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Una relación sadomasoquista por 5kn_akatsuki

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Notas del fanfic:

Es mi fafnic 90, así que para esta cifra quería rehacer uno de mis fic pero mejorado, para de alguna manera ver cuanto he mejorado en narración, descripcion y cacofonía, claro que en esa ultima me gustaría empeorar xD y no usarla. 

Versión del 2010 y Versión del 2014

 

Notas del capitulo:

No menores de 18 años, pero bueno, es muy rara la persona que sí lo respeta xD el otro día leí que decian "Sí dice 'el siguiente fic es sólo para mayores de edad, acptar o cancelar' es porque tiene que estar bueno" 

Yo tambien pienso eso xD

A leer!

La hora de la verdad había llegado, suspire mientras miraba una vez más mi imagen en el espejo, me había vestido tal y como me lo habías pedido; con una fina camisa blanca, una minifalda tableada y para terminar con mi aspecto de colegiala unos zapatos escolares con un tacón que tras días pude dominar.

Sé que soy hombre pero me encanta vestirme así si es para ti. Mi ropa interior también como me lo habías pedido un diminuto slip banco, con mi cabello un poco largo pero rubio platinado suelto, que al moverlo desprendía un aroma varonil. Espero que eso no te moleste.

Tras mirarme una última vez y suspirar esperando, escuché que llamaron a mi puerta y mi corazón se disparó. Caminé mientras respiraba hondo para tranquilizarme. Abrí la puerta y ahí estabas tú. Me impresioné tanto que no pude decir nada, pero tú tampoco hablaste. Igual no importó porque las palabras sobraban ya que nuestros lujuriosos ojos decían todo. 

Diste un paso al frente, por inercia retrocedí, elevaste tu mano a mi mejilla y con la otra cerraste la puerta para tener privacidad.

Te miré nervioso y tímido que tuve que humedecer mis labios con la punta de mi lengua la cual miraste, captaste mi mensaje porque te empezaste a acercar a mí. Entonces sentí tus labios, eran suaves pero calientes. Tu lengua buscaba la mía, accedí a mostrártela así comenzaron a friccionarse.

Nuestras respiraciones se comenzaron a entrecortar por lo que decidí tomar la iniciática, lleve mis manos hacia tu chaqueta y logré quitártela, fui desabrochando los botones de tu camisa, me sentía ansioso pero al notarlo me detuviste. Giraste mi cuerpo dejándome de espaladas a ti y entonces sentí algo en mis muñecas, era suave quizá era ese pañuelo que te vi bajo la chaqueta. Me habías atado las muñecas y eso sólo lograba excitarme más y más.

Te pusiste enfrente de mí y miraste mi pecho, tuve el impulso de elevarlo un poco para que estuviera a su merced. Comenzaste a acariciarlo por encima de mi camisa, cerré los ojos y suspiré porque era justo como lo había imaginado tantas noches.

Comenzaste a desabotonar los botones, de uno a uno hasta que pudiste acariciar mi piel, además te inclinaste para poder lamer y al contacto de tu lengua con mi piel, sentí mis rodillas temblar. Mis mejillas comenzaron a calentarse seguramente me había sonrojado. Luego tus labios fueron desde mi pecho hasta subir por mi cuello hasta ir hacia mi oído.

-Desnúdame.- susurraste. Tu voz me hizo temblar te nervios y excitación combinada.

Te miré y enseguida comprendí tu orden, había tres botones de tu camisa que no habías desabrochado y se me ocurrió que sería buena idea desabrocharlo con mis dientes, esto te sorprendió por lo que terminé sonriendo.

Después de que terminaste de quitarte la camisa me esforcé en liberarte de los pantalones.

Lo hice de la misma manera, me arrodillé ante ti, mordí la hebilla del cinturón y gracias a mis dientes y la nueva agilidad de mi lengua logré desatarla. Desabroché el botón del pantalón y sin dejar de mirarte agarré la cremallera con el borde de mis dientes y mirándote a los ojos tiré de ella hacia abajo. La gravedad hizo el resto del trabajo, dejando caer tus pantalones, dejándome ver tu bóxer.

Te dediqué mis más pícaras maridas, tenía las manos atadas a la espalda, estaba prácticamente indefenso ante ti y no tenía miedo, sólo deseaba, sólo deseo darte placer, sentirte… hacer todo lo que me ordenaras.

Procedí a morder la cinturilla del bóxer y fui tirando muy lentamente de ellos, hasta que quedó al descubierto tu miembro ante mi rostro, erguido, desafiante. Arrodillado ante ti, te miré y luego a tu miembro.

La saliva se acumuló en mi boca porque quería recorrerlo con mi lengua, envolverla con mis labios, succionar tu glande.

Quise probar de nuevo con la iniciativa y me animé a pasar mi lengua por tu glande, te miraba intensamente, pero tomaste mi cabello y me apartaste.

-¿Quién eres?- preguntaste serio incluso molesto. Pasé la saliva que aun sabía a ti.

-Soy tu sumiso.- contesté.

-¿Y qué más?- presionaste tus dedos jalando más mi cabello.

-Soy tu esclavo.-

-Y qué más.- insististe. Mi excitación subió al borde y por ello tuve el valor de decirte lo que había escrito en aquella conversación por chat que inició todo esto.

-Soy lo que tú quieres que sea.- susurré con la respiración entrecortada por el deseo que me despiertas.

-¿Te he dado permiso para que me la chupes?- hiciste que te mirara a los ojos sin dejar de tomar mi cabello. Te vi molesto y tuve miedo, pero no por eso mi excitación bajó, por el contrario aumentó un poco más.

-No…- contesté. –Pero…-

-¡Levántate!- gritaste soltándome así que acaté tu orden de inmediato.

Te terminaste de quitar los pantalones y totalmente denudo tomaste una silla en la que te sentaste.

-Ven aquí Minnie, vas a revivir tu primer castigo.- palmeaste tus muslo indicándome que me sentara o recostara.

Caminé hacia ti intuyendo lo que me esperaba pero no sentía miedo, pero no mentiré tener que mostrarme ante ti en esa postura, con mi vientre en tus rodillas me hacía sentir avergonzado.

Pero deseaba hacerlo, así que tragué todo mi orgullo en una bocanada mental de aire y me coloqué boca abajo sobre tu regazo. Sentí tus piernas bajo mis costillas y mi vientre, mi cabello calló sobre mis hombros y mordí mi labio excitado.

Levantaste mi falda y al ver mis slip sentí que tu falo se erguía bajo mi vientre ese golpecito me hizo cerrar los ojos para disfrutarlo mejor. Fuiste deslizándolo lentamente hasta que quedaron enrollados a la mitad de mis muslos y mi trasero quedó totalmente expuesto ante ti. Lo acariciaste con delicadeza que me hizo sentir un revoloteo, tus manos suaves recorrían mi piel y esa sensación hizo que mi miembro comenzara a erguirse. Debiste de notar mi excitación e inmediatamente sentí el primer azote recayendo sobre mis pompis desnudas.

Las amasaste una y otra vez, suave, fuerte, suave, fuerte. Las separaste para ver mi entrada y volviste a propinarme un azote. Esto lo repetiste un par de veces más, azote tras azote sentí el dolor pero la excitación también, el calor y el escozor de cada golpe más el sonido que producía estampar tu mano contra mi piel… y en mi mente no dejaba de pedir más y más.

-Levántate.- ordenaste.

Me puse de pie ante ti, con mis mejillas y mis pompis sonrojadas, los slip enrollados a la mitad de mis muslos, mi cabello despeinado y mi miembro latiendo con fuerza.

-Quiero que te vistas, te peines y te maquilles para mí. Recoge tu cabello y ponente el traje de cuero negro, el collar y que no se te olvide maquillarte como lo que eres. Mi esclavo.- sonrió tan lascivo que mi miembro punzo deseoso. –Tienes diez minutos.-

-Sí.- contesté.

Me apresuré a cambiarme de ropa, recogí mi cabello y me maquille los ojos. Cuando regresé a la sala estabas sacando varios objetos de un maletín que no noté cuando llegaste, estaba sobre la mesa de centro en donde esparciste una cámara de fotos, unas esposas, un dildo y una venda. Creí que era todo pero además dejaste una jeringuilla gruesa sin aguja que contenía un líquido denso y trasparente.

Me miraste de arriba abajo devorándome con la mirada. El traje me ajustaba el cuerpo dejando ver mis pezones, resaltando mis piernas, y mi bien formado trasero. El collar ancho y ajustado al cuello me daba un aspecto a un perrito de lujo.

Y si te soy sincero, eso me encantó.

Vi que entre tus manos tenías el mando a distancia de equipo de música de mi casa, entonces alzaste un brazo y una canción francesa muy sensual comenzó asonar.

-Baila Taemin, y desnúdate para mí.- sonreí autoritario.

Comencé a moverme al ritmo de la música, sentía las notas en mi cuerpo y dejaba que sólo me llevaran a interpretar cualquier danza instantánea, movía mi cuerpo y te miraba, una mirada insinuante, rebelde, bailaba para que me desearas.

Mis caderas se contoneaban intentando seducirte, movía mis brazos y acariciaba mi pecho con sensualidad mi cabello, mi pecho y mi cadera.

Tomé la silla y acompañé mi baile con ella. Me coloqué a horcadas en ella, me movía a su alrededor, me senté ante ti abriendo mis piernas, cerrándolas rápida para no dejarte ver.

Tomaste la cámara y me fotografiaste una y otra vez, yo posaba orgulloso para ti, intentaba excitarte y lo conseguí. Sentí una extraña y peligrosa sensación de seguridad, yo era quien controlaba la situación, eras tú quien suplicaba por mi cuerpo, te tenía ante mí, tomándome fotos con tu falo apuntando hacia el techo.

-Empieza a desnudarte.-ordenaste.

-Ven y denúdame tú si quieres.- respondí con una sonrisa malévola.

Pero cometí un error pues tu expresión se volvió fría, seria y la seguridad que sentía se esfumó.

-¿Qué has dicho?-

-Nada, no he dicho nada.- contesté.

Te levantaste y acercaste a mí con aquella furiosa mirada. Me tomaste de la parte alta del traje y de un tirón me lo sacaste dejándome totalmente desnudo del torso, agarraste mi cabello  tiraste de él.

-¿Quién eres?-

-Tu esclavo.- contesté.

-¿Y qué más?- sentí mi excitación subir al cielo, me di cuenta de que me gusta en demasía que me trastes así.

-Tu perra, tu pasiva.- dije con mi voz temblando por miedo y excitación.

-Ponte de rodillas sobre el sofá y apóyate en el respaldo.- asentí efusivamente, obedecí de inmediato, accedí a la pose que me dijiste y como lo dijiste pero antes me quité el pantalón en el camino al sofá.

-Abre bien las piernas.- lo hice. –Así, enséñame ese trasero ansioso. Las manos a la cabeza.- cogiste las esposas que estaban unidas por una cadena así que introdujo mi cabeza entre ellas y esposó mis muñecas, una cada lado, impidiéndome cualquier movimiento.

Llevó mi mano hasta mi miembro y sentí vergüenza por estar excitado después de cómo me estabas tratando. Presionaste mis testículos con fuerza, abriste mis nalgas con fuerza e intentaste introducir un dedo en mi ano, pero no pude ceder en ese momento por lo que me propinaste una nalgada.

-Ábrete para mí.- exigiste, intentaste por segunda ocasión pero de nuevo no pude hacerlo. Cada intento fallido terminaba en un sonoro golpe en mis pompis, por lo que volvieron a ponerse rojas. Pero yo disfrutaba de ellos y cada uno me llevaba más cerca al cielo.

De pronto sentí que intentabas introducir algo más grueso, lo sentía frio así que intuí era de plástico, por su grosor deduje que sería la jeringuilla la cual llegó hasta la mitad de mí recto y una vez ahí descargaste todo su contenido.

Eso me lubricó bien, colocaste la punta de tu miembro en mi entrada y de una solo estocada entraste hasta el fondo.

-¡Ahh!- gemí, jadeé y por eso recibí otra tanda de azotes.

Comenzaste a follarme con fuerza, agarraste mi cabello y tirabas de el para cabalgarme con potencia.

-Recuerda…- gemiste. –No puedes correrte sin mi permiso.-

-¡Pero!- objeté gimiendo. –No sé, no sé si podré aguantar más.-

A penas pude terminar de hablar me azotaste otra vez, esto me excitó por supuesto. Tus embestidas fueron más lentas, deseaba con toda mis fuerza resistir a no eyacular aun, deseaba ser buen esclavo pero me estaba volviendo loco, tanto placer comenzaba a cegarme.

Las embestidas se reanudaron, su falo rozaba una y otra vez dentro de mí. Repetías cada que me penetrabas que no debía de correrme y diciéndome eso sólo lo añoraba más. Tus azotes lejos de detenerme me incitaban a eyacular pues estos se volvían fuertes y certeros.

-Ahhh… Minho… por favor.- te supliqué con lágrimas en los ojos, sentía la opresión en mi vientre bajo.

Mi suplica lejos de hacerte parar hizo que me follaras más salvaje hasta que me corrí gimiendo como loco. No disimulé mi éxtasis, me dejé llevar sin importarme nada más. Tú, sin embargo, no habías terminado, te separaste de mí y liberaste las esposas.

Me sentí como un juguete en tus manos, no tenía fuerza, era incapaz de obedecer una orden tan sencilla como lo fue no eyacular, pero me provocaste, me llevas te a mi límite.

-Vamos a darnos una ducha.- dijiste. –La noche va a ser larga.- me ayudaste a girarme y con tus dedos retiraste un poco del semen que yo mismo me salpiqué en el pecho. –Taemin.- 

Notas finales:

Cuando lo publique en fandom Naruto, me llegaron rw de las personas que en ese tiempo admiraba y respetaba mucho, así que igual esta versión va dedicada a drew_yaoi guitar girl, Altaria y Luna Smile que recien me dejó su rws con la esperanza de una conti, jeje no, aquí y allá se quedará como one-shot. 

Por qué, porque me gusta frustrar por las veces que a mí me han frustrado xD 

Gracias por leer~ 


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