Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dulce Amor por Sabaku_No_Akemi

[Reviews - 40]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Una disculpa por la tardanza en subirlo aqui!

No habia tenido tiempo, pero ¡Aqui esta!

Rusia se encontraba en su habitación, con los nervios de punta, esperando atentamente a que el teléfono que había en ella sonase con el tono molesto que los teléfonos celulares suelen tener.
Sus nervios estaban justificados, hace un rato había recibido una llamada de Cuba en la cual le decía que México le llamaría para cuestionarle sobre un nuevo tema que el ruso simplemente no quería tocar; La Guerra Fría.
Estaba enamorado del mexicano, eso lo sabía gracias a su hermana, y por lo mismo no quería que México se enterase de ciertas guerras en las cuales había participado y había hecho cosas desagradables, porque él lo sabía, las cosas que había hecho durante esa época no eran del todo morales o correctas, y no se arrepentía tampoco.
Su mente daba vueltas, no entendía lo que ocurría, Lituania varias veces había entrado a la habitación para preguntarle si deseaba algo, y el simplemente lo ignoraba. Una botella de Vodka le acompañaba e aquella habitación, junto a un vaso a medio beber. Rusia estaba tan ensimismado sacando conclusiones que ni siquiera le había dado un trago a su bebida favorita desde que la había servido.
Caminaba por toda la habitación, el eco de sus zapatos resonaba en su cabeza junto con la miles de preguntas imaginarias que se hacía sobre el moreno. Aquel sentido al odio que, a pesar de no olvidarlo, se había apartado de él desde hacía un rato ahora regresaba con una mayor intensidad, con una fuerza indescriptible hacia su pasado.
¿Cómo se había enterado México de lo que le pasaba? ¿A quién se le había ocurrido la grandiosa idea de decirle a México, SU México, aquella horrible historia? Y peor aun ¿A quién se le ocurrió la estúpida idea de decirle que la Unión Soviética era una chica?


º/º/º/º/º/


México sentía alegría recorrer todo su cuerpo, y eso era normal. Finalmente, después de mucho tiempo buscando y esperando, encontró a alguien que le hiciera sentir mariposas en el estomago, y si bien podía ser que no sabía mucho de ella, o que ni siquiera conociese su rostro, a él no le importaba, se sentía tan contento con su destino que había olvidado la amargura de recordar que era soltero y se había convertido en una alegría, pues siendo soltero podía relacionarse con ella.
¿Ella seria soltera? Se lo pregunto una vez y no volvió a pensarlo, era obvio que ella estaba soltera a su parecer ¿Por qué? Porque el destino debe unirlos, y si miente ¿Por qué olvido su paliacate en la sala de conferencias aquel día, se encontró a España y este le entrego un libro con un argumento prohibido de cómo debería ser una mujer? Luchona, ruda, perfecta.
Nadie podía profanar aquella felicidad que repentinamente su cuerpo había abordado al leer sobre ella, y justamente como buen mexicano decidió que lo mejor sería festejar su nuevo enamoramiento con un par de amigos, y de paso dejar de deberle a estos la apuesta qué hace no mucho había perdido.
Hace como media hora que había llamado a Chile para avisarle que lo esperaba en el monumento a la Revolución para ir a uno de los incontables bares que se encuentran en la extensa Ciudad de México, Chile acepto, obviamente, gustoso de saber que por o menos bebería gratis esta vez, y que Argentina podía acompañarlo.
México estaba listo, con su paliacate amarrado al cuello y una chamara que resaltaba sus hombros, salió de su casa rumbo al monumento, el viaje ni siquiera lo sintió ¿se fue caminando o en camión? ¿Qué más daba? Cuando llegó espero un momento con los audífonos puestos, escuchando un poco de música mientras observaba a la gente pasar.

— ¡México! —El nombrado se dio la vuelta, mirando detrás de él una silueta conocida que agitaba una mano en el aire. Se acerco a él.
—Qué onda Chile, ¿Cómo estás?
—Muy bien weon, me sorprendió que después de todo si aceptaras que perdiste la apuesta.
—Solo lo hice porque tengo información por la cual debo festejar—dijo el mexicano con emoción, mientras que Argentina ladeaba un poco la cabeza juntándola con la de su pareja.
— ¿Y cuál es esa noticia, si se puede saber?—Dijo el rubio tomando por la cintura a Chile, quien solo tomo las manos de su pareja en su vientre.
— Que estoy enamorado
El argentino y el chileno se quedaron boquiabiertos al escuchar eso, no se esperaban que México fuese a dar tal noticia, ¡Que oculto se lo tenía el muy cabrón!
— ¿¡Quien es la mina!?—Pregunto Argentina con la emoción a flor de piel, mientras se soltaba de Chile y tomaba por los hombros a México.
— ¿Mina? ¿Y quién te dice a ti que no es un tipejo con cabello plateado? — comento chile con una sonrisa ladeada, mientras miraba fijamente a México. El mexicano le devolvió la mirada a Chile, pero de una forma no muy bonita.
—Oh, Chile, no es lo que tú crees, todo lo contrario, es una chica europea, es cierto, pero puedo afirmarte que es una MU-JER, con TE-TAS y CU-LO E-NOR-MES — México estaba poniéndose un poco a la defensiva, claro que eso no iba a arruinar la noche de fiesta que tenía planeada. Aunque pensándolo bien posiblemente no tuviese grandes tributos…
— ¿Eh? — La pareja estaba anonadada, Chile porque no podía entender a lo que se refería, los síntomas que México había expresado el día de la pelea eran de enamoramiento, y ahora decía que era una chica la que lo traía así, que cómico lo que estaba pasando. Y Argentina no sabía que pasaba ¿Chile conocía a la chica y le estaba insinuando que era gay de closet o qué?
México intento cambiar de tema rápidamente, comenzando a hablar acerca de donde querían ir. Obviamente todos quedaron de acuerdo en ir a un bar y después pasar a algún antro.
La pareja iban tomados de la mano, mientras que México andaba caminando a pasos ligeros y danzarines.
Entraron a un bar cualquiera de la zona rosa, para mala suerte del cantinero el mismo que México había visitado con Rusia.
Los tres e sentaron en una mesa redonda y pequeña, una mujer de grandes tributos se les acerco para preguntar qué es lo que deseaban beber, después de un rato regreso con los tragos solicitados.
Argentina y México le dieron un largo trago a sus cervezas, Chile apenas y “beso” la botella mientras miraba fijamente al mexicano. Algo había de extraño con el moreno, eso de que llegue un día con esas cosas no era del todo normal, México no suele dejarse llevar… bueno, a veces sí, con eso de las fiestas, pero en cuanto a sentimientos nunca lo hace.
—Entonces, México, ¿Cómo dices que se llama esta muchacha?—Pregunto Chile mientras dejaba su botella en la mesa y con una mano recargaba su cabeza.
—Unión Soviética— Respondió México, tomó un cacahuate y se lo llevo a la boca.
— Disculpa que te diga esto — Comento Argentina soltando una risita — pero ese nombre no me suena muy femenino, ni siquiera me suena a nombre.
— Es que, no es una persona común y corriente ¿sabes? — ¿Cuántas veces se enojaría esa noche? ¿Acaso sus amigos lo iban a hacer enojar toda la noche? — Ella es un país.
Chile miraba fijamente la boca de su botella, pensando en el nombre de aquella mujer. Unión Soviética, Unión Soviética, Unión Soviética… si, le era demasiado familiar ¿lo había leído de alguna parte? Sí, eso debía ser, ¿en qué libro lo había leído? Se propuso que en cuanto llegara a casa revisaría sus libreros.
Entre cerveza y cerveza los tres fueron perdiendo el sentido, el alcohol empezó a apoderarse de su cuerpo y la sangre empezó a hervirles. Fueron bienvenidos a la borrachera.

º/º/º/º/º

Rusia se había quedado completamente dormido, con la cara oculta en sus brazos, recargados en el escritorio de su habitación. Entre la desesperación y el estrés el cansancio se hizo presente como su hubiese corrido un maratón de veinte mil kilómetros a la redonda sin beber nada de agua.
Su teléfono celular comenzó a vibrar dentro de su bolsillo, aun adormilado lo busco y, tras lograr sacarlo de aquel bolso, respondió la llamada aun con los ojos cerrados, sin fijarse en quien era quien llamaba.
— Da…
— <<kiiiiiiuboleeeeeeee>> — Escuchó al otro lado de la línea.
— ¿Quién habla? — Preguntó mientras se sujetaba la nuca con la mano izquierda.
— ¿Apoco no sabes quién soy? — Una risa poco ahogada se escucho. Espera, esa voz…
— No —Rusia menciono aquello con una voz de más dura, como intentando intimidar a aquella persona que le llamaba cuando no estaba para nada de humor.
— ¡Por Dios! —se escucharon algunas voces y risas de fondo en la llamada — joder, soy México, ¿Qué no <<rweconoces>> mi voz? ¿tan rápido te olvidas de mí?
— No digas tonterías — La voz de Rusia salió de nuevo fría, pero esta vez con una mayor intensidad — ¿Qué pasa?
— Bueeeeeno, estaba “chupando” aquí con unos Cuates y me dije “¿Por qué no <<shamar>> a Rusia?” y te llamé, además que quería decirte algo importante…
— ¿Qué necesitas? —tal vez estaba sonando muy cortante, pero quería evitar que aquella conversación continuase, ya sabía lo que continuaba, le preguntaría lo peor.
— Quería decirte algo… egh… vergonzoso tal vez, pero ¡Ey! Estoy ebrio, así que, da igual — No, no estaba ebrio, se notaba cuando lo estaba y cuando no, hablaba con tranquilidad, tal vez intento al inicio sonar “mal” pero no lo estaba, él lo sabía.
Rusia espero paciente a lo que fuera que le diría el mexicano, pero solo escuchaba el tintinar de las copas, las risas, las fuertes palabras que las demás personas de la cantina gritaban, inclusive la respiración saliendo de México, pero palabras de él, no.
— Rusia —el ruso no contesto, espero a lo que seguía. — ¿Te he dicho que llegaste a gustarme?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).