Capítulo 2: Mañanas difíciles
Al día siguiente
Cuando se encontraba medio despierto, aun con los ojos cerrados, sintió algo en su pecho y un agradable aroma inundo sus fosas nasales, un olor a lavanda, abrió lentamente sus ojos y vislumbro una mata de cabellos plata, recordó lo que había pasado el día anterior y con delicadeza aproximo sus manos hacia el cabello del chico sobre él y le acaricio cuidadosamente.
El pequeño cuerpo sobre de él se revolvió y pronto comenzó a abrir los ojos con cansancio y pereza, se sentía demasiado bien como para querer levantarse.
Los ojos azules se encontraron con los verdosos.
Momento de silencio.
Ai le sonrió dulcemente durante unos momentos y él correspondió la sonrisa, pero segundos después el menos cayo en cuenta de la situación y abrió los ojos con verdadera sorpresa.
— ¡¡AAH!!— Nitori grito tan alto y se levantó tan rápido que cayó al suelo, sus mejillas se sonrojaron y sentía sus orejas arder— ¡M-m-m-Makoto-san!— su voz salió demasiado aguda.
—Buenos días—le sonrió cálidamente y se sentó en la cama— ¿Cómo dormiste?—
—…— el pequeño solo quería ser tragado por la tierra, no sabía dónde esconderse de la vergüenza que sentía en aquellos momentos—…— ni siquiera podía mirar al mayor a los ojos.
—No te preocupes por esto—levanto levemente la mirada y vio que el de ojos verdosos sonreía tiernamente- No pasa nasa-
—P-Pero…—
—En serio, ayer— sus ojos se ensombrecieron— Fue un día duro—
—…— sintió los ojos arder ante el recuerdo del día anterior, se mordió el labio para evitar que las lágrimas volvieran a salir
—Date un baño, yo preparare el desayuno— Makoto salió del cuarto dejando solo a Nitori y sus pensamientos respecto al día de ayer.
El pequeño se abrazó a sus piernas e inevitablemente lagrimas comenzaron a salir, quiso quedarse en aquel lugar por el resto del día, pero sabía que sería imposible. Se levantó con cuidado y se dirigió sin ganas hacia el baño.
. . .
Makoto bajo las escaleras con cansancio, y se dirigió a la cocina, en realidad no tenía ganas de hacer nada pero no podía simplemente irse y dejar al peli plata como se encontraba en esos momentos.
—Veamos—frente al refrigerador sacando algo de fruta, leche, huevos y demás cosas—Algo rápido—
Inicio la mezcla de los ingredientes como un movimiento robótico y sin verdadero esfuerzo. Si fuera por él hoy ni siquiera se hubiera levantado.
Mezclo los ingredientes, exceptuando la fruta, y empezó a cocinar.
Después de unos minutos ya había terminado, en la mesa se encontraban, en un plato, una pila de hock cakes, dos tazones con fruta, dos vasos con leche y una pequeña jarra con jugo de naranja.
Escucho pasos que indicaban Nitori baja las escaleras, salió de la cocina y observo el pequeño cuerpo de su amigo, vestido con unos pantalones en color marrón y una playera a rayas azules y blancas. Ai se veía cansado, con una ojeras bajo los ojos, al igual que estos estaban levemente hinchados y rojizos a causa de que llorar la noche anterior.
—Makoto-san— su voz era débil y sin emoción
— ¡Bien! Me daré un baño rápido— le sonrió con alegría fingida.
—Claro… buscare ropa para usted— ambos subieron de nueva cuenta por las escaleras, en un silencio un poco incomodo.
Nitori fue en busca de la ropa y Makoto entro en el baño, se desvistió con cansancio, dejando las prendas en el cesto de ropa sucia. Se metió bajo la regadera, dejando que el agua caliente le dieron de lleno en la cabeza, se quedo inmóvil, con la mano derecha en la pared y apretando la mano izquierda hasta que sus nudillos con gran fuerza.
—Maldición- susurro, en algún momento las lagrimas habían empezado a correr de sus ojos hasta su barbilla, camuflaje adose con el agua.
Dolía, quemaba. Sentía como aquel sentimiento le consumía lentamente, le dejaba sin fuerzas y sin voluntad de seguir viviendo.
—Es obvio, has vivido enamorado de aquel sujeto… ¿Por cuánto? Doce años, trece… toda tu vida— la estúpida voz que comenzaba a odiar, se dejó escuchar por toda su mente— No ignores lo que es obvio— golpeo la pared, cansado y arto de todo.
—Cállate— no le gustaba cuando se ponía a discutir consigo mismo, sabía perfectamente que aquella voz siempre tendría la razón, cosa que le hacía enojar aún más.
—Makoto-san—escucho como toco la puerta—Tengo la ropa—y fue abierta— La dejo aquí— fue cerrada nuevamente.
—Mira al pobre chico… es un muñeco roto, sin alma— de verdad comenzaba a pensar en alguna manera de callar esa molesta voz—Y tú eres lo mismo, has perdido todo y por una sola persona—
Ignoro por completo aquella voz, se lavó el cabello y el cuerpo, se vistió y salió.
. . .
Nitori estaba sentado en la mesa, jugando con un tenedor, escucho los pasos de Makoto bajar las escaleras, pero no se movió un centímetro de su lugar y siguió con lo que hacía.
—Ai—escucho su nombre de los labios de aquel chico y lo volteo a ver.
-Parece que la ropa le queda bien- sonrió con desgano y dejo en paz el tenedor.
—Ai…— Makoto observo como el pequeño se levantaba sin ganas y se retiraba del comedor.
—Lo siento… no tengo hambre… gracias— desaparecio por el segundo piso dejando a Makoto completamente solo.
Tomo asiento y probo un bocado, trago y volvió a dejar los cubiertos sobre la mesa, el tampoco tenía ganas de comer, paso las manos por su cabello.
Su celular sonó, la canción que comenzaría a odiar desde ese día, la canción que había elegido como tomo para Nanase Haruka, su ex-novio.
— ¿No crees que esa palabra duele como un golpe en los bajos?—
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De: Haru-chan
Asunto: Necesito hablar contigo.
Mensaje:
Tengo algo impórtate que decirte, nos vemos mañana en el café de siempre.
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—Justo en el corazón—idiota voz en la cabeza.
Respondió aquel mensaje, pensando en el día de mañana, que se suponía seria uno de los más felices de su vida.