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Es a ti a quien amo por Tsunekosawada

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Notas del capitulo:

Holi cuanto tiempo ha pasado jeje...

Bueno aqui otro capitulo espero les guste, y como siempre Gracias a mi amiga Flor que siempre me ayuda, la quiero mucho <3

Buno sin mas que decir.

Hibari corría por las calles y de vez en cuando saltaba los tejados de las casas para acortar camino. Tsuna por su parte enterró su rostro en el pecho del mayor, sólo se podía preguntar qué pasaría esa noche.

 

 

 

Si de algo estaba seguro era que su intuición- siempre confiable y siempre acertada- le decía que lo que pasaría cambiaría sus vidas, suya y de Hibari. No sabía cómo, pero sentía que no tenía que impedir nada.

 

 

 

***

 

 

 

El peliplata se removía entre las sábanas, mientras que era observado por el moreno, quien con cariño acomodó los cabellos plateados de su pareja, que se sonrojó ante tal acto.

 

 

 

–Yamamoto – susurro acomodándose mejor en la cama, tapando su cuerpo desnudo con las sábanas blancas.

 

–Creí que no despertarías hasta mañana – respondió Yamamoto quien también estaba desnudo.

 

– ¿Qué hora es? – se limitó a preguntar el peliplata

 

–Un poco más de las diez.

 

 

 

Gokudera suspiró y estiró su mano hasta la mesita de noche para tomar su celular y mirar la pantalla.

 

 

 

–Te preocupas por Tsuna, ¿Verdad?

 

–Sí – respondió para dejar su celular donde lo había tomado – Me preocupa que aún no me haya hablado –bajo la mirada.

 

–Tranquilo – tomó la mano de su pareja y le sonrió – Quizá aún no ha hablado con Hibari.

 

–Sí, tienes razón – apretó con fuerza la mano del moreno

 

– Además, si hoy no te llama, mañana lo veremos en la escuela y podrán hablar con más calma.

Gokudera le sonrió con cariño, recordó porque amaba a Yamamoto, él era la única persona capaz de calmarlo, soportarlo y hacerlo sentir feliz.

 

 

 

–Bueno ahora… – dijo el moreno sacando a Gokudera de sus pensamientos – Que tal si repetimos lo de antes de que te durmieras – dijo con un deje de lujuria.

 

– ¡Eres un idiota! –gritó sonrojado para cubrirse con las sábanas dándole la espalda al mayor.

 

–Calma Hayato, era broma – beso con amor los labios de su pareja después de haberle quitado la sábana.

 

– Idiota… te quiero – dijo correspondiendo con amor el beso de Yamamoto.

 

 

 

 

***

 

 

 

Hibari depósito con cuidado en la cama al sonrojado castaño, se separó un poco de él para contemplarlo mejor, al fin lo tenía de nuevo con él, evitando mirarlo directamente como siempre antes de que apareciera el Bebé para acabar con la paz de Namimori.

 

 

 

Con una de sus manos lo tomó del mentón y lo hizo voltear para conectar las miradas, el rubor de las mejillas acaneladas aumentó de manera hermosa, pudo percibir en el ambiente el nerviosismo de Tsunayoshi y sonrió prepotente, le empezaba a gustar causarle nervios a su pronta pareja, porque de esta noche no pasaba sin que SU Castaño fuera suyo, en todos los sentidos.

 

 

 

Se acercó a los dulces labios que tanto deseaba probar. El castaño no opuso resistencia pero temblaba, estaba realmente nervioso, no sabía qué hacer e hiso lo primero que se le ocurrió, rodear el cuello del mayor con sus brazos. Hibari por su parte tomó esa respuesta como una señal para no detenerse y siguió besando los labios del menor, despacio, sintiéndolos suaves y pequeños como imaginó, la sensación era buena, muy buena, sentía algo extraño en el pecho, algo un poco sofocante, pero placentero, así que no lo tomó como algo negativo y tomando la nuca de su Herbívoro lo besó más apasionadamente.

 

 

 

Después de unos segundos se tuvieron que separar ante la notable falta de oxígeno, quedando unidos por un fino hilo de saliva. Tsuna respiraba agitado y sus ojos se encontraban cristalinos, Hibari sólo pudo sonreírle como siempre, pero Tsuna podía ver que era una sonrisa diferente, pues las comisuras de sus labios no estaban tensas y tiraba un poco más arriba en una sonrisa amplia, acompañada de un lindo brillo en sus ojos- el cual podía notar por la iluminación de la habitación- aquel brillo ¿Podía ser amor? Realmente esperaba que así fuera, ya no podía más, necesitaba a Hibari, mucho, aún si no lo amaba, si solo era cariño– aquel cariño que solía demostrarle a Namimori todos los días de su vida.

 

 

 

Tsuna sintió a Hibari colocarse encima de él y acariciar con delicadeza una de sus mejillas, también acariciar su rostro con la punta de su nariz, para terminar mordiendo juguetonamente la suya, cosa que lo avergonzó más lo cual enorgulleció al Azabache.

 

 

 

–Yo… – Tsuna se levantó sin previo aviso, quedando sentado en la cama y  abrazo al azabache, enterrando su rostro en el pecho de éste, soltando finas lágrimas – Me alegró, me alegró tanto que usted y Dino-san no estén saliendo.

 

 

 

 

Hibari se sorprendió por la acción inesperada del menor, pero no por eso no correspondería el abrazo. Sostuvo con una mano la cintura del Castaño, mientras que con la otra le acariciaba con cuidado sus salvajes cabellos algo suaves, en los cuales tenía enterrada su nariz para respirar el aroma tan embriagador.

 

 

 

 

–Y tú no sabes cuánto me alegra que te encuentras bien.

 

 

 

El castaño levanto su rostro y besó al azabache, quien no desperdició la oportunidad para morder el labio de menor logrando que abriera un poco su boca para introducir su lengua.

 

 


Las manos de Tsuna se aferraron a la gabardina de Hibari, cuando este coló su lengua en su boca lo recostó de nuevo, empezó a quitarle la camisa acariciando en el proceso la delicada piel, bastante suave puso notar, era la primera vez que tocaba a alguien más de esa manera y claro, un chico, no creía que tuviera tan suave la piel. Al quitar la camisa por completo rompió el beso para respirar, dejó que su Herbívoro recuperase aire mientras él experimentaba jugar con cada parte de su cuerpo.

 

 

 

Con una mano comenzó a  atender uno de los pezones rosados, sintiendo el estremecimiento de su Castaño, lo que lo animó a seguir y contemplar su rostro para ver que reacciones provocaba en su faz. El Castaño respiraba menos agitado que antes, pero aún así cogía aire a un ritmo medianamente más rápido al normal, todo porque esas caricias le hacían sentir extraño.

 

 

 

Tsuna miró a Kyoya que no dejaba de acariciar en círculos su pezón que ya se encontraba duro, este al ver los ojos cristalinos y un cierto anhelo dibujado perfectamente en la faz del Herbívoro- aunque este no pareciera darse cuenta- empezó a acariciar el otra también en forma circular, sincronizando ambas manos que no dejaban cada pezón.

 

 

 

Tsuna se tapó la boca al escucharse gemir, era muy vergonzoso que el chico que le gustara lo escuchara de esa forma, no quería emitir sonido alguno, pero el susurro de Kyoya en su oído, con una voz más gruesa que la normal, y su aliento caliente diciéndole que lo dejara escucharlo, que le estaba gustando lo hicieron flaquear, y segundos después- algo renuente y no muy convencido- quitó su mano para continuar suspirando. Pero al comenzar a gemir otra vez iba a taparse de nuevo la boca, pero los labios de Kyoya le ganaron y lo callaron con un beso húmedo.

 

 

 

Ya empezaba a entender como era y con timidez acariciaba su lengua con la de Kyoya, quien a veces abandonaba un de sus botones para acariciar su brazo o su pierna sobre el pantalón. Volvieron a separarse por falta de aire pero Tsuna terminó de romper el débil silencio con un gemido sorpresivo seguido de otros más y un sonrojo aún mayor en las mejillas. Su mirada expresaba miedo a lo desconocido e inocencia.

 

 


Ante las acciones de azabache Tsuna inundaba la habitación de suaves gemidos, verdaderamente tiernos para Hibari quien detuvo momentáneamente sus acciones y se separó un poco para contemplarlo. Estaba casi hecho un tomate de lo rojo que estaba, los ojos cristalinos y respiraba entrecortadamente, mirándolo con confusión, miedo y expectativa. Detalló el abdomen de Tsuna y noto que tenía un pequeño moretón – causado por la pelea – Con cuidado se acercó a la zona afectada y la beso, subiendo hasta llegar al lóbulo de la oreja, el cual mordió suavemente mientras su mano llegó al estorboso pantalón que de un ágil movimiento desabrochó para quitárselo e introducir su mano dentro del bóxer, comenzando a quitar este.

 

 

 

Cuando dejó expuesto al menor le abrió las piernas dejando expuesta la semi-erección del menor, el cual miraba hacia otra parte por la vergüenza, lo que le sacó una sonrisa entre tierna y maliciosa, así que sin más se la llevó a la boca.

 

 


La acción había tomado por sorpresa a Tsuna que desde el inicio sintió como si un terremoto hiciera vibrar todo, sentía los labios de Hibari abarcando todo su miembro, su respiración, los gemidos ahogados por lo que hacía y, aunque fuera vergonzoso admitirlo, el ruido de la saliva mojando todo. Estaba seguro que no había nadie más avergonzado que él en el planeta.

 

 

 

Suspiraba y gemía como loco aferrándose a la cama, sentía mucha vergüenza de escucharse, algunas veces intentaba balbucear para pedir que se detuviera, pero lo que salía de su boca era tan extraño que dejaba de intentar hablar para no avergonzarse más. Hibari empezó a masturbarlo con la mano mientras llevaba su boca hasta los pezones del menor, chupando uno y luego el otro ganándose un concierto de gemidos con su nombre.

 

 


-Ah...ahh Hi… hibari… san – sin poder evitarlo más Tsuna se corrió en la mano de su amante, quien lamió toda la semilla sin dejar nada.

 

 


Se apartó de Tsuna y comenzó a deshacerse de sus ropas, dejando a la vista del castaño su bien formado cuerpo a cada prenda que caía en un mudo sonido, salvo por su gabardina que incluía sus tonfas, así que el sondo metálico se dejó escuchar. Tsuna no podía con la vergüenza de ser tratado tan gentilmente y visto como llegó al mundo por alguien que no fuera su madre, pero no creía poder tampoco con la desnudez de su Guardián de la Nube.

 

 

 

Hibari sonrió por la total timidez, era adorable sinceramente, cada reacción era tan honesta y linda que le costaba controlar su lado malicioso, pues este tenía deseos de molestarlo y torturarlo un poco… Le mostró 3 dedos, Tsuna los miró y luego lo miró a él interrogándole, por lo que frunció el seño ligeramente, esa expresión tan sincera e inocente no debería estar permitida, era demasiado adorable y como había gente asquerosamente oscura como él, o peor, es de esperarse que se fijaran en su Herbívoro.

 

 

 

Quitó los dedos ante la interrogante mirada de Tsuna, quien recibió un tierno beso en los labios. Hibari se levantó de la cama solo en bóxers y le indicó que no se moviera, que ya regresaba, lo obedeció, total no creía necesario moverse. A los pocos segundos Kyoya volvió con algo en sus manos, por lo que pudo notar era ¿Aceite?

 

 


-Lámelos – le susurro con lujuria en el oído volviéndole a poner los dedos frente a los labios, para después morderle el lóbulo.

 

 


Tsuna comenzó a lamer los dedos, avergonzado, dejándolos lo suficientemente lubricados. Nunca se hubiera imaginado en una situación así en la que lamía los dedos de Hibari-san, ósea, ¿Su lengua teniendo contacto con los dedos de él? Eso jamás se lo hubiera imaginado. Pero solo hacía lo que le pedía.

 

 

 

Mientras Kyoya se quitaba el bóxer y rociaba su despierto miembro con el viscoso liquido, esparciéndolo lo mejor que podía, quería asegurarse de no dañar a Tsuna. Por esa razón aprovechando que Tsuna estaba ocupado lamiendo el tercer dedo volvió a verter aceite, pero esta vez sobre la entrada de Tsuna, quien no cuenta se dio. Solo lo notó cuando sintió el dedo de Kyoya acariciar y rozar su entrada, lo cual le hizo tener un espasmo y arqueó levemente su espalda.

 

 


Una imagen demasiado excitante para Hibari, no podía aguantar, le dolía su miembro, saco sus dedos de la boca de Tsuna y coló uno, tanteando la zona. Tsuna lo sintió extraño y algo doloroso, pero se le pasó segundos después, aprovechando eso Kyoya metió un dedo de los embadurnados en aceite, lo cual hizo la entrada más resbaladiza, movió a sus dedos en círculos y de vez en cuando los abría como tijeras de podar, entrando y saliendo, a veces juntándolos y abriéndose paso con cuidado. La sinfonía de gemidos de Tsuna era una buena recompensa, observaba atentamente cada movimiento y reacción de él sin dejar de mover los dedos, lo veía agarrarse de las sabanas, arquearse y abrir y cerrar las piernas, gemir, jadear, cerrar y entre-abrir los ojos enfocando su vista en él, con ese eterno sonrojo y su boquita entre-abierta, soltando sugerentes y excitantes sonidos que le indicaban que le gustaba lo que le hacía; Sacó el dedo untado en aceite y lo reemplazó con los otros dos empapados en saliva, los cuales entraron como si nada. Gracias a Kami-sama la entrada de su Herbívoro estaba bastante suelta y tenía la certeza de que lo recibiría bien.

 

 


-Ah… ah… Hiba… ri – gemía Tsuna.




-Ya no puedo esperar más– saco sus dedos, posicionó su miembro y de una rápida estocada lo penetró. Estando completamente dentro.

 

 


-¡Ahh!... due… le – se quejó Tsuna.

 

 


-Relájate – Hibari lo besó para que se distrajera del dolor. Sus lenguas se buscaban, una más tímida que la otra pero decidida a hacer sentir bien a su amado. La saliva empezó a brotar de sus labios, las manos no pudieron quedarse quietas, necesitando acariciar al otro. Ahora que estaban unidos Kyoya acariciaba las piernas, y Tsuna se daba la oportunidad de acariciar uno de los brazos de Kyoya, palparlo, sentir su suavidad y calo, el tamaño más grande que el suyo, y la otra la posó en la mejilla para pasar acariciando el hombro, pasar su mano debajo del brazo y tocar la amplia espalda. Solo tocarla, sostenerse de ella, sintiendo algunos trazos de ella, por lo que pasó sus dedos hasta donde pudiera estirarse para delinear cada parte y recordarlas todas.

 

 


Cuando se acostumbró empezó a mover las caderas, indicándole a Kyoya que ya se podía mover, al comprender las penetraciones no se hicieron esperar, lentas, cuidadosas, Tsuna gemía y jadeaba aferrándose a la espalda con ambas manos, enterrando las yemas de los dedos; El mayor sonreía, amaba a ese chico más que a su vida, era tan especial para él.

 

 


-¡Hibari!... más... más… ah – pedía Tsuna entre gemidos.

 

 


Hibari obedeció y comenzó a dar estocadas rápidas, los gemidos aumentaron en fuerza y constancia, pero era difícil concentrarse en ellos, pues el placer en sus partes bajas le nublaba los pensamientos cada vez más. Sabía qué era, lo había investigado, al igual que todo lo que tenía que hacer para complacer a Tsuna.

 

 


-Ah… ah, ah… ¡Ahh!…– Tsuna arqueó la espalda, ese fue un gemido más fuerte y sensual que los demás.

 

 


El azabache sonrió, había dado con ese punto dulce y sensible, un punto erógeno, por lo que empezó a dar estocadas cada vez más rápidas, concentrándose en ese punto glorioso, pues al dar con él las paredes anales de Tsunayoshi se contraían y lo apretaban de manera deliciosa.

 

 


Tsuna daba balbuceos poco entendibles y gemidos de placer. Su respiración estaba agitada y una capa de sudor recorría su cuerpo, los cabellos de la frente los tenía pegados. Sintió sus músculos contraerse, apretando aún más el miembro dentro de él, una sensación de ahogo y, por fin, su liberación.

 

 


-Ah, ah, ah… ¡¡Kyoya!! – grito sintiendo su orgasmo.

 

 


Se corrió entre sus vientres, empapándolos, con la respiración muy agitada y un lindo sonrojo; Kyoya al sentir como su miembro era apretado solo pudo dar un par de estocadas más y con un ronco gemido se corrió dentro, liberando la esencia que sus testículos produjeron por primera vez en su vida, todo gracias a la excitación y sensaciones placenteras.

 

 


Salió con cuidado del interior de Tsuna, viéndolo acomodarse mejor en la cama, recuperando su respiración, su cuerpo tiritando de vez en vez por los residuos del post orgasmo. Se acomodó al lado suyo, regulando su respiración, y acariciando su rostro con cariño.

 

 


-Te amo… – dijo Tsuna mientras cerraba sus ojos con cansancio.

 

 


-Yo igual – Hibari sonrió y lo besó, suavemente y con cariño – No lo olvides.

 

 


Sólo contempló al Castaño dormir, aferrándose a él, como si fuera a desaparecer, sonrió y pensó que en la mañana tendrían que hablar. No, más bien él haría algo que debió hacer antes, le pediría a Tsuna ser su novio.

Notas finales:

Bueño ¿què tal el capitulo? Espero les haya gustado, espero sus lindos Rw.

besos~


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