ellas y un escalofrió recorrió su espalda hasta hacerle gritar. Tobirama gruño al sentir la estreches de su doncel y aumento las embestidas hasta llenar a su doncel.

Tobirama dejo caer su cuerpo en la cama llevándose consigo el cuerpo de su doncel acomodándole como debe ser, aferrado a su pecho. Izuna dormitaba un poco disfrutando de los residuos de su orgasmo.

—Este es un buen momento para fumar…

Se escucho una leve risilla—No fumas, cariño…

Tobirama le acompaño en su risa, había disfrutado de su intimidad y no había sufrido interrupciones ni de mirones…

~*~

Itachi sonreía nervioso observando el sonrojo de los donceles presentes, no podía creer que sus tíos estuviesen intimando, aunque aquello no le afectase para nada emocionalmente pero… ¡Hacerlo en el hogar de su amigo de la universidad! Incluso había un bebe, aunque recién nacido y no entendiese ninguna palabra pero, un menor de edad en fin. Además, sus gemidos entre otros sonidos se habían escuchado hasta el jardín.

—Debo de desinfectar esa habitación en la mañana, solo espero que no fuese la nuestra—Zabuza miro a sus esposo quien le sonreía con ternura mientras disfrutaba de un filete.

Minato observo a Madara y luego miro una de las patas de la mesa siendo sostenida con extrema fuerza por el azabache. Suspiro, dudaba que Madara superara sus celos de hermano mayor. Aprovechando que usaba una camisa sin mangas gris, unos pantaloncillos hasta las rodillas de color azul y unas sandalias de cuero negro elevo una de sus piernas empezando a acariciar los muslos de su pareja. Madara salto de la silla, miro a Minato sorprendido por el atrevimiento. El doncel solo le sonrio provocativo haciendo que el otro olvidara a su hermano intimando con su pareja en el hogar de Zabuza.

Después de la espera los donceles aparecieron con las salsas. Itachi se acerco a su doncel para tomar el tazón de salsa que llevaba entre las manos. Deidara se sentó cansado en la mesa campestre, su bebé cada vez pesaba más y sus tobillos se inflamaban por estar de pie pocos minutos. Su esposo le sonrio mientras le colocaba la suficiente comida en diversos platos. Miro encantado las diversas carnes con los pequeños vasos con salsa barbacoa. Había superado las nauseas y el  sentir el aroma hacia que su estomago gruñese de deseo. Sin vergüenza y sin esperar a que todos tuviesen sus platos llenos empezó a comer. Los demás miraban enternecidos por ver al doncel comer tan rápido y con gozo. Itachi miro a Zabuza haciendo un ademán en señal que la molestia por haberse negado a hacer postres había desaparecido. Zabuza sonrio negando, los donceles embarazados eran felices cuando comían.

~*~

Deidara caminaba con cuidado por la casa en busca de su Oto-Chan, tenía hambre aunque hubiese almorzado hace unas horas, ¿Dónde se habría metido Minato? Llevaba buscándole por mucho tiempo por toda la inmensa mansión. El único lugar que faltaba por revisar era el jardín pero, no se le antojaba caminar tanto, estaba en su octavo mes de embarazo y su nivel de pereza y cansancio había aumentado, eso también incluía que él no quería cocinar, Necesitaba que le mimaran además, Haku y Naruto le habían comentado lo tan «No doloroso» que era el dar a luz y eso le hacía no querer moverse mucho. El poseía lumbral del dolor.

Suspiro, por el bien de su antojo y estomago caminaría hasta el jardín donde deseaba que estuviese su Oto-Chan, de caso contrario debería cocinar. Es decir, caminar de nuevo hasta la cocina y cansarse más. La sola idea le hacía querer llorar como un niño pequeño.

Camino lo más lento  que pudiese hasta que llego a la puerta que daba salida al jardín trasero, siguió caminando mientras miraba su entorno lleno de flores, mariposas y un leve sonidillo de aves. Llego hasta las gran frontera de arboles que indicaban que estaba cerca del gran muro que rodeaba la mansión. Camino un poco intimidado por lo oscuro que era entrar a la gran arboleda, iba a retirarse resignado y asustado por no encontrar a su Oto-Chan pero, una pequeña casa le llamo su atención, su sentido de la curiosidad le hizo caminar hacia ella mientras sentía unas pataditas.

— ¿También tienes curiosidad, pequeño? —Deidara sonrio enternecido por la situación.

Llego a la puerta de la casa y miro que el candado estaba tan sarroso que al tocarlo se desarmo por completo dejando la puerta abierta. Deidara trato de ver entre medio de la oscuridad, tenia miedo, se sentía como en las películas de terror donde llegas a una casa y aparece un asesino con una sierra o, donde te salta un muñeco diabólico al ver que era un bodega de cosas que en la mansión ya no se utilizaban. Estaba por retirarse pero, siempre había algo que le detenía pero, esta vez no le dio curiosidad, sino confusión. Se acerco hasta la pequeña cuna color naranja que estaba a un poco escondida entre tantas cosas, cuando se recostó al barandal de la cuna noto que estaba rodeada de plástico trasparente para que las ratas no la mordiesen, al menos no tan rápido. Levanto un poco el forro de la cuna al ver unas cuantas cosas dentro. Sintió otra patadita de su bebé pero no le dio mucha atención, tomo una bolsa negra y al abrirla un escalofrió recorrió su espalda. Eran ropa para bebe, pañales, talco, lociones; todo para bebe. No entendió porque, pero su cuerpo empezó a temblar. Observo dentro de la cuna y observo muchos papeles y un folder le llamo la atención. Lo tomo y lo leyó. Sus manos empezaron a temblar. Eran imágenes de ultrasonidos junto al historial médico. Pero aquellos ultrasonidos no eran del bebe que llevaba en su vientre.

Un profundo dolor de cabeza le ataco haciéndole soltar los documentos para calmar el dolor pero, otro dolor le ataco. Su vientre empezó a doler. Camino hasta la puerta a como el dolor se lo permitía e iba a gritar por ayuda hasta que sintió sus muslos mojados. Miro horrorizado como había roto fuente pero sus dolores no se detenían.

— ¡Oto-Chan! ¡Naruto! —Empezó a llamarles, Naruto debía de escucharle, sabía que estaba en alguna parte de la misión cuidando de Bolt y su Oto-Chan, si estaba cerca también le escucharía…

~*~

Naruto acostaba al pequeño Bolt en su cuna, le había dado su biberón y sacado sus gases, estaba listo para dormir una larga siesta esa tarde. Se alejo de la cuna y camino hacia la cama para recostarse un poco, Bolt gozaba que le llevase en sus brazos pero era cansado para él. Iba a encender la televisión cuando un grito le llamo la atención, pensó que podría ser su imaginación pero, otro grito desgarrador le asusto. Levantándose de la cama de un salto corrió hacia donde se escuchaban los gritos, reconocía la voz de su hermano mayor y el que estuviese gritando le aterraba. Llego al patio trasero y lo vio recostado en uno de los grandes árboles sosteniéndose en vientre. Corrió hacia él, notando que el suave pijama estaba mojado.

— ¡Deidara! —Le hizo apoyarse en él para llevarlo a la mansión

— ¿Dónde está Oto-chan?

—Creo que, fue al súper mercado junto a Madara-San—Naruto caminaba lento por los gemidos dolorosos de su hermano. Mordió su labio inferior deseando sentir más corto el camino de la mansión hasta la cochera donde se encontraba el auto de Sasuke.

 Llegaron hasta el auto y lo sentó lo más cómodo que pudo en los asientos de atrás. Corrió a adentrarse al auto y empezar a conducir. Quería gritar de impotencia y llorar de preocupación, los gritos de dolor de Deidara no se escuchaban como los típicos gritos de parto. Llego lo más rápido que las leyes le permitían golpeándose contra el volante del auto al detenerse en ciertos semáforos, el auto no era suyo por lo tanto no debía de buscarse problemas con un policía de tránsito que, seguro le detenía para multarle y alargar el sufrimiento de su hermano.

Freno de manera sonora en la entrada del hospital y empezó a pedir ayuda. Un grupo de enfermeros llegaron y se llevaron en silla de ruedas a su hermano. Cuando uno de los enfermeros le detuvo para que les dejase a cargo aprovecho para salir a la calle y  tomar un teléfono público y llamar a Sasuke.

— ¿Qué sucede? —Se escucho la voz de Sasuke mientras de fondo sonaban las teclas de su computadora.

—Dile a Itachi que, Deidara entro de parto, luego ve a la mansión—Suspiro antes de decir lo que molestaría a su esposo—Deje a Bolt dormido en su cuna y no hay nadie en casa…

— ¡¿Qué…?!—No dejo terminar a su esposo y le colgó. Sabía que le daría un discurso por dejar solo a su hijo y olvidaría la situación de Deidara.

Entro de nuevo y camino hacia la habitación donde había visto entrar a su hermano e iba a sentarse en una de las bancas en la pared pero, sentía un escalofrió recorrer su espalda cada vez que se acercaba a esa habitación. Los gritos de su hermano se escuchaban cada vez más fuertes y lastimeros. Aquello no estaba bien, cuando dio a luz a Bolt había sentido demasiado dolor pero, no el suficiente para hacerle gritar de aquella manera…

~*~

—No lo puedo creer…—Sasuke susurraba desesperado mientras maldecía el autobús que iba a  una velocidad baja. Itachi le había propuesto llevarle en su auto aquella mañana y él había aceptado como si nada. Aunque no podía arrepentirse porque el haber dejado su auto, había ayudado en llevar a Deidara al hospital. Pero, no consideraba correcto el que Naruto hubiese dejado solo a Bolt en la mansión y ¿Dónde estaban Minato y su Oto-San?

El autobús llego a la parada cerca de la mansión y salió corriendo. También pensaba que era mala idea que el jardín del frente de la mansión fuese tan amplio. Un escalofrió recorrió su espalda cuando se acerco cada vez más a su hogar, su pequeño Bolt estaba llorando demasiado fuerte. Aumento la velocidad y entro a la mansión y subió desesperado hasta la habitación de su hijo.

—Hola, Bolt. Ya llego Oto-San—Reviso el pañal del pequeño y estaba limpio. Por la hora suponía que había tomado su biberón así que, estaba llorando por encontrase solo en aquella amplia habitación—Naruto recibirá un buen discurso cuando vuelva…

Sasuke le acuno en sus brazos haciendo suaves movimientos hasta que Bolt empezaba a sollozar somnoliento pero, se negaba a cerrar los ojos. El azabache toco su pequeña naricita con uno de sus dedos haciendo sonreír al pequeño mostrando sus rosadas encillas.

Suspiro…—Esta bien, tú ganas. No regañare a Naruto—Su pequeño cerró los ojos complacido mientras Sasuke suspiraba derrotado. Al parecer el pequeño Bolt no solo había heredado la belleza de Naruto, también había heredado los métodos para persuadirlo.

Camino hacia la ventana y la abrió para que entrase aire, no se sorprendería que su hijo estuviese sofocado y por eso había empezado a llorar. Aunque podría regañar a Naruto por eso, el haber dejado la ventana cerrada había sido por seguridad. Ahora, lo que debía de preocuparle seria la condición de Deidara y la reacción de Itachi…

~*~

— ¿Por qué hiciste esto…?—La voz lastimera y rasposa de Deidara hizo palidecer a Itachi— ¡¿Qué sucedió con el luto de mi hijo?! —No había recordado todo pero, si había recordado cuando le dieron la noticia del aborto de su primer bebé, el día de su funeral y la lapida sin nombre. Otro profundo dolor llego de nuevo a su cabeza, estaba a punto de perder la razón de tanto dolor. Su mente, su vientre y sus recuerdos le estaban haciendo pedazos.

— ¡Deidara! Sakura ¿Qué le sucede? —Itachi se acerco hasta su esposo al verle sostener su cabeza con tanta desesperación—Deidara, tranquilo. Todo estará bien…

— ¡Cállate! —Deidara le miro con dolor y furia— ¡Sabias que aun no podía olvidar a nuestro hijo! ¡¿Por qué me hiciste esto, Itachi?! —Deidara trato de sentarse en la cama pero el profundo dolor en su vientre lo dejaba acostado.

Sakura le dio indicaciones a una enfermera que asentía y se retiraba de la habitación con rapidez—Vamos a dormirle…—Itachi le miro asustado—Deidara dará a luz pero, también esta recordado y eso le está causando dolor. Si no le dormimos, el bebé puede salir lastimado.

Deidara logro mirar entrar a la enfermera y acercarse a la intravenosa que estaba colocada en uno de sus brazos y le vio inyectar un líquido en un pequeño tubo. Miro de nuevo a Itachi, su vista empezaba a verse borrosa, quería odiar a su esposo por haber roto el luto de su hijo, por considerar la idea de tener otro hijo sin preguntar su opinión o esperar a que recuperase todos sus recuerdos pero, el ver la mirada herida y llena de preocupación se lo impedía. Lo amaba pero, estaba molesto. Luego discutirían el tema. Ahora solo quería dormir mientras muchas imágenes venían a su mente…

Notas finales:

¡Hola! De nuevo...

Me disculpan si se me fue un error ortografico por terminarlo y limpiarlo muy rapido, queria publicar el capitulo en cuanto lo terminara para que no piensen que abandone la historia. De hecho ya lo tengo planeado solo me falta tiempo y una tasa de cafe para que no me entre la pereza y...

¿Que tal estuvo el capitulo? Nadie se esperaba lo de Tobirama e Izuna ¿Eh? ¿Eh? ¿Eh? -Cara de Dory de buscando a Nemo-

Y pues, aun no viene la angustia, el siguiente capitulo viene con algo de juventud y universidad XD

Nos vemos (n.n)/


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