A veces el tiempo pasa más rápido de lo que pensamos.
Luego no, nos damos cuenta pero el tiempo ya ha pasado.
A veces, el estar recordando siempre afecta incluso a la propia mente.
De tanto recordar, nos podemos creer esa versión de la historia, aunque parezca juego o cosa imposible. Puede llegar a pasar.
El tiempo come todos y cada uno de nuestros momentos, algunos de manera alegre y corta y otros de manera triste y larga. Pero el tiempo también es la puerta al amor, claro que sí.
El tiempo da el primer paso y los siguientes los das tú.
Tú decides de qué tipo de amor quieres y en qué tiempo lo quieres. Si ahora, mañana o en otro momento. Tú decides si quieres un amor de primavera, un amor de niños, un amor pasional o simplemente un amor escolar.
Tú decides quien será para ti, tu alma gemela en tiempos difíciles, tú decides con quien compartir tu mal humor y tus momentos de angustia, así como los momentos únicos, los momentos felices y los armoniosos.
Cuando menos lo pienses el tiempo, el amor y tú serán una misma persona.
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Iba caminando tranquilamente por los pasillos de la escuela, acababa de terminar la clase de inglés, ya habían dado el toque de receso. Estaba de camino a la cafetería.
Mientras el caminaba, -mejor dicho, se arrastraba- todos estaban apurando su paso para llegar a la cafetería. Todos apurados para ser de los primeros. Él no les dio importancia y siguió caminando de lo más tranquilo a paso lento.
Cuando llego a la puerta de la cafetería vio como uno de los prefectos de conducta regañaba a unos de los alumnos.
Se acercó un poco más y ahí lo vio, siendo regañado por el prefecto de conducta. Él.
Él llamo mucho su atención. No era muy alto, pero no era tan bajo, era más o menos de su estatura. Su cara tenía una forma muy peculiar. Pero para él, sobresalía entre todas las formas. Su nariz no era muy perfilada, ni mucho menos tan pronunciada como la de él. Tenía el cabello castaño oscuro. El uniforme lo tenía todo desarreglado, la camisa por fuera del pantalón, el pantalón sin cinturón y desgastado de la parte de los pies donde terminaba el pantalón.
–Probablemente le queda grande y lo arrastra. -lo mantuvo en sus pensamientos.
Siguió observándole detalladamente un poco más. Hasta que alguien choco su hombro con él. Y eso lo desconcentro de su escaneo.
Era Henry, su mejor amigo. De los pocos grandes amigos que tenía. Henry era poco más bajo que él. Con la cara redonda y sus cachetes demasiado pronunciados, el cabello peinado hacia arriba con demasiado gel. Henry y él, eran amigos desde el preescolar se platicaban de todo, para ellos, los secretos no se encontraban en su vocabulario.
Henry miro detenidamente a su amigo y siguió su mirada hacia el punto en el que él veía. Henry no supo descifrar si veía a la cocinera empapada de sopa de quien sabe qué, o si veía al prefecto de conducta e incluso pensó que veía al alumno regañado.
–¿A quién estas comiendo con la mirada?, Hyukjae.
–La próxima que me digas Hyukjae te golpeare y te ignorare y en realidad no observaba nada realmente interesante.
Hyukjae o como le gustaba que le dijeran Eunhyuk bajo la mirada después de que esta se cruzara un momento, un pequeño lapso con la mirada de aquel joven rebelde que había alborotado a media escuela.
Henry tal vez haya sacado sus conclusiones pero nunca había visto semejante mirada de Eunhyuk hacia quien sabe qué.
–Te traigo una bolsa o algo así. –comento Henry en tono de burla. –no sé qué tanto observas, mientras no sea la señora de la cocina todo está bien, querido amigo. –Henry siguió hablando en tono de burla, para molestarlo.
–Cállate idiota, no necesito bolsa, porque no estoy soltando baba, ni nada por el estilo y ella no es de mi interés así que ni te preocupes, ya te dije que no estaba viendo nada interesante, ¿Por qué no vamos a comer de una vez? –hablo en tono tranquilo Eunhyuk, se iba porque ya nada llamaba su atención aquel muchacho de energía atrayente, estaba siendo llevado a dirección, lejos de la mirada escaneada de Eunhyuk.
Aquella mirada penetrante que hizo que aquel muchacho de uniforme descompuesto volteara a verlo. Inevitablemente. Ese sería el comienzo de lo que ellos no sabrían como describir. Pero si sabían cómo se sentiría.
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Al pasar los días ambos se dieron cuenta que no eran simple coincidencia sus encuentras tanto en la cafetería como en la dirección, solo que cada uno con misiones diferentes uno para hacerle favores a los maestros y el otro por obligación.
Popo a poco ellos se fueron haciendo cercanos, más de lo que ellos habían pensado.
–Eres muy bonito. –se le había salido de su boca en forma de susurro. Algo que les tomó por sorpresa a ambos. Pero que ambos lo dejaron pasar.
Seguían viéndose y seguían conversando de cosas sin sentido y todo sin saber ni su nombre, ni en clase iba o si era menor o mayor. Todo y nada a la vez.
–Vamos a pasear, te puedo invitar un helado –tenía la voz cargada de emoción, mejor dicho llena de todo un poco.
–Pero yo no tengo dinero para invitarte algo, no ahora. –hablo la otra voz, con la desilusión plasmado en su tono.
–No te preocupes me lo invitas después, ándale vamos, ¿sí?
–Está bien pero yo te invito el otro.
Ambos caminaron hacia la heladería más cercana a la escuela donde ambos cursaban.
No tardaron mucho en llegar y elegir la que sería su mesa.
–Me gusta mucho esta mesa, cada vez que vengamos tenemos que sentarnos aquí y no en otra, tiene que ser nuestra mesa, por siempre.
–Sí, me gusta a mí también, ¿pero no crees que siempre es mucho tiempo?.
–No claro que no.
Y pidieron sus helados uno de chocolate con nuez y el otro simplemente con chocolate.
–Bueno y después de todo no sé cómo te llaman. –hablaron después de darle varias lamidas a su helado.
–¿Yo? –hablo después de lamer su helado y señalándose a sí mismo –a mí me dicen mulgogi*, pero para ti soy Donghae. –siguió lamiendo su helado.
–Vaya que bonito nombre tienes, yo soy Hyukjae pero si me dices así te arrancare cada bonito cabello que tienes en tu cabeza.
–Vaya eres algo rudo, eso me agrada –una lamida al helado, junto a una mirada –y entonces como te tengo que decir.
–Eunhyuk –hablo tranquilo mientras seguía lamiendo su helado –¿Por qué te dicen mulgogi?
–Cuando era pequeño mi padre comía muchos animales acuáticos, entonces lo que dicen mi mamá es que cuando estaba en la panza de ella, papá llegaba de trabajar y se la tallaba diciendo mul-go-gi y después nací y eh me aquí con la cara en forma de pez. –la última lamida de ese sabroso helado de chocolate.
–Qué historia tan graciosa y muy linda, me pregunto, ¿qué tipo de animal soy yo? –Eunhyuk aun tenia helado así que él seguía lamiendo.
–Humm tu eres algo así como un wonsung-i*
–¿Yo?, ¿Por qué? –pregunto Eunhyuk incrédulo
–Humm no sé, ellos tienen la piel algo café casi negra y pues no sé tú tienes chocolate embarrado y fue lo primero que se me vino a la mente.
Después de la gran explicación de Donghae, Eunhyuk se soltó a reír a carcajadas.
–Oh, eres tan gracioso.
Y ahí estaba él, sentado en aquella mesa donde prometieron tantas cosas, en aquella mesa que ambos prometieron seria suya para siempre.
Llega la mesera y él pide un helado de chocolate con nuez, el favorito de él.
Y recuerda y recuerda.
Aquella heladería significaba más de lo que cualquiera pudiese creer…..
Estaba corriendo como si su vida dependiera de eso, ya iba retasado por lo menos dos minutos y eso ya era el final del mundo para él. Él. ¿Desde cuándo todo en su vida es entorno a él?, se preguntó para sí mismo.
Y llego estaba parado justo enfrente de la puerta de la heladería como cada siete de cada mes desde hace un año. Solo que ahora un poco tarde.
Abrió la puerta y se dirigió a la que era su mesa. Nada más de ellos. Y ante él estaba la imagen más enternecedora que él jamás pudo creer encontrar. Enfrente de él, se hallaban dos botes pequeños de lo que parecía ser helado derretido y junto a esos botes estaba la cabeza castaña que él conocía muy bien y de sobra. Eunhyuk tenía la cabeza recargada en uno de los bordes de la mesa.
Donghae camino lento hasta él y de arrodillo para quedar a su misma altura y le sacudió un poco su hombro.
–Déjame –hablo en seco un Eunhyuk que aún tenía su cabeza apoyada en la mesa.
–Estas muy enojado, pero si solo tarde cuatro minutos, lo siento, me quede dormido y mamá no me paro a tiempo.
–Que no me escuchaste que me dejes, no me importan tus excusas baratas.
–Y si te dijera que tengo un regalo para ti, por nuestro día de la amistad.
–¿Qué es? –poco a poco Eunhyuk fue alzando la cabeza de la mesa. Y su mirada choco con una pequeña caja que estaba forrada con papel de multicolores.
–Ábrelo vamos, espero te guste y más que nada espero que tu respuesta sea un sí
–¿Que dices, tonto? –Eunhyuk fue abriendo la caja, rasgando el papel que lo envolvía.
Cuando termino de rasgar todo lo que quedaba de ese bonito papel, se sorprendió mucho al ver una caja de cartón forrada de más papel, del mismo tipo multicolor.
–¿Tú lo forraste?, dios cuanto papel.
–Sí, lo forre yo, deja de quejarte y ponte a rasgar el papel.
Después de estar desgarrando papel, estaba ante el un pez de peluche y junto a él estaba un mono de peluche y entre ellos estaba un ramo de rosas artificiales y una pequeña hoja de papel doblada a la mitad. Tomó la hoja en sus manos y comenzó a leer lo que se carta le decía con palabras de Donghae.
Hola, supongo.
No se cómo empezar esto, humm tal vez con un Que hubo, morro o algo así. Tal vez no logres verme nervioso pero te aseguro que lo estoy, humm probablemente ya este sudando ahora mientras lees esto, bueno iré al grano.
Hace más de dos años que nos conocemos y que somos amigos y como cada siete nos reunimos bla bla, y esas cosas. Bueno el caso es que eres un hombre increíble y muy guapo, pero magnifico y muy guapo, me entiendes, me comprendes y eres muy guapo. Y como eres muy guapo y yo soy feo, ¿te gustaría formar la historia de Shrek conmigo? ¿Quiere ser mi novio? Y no me vengas con tus cosas de “Oh soy heterosexual y me gustan las faldas” y esas cosas, porque te conozco bien y si me dices que tu amigo Henry te gusta y que es tu tipo, dime donde vive por favor. Bueno te doy cinco segundos para que lo pienses, cuando termines alca tu cabeza y mírame estaré enfrente de ti, oh si bebé.
Cuando Eunhyuk termino de leer aquella carta, sus ojos se aguaron y no dejo pasar esos cinco segundos que Donghae le dio, alzo su cabeza y ahí estaba el sudando como lo había dicho en la carta. Eunhyuk se alzó de su silla y se acercó a la de él y le planto el que fuese su primer beso y el primer beso entre ellos en la mejilla. Donghae se sonrojo y después de estar en shock por unos momentos se acercó a Eunhyuk y le susurro.
–Eso lo acepto como un “sí, mi amor” o como un “idiota te diré donde vive Henry” –hablo Donghae con la voz juguetona haciendo comillas con sus dedos.
–Esto es un sí, idita acepto. –Eunyhyuk volvió a acercarse a Donghae pero ahora para darle un fuerte abrazo.
Miro a todos lados y a todas las paredes de aquella heladería que había sido testigo de su tonto amor. Se paró de su silla y se dirigió a la salida, no sin antes dejar propina a la mesera.
Siguió caminando por un largo tiempo, hasta que poco decidido regreso a su casa. Ya no iba a la escuela y ya no le hablaba a su mamá, ya no salía con sus amigos y ya no socializaba. Su vida era Choco, cuidar a Choco, querer a Choco, pasar tiempo con Choco, no dejar a Choco solo, estar siempre para Choco, Choco y un poco más de Choco.
Cuando llego a aquel departamento que en algún momento llego a compartir con él, con aquel dormilón que siempre le pedía disculpas a base de besos.
Se sienta en el sillón y cierra sus ojos, imaginando, recordando y pensando.
Estaba en un estado de relajación tan profunda, que los ladridos de Choco lo asustaron demasiado. Alguien tocaba a su puerta y eso le molesto. Quien se atrevía a buscarlo.
Se negaba a pararse, pero fue tanta la insistencia de aquella persona que llamaba a su puerta que no le quedo de otra que pararse de su sillón.
Un deja vu le paso en ese momento, cuando un cartero le miro con un enorme paquete en las manos.
Un cartero que un año ataras le fuera a tocar a su puerta dejando la peor carta de él pudiese haber recibido, desde ese día odiaba a los carteros y odiaba las cartas.
–Disculpe usted es el joven Lee Hyukjae
–SI, en que le puedo ayudar.
–Oh este paquete es para usted, me puede firmar aquí por favor.
El cartero le entiendo una tabla donde él tenía que firmar y el cartero posteriormente le extendió aquel paquete que a simple vista parecía pesado pero que en verdad era muy ligero.
Lo dejo en la sala y se sentó en el piso y junto a él estaba Choco.
Abrió la caja y se sorprendió mucho al ver aquel papel, ese extraño papel con estilos multicolores. Rápidamente saco esa caja y comenzó a desgarrar aquel papel. Abrió esa caja y se sorprendió aún más al ver unas flores articules junto a unos peluches. Un perro, un mono y un pez. Su mirada comenzó a buscar aquello que quería leer, lo que más esperaba. Una carta. La agarro y la leyó.
Hola. Amor.
¿Cómo has estado?, espero que bien, vaya como pasa el tiempo mira ya tenemos 6 años de noviazgo puff, parece que fue ayer cuando te di, este mismo regalo pero para pedirte que fueras mi novio y ahora, bueno, no sé si te quieras casar conmigo, yo encantado de la vida que acepto. Supongo que este paquete te llegara cuando estemos alejados, tú en Incheon y yo en Seúl estudiando aquello que tanto deseamos saber. Vaya, sé que te preguntaras que por que no te mande este paquete cuando cumplimos los 5 años, bueno el día que te pedí que fuéramos novios fue viernes 7 y sabes cuando cae viernes 7, exactamente hoy, bueno para ti que estás leyendo eso. Cheque como loco los calendarios y quise hacer esto especial. Sabes por qué son tres peluches verdad, oh si bebé. Yo sé que si se sabes eres muy inteligente como para no saberlo.
Te amo demasiado no sabes cuánto y me encanta esta rara familia que tenemos pero al fin de cuentas familia. En serio, te amo muchísimo, no te imaginas cuánto. Y por ti es que hago esto, estudiar y alejarme de ti, y por ti hago bastantes cosas cursis y raras, te amo, no lo olvides nunca, humm si ya terminaste leer y estas llorando, te doy cinco segundos para que te calmes y si ya te calmaste, puedes llamarme, si por alguna razón de aquí a dentro de dos años más o menos cambie mi número de teléfono supongo que debes de tener mi nuevo número y si no es así, llámame con mi mamá ella me dará el recado, te amo demasiado y te agradezco. Te agradezco haberme dado un amor escolar.
Un gran y hermoso amor escolar.