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Es a ti a quien amo por Tsunekosawada

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-Finalmente te conozco, Sawada Tsunayoshi.

Ante él un hombre alto, tez pálida, ojos azules, cabello negro con rayos azules y mirada peligrosa lo observaba fijamente, poniéndolo incomodo. Tsuna se alertó, su Hyper intuición le indicaba ENEMIGO, sin duda ese hombre se veía sospechoso, y lo llamó por su nombre completo, no había que ser genio para saber que pertenece a la mafia. Pero aún así no se mostró asustado, no debía mostrar debilidad.

-¿Quién eres?

-No creo que sea necesario que alguien que a va morir sepa mi nombre, pero como su asesino haré una excepción- se inclina un poco en una reverencia  elegante- Me llamo Daimon, Startalla Daimon, miembro de la familia Cascada. Y como entenderá vengo a asesinarlo, Decimo- le dirigió a Tsuna una sonrisa cínica.

-¿Y por qué?- le refutó el Castaño con toda la tranquilidad del mundo cruzándose de brazos- ¿Qué ganan tú y tu familia?

-Poder. Mi señor lo desea a usted muerto, sin un sucesor de sangre Vongola llegará a su fin, así de fácil… Yo también deseo matarlo, pero al mismo tiempo siento que es una lástima, es usted muy hermoso- relamiéndose los labios- De seguro muchos lo han pretendido.

-“Si, claro”- pensó girando los ojos y volviendo su mirada al hombre sin bajar la guardia- En eso te equivocas, nadie me pretende.

-Es una lástima, se nota que los muchachos Japoneses no tienen buen gusto entonces- negando decepcionado, Tsuna se sonrojó un poco pero se controló- Entonces creo que debo hacer algo al respecto- mirando directamente a Tsuna, quien no supo por qué pero la mirada y la sonrisa de aquel hombre no lo pusieron nervioso, es más, su Hyper intuición ya no le indicaba peligro.

En un segundo que parpadeó se vio apresado por aquel hombre que lo miraba de manera extraña haciéndolo sonrojar, sin poder decir nada el hombre que se hacía llamar Daimon lo besó, de manera apasionada. Intentó separarse pero él era más fuerte por lo que resultaba inútil, sintió la lengua áspera dentro de su boca moviéndose y recorriendo todo, poniéndolo más nervioso y asustado, esta recorrió todo y se tensó cuando comenzó a refregarse con su propia lengua, intentó resistirse pero poco a poco se dejó hacer, su cuerpo se fue calentando y sin resistirlo más se dejó llevar y correspondió. Con sus manos aferradas a la camisa blanca se sostuvo y sus mejillas se colorearon de un rojo intenso ante la maestría de aquel hombre supuestamente enviado a asesinarlo.

Hubieran seguido de no ser por una explosión cerca de ellos que el pelinegro esquivó dando un salto con Tsuna en sus brazos hacia atrás. Todo estaba lleno de humo y polvo, no se veía nada, Tsuna espabiló cuando al separarse recuperó algo de aire, miró avergonzado al pelinegro que le sonreía divertido, este le dio un casto beso y le susurró al oído: “Fue una broma, no vine a matarlo. Nos volveremos a ver y espero no haberle causado problemas con su pareja” Y así como así con otro salto luego de dejarlo libre se perdió entre el humo.

Tsuna parpadeó un poco y al instante se desplomó sobre el piso, sentado y avergonzado, pensando en ese hombre ¿Qué más cosas le podían pasar? Además dijo que lo volvería a ver, pero ¿Qué quiso decir con “su pareja”?

Su respuesta llegó cuando a milímetros se su rostro pasó volando algo que se incrustó en el suelo, algo asustado miró a todas partes pero no vio a nadie, se acercó al objeto revelando para su horror una tonfa con restos de llama de la Nube que estaban desapareciendo. Eso solo podía significar una cosa.

Miró atrás desesperado y ante él Hibari- unos metros alejados- lo veía con una enorme rabia y odio en su rostro, le pasó un escalofrío y una mezcla de temor y desesperación. No quería pensar que Hibari lo había visto besarse con otro, no quería ver esa mirada que ahora le dedicaba. Con ganas de llorar se levantó comenzando a correr entre el humo, ahí las lagrimas se permitieron fluir mezclándose con el polvo y el humo de la explosión, causando que su rostro se ensuciara. Hipaba de vez en cuando sintiéndose terrible, pero no llegó tan lejos pues una mano le retuvo la muñeca con algo de fuerza haciéndolo soltar un quejido bajo.

Se giró lentamente para ver a Hibari detrás de él, debía tener una expresión patética pues podía ver la lastima en el rostro de su amado Carnívoro. Con la mano libre se secó las lágrimas sin ver a la cara a su prefecto pero escuchó los pasos de este acercándose, apenas 3 pasos y lo sintió abrazarlo.

Abrió ambos ojos en sorpresa sintiéndose pegado a él casi en su totalidad, podía sentir su calor y el latido de su corazón, este era rápido y reconfortante. Sintió sus brazos alrededor y se sintió nervioso, no como con ese hombre Daimon, este nerviosismo le daba escalofríos que le gustaban, placenteros y llenos de vida y felicidad. Se sintió feliz de ser abrazado por su Hibari-san.

-Eres mío- le escuchó decir- No te cederé a nadie. Tendrán que intentar matarme primero para tocarte- lo apretó más fuerte- No me importa si ya estas enamorado de alguien, tú me gustas, y vas a estar conmigo quieras o no. Te dejaré mi marca- y dicho esto le mordió el cuello con algo de fuerza, que lejos de dolerle hizo que gimiera de placer justo en el oído del Azabache que se dejó llevar y siguió mordiendo y luego succionando para crear una marca bastante grande de color rojizo que luego se volvería purpura.

Tsuna respiraba agitado correspondiendo el abrazo del Azabache pero en su mente tenía la conversación que tuvo con Hayato, así que se armó de valor para preguntarle- ¿Tú y Dino están saliendo?

Esto dejó algo confundido a Hibari- ¿Qué?

-Si es cierto que tú y Dino están saliendo… como pareja- bajó la mirada.

-¿Qué te hace pensar eso?

-El otro día los vi a ambos abrazarse en la azotea- sintió al otro tensarse- Perdón por haberlos espiado, pero necesito saber- su voz salió algo dolida, lo cual notó Hibari- Necesito saber si lo quieres de verdad.

-El potro y yo NO estamos saliendo, no vuelvas a insinuar eso o te muerdo hasta la muerte- lo medio amenazó acariciándole una mejilla con ternura pero con un tono de voz serio- Pero… Si saliéramos y te dijera que si lo quiero ¿Qué harías?

-Nada- susurró, lo cual casi no logra escuchar Hibari, pero lo hizo- Si ustedes en verdad se quisieran sería feliz por ambos- mintió levantando la mirada y sonriendo de manera hermosa, más Hibari notó que no era sincero.

Lo que no vio venir Tsuna fue la dura mordida en su labio que inmediatamente comenzó a sangrar- Eres un mentiroso- y mientras Tsuna se tapaba el labio Hibari atacó esta vez el lado contrario del cuello mordiendo con fuerza, dejando otra marca y rasgándole ligeramente la piel.

Mientras que Tsuna no podía evitar gemir de placer y algo de dolor, su cuello era sensible y lo estaban atacando sin piedad. Hibari tomó su mano retirándola de sus labios, lo cuales lamió cuando abandonó el cuello, retirando toda la sangre y logrando que parara un poco el sangrado. A pesar de estar molesto quería ser amable con él, quería limpiar lo que el otro maldito Herbívoro había profanado y ensuciado. Así que con cuidado lo besó a sabiendas que le dolía, por lo que fue un roce suave y tierno sin intensiones de profundizar, lo cual sorprendió un poco al Castaño que decidió dejarse llevar por él, para sentir la ternura de Hibari.

Una serie de tierno besos después se separaron quedándose viendo a los ojos, el humo ya se había disipado dejando ver el manto oscuro y lleno de estrellas de la noche, no era tan tarde, aún se podían ver alguno destellos anaranjados del sol por el horizonte, al menos Tsuna esperaba que no fuera tan tarde.

Antes de decirle a Hibari que debía irse se vio a si mismo siendo cargado en forma nupcial por su Azabache Carnívoro, lo cual lo avergonzó y sorprendió de sobremanera.

-Esta noche te quedas conmigo, es una orden- dijo al ver que replicaría- El día de mañana todo mundo sabrá que eres mío, pero esta noche haré que te lo metas bien en la cabeza para que no se te olvide- y dicho esto comenzó a correr por la calles y de vez en cuando saltando por los tejados de las casas para cortar camino.

Tsuna se preguntó cómo pasaría esa noche, y que pasaría.

 

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Romario conducía el auto de Dino, mientras veía por el retrovisor a su jefe sentado en la parte trasera del auto cuidando al joven efe de la familia shimon, quien se encontraba durmiendo, con la cabeza recostada en el regazo de Dino.

Se dirigían al hotel donde se estaban hospedando, esa noche Enma se quedaría con él, pero es que simplemente no lo podía dejar en casa de su hermanito, no Enma tenía un poco de fiebre cuando lo vio y tanto Reborn como Lambo se encontraban muy, pero muy ocupados y no era seguro que atenderían al pequeño Enma, por lo que prefirió llevárselo.

Miro con cariño a Enma y deposito un suave beso en los pequeños labios de este, pero no espero a que Enma abriera los ojos

-Di-Dino-san- dijo Enma con un gran sonrojo y tocando sus labios con sus manos

-Enma- Dino igual estaba sonrojado, nunca se esperó a que Enma abriera los ojos al momento de robarle un beso- lo siento- dijo para mirar por la ventana

-No, no se preocupe – Enma tenía una pequeña sonrisa la cual Dino no noto- pero... ¿Dónde estamos?- pregunto al darse cuenta de que no estaba donde había visto a Lambo y recordó la perdida de Tsuna.

-ah estamos en mi auto, te traje conmigo para cuidarte  porque estabas solo en casa de Tsuna y tenías algo de fiebre- miro a Enma que aún estaba con la cabeza en su regazo, pero ahora con una expresión triste, que Dino pensó era por haberlo besado-deberías seguir descansando y de nuevo perdón por lo de hace un momento, no creí que te molestaría

-¿ah? no, no me molesto en absoluto- se apresuró a decir y Dino lo miro sorprendido por lo que Enna se sonrojo

-entonces, ¿Por qué estas triste?-pregunto Dino acariciando el cabello de Enma

-Tsuna-kun… el ya no se encuentra con nosotros- de nuevo la tristeza se apodero de Enma

-veo que ya lo sabes-suspiro-no te preocupes, Kyoya y Reborn lo están buscando, lo encontraran

-¿encontrar?

-sí, se escapó de casa y no nos dejó pista de donde estará

Enma se sintió algo tonto por haber pensado que su amigo había muerto, pero ahora estaba aliviado, su amigo estaba bien.

-¿Dino-san, no le moleta que vuelva a dormir?

-¿no te molesta pensar que te puedo volver a besar?

-No…

Enma se sonrojo ante esa pregunta, pero simplemente cerro los ojos para dormir.


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