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Han pasado dos semanas desde que empecé clases en la preparatoria Domino con mis amigos y gracias a su ayuda eh logrado acostumbrarme rápido a ellas, aunque tengo que agradecerle a Ryou su ayuda con las clases de inglés en las cuales, siendo sincero, no entiendo nada.
Casi todas las tardes salgo a pasear con Yugi y Ryou a la salida, a veces Joey y los demás se nos unen. A Ryou y a mí nos parece que Yugi está evadiendo a Tea y ella parece un tanto molesta con sus evasivas.
Es de noche, estoy en casa. Mis hermanos y yo ya cenamos, es domingo y mañana tengo clases.
Subí a mi habitación luego de dar y recibir las buenas noches de Ishizu y Odion. Cambie mi ropa por un pijama normal, todavía no se siente tanto el frio del otoño.
Me acomodo bocarriba en mi cama y empiezo a jugar con el dije en mi cuello, parece que se me está haciendo costumbre, saco la cadena de mi cuello y lo miro detenidamente, parece brillar por un instante, no estoy seguro.
Me levanto de la cama para apagar la luz, cuando regreso enciendo una pequeña lámpara en mi mesa de noche, regreso a mi posición en la cama y con el dije en manos cierro los ojos para concentrarme. Siento el cambio de forma y como se amolda entre mis dedos, para cuando vuelvo a abrir los ojos regresa a su forma original de cetro.
Una pequeña sonrisa se escapa de mis labios inconscientemente mientras me acomodo de costado y apreso el cetro contra mi cuerpo, un suspiro se escapa de mí mientras caigo lentamente en un sueño profundo.
─Marik…
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No sé dónde estoy, solo veo niebla gris a mi alrededor, no logro distinguir un suelo o un techo ni tampoco logro orientarme puesto que todo el paisaje a mi alrededor es idéntico, niebla clara hasta donde alcanza la vista.
Sin saber exactamente lo que hago comienzo a caminar en una dirección al azar, una suave brisa corre revolviendo mis cabellos y provocándome un escalofrió obligándome a llevar mis manos a mis hombros, mi camiseta blanca sin mangas no me protege mucho del frio ambiente.
De pronto veo a lo lejos un destello, como cuando se enciendo un televisor en una sala oscura, aliviado de ver algo diferente en este monótono sitio me dirijo hacia allá, pero de un momento a otro empiezo a caer, como si me deslizara por una colina, bajo mis manos para tener más apoyo, pero lo único que siento es la niebla, esta suave como el algodón… y sigo cayendo.
Cuando finalmente puedo ponerme en pie de forma estable puedo ver ante mi aquello que al parecer origino el destello, frente a mí la niebla se hace más densa formando una especie de pared donde empiezan a pasar diversas imágenes… pero no son imágenes cualquiera… no, son recuerdo. De mí pasado…
…
Vi cuando de niño jugaba con Odion a la pelota y una cobra me mordió, a pesar de estar con fiebre y algo aturdido escuche a la perfección como mi padre le propinaba golpe tras golpe, lo zarandeaba y lo culpaba de mi estado. Odion siempre me había cuidado y no merecía aquel trato, cosas como esas hacían nacer mi rabia hacia mi padre.
Intento acércame un poco pero siento un movimiento brusco y luego algo húmedo y tibio a mi alrededor, cuando intento moverme me doy cuenta que estoy flotando en medio de una especie de laguna, la niebla clara sigue alrededor, pero las aguas en las que me encuentro… son de un profundo negro, no puedo moverme mucho por lo que solo me queda observar.
Ahora me veía leyendo. Recordaba las largas lecciones de las antiguas escrituras, las constantes palabras de mi padre recordándome mi inevitable destino como cuidador de tumbas, mi próxima iniciación y como debía de quedarme de por vida en ese lugar esperando el regreso del faraón, solo pensarlo me aterraba. Afuera había un mundo destino y yo no podría conocerlo nunca, solo por haber nacido en la familia Ishtar.
El agua empezaba a hundirme un poco más, recordé las palabras de Yugi y Ryou cuando me enseñaban a nadar, no debes entrar en pánico, eso solo te hará hundirte más. Regrese mi vista a los recuerdos.
No podía creer la facilidad con la que Ishizu y Odion aceptaban aquel destino que yo tanto aborrecía.
Y entonces… Odion se ofreció a tomar mi lugar como cuida tumbas.
Pero ahí estaba de nuevo mi mayor obstáculo, mi obstinado padre. No permitió que Odion hiciera la iniciación dado que no era su legítimo hijo.
Lo siguiente que vi ante mis ojos fue cuando me arrastraron contra mi voluntad para hacer mi iniciación, el dolor era intenso, fue la experiencia más desagradable que pude haber vivido, cada marca en mi espalda, cada palabra de mi padre alegando que yo seguiría su legado y mientras más veía más me hundía en la aguas negras a mi alrededor, mi cuerpo se sentía pesado pero aun así flotaba en medio de aquella oscura laguna, solo para seguir viendo esos recuerdos, con apenas el torso y el rostro a flote.
A partir de ese momento cambie bastante, recuerdo que luego de terminar el ritual Odion fue a visitarme… me sentía tan solo pero aun así intente rechazar su compañía, estaba tan furioso con mi padre, con todo… hasta que vi su rostro y lo que había hecho por mí.
Aun así, nunca volví a ser el mismo
Empecé a atosigar a Ishizu para que me llevara al exterior hasta que logre mi cometido, Odion se ofreció a cubrirnos y mi hermana me llevo al exterior. Recuerdo la primera vez que sentí el sol en mi piel y la luz del mismo en mis ojos, era tan cálido, la tibia brisa de Egipto era tan agradable. Caminamos hasta un mercado cercano y como todo niño curioso quise ver cuánto pude, recuerdo aquella revista, el televisor y la motocicleta, la emoción de descubrir tantas cosas nuevas…
Y entonces, ese hombre apareció… Shadi le hablo a mi hermana del faraón y de cosas que yo no entendía y hablo sobre el destino, aquel que yo tanto aborrecía, lo vi hablar, como se alejaba e Ishizu trataba de hablar con él mientas mi torso y mis brazos se hundían más en las oscuras aguas a mi alrededor ─ayuda…─un pequeño murmullo fue todo lo que pude emitir, no hallaba mi voz.
Recuerdo esos momentos antes de regresar al agujero que llama ‘casa’, pensaba en como un día tomaría mi propio destino en mis manos, en cómo me largaría de aquella oscuridad sin que nadie pudiera detenerme mientras sentía la tibia brisa por última vez.
Finalmente tuve que bajar otra vez, entonces note la alarma en la puerta e Ishizu se alteró, corrimos hasta mi habitación pero Odion no estaba, recuerdo la preocupación que me invadió, sabía que si padre se enojaba no tendría reparos en hacerle daño a mi hermano y él no se merecía aquello, corrí para encontrarlo, pero mi padre ya le había hecho mucho daño y lo estaba echando del lugar... Y aun así Odion se disculpaba conmigo. Padre gritaba.
Sin embargo yo estaba en shock, mi hermano, aquel que tanto se preocupaba y arriesgaba por mí, estaba tirado en el suelo amarrado, golpeado y debilitado por quien se hacía llamar mi padre, en ese momento algo en mí se quebró, la escena se ralentizo mientras padre nos regañaba a mi hermana y a mí, pero yo no hacía caso de sus palabras, solo podía ver a mi hermano herido, en ese instante sentí una presencia detrás de mí.
Malik
¿De dónde provenía esa voz? No podía moverme ni ver nada más que mis recuerdos en frente, pero estaba claro que era conocida.
Malik
Mis ojos se abrieron al máximo, esa voz grave, profunda y un tanto siniestra era imposible de olvidar pues por mucho tiempo fue parte de mi… era Marik podía sentirlo detrás de mí, se movió lentamente hasta mi costado entrando apenas en mi limitado rango de visión, caminaba lento flotando encima de las aguas ─Ma…Marik─ lo llame con un hilo de voz que apenas conseguí forzar, tuve que hacerlo de nuevo puesto que no parecía escucharme ─Marik.
Entonces su ojos lavanda rojizos se enfocaron en mí, estaban apagados y sin ese característico brillo burlón, hasta que chocaron con los míos ─ ¿Malik? ─una de sus manos se acercó hasta mí pero cuando estuvo a escasos centímetros de mi rostro una especie de barrera traslucida la repelió, él frunció y esta vez acerco ambas manos con la aparente intención de sacarme del agua, pero de nuevo fueron repelidas y un gruñido salió de sus labios, sentí apenas que mi cuerpo flotaba un poco más, creí que era una ilusión hasta que sentí que podía mover levemente mis brazos y manos.
─Hikari…
─Marik
Al frente un nuevo destello llamo nuestra atención, la secuencia de mis recuerdos corría de nueva cuenta justo donde se había quedado cuando mi yami llego, ambos veíamos nuestro pasado… pero había algo diferente.
Ahí estaba Odion, tirado a espaldas de mi padre que nos reprendía a mi hermana y a mí por haber salido, yo no lo escuchaba pero mi rabia contra él crecía más y más a cada instante junto con la preocupación por mi hermano, apenas di un par de pasos sentí una potente y extraña energía recorrerme, y pude apreciar la primera vez que Marik tomo el control de mi cuerpo, aun siendo niño las diferencias eran notorias, las puntas de mi cabello se levantaron como picos de estrellas, los ojos se volvieron más afilados y su rostro y mirada más seguros y confiados.
Él se separó de mi hermana y enfrento a mi padre, Ishizu preguntaba si estaba bien mientras Marik se dirigía hacia los artículos del milenio y mi padre le regañaba, él tomo el cetro en manos mientras confrontaba a padre… Pero había un pequeño detalle que no cuadraba en aquella imagen, detrás de Marik una pequeña sombra hacia acto de presencia hasta tomar forma.
… Era yo.
Marik a mi lado y yo mismo emitimos ambos un ahogado sonido de asombro, en la imagen frente a nosotros mi versión pequeña se paraba detrás de Marik aferrándose a su brazo libre (el de la mano que no tenía el cetro milenario)
Padre le grito a Marik que dejará el articulo donde estaba, mi versión pequeña se encogió a su espalda con una mirada temerosa, a su frente Marik le dirigió una breve mirada tranquilizadora antes de confrontar a mi padre y utilizar el cetro para enviarlo contra la pared, recién en ese momento mi versión pequeña pudo respirar tranquilo y pararse derecho aún sujeto al brazo de Marik.
Cuando Ishizu intento detenerlo Marik la envió también contra la pared, pero como no había hecho amago de lastimarla Malik no reclamo nada, se sentía seguro al lado de aquel que le defendía de su padre y luego… Marik mando su alma directo al reino de las sombras, deshaciéndose así del principal obstáculo en su vida, aquella persona culpable de su desdichada infancia y de que malos sentimientos crecieran en él.
Pero Odion seguía ahí tendido y mi pequeño yo no pudo soportarlo, sin sabier bien como interactuar con su par se dejó llevar por su preocupación hacia Odion retomando el control de su cuerpo.
Odion me abrazo cuando se percató de que había regresado a la normalidad, pero ahí estaba de nuevo, aquel extraño del mercado, Shadi era ahora un espíritu deslizándose por el lugar y el miedo me invadió al verle, pero aparte de Odion abrazándome, la figura de Marik estaba allí apoyando sus manos en mis hombros, invisible para todos a excepción de mí, logrando calmarme sin mucho esfuerzo.
Entonces los recuerdos se terminaron y las aguas a mi alrededor empezaron a hundirme más, mi torso ya no era visible y empecé a forcejear tratando de librarme de allí.
─Malik ─regrese mi vista a mi yami, me miraba con impotencia sabiendo que no podía tocarme, pero entonces llevo sus manos a la parte posterior de su pantalón beige sacando el cetro del milenio, lo aferro de un extremo con ambas manos mientras lo acercaba a las mías lo más posible.
Hice mi mayor esfuerzo para sujetarme al otro extremo del cetro y por fortuna lo conseguí pero cuando intente llevar una mano hacia las de Marik la barrera me rechazo así que me limite a aferrarme al cetro y el hizo fuerza para jalarme y sacarme de aquella fosa, yo intente hacer mi parte forcejeando y revolviéndome para liberarme.
Finalmente luego de unos minutos de tensión y esfuerzos logre salir de aquella trampa, extrañamente no me sentía mojado ni nada parecido, pero si tenía algo de frio, terminamos ambos flotando en medio de la niebla clara con la respiración agitada y aun aferrados al cetro como si fuera un salvavidas. Marik me miraba con una sonrisa ladeada en el rostro.
─Yo-yo… gracias ─ susurré, él solo agrando la sonrisa.
No soporte más y me acerque a él con grandes deseos de abrazarlo que no quería analizar ahora, apenas fuimos capaces de tocarnos unos segundos antes de que la dichosa barrera nos separa a la fuerza, aun así fui capaz de sentir su calor en mi piel, lo cual fue totalmente acogedor ante mi inestable temperatura corporal.
Cuando volví a verle de frente su rostro mostraba una faz de asombro con sus ojos y boca abiertos mirándome interrogante, yo solo pude dirigirle una pequeña sonrisa tímida sintiendo como mis mejillas se calentaban más de lo debido.
─Con que esas tenemos mi pequeño ángel ─ apenas alcance a escucharle cuando la niebla a su alrededor se tornaba tan negra como las aguas que anteriormente me apresaban se arremolinaban a su alrededor y empezaban a rodear sus pies y piernas. Marik acerco su rostro al mío en un instante con una sonrisa y mirada seductora a escasos dos centímetros de mi cara que demostraba sorpresa, la niebla negra ahora le rodeaba las manos, imitando mis acciones se impulsó hacia rosando nuestros labios escasos segundos antes de que la barrera nos volviera a separar y la niebla negra le jalará hacia atrás cubriendo más partes de sus cuerpo.
Mis cejas se arquearon con preocupación e intente ayudarle de la misma manera en que él me saco del agua pero la niebla era más resistente y por cada centímetro que yo lo jalaba el retrocedía tres
─No, Marik… Marik ─ seguía teniendo un hilo de voz.
─Calma Malik, no puedes ayudarme ahora─
─Pero no es justo… tú acabas de sacarme de allí y ¿yo no puedo ayudarte? Quiero…
─No pasa nada ─ hablaba tranquilamente mientras la niebla se lo llevaba más lejos haciéndome soltar el cetro ─ espero verte pronto mi ángel
─Marik… Marik ─ estire las manos intentando alcanzarlo pero ya se había perdido en la niebla oscura.
Entonces sentí un pequeño golpe, abrí los ojos y note que…
Me había caído de la cama.
─Bufff! ─bufé sentándome en el suelo en lo me despertaba por completo ─estos se vuelven cada vez más intensos ─ murmure en voz baja mientras regresaba a sentarme en la cama y volvía a acomodarme abrazando el cetro que se había quedado en la cama, gire la vista para mirar mi reloj y descubrí que eran las 2:30 de la madrugada.
Suspire quedadamente decidiendo bajar a la cocina por algo para calmarme y poder dormir, recuerdo que Ryou le había dicho a Yugi que tomar un vaso de leche tibia por la noche ayudaba a dormir, así que eso hice.
Luego de limpiar los trastos que utilice subí de vuelta a mi cuarto para acostarme a dormir recordando la tibieza del cuerpo de Marik contra el mío y la suavidad de sus labios contra los míos caí dormido sin más sueños de por medio.