El único al que amo
V
Te quiero a ti
Los jóvenes avergonzados solo observaron la partida de Conrad y de William. ¡Genial! Ahora estaban solos… ahora estaban solos… ¿Cómo retomar algo tan importante como una declaración dejada a medias? ¿Qué hacer? ¿Qué hacer? ¿Debían decir todo desde el principio? ¿Debían abordar directamente la respuesta del rubio?
“Y ahora ¿Qué hago?... Wolf no me perdonará si hecho todo a perder, no, yo no me lo perdonaría. Pero… ¿Eh?”
Los pensamientos de Yuuri se vieron zancados al darse cuenta de lo que Wolf miraba tan atentamente: la inocencia de Yuuri. Esa flor, no podía compararse a hermoso Wolfram, jamás podría. Entonces recordó las palabras que iniciaron con todo lo ocurrido esa mañana.
“Debilucho, si tanto quieres esas flores, sólo tómalas”.
--Si tanto quieres esas flores, sólo tómalas. –dijo el Maoh con una sonrisa provocando un ligero sobresalto en Wolf.
Yuuri se acercó al jardín que el rubio observaba, tomó una de las flores que cautivaban al lindo rubio y la cortó con cuidado de no dañarla. Wolf no perdía detalle de lo que su debilucho hacía aún con su corazón palpitando estruendosamente provocando un ligero sonrojo, seguía con sus brazos cruzados y atento a los movimientos del pelinegro.
--Has luchado demasiado, Wolf… –decía Yuuri acercándose al rubio con la flor en la mano derecha –es hora de que lo tengas, eso que tanto quieres… –con su mano izquierda buscaba las manos de Wolf –¿No crees mi hermoso guerrero? –el pelinegro depositó con sumo cuidado la flor que sostenía en las manos de un atónito Wolf.
--Yuuri… –susurró el hermoso rubio con la flor en sus manos siendo sostenidas por las del Maoh –debilucho, ¿Crees que después de todo lo que pasé sólo merezco una flor con tu nombre? –dijo con calma aún perdido en la flor y en la dulzura con que sus manos eran tomadas.
--En realidad, mereces mucho más –dijo Yuuri captando al fin la mirada esmeralda que lo vuelve loco –la cuestión es si en verdad yo te merezco, has esperado tanto tiempo, lo lamento. –la sinceridad en las palabras del pelinegro hicieron que el rubio se olvidara de todo lo que había al redor para concentrarse únicamente en el debilucho que se arrodillaba ante él.
--Yuuri… “está haciendo lo mismo que…”
--Wolfram Von Bielefeld, sería el hombre más feliz de Shin Makoku y de la Tierra si aceptas casarte conmigo… sería el hombre más feliz si aceptas compartir conmigo el resto de tus días… sería el más feliz si aceptas que de ahora en adelante sea yo quien luche por ti, cada día, cada minuto que estemos juntos.
--¡Yuuri! ¿Por qué estás arrodillado, tú debilucho? –dijo Wolf retando a Yuuri como siempre.
--Wolf, ésta es una forma de pedir matrimonio en la tierra –decía Yuuri mientras se ponía de pie.
--Estamos en Shin Makoku debilucho, –decía el rubio molesto –hazlo apropiadamente.
--¡No voy a golpearte Wolfram! –dijo decidido el Maoh.
--¿No me amas? Acabas de decirme que quieres que esté a tu lado siempre, hazlo.
--¡Ya te dije que no te golpearé! –dijo desesperado Yuuri.
--¡Debilucho! Tu proposición de acuerdo a la tierra no tiene sentido para mí y la proposición de Shin Makoku no la quieres hacer ¿Cómo piensas hacerlo?
--B-Bueno… “creo que me metí en un serio problema… aunque… no mencionó nada de esto antes de que llegara Wi… ¡Rayos!”… Wolf –llamó Yuuri mientras tomaba al rubio de los hombros –cierra los ojos.
--¿Qué? –el desconcierto del rubio le hizo el olvidar el reciente disgusto.
--¡Lo haré!... –decía Yuuri mientras miraba directamente los ojos esmeralda del rubio –sólo, cierra los ojos.
El hermoso rubio de ojos esmeraldas apenas pudo asentir. A decir verdad, la forma en que le había estado propuesto matrimonio era… inusual según sus principios pero, por lo mismo parecía especial. Ya no había vuelta atrás. Yuuri estaba frente a él, mirándolo con esa determinación característica del Maoh, pidiéndole que le otra oportunidad de hacer lo ‘correcto’… Un suspiro escapa de sus labios, le habría gustado que su debilucho se esforzara un poco más, que viera a través de él y siguiera con esas cosas extrañas y algo cursis que hacían su corazón desbocar.
Observó por un momento más esos ojos negros, asintió a su antigua petición y cerró sus ojos. Tal vez no quería verlo al tener que hacer enrojecer su mejilla izquierda. Será algo incómodo y todo por su propia petición.
Esperaba sentir el fuerte contacto en su mejilla…
Y lo que obtuvo, le dejó sin la capacidad de respirar…
Lo que sentía en ese momento, no era una cachetada, no era un golpe, no era ni siquiera un ligero roce de la mano de Yuuri…
Era un beso.
En su mejilla izquierda reposaba un beso lleno de ternura. Abrió sus ojos esmeralda solo para liberar un par de traviesas lágrimas que surgieron por el acto tan inocente del pelinegro.
--Permíteme ser parte de tu vida, Wolf. –susurró Yuuri en el oído del Wolf.
Su voz, tan suave, resonaba en su cabeza. Estaba más que perdido de lo que llamaban mundo hasta que sintió algo que lo trajo a la realidad. En su frente, algo húmedo, algo tibio, un nuevo beso.
--Permíteme hacerte feliz, en éste mundo y todos los que lleguemos a conocer, Wolf. –No pudo hacer más que cerrar sus ojos brillosos y sentir el aliento del pelinegro chocar contra su frente.
Un sinfín de emociones recorrió todo su cuerpo. Las piernas le temblaban, amenazaban con fallar en cualquier momento. Un par de nuevas gotas saladas surcaron sus mejillas encendidas. Su consciencia se perdió en el más idílico paraíso.
Y sintió nuevamente, un beso tibio que travesaba el surco salado en su mejilla derecha.
--Wolfram, permíteme amarte con todo mi ser, permíteme demostrarte cuán importante eres para mí. –la voz del pelinegro tocaba las fibras más sensibles que Wolf no creyó poseer.
Esta vez no aguantó más, la fuerza en sus piernas se esfumó junto con el suave viento que removía las flores del jardín, sólo tuvo como soporte el agarre que Yuuri mantenía en sus hombros. Cuando el pelinegro sintió el desliz del rubio, lo acercó más para sostenerlo en un abrazo protector.
--Wolf, déjame amarte sin importar qué. Déjame hacer que me quieras más que cualquier otra persona, puedo sonar egoísta y, lo acepto, soy un egoísta porque sólo te quiero para mí. Quiero que me quieras. Quiero que me pertenezcas. Quiero ser la razón por la que te levantes en las mañas. Quiero ser la razón por la que sueñes en las noches… Wolfram, quiero todas esas cosas para mí porque, tú eres eso y más para mí… lo eres para mí.
--Debilucho… –decía con dificultad el rubio –acepto… más te vale no arrepentirte… porque no te voy a dejar ir.
“Si supieras que… fuiste todo eso que me pides… para mí desde un principio, debilucho. William fue alguien importante para mí, pero, desde que te conocí, me hiciste olvidar el dolor que la desilusión del primer amor me dejó… en cambio me mostrar un amor más fuerte, un amor sincero, un amor por el que tenía que luchar… me hiciste amar y, me mostraste la satisfacción de ser amado…”
--Debilucho, te quiero a ti… te quiero solamente a ti.
Este día es un día ordinario como todos.
Greta juega con la exreina, Gwendal inicia con el papeleo pendiente luego de observar por la ventana, Conrad vigila la seguridad del Maoh desde la esquina del jardín, Wolfram recibe la declaración de amor de un pelinegro y Yuuri agradece el poder tener a un rubio a quien amar.
Un día común y corriente en el que una joven pareja sella su promesa con un beso.
>>Fin.