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You are my neverland por secretlook

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Peter volvió a lanzar la caña, él miraba aburrido la nada, la barca se tambaleaba lentamente, el mar estaba en calma, tal y como yo quería que estuviera él, veréis, después de nuestra pequeña “discusión”, Peter estuvo sin hablarme dos días, es muy rencoroso.

 

 

 

-¿Por qué tenemos que pescar cada vez que me enfado?-dijo aburrido

-Porque pescar relaja

-Te relajara a ti, porque a mí no me hace ninguna gracia que venga una sirena o un tiburón

-Tranquilo, grumete, yo te protegeré

-Ja ja, me parto contigo-contestó molesto- No necesito que me trates como una señorita en apuros ¿vale? Soy Peter Pan, soy un ser mágico, no necesito tu ayuda pirata maltrecho

 

 

 

Peter exhibió su típica cara de disgusto, acto seguido, con un ligero salto, salió volando de la barca y desapareció entre los árboles de Nunca Jamás, tiré la caña al agua malhumorado, a este chiquillo no había manera de tenerlo contento, salvo siendo su más leal esclavo, como Félix, y eso era algo por lo que yo no iba a pasar, eso no es una relación, cogí su caña y me concentré en pescar algo para relajarme, de repente un pez saltó dentro de mi barca, sentí el mar agitarse y vi la tierra temblar, millones de pájaros salieron volando de aquel lugar, un terremoto, sí, era un terremoto, más no era natural, Pan, ese crio mimado, siempre haciendo lo mismo, bueno, al menos no descarga su rabia contra mí.

 

Me giré y volví a centrarme en la pesca, devolví ese pequeño pez al mar y entonces noté un resplandor, había algo brillante cerca de mi bote, fuera lo que fuese se movía con rapidez, vi las escamas dibujadas en un tono azul marino, pero cuando avisté el final de la cola, no me gustó nada lo que vi, era una sirena, maldito niñato, siempre tiene que tener razón, el bote comenzó a tambalearse, cada vez con más brusquedad, desenvainé mi espada y me dispuse a hincar el garfio en lo primero que viera, sin embargo, todo falló cuando sentí algo rodear mis piernas, caí sobre los asientos del bote rompiendo las tablas y durante un segundo perdí la razón, y a pesar de que tan solo fue un segundo, fue suficiente para él.

 

Cuando abrí mis ojos vi la espalda de Peter, sujetaba una espada en su mano y la agitaba contra algo, supongo que sería la sirena, tras un par de ataques, Pan se hartó y usó su magia, sacó a la sirena del agua y la asfixió, el ser daba coletazos inútilmente, pues su cola jamás alcanzaría a Pan mientras este las sujetara del cuello con su magia y no con sus propias manos, el muchacho cogió la espada y dibujó una P en el brazo de la chica, el recordatorio.

 

 

 

-Él. Es. Mío. Zorra-dijo antes de lanzarla muy lejos, su sombra llegó volando y terminó con la sirena arrancándole la suya

 

 

 

Peter se giró hacia mí rápidamente, su cara mostraba preocupación, y no me extraña, las sirenas son muy peligrosas, se arrodilló corriendo a mi lado y acarició mi frente.

 

 

 

-¿Estás bien?

-Sí, gracias a ti-dije agradecido acariciando su mano

 

 

 

Peter me abrazó fuertemente, creo que aun comprobaba que la sirena no me había matado, que de verdad estaba allí y no era una visión porque él lo hubiera deseado, comenzó a acariciar mi pelo y sentí como los escalofríos recorrían mi cuerpo, él podría ser un viejo de más de 235 años, pero en el fondo nunca dejó de ser un niño, más bien un adolescente.

 

 

 

-Pensé-susurró, entonces comencé a sentir en mi cuello algo húmedo, sus lágrimas- Pensé que te había herido, que te había matado…pensé que te había perdido

-Tranquilo, no ha pasado nada, estoy aquí-contesté abrazándole fuerte

-Tendría que haberla matado-dijo rabioso

-Peter, la has matado

-Me refiero a matarla con mis propias manos, lenta y dolorosamente

-Eres un pequeño diablillo-reí revolviéndole el pelo

-Y muy rencoroso

-Lo sé

 

 

 

Pan sujetó mi rostro entre sus manos, acarició mis mejillas y me miró a los ojos, entonces vi en ellos el terror, realmente él me necesita.

 

 

 

-¿Cómo sabias lo que estaba pasando? Estoy muy adentrado en el mar y no he hecho ruido alguno

-Por favor, Killian, yo lo sé todo, sobre todo cuando amenazan algo que me importa-contestó sonriente, pero su rostro de repente pasó a ser sombrío- Nada ni nadie, toca, roba, daña o amenaza, algo que es mío

-¿Desde cuándo me he convertido en un objeto?-sonreí

-No eres un objeto-susurró inclinándose lentamente- Pero eres MI pirata manco y con problemas con la bebida

 

 

 

Miré los ojos de Peter, brillaban como la estrella polar, me observaban atentamente aunque estuvieran entornados, él desvió la mirada hacia mis labios, lamió los suyos discretamente y se acercó aún más a mí, respiró contra mi boca y entonces me besó, sus labios se posaban sobre los míos de una forma suave y delicada, ni siquiera notaba presión alguna, era tan puro como cuando una madre besa la frente de su hijo, ambos cerramos nuestros ojos y poco a poco fuimos cayendo hasta tumbarnos en aquel bote, rodeé el cuello de Peter con mi brazo y su cintura con mi garfio, pues si le rozaba, en la cintura no hay puntos vitales, él hundió sus dedos en mi pelo y sonrió, lo hacía a menudo, cuando estaba feliz, intercalaba los besos y las sonrisas, y a mí no podía enamorarme más su sonrisa.

 

 

 

Entonces noté unos pequeños golpes en el bote, no sería una sirena, después de la advertencia de Pan ninguna se atrevería a acercarse, ¿entonces? Me separé de Peter y le aparté, él se quitó de encima y me miró extrañado, le indiqué que guardara silencio, miré el mar y lo vi, una aleta, una aleta de tiburón. El animal nadaba en círculos alrededor de la barca, ese era el paso previo a comenzar a asomar la cabeza, para luego saltar, hundir la barca y tomar un tentempié, me giré lentamente y vi la cara de Peter, estaba blanco como la leche, sus ojos estaban desencajados y comenzaba a hiperventilar, lo había visto, les tiene pánico, es lo único que le da miedo de verdad, y a pesar de que con su magia podría matarlos o huir de ellos, se queda congelado, observé la aleta atentamente, la forma de nadar, todo indicaba a que era pequeño, pero no metería ahí la mano ni por la inmortalidad, sin más, el tiburón desapareció y yo temí lo peor.

 

 

 

-Ki…Ki…Ki-tartamudeó Peter aumentando de blanco, aunque parecía imposible

 

 

 

Busqué lo que él miraba y comprendí, la aleta había vuelto a emerger, y se acercaba a nosotros a gran velocidad, supongo que el pececito decidió saltarse una fase, ahora saltaría sobre nosotros y yo solo tenía una posibilidad, cogí mi espada y esperé pacientemente, respiré profundo y esperé, miré fijamente la aleta y me concentré, entonces el tiburón saltó sobre nosotros y usando toda mi fuerza alcé el arma para dejarla caer con saña sobre el animal, cortándole así la cabeza, su sangre me manchó entero, su cuerpo terminó de dar el salto pero su cabeza cayó en el bote, Peter estaba en pleno ataque de pánico, se abrazaba a sí mismo, se balanceaba y lloraba, pero no dejaba de mirarme, atravesé la cabeza del animal y la lancé lo más lejos que pude, hay que tener en cuenta su peso, lanzando también mi espada, que no pude desencajar de la cabeza en el lanzamiento.

 

Normalmente, si hubiera sido otra cosa, me hubiera acercado a Peter y le hubiera tranquilizado, pero teniendo en cuenta que el cadáver del animal sangraba debajo de nosotros, cogí los remos y nos alejé de ese lugar antes de que llegaran sus compañeros a devorarle, remé los más rápido que pude, y en poco tiempo tocamos tierra, cogí a Pan en brazos, él aún estaba petrificado, y lo saqué de aquel bote, lo dejé sobre la arena bastante lejos del agua, de repente, él estiró su brazo y una bola de fuego salió despedida hacia la barca, supongo que no le hacía gracia tener en su “flota” un bote en el que había estado un tiburón, o la cabeza de uno, dirigió su mano hacia mí y un cubo de agua me cayó encima, limpiando toda la sangre, luego los vientos cálidos del oeste me secaron.

 

 

 

-Peter-dijo corriendo hacia él y lanzándome al suelo para abrazarle con fuerza

-Fue…fue…horrible-lloró- Pensaba que moriría ahí mismo, por culpa de mi mayor terror

-Shhh, tranquilo, respira, yo estaba allí, estoy aquí, contigo-besé su frente- Y no dejaré que nada ni nadie te haga daño

 

 

 

Peter me abrazó y lloró desconsoladamente en mi pecho, miré hacia el mar y vi el festín que se cocía allí.

 

 

 

-Hoy no asquerosas criaturas, hoy no os lo llevareis -les amenacé en un susurró-Ni hoy, ni nunca

 

 


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