Capítulo dos: SIN MIEDO
-Somos tus padres, Harry
…sta vez, el silencio duró poco, el chico comenzó a reír incontrolablemente.
Sinceramente, ambos adultos estaban preparados para que les maldijera e incluso que los atacara, pero definitivamente no para lidiar con un adolescente aparentemente enloquecido ¡Demonios! ¿Acaso lo habían roto con la noticia?
Con un suspiro, Harry limpió una lágrima mientras sonreía cansadamente
-Muy gracioso, en definitiva el mejor chiste que me han contado
-No es chiste
-Claro, es inútil que sigan con su juego, ya lograron molestar, ahora váyanse, no le diré a nadie que estuvieron aquí, a cambio ya no quiero que vuelvan- se recostó dándoles la espalda a los confundidos adultos- No hagan ruido al salir.
En cualquier otro caso no le daría la espalda a sujetos sospechosos como esos, pero realmente ahora ya no importaba, ¿qué podría pasar?, ser asesinado era lo que menos le importaba, solamente se estaría adelantando un poco.
Desafortunadamente en vez de sentirse solo nuevamente, sintió un peso extra que hundía la cama a sus espaldas.
-Sé que no nos crees, pero tampoco puedes negar la familiaridad en tu mirada, dime ¿Cuándo viste nuestros rostros no nos reconociste vagamente, como si fuéramos parte de un sueño?
El joven se tensó porque sabía que lo que el hombre decía era cierto, los reconocía.
Ignorando esto se levantó encarándolos
-Mis padres están muertos, soy hijo de James y Lily Potter, dos personas maravillosas que murieron como héroes al salvar mi vida ¡No se atrevan a ensuciar sus memorias con sus mentiras!- ¡¿Cómo se atrevían esos, esos…impostores?!
-Si, Harry, eso lo sabemos, pero Acube y yo también somos tus padres o al menos lo éramos
-Lo eran?- la confusión se unió a la ira, demasiadas emociones para su frágil mente
-Así es, en tu vida pasada
El cuerpo del menor se relajó alegrando a ambos extraños, creyeron que el muchacho les escucharía por fin.
-Lárguense
-No, debes escuchar
-¡He dicho que se larguen!- Y sin saber cómo o de dónde había sacado las fuerzas, saltó de la cama arrastrando consigo sábanas y el florero de su cómoda que se hiso pedazos, sintió la gravedad tirando de su cuerpo hacia abajo, pero antes de que se lastimara con los filosos fragmentos, fue atrapado en el aire por un par de brazos.
Miró a su salvador topándose con el conocido par de ojos verdes.
Acube lo colocó de nuevo en el lecho.
-Muy bien, ¡ya es suficiente jovencito, te quedarás quieto, no gritarás y escucharás lo que tenemos que decirte!- Harry hiso lo que le ordenaron, debido al tono de regaño y reproche que el mayor había usado se sintió sumamente avergonzado por su reacción tan precipitada.
Ahora fue el turno de Rasalhange para hablar
-Nuestra intención no es dañarte, Harry, nosotros fuimos tus padres en el pasado, se supone que ibas a nacer en el seno de nuestra familia, pero algo lo impidió- el bello hombre tomó una de sus frágiles manos con cuidado- moriste junto a mí cuando aún estabas en mi vientre, tu alma reencarnó en quien eres ahora: Harry Potter, pero al mismo tiempo sigues siendo Evan Hydrus Peverell-Black
-Resultó irónico, ya que hasta donde sabemos, la misma profecía que se creó cuando ibas a nacer volvió a ser pronunciada cuando reencarnaste en éste tiempo
-Y eso solo nos demuestra que eres nuestro hijo, mi principito- Ras lo abrazó – no sabes cuan feliz soy al poder verte aunque sea una vez
Los ojos de Rasalhange se aguaron, pero fue rápidamente apoyado por su esposo
-Al impedirse tu nacimiento se desataron una serie de hechos catastróficos, tu tenías una misión muy importante, la sigues teniendo, debes vivir mi amor, el mundo depende de eso-Acube acarició sus cabellos con cariño y pudo sentir la sinceridad en ese simple gesto
Si había algo realmente bueno que su pronta muerte le había traído al joven, era que ya nada lo engañaba, cuando le mentían lo sabía, podía percibir el nerviosismo, los estremecimientos o las chispas en los ojos de quienes lo hacían, realmente útil si fuera a vivir por mucho más tiempo, pero le descolocó de sobremanera el hecho de que no vio ninguno de éstos indicadores en ambos extraños, así que…
Tal vez…tal vez lo que decían era verdad, no le sorprendería del todo, nada en su vida sucedía de forma normal.
-Bueno, sé que dicen la verdad-suspiró- pero aun así ya es tarde, estoy muriendo y no hay cura para lo que me ocurre, me estoy autodestruyendo, ya no quiero luchar, a pesar de la gente y de mis amigos…no es suficiente, estoy vacío
Ras negó con su cabeza
-Aún no es demasiado tarde, sigues con vida y para eso hemos venido, podemos ayudar.
Se levantó y tomó a Acube de la mano, juntos le miraron
-Pero debes confiar en lo que te contamos, debes ser fuerte para lo que viene- ambos le tendieron sus manos al joven-¿estás dispuesto a dejar todo esto atrás? ¿A dejar tu tiempo y comenzar de nuevo?
Harry se levantó dirigiéndose lentamente hacia la ventana, observó la noche estrellada con nostalgia, la luna estaba escondida tras nubes tormentosa y a lo lejos pudo escuchar un aullido casi como si lo incitara a aceptar, recordó a su padrino, a Remus, a sus amigos caídos, a sus amados padres y… a Tom Riddle.
Sin saber por qué, ese último rostro en su memoria le convenció, si aceptaba ir con ellos podría evitar mucho sufrimiento y ¿quién sabe?, tal vez cumplir con esa misión para la que debió haber nacido.
Silenciosamente se despidió de su mundo, listo para crear uno nuevo, se acercó a la pareja y tomó sus manos.
Los miró extrañado
-¿Por qué…?
-Somos recuerdos, hijo, enviados por un mago sumamente poderoso para encontrarte y devolverte al tiempo al que realmente perteneces, él nos contó todo y nos extrajo de nuestros “yo” originales, confiamos en él y aceptamos, no temas, no somos horrocruxes o algo parecido
De nuevo supo que eran sinceros y sin más vacilación se despidió de su mundo, ambos le abrazaron al mismo tiempo en que todo comenzó a darle vueltas y desaparecía frente a sus ojos, la calidez y el vértigo se apoderaron de su mente.
Todo se volvió negro, pero en su último lapso de conciencia supo que ya no sentía miedo, sino ansias de encontrar algo que le había sido arrebatado.