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La varita de Draco. por litle dragon

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Notas del capitulo:

se que dije quince dias pero lo acabe antes.:)

                                   

Harry salió sonriendo del hospital San Mungo mientras que Ron le hacía preguntas de como lo había tratado el ex mortifago. Harry pacientemente contestaba hasta que se le hizo ofensivo que su amigo diera conclusiones equivocadas y decidió cambiar de tema.

La noche paso rápido y Harry ya se había relajado, y solo porque no dejaba de pensar en lo bien que se había sentido en compañía de Draco Malfoy. Había quedado tan impresionado también de su comportamiento que incluso deseaba contarle a Hemione pero Ron ya se había encargado de eso muy a su manera.

Pasando la navidad y a dos días de año nuevo, Harry se sentía como nuevo. Se había quitado los vendajes que Draco le había colocado amablemente. Su brazo nunca había estado mejor y mientras se vestía para ir al ministerio de magia se acordó que no le había dado las gracias. Pensó en eso todo el día, pero no podía ir así nada mas, tenía que inventar un motivo para ir al hospital. Se sentía perfectamente, quizá si acompañaba a alguien más, quizá si Ron tuviera un accidente… Harry meneo la cabeza porque él jamás podría lastimar a su amigo o desearle algún mal.

Después de un largo día de trabajo como auror ya era hora de irse a casa y de momento se acordó que había un par de residentes permanentes a quien podía visitar, los padres de Neville longbottom.

Había entrado a los almacenes abandonados de “Purge y Dowse S.A.” con nerviosismo. No sabía si su plan de visitar a los longbottom para ver a Draco resultaría. De todos los planes que había hecho en su vida este sin duda era el más descabellado.

Llego con el maniquí detrás de la ventanilla y le indico a que había ido. Atravesó el cristal y de inmediato estaba en el otro lado. En la sala de recepción le pidió a la bruja que atendía, el número de cuarto de los longbottom.

Afuera de la habitación le precio una falta de respeto visitarlos con otras intenciones. Ni siquiera llevaba flores. Así que se retiro y prefirió visitar el salón de té en el quinto piso. Veía en todas direcciones por si lo encontraba en algún pasillo, pero esta vez había mucha gente en ellos. Pacientes con salpullido, risa incontrolable, mordeduras por criaturas mágicas, etc. Había visitado todos los pisos y no lo había encontrado -Había sido más fácil encontrar la diadema de Rowena Ravenclau en la sala de menesteres que a ese rubio en el hospital.

No supo que hacía en la sala de té, no se le antojaba nada y decidió marcharse. Se dio vuelta y por fin logro ver a Draco. Este iba acompañado de una bruja sanadora mayor que él. Harry se paralizo, solo podía verlo venir hacia él en cámara lenta mientras hablaba  y sonreía con su colega.

-¡Harry!- Draco exclamo inmediatamente al girar la vista al frente.

Era la primera vez que oía su nombre salir de la boca de él o al menos en ese tono.

-¿Todo bien?

-SÍ, todo bien. Vine a visitar a unos amigos.

Draco lo miraba confundido, el no recordaba que Harry tuviera algún conocido ahí.

-Los Longbottom.

-Neville estuvo aquí ¿Acaso viniste con él?

-No. Bueno sí, pero yo ya me iba.

-A sí, pues ya somos dos.

La bruja carraspeo esperando las presentaciones adecuadas.

-¡Ho! Lo siento. Potter ella es Margaret Bonham. Margaret, él es Harry Potter.

-¡Harry Potter!

Harry estaba más que acostumbrado a llamar la atención debido a su fama pero esa bruja estaba más que sorprendida.

-Mucho gusto señor Potter. No sabe cuánto lo admiro, es verdaderamente un placer y un privilegio. –La bruja hablaba sin parar y aturdía a Harry impidiéndole hacer lo que se había propuesto.

-Me disculparan.- Interrumpió Draco sin que la mujer dejara de hablar- Tengo que retirarme por un momento, te dejo en buena compañía.

-No Malfoy espera.

Pero Draco ya se había marchado escaleras abajo y Harry tuvo que escuchar con una bendita paciencia a la sanadora que le explicaba cómo había conocido a sus padres de Harry. Ella había ido a la escuela con ellos pero no se hablaban hasta que empezó la primera guerra. Le conto que estuvo muy cerca de formar parte de ella pero su padre Mungo Bonham se lo había prohibido. Incluso le comento que era una maravilla tener a Draco trabajando con ella.

Harry llevaba 15 minutos escuchándola y empezó a creer que Draco lo había abandonado cuando de pronto apareció él sin su bata y vestido con su singular traje negro.

-Lo siento Margaret- Y tomo con gentileza el hombro de la mujer.- Pero tengo que llevármelo.

-Bueno.- Sonrió la mujer tristemente tomando la mano de Harry.- Que lastima, espero que vuelva a visitarnos muy pronto  señor Potter. Ha sido un privilegio y un placer.

-SI lo hare y gracias.

Ambos caminaron de regreso a las escaleras.

-Disculpa que te haya dejado con ella, pero si no lo hacía no me hubiera dejado ir. Llevaba media hora despidiéndome de ella.

-En realidad es muy agradable aunque tiene mucho que decir.

-Tú siempre tan amable, San Potter. – Dijo Draco sonriendo burlonamente.

Esta vez no se sintió ofendido al oír uno de sus tantos apodos.

Iban en el tercer piso cuando Harry soltó sin más lo que lo había traído.

-Quería agradecerte por lo que le hiciste a mi brazo.

-Cierto. ¿Cómo esta?

-Excelente.

Draco iba saludando amablemente a pacientes conforme bajaban las escaleras. Harry se sentía impresionado que por esa vez el no fuera el centro de atención y admiración.

-Incluso, tendré que venir a que arregles el otro.- bromeo Harry tratando de tener de nuevo su atención.

-Son gracias a los ungüentos traídos desde China.

-Supongo, pero también tiene que ver mucho lo que tú hiciste.

-No tienes que agradecer, es mi trabajo.

Ya habían llegado a la salida y Harry no sabía cómo seguir con la conversación. Afuera de los almacenes quizá Draco se despediría de él y no se le ocurría nada para impedirlo.

-¿Tomas Potter?- Pregunto Draco de forma muy natural.

-Claro, por supuesto.

-Tengo una botella de whisky de fuego en mi casa y seria agradable no beberla solo.

La mansión Malfoy. Harry recordaba la última vez que visito ese lugar y lo mal que lo habían tratado. Pero Draco había mencionado que no había nadie, pero aun así lo pensó dos veces.

-Pero si tienes que llegar a tu casa no hay problema.

-SÍ, tengo tiempo.

-¡Perfecto!- Exclamo Draco mientras echaba a caminar calle abajo con las manos en los bolsillos.

Draco había madurado de una forma sorprendente. Ya no era el chiquillo mal educado y consentido, y tampoco ese muchacho frio y sin corazón, ahora era alguien que enmendaba su vida. Apreciado por muchos, un  joven elegante y sofisticado. Harry veía todas esas virtudes mientras avanzaba por el gran salón de la mansión.

Draco se quito su saco para colgarlo en un  perchero para después pedir el de su invitado.

-Ponte cómodo Potter.

-Bueno, es difícil hacerlo aquí.- Harry miro a su alrededor y casi pudo ver a Bellatrix torturando a su amiga.

Draco abrió la botella con líquido de color ámbar y sirvió dos copas mientras miraba atento la expresión de Harry y pudo comprender.

-¿Si quieres podemos irnos a otro lado?

-No, está bien, Eso fue hace mucho tiempo.

Ambos se sentaron en diferentes sillones viéndose de frente. Draco tenía en mente hablar de sus vidas después de la guerra pero Harry se le adelanto.

-Ese día porque no le dijiste la verdad a ella, -Harry había arrastrado esa pregunta por cinco años y no podía esperar más. Había buscado el momento adecuado y por eso había seguido de cerca los movimientos del rubio.

Draco se sorprendió por la pregunta y agacho la mirada. El creyó que jamás se la harían y menos él.

-¿Qué verdad Potter?

-Que era yo. ¿Por qué no revelaste mi identidad a Bellatrix?

-Porque no lo sabía con exactitud, no estaba seguro.

-No Malfoy. Tú lo sabías, vi tu mirada, sabias que era yo.

-Sinceramente fue hace tanto tiempo que no lo recuerdo.

-Pues yo sí. En ese momento sentí que mi vida había acabado.

Draco tomo un trago largo a su copa.

-¿Por qué de repente quieres remover las  cenizas?

-Porque gracias a eso estoy vivo, estoy aquí hablando contigo. –Harry también bebió un trago a su copa y aguardo un momento, necesitaba valor para decir lo demás.- Creí que me odiabas tanto como para acabar conmigo.

-Déjalo así Potter. No te gustara la respuesta.

-¿Tan desagradable es?

Draco se termino su whisky y se levanto para pedirle a Harry la suya y servirle más.

-Cuando uno es joven puede cometer un sinfín de errores por culpa de la inmadurez. –Draco suspiro lentamente. –Yo no te odiaba. Odie que te hicieras amigo de Weasley y por eso los molestaba y con el tiempo se volvió una costumbre.

Draco regreso con Harry y le devolvió su copa. Él le recibió la bebida pero lo miraba confundido.

-Gracias a que mi padre trabajaba para Voldemort me convertí en mortifago y te seré sincero Potter, me esforcé en hacerlo bien porque tenía miedo. Desde ese momento mi vida estuvo en peligro. Aun recuerdo el agonizante dolor de esto. –Y Draco alzo su manga para mostrar la marca tenebrosa, esta era muy tenue casi imperceptible pero ahí estaba. –jamás se podrá quitar, lo he intentado todo.

Una vez más Draco bebió un largo trago de whisky de fuego.

-Gracias a mi Dombuldore murió y Howard  fue destruida. Ya habían llegado muy lejos las cosas, y llegue a pensar que nunca se detendrían. Lord tenebroso confiaba en mí. Pero ahí estaba tus, sometido débil y asustado, te sujetaban esos carroñeros y mi madre me exigía reconocerte, pero no pude. Por primera vez que empezó todo tuve debilidad. Mi corazón latía desmesurado y me gritaba que te salvara. Todo ese odio que me había esforzado a tenerte, desapareció.

Harry en ese momento recordó la mirada de Draco junto a su padre que le exigía una respuesta, y si, no había odio, estaba temeroso y confundido, pero había algo más. También recordó lo fácil que había sido desarmar a Draco y llevarse su varita para poder escapar y tener otra oportunidad.

-Pero volviste a enfrentarme en la sala de menesteres.

-Solo quería mi varita. Cuando me aparecí en Howard busque de inmediato a Crabbe y a Goyle. Sabía que necesitaría ayuda por si no estabas solo. Sé que fue estúpido llevarlos, no sabía que se saldría de control, ellos ya no me obedecían.

 -Recuerdo que les gritabas que no me mataran.

-Y yo recuerdo que regresaste por mí.

-Sí. No podía dejarte ahí

-¿Por qué? –Draco coloco su copa en la mesa de centro que los separaba para poner completa atención. –Yo te hice mucho daño. En ese momento creí que ya era hora de pagar.

-A pesar de todo no merecías ese final.

-Sí, supongo que fue solo eso. –Contesto Draco tristemente.

-¿Y qué más podría ser Draco?

-Es tarde Potter. Ya debes irte. Tu familia te ha de estar esperando.

Draco se levanto y tomo el saco de Harry dándole la espalda pues tenía miedo de soltar la verdad.

-¿Porque siento que no me has dicho todo? –Pregunto Harry con seguridad mientras se acercaba a Draco por la espalda.

Draco se volteo solo para mirar los ojos verdes y los nervios lo delataban.

-Porque no gano nada con hacerlo.

-Tampoco si no lo dices.

Draco trago saliva mientras trataba de controlar el temblor de sus manos.

-Me aleje este tiempo para pensar mejor y dejar que siguieras con tu vida sin mí, que solo te había estorbado y quizá solo así yo dejaría de pensar…

La mano de Draco quería levantarse sola, tenía vida propia y deseaba tocar el rostro de Harry que lo miraba atento esperando una respuesta pero no pudo más y prefirió entregarle su saco.

-Vete Potter. – Él rubio avanzo hasta la chimenea.- Tengo polvos flu, te llevaran hasta tu casa.

Harry había escuchado cada palabra. No quería ser pretencioso pero todo le indicaba que Draco tenía ciertos sentimientos hacia él, lo curioso fue que esto no lo molesto, pero que debía hacer, Draco ya no hablaría.

Harry camino hacia Draco pensando las veces que el rubio le había jurado odio cuando el solo quería ser su amigo y pensando que su rivalidad era fingida.

Harry se paro frente a su anfitrión pero este no lo miraba a los ojos. Por un momento había olvidado lo orgulloso que era Draco.

-Piensa bien lo que tienes que decirme porque regresare.

A Draco pareció no importarle esas palabras y su rostro volvió a ser frio como Harry recordaba.

-No, no lo haras,

.Harry tomo los polvos y llamas verdes aparecieron dejando a Draco solo en ese salón.


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