Se adsorbe en la vista que compone la nada, el ocaso que llega todos los días y se marcha precipitado. No sabe si gusta de los colores o no, o si es el aire que sopla sobre su cabeza lo que lo atrae a ese lugar cada tarde… no puede dejar de ver ese punto rojo en la lejanía, y piensa en la suerte de encontrarse a miles de kilómetros de él.
El día le abre paso a la noche una vez más, y él se queda quieto conteniendo la respiración, y cierra los ojos, como si se volviese invisible solo por apretarlos fuerte.
Su cabello se mueve con la briza… esta húmeda, y su cabello se vuelve pesado… le acaricia la cara como un látigo. Le agrada, esa soledad que le hace sentir único, con la sensación de tener todo, de no haber perdido nada.
Abre los ojos y el panorama ha cambiado, la bola roja es apenas una curva simple. Suspira sintiendo el peso de la noche caer en sus hombros y encoje sus rodillas.
Una fuerte ventisca le hace temblar, el ambiente está cada vez más húmedo, el frio invade su cuerpo, pero no desea irse, siente que no es el momento aun.
Las estrellas comienza a hacerse más notorias, y el cielo parece estar abarrotado de ellas, un pequeño calambre recorre sus piernas y decide recostarse, poniendo sus brazos atrás de su cabeza.
Comienza a unir las estrellas como cuando era pequeño, y aunque las estrellas se vean diferentes, el es el único que ha cambiado, y de cierta forma le entristece, pensar en la inocencia que le recorrió por completo un día… solo necesitaba sobre vivir, le había dicho su amigo.
Fue extraño el momento que le conoció; se encontraba huyendo se sí mismo y su amigo le había regalado una salida, no una esperanza de algo nuevo, solo a salida de algo rutinario, a un mundo nuevo, y la había tomado teniendo miedo de lo conocido, aun así, el miedo aun no se iba, porque sin pensar se lanzo hacia algo mucho más grande.
Recuerda ese día, como ninguno otro, brillante y solitario, justo como ese momento, lo encontró, llevaba el cabello revuelto y se veía ligeramente bronceado, lo que llamo su atención desde el primer momento fueron sus ojos, jamás había visto ojos verdes tan intensos, inquietantes y altaneros. Esa imagen se adhirió a su mente, pero en su mente no sabe si representa el cambio o la desgracia en su vida.
El clima se vuelve más frio y siente los dedos de sus manos como piedra, pero no se molesta en calentarlos y cierra los ojos sintiéndolos muy pesado y se dispone a dejarse caer en la noche, no teme enfermarse, ya se siente lo suficientemente enfermo y cree no temerle a nada.
El sueño se presenta, y sus parpados se vuelven cada vez más pesados, estaba a punto de perderse en su sueño cuando una manta tibia golpea su rostro. No se sorprende en absoluto, y sonríe hacia su amigo, que le mira de forma molesta, sus ojos verdes brillan con intensidad, la salud física es importante, es una de sus muchas reglas, las reglas son una prioridad en su vida, e intenta que sea una prioridad en la suya.
Extiende la manta de forma que cubra todo su cuerpo, casi al momento siente como un cuerpo ajeno y caliente se cuela en la manta, manteniéndose muy cerca, desprende un olor delicioso y varonil. Rápidamente se acerca a y entierra su cara en el pecho de su amigo, he inhala hasta no poder más, hasta que sus pulmones no aguantan, quiere embriagarse de ese olor. Sus manos cubren el cuerpo ajeno, lo presiona contra su cuerpo y se envuelto en un abrazo que no es correspondido, pero no le importa, el momento es el más intimo que ha tenido en meses y la sensación del tacto le basta, y no le importa si es compartida ya que le reconforta, le vuelve fuerte y nuevo.
Siente como unos labios presionan en su frente, es lo máximo que puede esperar de su amigo y cierra los ojos y sus labios buscan los otros dispuestos a ser seductores, los labios que encuentra están tibios y esa tibieza recorre su lengua, el beso se hace pasional e intenso, quiere probar toda esa tibieza robársela, y eso hace que su boca chupe esa lengua cálida.
Gime cundo su amigo se ubica encima de su cuerpo, automáticamente enreda sus piernas en su cintura e intenta fusionarse con él. El gemido que se escapa de la otra garganta lo sorprende, su amigo no suele darse ese tipo de libertades en cualquier lugar, así que calla los siguientes con sus labios.
El tacto es interrumpido, su amigo se ha levantando y ahora le ofrece una mano, le invita a seguirle y le acepta sin pensar.
El camino que recorren es muy conocido, y le motiva a acelerar el paso, puede escuchar el eco de sus pasos y eso le hace sentir tranquilo, una de las sensaciones que le agradan, y por las cuales haría lo que fuera. Jala de vez en cuando a su amigo para acelerar el paso. Y este sólo ríe entre dientes y lo agarra sorpresivamente por la cintura comenzando a correr por los pasillos, no le sorprende en absoluto, su amigo esta tan desesperado como él, lo puede notar en sus ojos verdes, que brillan con deseo.
Su destino es una cama enorme en medio de un cuarto muy especial, el área de “juegos” de su amigo. Es arrojado sobre la cama sin delicadeza alguna, un gemido lastimero se escapa de su garganta. Ve a su amigo girarse, cerrar la puerta, para luego caminar hacia su posición despojándose de sus ropas de forma precisada, y él hace lo suyo, dejando únicamente su ropa interior, que su amigo le quita recorriendo de forma lascivia sus piernas.
Es bruscamente dado vuelta, y sus brazos posicionados dolorosamente atrás de su espalda. Se muerde el labio para contener un gemido, siente como sus muñecas son aprisionadas y como un dedo travieso le recorre la espalda, y se pierde entre la mitad de sus nalgas, eleva un poco tu trasero y una lengua experta sustituye el dedo.
Se muerde los labios y cierra los ojos cuando sus piernas fueron separadas una de la otra con fuerza, sabe lo que viene y el pensamiento o excita de sobre manera, siente que lo quiere más que nunca.
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Sigue acostado boca abajo cuando todo termina, se siente exhausto, pero con la sensación de sentirse fenomenal y totalmente satisfecho. Su amigo sigue con su miembro enterrado entre sus nalgas, y no le molesta, a ambos le gusta la morosidad que les provoca el sentirse mutuamente de forma íntima, aun sin el acto sexual de por medio.
Siente como las esposas son retiradas de sus manos y como su amigo sale de su interior, lo voltea.
Cuando sus caras se encuentran nuevamente, sus bocas se buscan con ansias y se embarcan en una guerra brutal.
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Después de una acalorada sesión de besos su amigo se ha quedado dormido, no tiene sueño así que se dedica a observarlo, es hermoso aun con el cabello negro azabache revuelto. Cuando todo comenzó pensó que lo amaba con locura, pero ahora sabia que ese amor que lo había empujado a seguirlo era pura soledad, y ahora solo una costumbre; aun así, no planeaba irse nunca de su lado, existen miles de sensaciones que solo su amigo puede darle, él las necesita, y su amigo las necesita.
Razón tienen los que dicen que el ser humano se basa en la necesidad.
Solo quiere seguir su camino, aunque en la caminata destruya la poca humanidad que le queda, la que su amigo ya ha perdido.