Un golpe más sobre su estomago que le hizo escupir sangre.
-¿Sabes por qué te hincas?-
Taemin entreabrió los ojos frunciendo el entrecejo por el dolor que sentía en su cuerpo, miró los lustrados zapatos de Minho frente a su cara. Se llevó una mano a su estomago para intentar aliviar el dolor.
-N…no- susurró con un hilo de voz presionando la zona adolorida.
-Estás hincado porque el suelo es tu lugar, Taemin.- dijo poniéndose en cuclillas para tomar sus hebras azabaches y forzar a que elevara la mirada.
-Sí.- contestó antes de que por su cabello Minho le levantara del suelo.
-Acuérdate de ir a la enfermería cuando puedas salir de aquí.- lo devolvió al suelo con un violento empuje sobre su cabeza pero logró meter ambas manos para frenar su caída.
-Sí.- repitió y con brazos temblorosos intentó erguirse.
-Me alegro.- contestó Minho posando sus manos bajo las axilas del menor para así ayudarle a levantarse por completo, justo cuando le dejó de tocar se tambaleó un poco pues su pierna derecha aun estaba golpeada y no podía sostenerse. –Ten cuidado en no lastimarte.- susurró ayudándole a recargarse contra la pared de aquel salón vacio y oscuro al que lo arrastró tras verle un pequeño moretón en su brazo producto de un golpe accidental con una bola de papel forrada de cinta adhesiva que fue lanzada contra la persona que estaba detrás de él.
-Sí.- volvió a repetir Taemin sin levantar la mirada.
Su piel era, para Minho, una especie de lienzo blanco que debería de ser manchado sólo por su tinta, pasando de rojo a morado. Si debería de tener alguna mancha sería exclusivamente de Minho, si encontraba la huella de algo o alguien más en su lienzo, tendría que mancharlo también para que siguiera siendo por su tinta.
-Ten más cuidado.- dijo Minho tomando las mejillas del menor con sólo una mano y ejercer presión, sacándole un gemido de dolor. –Para la próxima no seré tan amable.- presionó lo suficiente que sus labios se alzaron.
Minho se acercó lentamente al rostro ajeno, sus labios se dirigían a los contrarios, incluso sintió la respiración entrecortada de Taemin, pero en lugar del beso lo que recibió fue un fuerte golpe que devolvió al pequeño al suelo. –¿Creíste que te iba a besar?- preguntó burlón mirando como tosía de nuevo y expulsaba un poco de sangre.
-No.- contestó comprimiendo sus ojos no sólo por el dolor físico, sino también el emocional.
-No me gusta el aroma a sangre. Me da asco.- dijo Minho caminando hacia la puerta para salir. –Asegúrate de ir a que te suturen el labio.- después se perdió girando por la puerta.
-Sí.- susurró escupiendo más sangre con saliva.
-¿Sabes que te amo?-
-Sí.-
-¿Me amas?- preguntó Minho mirando su cuerpo.
Había escuchado “es mejor el sabor con un poco de sangre.”
Una vez soñó con el amor a primera vista.
Una vez le dijeron “ten cuidado con Minho.”
Una vez intentó terminar la pesadilla.
-Sí.-