Los seis cincuenta
Capítulo 2
“¿Cuál es tu nombre?”
-“¿Quién era ese chico?”- esa pregunta se había apoderado de los pensamientos del pelinegro mientras miraba ensimismado al joven frente a él.
-“¿Es uno de ellos? No… sus ojos… son diferentes.-
-¿Qué haces en este lugar?- cuestiono el joven de la mirada dorada.- no muchos se atreven a entrar en este bosque debido a que en los alrededores hay muchos de ellos, ahora la cuestión es: ¿Por qué tu estas aquí?-
-yo también me pregunto lo mismo.- menciono el pelinegro con calma.- ¿no crees que es algo peligroso estar tu solo aquí?-
-el que hace las preguntas aquí soy yo, así que respóndeme.- declaro el más joven con el seño fruncido.- ¿Quién eres? Y ¿a qué has venido?-
-tranquilo…- levantando ambas manos en señal de tregua Roy trato de tranquilizar al más joven.- Mi nombre es Roy Mustang, y es más que claro a que he venido ¿no lo crees?-
-¿Mustang?... No me digas, has venido a cazar a una de esas cosas.- el más joven soltó una carcajada señalando con uno de sus dedos al cadáver frente al pelinegro. - ¿hablas en serio? ¡Por favor!-
-no le veo la gracia.-
-lo siento, lo siento…- dijo con sarcasmo el rubio.- pero enserio no luces como un cazador.-
-me disculpo por mi apariencia o todo poderoso…- menciono Roy un poco molesto.- además…-
-¡Hermano!- una jovial voz se escucho en las profundidades del bosque captando la atención de ambos hombres.
-con que aquí estabas, sabes que no me gusta que desaparezcas de repente, te fuiste tan rápido que ni siquiera te vi.- desde la sombras salió un joven aparentemente de la misma edad que el que supuestamente era su hermano, su cabello era igual de dorado pero a diferencia del otro chico este lo tenía corto, sus ojos eran igualmente grandes y dorados.
-Hey baja de ahí.- grito el recién llegado mirando en la dirección de su hermano.- cielos tu siempre...- en medio de su arrebato fue cortado debido a la sorpresa, con grandes ojos dorados miraron al nuevo desconocido mientras paraba en seco.
-¿Hermano?- murmuro el pelinegro en la confusión.- ¿Es tu hermano?- cuestión mirando el gran árbol donde se suponía que se encontraba el rubio de cabello largo, mas sin embargo en un rápido movimiento el chico bajo colocándose frente a su hermano con una mano frente a él sirviéndole como escudo.
-¡¿Cómo rayos?! ¿Cómo puedes saltar desde un lugar tan alto? ¡Es imposible!- Exclamo con sorpresa el pelinegro.- ¿Quiénes son ustedes?- pregunto con cautela al percatarse que no eran tan solo unos chicos ordinarios.
-No te muevas.-
-¿eh?-
-Te lo advierto.- señalo el rubio de cabello largo con mirada fría.- ya has cumplido tu cometido, ahora te sugiero que te vayas.-
-¿Por qué la urgencia?- cuestión cauteloso Mustang.
-Hermano…-
-Tan solo vete de aquí por donde viniste, te aseguro que nadie te molestara en el camino, está despejado.- menciono nuevamente el muchacho más tranquilo.
-¿Cómo lo sabes?- pidió el pelinegro.
-Tan solo lo sé… vamos Al…- girando sobre sus talones dispuesto a marcharse junto con su hermano el rubio comenzó su camino.
-Espera ¿cuál es tu nombre?- solicitó el pelinegro al mirar que se marchaban, si no se equivocaba el chico de cabello corto se llamaba Al o al menos eso es lo que escucho.
-¿para que necesitas mi nombre? si no nos volveremos a ver.- le hizo saber el joven sin detener su paso.
-Hermano espera…- pidió Al, ya que estaba siendo dejado atrás.
-Gracias…-
Al escuchar esa simple palabra el chico se detuvo.- ¿Por qué?- pregunto desde su sitio sin moverse.
-Gracias por salvar mi vida.- menciono el pelinegro.
Una ráfaga de viento se hizo presente, haciendo que los largos cabellos bailaran a su ritmo mientras el joven se giraba un poco para encarara al hombre -Solo lo hice por el bien de mi hermano.- la mirada dorada se desvió al suelo mientras una sonrisa nostálgica se posaba en sus labios.- no tienes que agradecerme, vamos Al…- dijo por ultimo reanudando su paso.
-espera debes saber que si entregas esta cosa te darán un recompensa, tú la mataste entonces…- dijo Roy refiriéndose a la mujer muerta a sus pies.
-No me interesa.-
-Pero...- insistió el mayor.
-tú también colaboraste en matarla.- indico el rubio mirando por encima de su hombro sin detener su caminar.- la apuñalaste, además hubiera sido un fastidio si no hubieras descubierto el número de vidas que tenía esa cosa.-
-si tú lo dices.- se dio por vencido el azabache.
-a cambio hazme un favor.- deteniéndose nuevamente el rubio le dio la cara al pelinegro.
-¿Qué necesitas?- mirando con curiosidad pidió el mayor, tan solo esperaba ser capaz de cumplir lo que le pidiera el chico.
-no le digas a nadie lo que sucedió, tu derrotaste a esa cosa solo, mi hermano y yo nunca estuvimos aquí ¿de acuerdo?-
-lo hare si me dices tu nombre.- dijo audaz el pelinegro mientras sonreía.
-acaso ¿estás chantajeándome?- pregunto incrédulo el muchacho.
-Si quieres llamarlo así.- sonriente el mayor cruzo sus brazos sobre su pecho.
-te lo pondré así Mustang.- menciono el rubio mientras colocaba una mano en su cadera.- si le mencionas algo a alguno de tus amiguitos, te perseguiré y no me detendré hasta asegurarme de que tengas una muerte lenta y dolorosa.-
-¡Hermano!- reprendió Al.
-¡El comenzó!-
-bueno al menos lo intente.- dijo Roy en derrota.
-Bien entonces comenzamos a entendernos ¿no es así Mustang?-
-Si como sea.-
-Al, en marcha aun tenemos mucho por hacer.- llamo el chico a su hermano mientras sonreía.
-Si.-
-Adiós Mustang.- se despido el rubio reanudando su paso.- ten cuidado.-
-sí, ustedes también.- dijo el pelinegro mirando como irremediablemente se alejaban los dos jóvenes, mientras caminaban Al miraba entusiasmado a su hermano mientras este aparentemente le decía algo divertido ya que ambos mostraban una gran sonrisa en sus rostros.- Adiós…- la palabra mencionada se la llevo la corriente, mientras el pelinegro observaba por última vez como ese largo y dorado cabello se movía al compas del viento, poco a poco ambos chicos fueron desapareciendo en la profundidad del bosque, haciéndole al hombre preguntase así mimos si los volvería a ver.
Porque por alguna razón al estar ese poco tiempo a su lado le hizo olvidarse de todos sus problemas y desdichas, no sabía porque pero lo único que quería era por lo menos encontrarse una vez más con esos chicos misteriosos.
Pero más que nada quería ver una vez más a ese joven de cabellera larga, eran tan misterioso que provocaba que muchas preguntas se formularan en su cabeza, como el ¿Por qué ambos se encontraban en ese bosque? ¿Por qué no querían que su identidad fuera revelada? Y ¿Por qué no darle su nombre? Si su nombre, por alguna razón él quería saberlo, tal vez era porque si lo sabía había una garantía de que se encontraría con el chico nuevamente, pero para su mala suerte no lo había conseguido, bueno al menos sabia el de su hermano eso era algo ¿no?...
Se preguntaba, si el regresaba a ese lugar ¿lo volvería a encontrar?...
Bueno al menos eso era lo que esperaba.