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Susurros En El Silencio por Darko Princess

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Notas del capitulo:

Hola, hola, paso rápido a dejarles el capítulo porque tengo mucho, mucho sueño >x<


Espero lo disfruten y, ¡Nos leemos abajo!

XVII

Enfrentando La Realidad

 

 

Ya nada estaba bien, ¿Cómo habían llegado a ese momento? hasta hace apenas un mes todos se encontraban dispersos por el mundo, aún buscando, aún intentando rescatar y pegar los pedazos del sueño que alguna vez había sido su Sociedad.

Más en el presente, mirando por encima de los documentos que pretendía leer, no pudo sino notar cuán mal ya estaban; Divididos, no porque hubiesen discutido, sino más bien, porque ninguno sabía realmente qué posición tomar ante la crisis a la que se enfrentaban.

Su Líder ya no era el mismo, no sólo parecía deprimido, sino también dolido e incluso enojado, y aún así pretendía mantenerse igual de sereno que como luciera la primera vez que se habían reunido en esa misma sala. Pero ellos podían a simple vista notar cuán afectado estaba.

Quería pensar que sólo se trataba de un capricho, pues la otra posibilidad resultaba aún más terrible, tal vez incluso era mejor aferrarse a la idea de que aquel chiquillo al cual su Líder había rescatado tiempo atrás, ese al que había tomado como su protegido, no fuera más que un simple y mero capricho al cual seguía aferrándose aun cuando los Nocturnos ya se lo hubiesen arrebatado.

Era mejor creer eso a imaginar tan siquiera la otra opción, Yoru simplemente no podía ni debía haberse enamorado de ese niño, no cuando todos lo necesitaban concentrado, sereno, tranquilo y tan brillante como la primera vez.

Y como si no fuese poco el tener que tratar con los cada vez más volátiles y cambiantes estados de humor de su Líder, además tenían que luchar contra ese otro gran obstáculo, la principal razón por la cual se estaban dividiendo.

Lucian Von Schein y Alain Amid Saluja finalmente habían colisionado, lo peor del caso, no de la forma en que todos ellos esperaban; no hubo un pleito gigantesco entre gritos, golpes y ataques, tampoco hubieron amenazas ni acusaciones, sino más bien, sólo silencio y miradas esquivas, una herida y la otra cansada.

Los otros no lo entendían, pero Alois sí, y se odiaba enormemente por haberlo comprendido tan rápidamente y aún así no poder hacer nada con tal de solucionarlo. Alain finalmente había confesado su secreto a Lucian, y Lucian, Lucian seguramente lo había rechazado.

Cada vez era más difícil el tener que observar en silencio la forma tan triste, sombría y herida en la cual Alain terminaba huyendo de sus reuniones para encerrarse en el primer sitio vacío al alcance y… y llorar. No soportaba mirarlo así, eran amigos, habían crecido y aprendido juntos y aun así no podía ayudarlo, no con eso.

Pero no sólo se trataba de Alain, no, la situación de Lucian se volvía cada vez más evidente y peligrosa. Seguía rehusándose a pensar en lo que el joven Von Schein debía de estar pasando, más mientras los días seguían transcurriendo, más claro se tornaba todo. Lucian finalmente había cedido, la poca resistencia que antes guardara, ahora parecía haberse apagado, y todo aquello por lo que Lucas Von Schein tanto había luchado, se estaba quebrando.

Lucas Von Schein dio todo de sí para mantener a su sobrino a salvo, pero ahora que estaba muerto, Lucian simplemente se estaba dejando ir, seducido por una culpa que nunca debió sentir, la culpa de sentirse responsable de la muerte de su padre y su tío, la culpa de sentir que le había arrebatado la felicidad a su padre, culpa por no haber podido ser lo que su abuelo anhelaba, culpa por no poder ser lo que su madre quería que fuese.

Toda esa culpa clavándose en un corazón que con los años no había hecho sino debilitarse, y ahora, solo ante un mundo en el que no se sentía encajar y sin nadie que fungiese como su ancla, Lucian estaba abandonando la batalla, esa misma que durante tantos años Lucas Von Schein le había ayudado a luchar.

No soportaba ver a Alain llorar, pero tampoco podía contemplar por más tiempo en silencio, la cada vez más débil imagen de Lucian; se notaba tan pálido y cansado, con marcas oscuras bajo sus opacos orbes rojizos, apenas haciendo un esfuerzo por no dormirse frente a ellos.

Continuar de esa forma no estaba entre sus planes, había decidido finalmente romper el silencio, poner las cartas sobre la mesa e intentar resolverlo pero, al ver una vez más a Alain emprendiendo la huída, su único pensamiento fue el de ir tras él.

Alois apenas logró intercambiar una mirada con su compañero Ryan Crane , antes de abandonar la estancia, intentando alcanzar a Alain, aun cuando no necesitase mucho para hacerlo, menos si su compañero apenas se alejaba lo suficiente como para esconderse en una de las salas cercanas al pasillo de esa planta del edificio.

Entrando tras él, por esta vez se atrevió a colocar el seguro en la puerta, no queriendo dejarle algún posible escape hasta que su compañero y amigo desahogara con él aunque fuese una mínima parte de todo cuanto lo atormentaba.

–“Ya no puedo seguir con esto, duele, duele demasiado y es mi culpa”– la voz quebrada y amortiguada contra sus rodillas apenas si podía entenderse entre los sollozos y hipidos que Alain no conseguía contener, y todo cuanto Alois pudo hacer fue sentarse a su lado y arroparlo entre sus brazos, intentando calmar su llanto.

¿Qué se suponía debía decirle? El propio Alain reconocía todo aquello como su culpa, y él no podía negarlo, no cuando Alain nunca se detuvo a la hora de atacar a alguien que de por sí, ya estaba roto, tan quebrado que por eso jamás se defendió. Lucian resistió callada y sumisamente todos esos años de maltrato no porque no pudiese defenderse sino porque carecía de la voluntad para ello.

Y Alain, Alain se negó a parar sin importar cuánto le hubiesen suplicado porque lo hiciera, ni siquiera se detuvo cuando fue finalmente consciente de sus verdaderos sentimientos hacia Lucian, sino que más bien, aquello lo empeoró todo. Para Alain, amar a Lucian era un crimen, amar a quien veía como uno de los responsables de la muerte de su tía, era para él un insulto hacia la única mujer a quien había conocido como madre.

Amar a Lucian le provocaba dolor y culpa, dolor por saber que nunca podrían estar juntos, por saber que sus familias jamás aceptarían algo como eso, dolor y miedo al recordar lo que amar a un Von Schein había significado para su tía, pero también culpa, por traicionar la memoria de Aneris Saluja al haberse atrevido a posar la mirada en uno de los responsables de su muerte.

Entonces su venganza se convirtió a la vez en una penitencia, lastimar a Lucian por la muerte de su tía era no sólo su venganza, sino la perfecta forma de conseguir que este le odiara; el odio de Lucian lavaría su crimen por haberse enamorado de él.

Sólo que dolía tanto, aun más al saber que no tendría apoyo alguno en toda esa locura, confesar su amor ante cualquier otro miembro de su familia provocaría un desastre aun más grande, sobre todo sabiendo cuan orgulloso estaba su padre al ver la forma en que él trataba a Lucian, incluso más ahora que estaban obligados a trabajar juntos y ni siquiera por ello había cambiado su forma de dañarlo.

–“Él… él ya lo sabe… Lucian lo sabe…”– en realidad Alois no necesitaba que se lo confirmara, no después de haber pasado un mes entero observándolos; aun así, tan sólo se limitó a abrazarlo más fuerte.

–“¿Te rechazó? ¿Has logrado que te odie?”– no quería preguntarlo, no sólo porque estaba casi seguro de ello, sino por ser consciente de que aquello sólo conseguiría que el llanto de Alain fuese en crescendo, más se halló conteniendo un suspiro al sentir a su amigo negar casi desesperadamente, contra su pecho.

–“Lucian nunca va a odiarme”– el tono bajo y aún más dolido logró hacerlo dudar ¿a qué se refería con eso? –“Pero tampoco me amará”– inconscientemente lo abrazó más fuerte al percibir su llanto volverse más desesperado –“Creí… creí que él no lo sabía…”– por alguna extraña razón Alois comenzó a sentirse nervioso, inseguro sobre el rumbo que aquella conversación estaba tomando.

Más Alain tan sólo lloró un tanto más fuerte, ¿Acaso Lucian ya conocía los sentimientos de Alain? Y de ser así ¿Por qué no había hecho nada con eso? Podría haberlo usado como escudo contra el joven Saluja y sin embargo, se mantuvo callado, aceptando todos y cada uno de los ataques de Alain sin siquiera poner el más mínimo esfuerzo en resistirse.

–“Él sabe… Lucian sabe sobre… sobre Ossiris”– el nombre hizo eco en los oídos de Alois, dejándolo indefenso; muy pocos sabían no sólo sobre ese nombre, sino sobre a quién pertenecía, y la mayoría de esas personas ya estaban muertas, tan muertas como el propio Ossiris.

Que Lucian supiera sobre Ossiris lo cambiaba todo, no, más bien, agregaba una carga más al ya debilitado corazón del joven Von Schein; para Lucian conocer esa verdad sólo podría significar anexar un factor de culpa más a la caótica ecuación que lo estaba destruyendo.

–“Lucian no puede amarme ni odiarme… él no puede sentir nada ni por mí… ni por nadie… él no puede sentir nada que no sea culpa… y yo… yo sólo hice su dolor aun más grande”– Alois cerró los ojos, tratando de normalizar su respiración, intentando no pensar más en la realidad cada vez más clara, no sólo con respecto a Alain, sino también a Lucian.

Lucian no podía sentir nada por Alain, no porque no desease hacerlo sino porque al igual que había hecho con su vida, seguramente se lo había prohibido; para Lucian conocer los sentimientos de Alain no era sino otra razón por la cual ceder ante esa decisión a la cual parecía haberse aferrado desde que su padre muriese, la misma contra la cual durante tantos años su tío había luchado y que ahora finalmente poseía el detonante perfecto.

Perder a su padre, a su hermano, a su tío, no ser lo que su abuelo y su madre deseaban, y ahora también, no poder corresponder a los sentimientos que el corazón de alguien guardaba por él, para Lucian Von Schein debía haberse vuelto ya, la razón ideal como para concretar algo que por años las personas en su entorno había luchado por retrasar. Para Lucian aquello no era sino, todo cuanto necesitaba para finalmente dejarse morir.

-

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Parado frente a la cerrada puerta del servicio, Ryan Crane se permitió una vez más pensar en las razones por las cuales se encontraba ahí, y más que nada, en la persona que se hallaba del otro lado de la puerta.

Recordaba bastante bien la primera vez que había visto a Lucian Von Schein, obligado por sus padres a acercarse a él únicamente con el propósito de mejorar el pobre estatus que la familia Crane tenía en su Sociedad.

Esperaba toparse con un mocoso arrogante, altanero, pedante y mimado, igual a cualquier otro chiquillo perteneciente a una de las familias más importantes en su mundo, más Lucian había resultado ser totalmente lo opuesto.

Lucian era amable, atento, alegre e incluso dulce, Lucian era cálido, como un día soleado de abril. Pero ahora de eso ya nada quedaba, todo aquello se había hecho pedazos cuando Lucien Von Schein murió.

Y aunque a Ryan esa muerte también le había resultado dolorosa, más le dolía el ver en lo que su amigo se había convertido. Tantos años luchando contra algo que ahora se veía cada vez más cercano, sólo que él no quería rendirse, no sabiendo lo que eso significaría, no para él, sino más bien para su amigo, rendirse era igual a dejar morir a Lucian, y no estaba dispuesto a ello, no si aún podía hacer algo por evitarlo.

Suspirando hondamente intentó prepararse para lo que del otro lado de la puerta le esperaba, sólo que el ver a Lucian con la frente contra las húmedas baldosas que conformaban la larga fila de lava manos del servicio, con los ojos cerrados y respirando lentamente, viéndose tan pálido y débil, era algo a lo que nunca podría acostumbrarse.

Cerrando la puerta tras él, trató de fingir tranquilidad mientras se acercaba hasta donde su amigo se hallaba. Todavía no tenía ni idea de lo que esta vez le diría, más no por eso iba a dejarlo sólo, no cuando sabía lo riesgoso que aquello podría ser para Lucian.

–“No te sientes bien ¿Verdad?”– a pesar de lo obvio, quiso comenzar como si fuese una conversación casual más entre ellos, pese a cuán difícil se le estaba haciendo al notar lo mal que Lucian ya estaba.

Pero él no sólo no le contestó, sino que ni siquiera hizo intento alguno por mirarlo, más bien, parecía estar poniendo toda la poca voluntad que le quedaba, en obligarse a mantenerse de pie. Ryan ni siquiera lo pensó, tan sólo lo tomó suave pero firmemente por uno de sus brazos antes de ayudarlo a sentarse en el piso.

–“Estoy perfectamente… sólo necesitaba refrescarme”– el escuchar el tono cansado y lento en el que Lucian hablaba, lo ponía aún más nervioso de lo que ya, sobre todo sabiendo que el resto de sus compañeros se encontraban muy cerca de donde ellos estaban.

–“¿Por lo menos has comido algo hoy?”– no sabía ni siquiera por qué preguntaba algo que ya sabía, y Lucian tampoco hizo por contestarle, tan sólo mordió suavemente su labio inferior y eso fue todo. No quiso ni preguntarle por sus medicamentos, no hacía falta, ya no.

–“Todavía no terminamos con la reunión, hay que volver”– ¿Volver para qué? ¿Para que los demás lo vieran desmayarse sobre la mesa? Como pudo reprimió las ganas de pegarle, odiando el no poder hacer más que estar ahí a su lado intentando mantenerlo despierto, consciente, vivo.

–“¿Tan siquiera le diste una respuesta?”– esta vez Lucian si lo miró, y por su expresión probablemente estaba pensando en el cómo él se había enterado de lo sucedido con Alain, aunque claro, preguntar equivaldría a interesarse en algo, cosa que desde luego, su amigo tampoco se permitía.

–“Le he dado exactamente lo que él tanto anhelaba”– confundido, miró incluso con un poco de miedo la pequeña y triste sonrisa en los labios de Lucian, temiendo a lo que su amigo se refiriese con aquello –“Ahora él sabe que no sólo maté a su tía, sino también a su primo”– ¡Ah! ¡Pobre Lucian! Pensando que con aquello podría hacer a Alain a un lado y sin saber que ni siquiera eso había conseguido cambiar los sentimientos del joven Saluja.

–“¿Estas muy mareado?”– otra vez tuvo que cambiar el tema, con tal de no contemplar una vez más la forma en que Lucian asumía culpas que desde luego no le pertenecían ni le pertenecerían nunca.

–“Alain perdió a su madre al nacer, después yo le quité a su tía, lo más cercano que tuvo a una madre, y también a su primo, alguien que pudo haber sido como un hermano para él”– más estaba claro que al menos en ese momento Lucian no pretendía dejar ese asunto de lado, la razón, ninguno de los dos podría comprenderla exactamente.

Ambos demasiado ocupados en asuntos un tanto más complejos, Ryan pensando en una forma de estabilizar un poco a su amigo, y Lucian, Lucian aun rehusándose a plantearse como una realidad el que alguien pudiese amarlo, sobre todo si ese alguien era Alain Saluja, alguien a quien él le había arrebatado casi todo cuanto quería, tan sólo por el simple hecho de existir.

–“La junta de hoy todavía no termina”– casi por instinto la mirada de ambos se dirigió hacia la puerta, como aguardando al momento en que la persona del otro lado de esta, se decidiese a abrirla para encontrarlos así, pegados el uno al otro, en una situación que ninguno podría realmente explicar, no sin mentir.

–“Kazuto… Lucian no se siente bien, voy a llevarlo a casa”­– la solución más viable era escapar, no sólo porque eso les evitaría el tener que mentir sino también porque sería la oportunidad perfecta como para que Ryan intentara una vez más persuadir a su amigo de desistir de una vez de tan mortal empresa.

–“Podría haberlo pensado mejor antes de pasar toda la noche despierto haciendo tonterías”– de inmediato se puso de pie, con las manos cerradas en puños y a nada de abrir la ahora maldita puerta con tal de callar de un golpe a su muy tonto e ignorante compañero, más todo eso se fue al olvido en el momento en que sintió a Lucian moverse tras él.

–“Esta bien Kazuto, creo que por hoy será mejor parar, Alain parece también encontrarse indispuesto”– y como si no tuviesen suficiente con la presencia de su muy serio compañero Kazuto Tsuchimikado, ahora incluso Yoru Avalon estaba ahí del otro lado de la puerta.

–“Pero…”–

–“Por favor Kazuto, también quiero irme a casa, estoy cansado”– el tonito vacío y aun así firme empleado por Yoru, permitió a Ryan suspirar y calmarse tan sólo un poco, estaban salvados, o al menos eso había pensando hasta que la puerta se abrió sin que pudiese hacer nada por ocultar a Lucian, quien desde luego, seguía sentado en el piso intentando mantenerse despierto, o más bien, consciente.

–“Yo… nosotros…”– balbuceando idiotamente y sin poder pensar en nada, Ryan se movió lo más rápido que pudo, atravesándose entre Yoru, quien apenas se había vuelto hacia ellos tras cerrar la puerta, y Lucian, aun en el piso.

–“Ryan, ¿Puedes adelantarte? Yo llevaré a Lucian a casa, hay algo que me gustaría hablar con él” – tuvo que parpadear un par de veces, intentando procesar la petición pero ni siquiera así pudo comprenderlo del todo, e incluso sintió su mente quedar un tanto en blanco porque por más que lo intentó, no pudo más que balbucear algo que ni él mismo entendió.

–“Mejor hazle caso Ryan, dudo mucho que Yoru vaya a matarme, y si lo hiciera, casi sería un favor”– el tono cínico y cansado seguido de una nada tranquilizadora risita, que Lucian había dejado escapar, tan sólo consiguió ponerlo más nervioso.

Paseando la mirada entre uno y el otro, extrañamente no percibió las razones por las cuales incluso Yoru lucía algo inquieto, como si realmente no estuviese del todo seguro de hablar con Lucian, y no entendía el por qué, tal vez era que no quería enterarse de los motivos por los cuales el joven Von Schein lucía tan enfermo o tal vez… no, realmente no podía imaginárselo.

Suspirando hondamente, volvió a mirarlos antes de con pasos inseguros, salir finalmente del servicio, mirando un tanto más ansioso la forma en la que con fingida tranquilidad Yoru tomaba asiento en el piso, justo a un lado de Lucian.

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Se estaba durmiendo sí, pero igual, extrañamente tenía ganas de reírse, sólo un poco, por la peculiar actitud que su Líder estaba mostrando ahí sentado mirándolo de reojo y después rehuyendo de su mirada, como si temiese a lo que fuese que quisiera hablar con él. ¿Lo iban a correr del Concilio? Si era así, entonces se lo iba a agradecer, ya que si bien al inicio había tomado una decisión, en el presente ya no se sentía con ánimos ni fuerzas para seguir.

Tan sólo quería volver a su muy vacío departamento, meterse a la cama y dormir oculto entre mantas y frazadas, lo suficientemente cómodo como para ya no despertar, para que todo se terminara de una vez. Sabía que del otro lado nadie estaría aguardando por él, no lo merecía, y además, era mejor de esa forma ya que lo último que deseaba era mirar la decepción pintada en los rostros de su padre y su tío al ver la forma tan patética en que había terminado.

–“Yo… realmente no sé lo que te pasa… y tal vez por eso no sea bueno hablar contigo sobre esto pero… no creo poder estar más tiempo sin decírtelo”– se notaba tan nervioso, incluso más que la primera vez que se habían reunido, y no le veía la razón, sólo tenía que decir “estas despedido” y todo se resolvería, así que no veía razón para darle más vueltas al asunto –“Lucian… ¿Alguna vez te has enamorado?”– otra vez lo miró, en un primer momento sorprendido, y después, después finalmente se rió, de tan estúpida que le parecía la situación ¿estaba hablando en serio?

–“Esto… esto no está pasando, primero Alain y ahora tu… es tan ridículo”– todavía sin poder asimilarlo, trataba de contener la risa más el ver la mirada confundida de Yoru y su expresión de desconcierto, no podía evitar el seguir riéndose, aun si lo estaba intentando lo mejor que podía.

–“¿Eh? ¡Espera! ¡No me refería a ti!”– y Yoru por su parte no pudo más que negar apresuradamente, incluso agitando las manos en el aire, haciéndolo reír todavía más, era tan gracioso mirarlo, la cara roja y esa expresión de espanto, de verdad que no le ayudaban en nada a controlarse –“Un momento… ¿Alain? ¿Por eso ambos están así? ¿Por eso Devine y Crane les están haciendo el canguro?”– bien, ahora sí se logró callar, más al ver la mirada nada contenta que Yoru le estaba dedicando, ya hasta se veía venir un regaño más, lo cual no era nada alentador, no si ni siquiera así conseguía que lo despidieran.

–“Mi… el asunto con Alain no es algo que tenga que hablar contigo”– cortó de una vez, ya que aquello formaba parte de eso a lo que supuestamente debía llamar “vida privada” aún cuando difícilmente pudiese aplicarse siendo el hecho de que ambos, Alain y él, estaban arrastrando el problema a su lugar de trabajo.

–“Bien… supongo que tienes algo de razón en eso, y la verdad es que ahora estoy dudando aun más sobre cuán correcto es hablar contigo lo que en un principio tenía planeado decirte”– ¿Qué? Lo último no había conseguido escucharlo, es más, incluso el hondo suspiro por parte de Yoru, que le siguió a eso, apenas fue capaz de registrarlo.

–“Sólo dilo y acabemos con esto, ya que ambos queremos irnos a casa ¿No?”– mejor apurarlo ahora que todavía conseguía escucharlo a momentos, porque lo que era su visión, bueno, esta se hacía cada vez más borrosa.

–“Bueno, yo no lo planeé, simplemente pasó, creo que desde ese primer momento… y te juro que no he hecho nada, nunca lo haría, no con todo lo que ha pasado pero… pero me enamoré, Lucian, lo siento, pero me enamoré”– otra vez las ganas de reírse se hacían presentes al escuchar los balbuceos nerviosos y apenados, más cuando logró visualizar la cara roja de Yoru, sólo que igualmente se estaba sintiendo más mareado y respirar se tornaba difícil, incluso estaba sintiendo un nada alentador dolor tanto en el pecho como en su brazo izquierdo ¿Se estaría muriendo? ¡Por fin! –“Realmente lo lamento, sé que seguro vas a querer matarme por esto, pero no puedo ni pude evitar enamorarme, por eso te juro que no he hecho nada, te lo juro, yo… de verdad lo siento, siento mucho haberme enamorado de tu hermano… yo… siento mucho haberme enamorado de Ossiris”– ¿Qué? ¿Su hermano? ¿Ossiris? ¡Maldito fuera! ¡¿Cómo se atrevía siquiera a mencionarlo?! ¡¿Cómo maldita sea manchaba su recuerdo con algo tan estúpido como decir que se había enamorado de él?!

Quiso hablar, gritarle, golpearlo incluso, pero el mundo comenzó a dar aún más vueltas a su alrededor e incluso sintió unas innegables ganas de vomitar mientras el dolor tanto en su cabeza como en el pecho se hacía más intenso, y luego, ante el más mínimo intento por moverse, todo, absolutamente todo se volvió negro al mismo tiempo en que se sentía caer a un pozo sin fondo aún con el deseo de cobrarle a Yoru por insultar a su hermano de tal modo.

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–“¡¿Lucian?!”– antes de que siquiera pudiese volverse para mirar su reacción, escuchó el rudo y seco golpe contra el piso, pero fue aun peor el mirarlo y encontrarlo ahí desvanecido.

Como pudo se arrastró aprisa, intentando reanimarlo con un par de leves palmadas en su rostro mientras la respiración se le aceleraba al instante de dar con tan siniestro descubrimiento: no estaba respirando, Lucian ni siquiera estaba respirando.

–“¡Lucian!”– desesperado se inclinó hacia su pecho, intentando hallar un latido, nada, la desesperación e incluso la culpa comenzaban a tomar posesión de su ya caótica conciencia mientras intentaba serenarse para conseguir poner en orden sus ideas con tal de iniciar con las medidas de resucitación.

Pero no lo conseguía, las manos le temblaban y la respiración inclusive se había vuelto errática y cortada ¿Qué había hecho? ¿Qué maldita sea había hecho? Revolviéndose el cabello y aferrando oscuros mechones entre sus dedos fue incapaz de reaccionar de nuevo.

Más al instante siguiente alguien ya lo había empujado hacia un lado, apartándolo de Lucian mientras él apenas si conseguía notar un manchón rojo y negro que probablemente le gritaba algo que no conseguía ni escuchar ni entender, no con el pitido que resonaba en sus oídos.

–“¡Yoru! ¡Yoru! ¡¿Yoru me escuchas?!”– quiso contestar más ni siquiera conseguía pronunciar una palabra, sólo balbuceos incoherentes mientras intentaba una vez más pensar en qué había hecho mal –“¡Yoru!”– ¿Por qué aquello estaba pasando? Primero los Nocturnos le habían arrebatado a Ossiris y ahora esto ¿Por qué?

–“Y-Yuury…”– apenas alcanzó a pronunciar el nombre antes de enterrar la cabeza contra sus rodillas, intentando tan sólo respirar, o más bien, despertar de su pesadilla, aun cuando supiese que todo cuanto ocurría a su alrededor formaba parte de la realidad…

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Notas finales:

Bien, primero que nada, espero les haya gustado el capítulo, y bueno, va dedicado especialmente a todas esas personitas que andaban con la curiosidad por saber sobre Lucian y Alain >w<

Y bueno, aunque ya tenía listo el capítulo, debo decir que aún no lo publicaba porque tenía la ilusión de llegar a la meta tanto en reviews como en likes en la página de face, pero eso no sucedió, así que decidí no hacerlos esperar más.

Como sea, gracias a todas esas hermosas personas que leen la novela, y más a quienes dejaron tanto sus reviews como sus solicitudes de curiosidades, o sea, un agradecimiento especial para:  CastelJoie (Bienvenid@), princesa tsunade, maraleja92, dith e  Irene, (Artemis, Nickyu, ¿Dónde están? TT^TT).

Antes de retirarme una vez más, de nuevo se los pido, mis 6 reviewcitos y mis likes en la página de Facebook, estaré esperando ansiosamente leer sus comentarios y curiosidades.

Hasta pronto, cuídense mucho y que tengan unos excelentes días >w<

Nos vemos en

That Place Between Heaven & Hell

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Au Revoir~~~


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