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Rumores por RedGlassesGirl

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Notas del capitulo:

Aclaraciones:

—diálogos.

"pensamientos".

(N/A: nota del autor)

[1], [2], etc. Notas al pie.

 

Pareja: Yuuram.

Advertencias: Lemon, +18, sexo explícito.

 

Ahora sí, lo aviso desde antes del texto, busquen estos temas en youtube para tener música ambiental y lloren si se conmueven. Yo ando más o menos así mientras corrijo el texto:

Silence, Beethoven.

A melody of tears, Beethoven.

Melody of love, Beethoven.

Love Story, Beethoven.

 

Espero que aprecien la buena música clásica. Solo queda el epílogo de esta historia, y va a ser mucho más alegre y lleno de crack divertido con personajes que no se vieron hasta ahora, ¡lo prometo!

Rumores – Capítulo 3
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Caminaban por la ladera de tierra hacia el castillo en silencio total. Yuuri no había vuelto a decir una sola palabra y continuaba con una expresión seria y afligida. Le entristecía un poco pensar en las decisiones que debían estar rondando en su cabeza. Josak, pese a que su deber era escoltarlos, había quedado como el tercero en discordia. Era la primera vez que lo veía sin saber cómo actuar ante la situación, y le daba un poco de pena la posición en la que había quedado en este momento incómodo. No se molestó en hablar o esconder su expresión desanimada, estaba cansado y habían sido muchas emociones por un día. Sabía que habiendo confesado sus sentimientos recibiría una respuesta tarde o temprano, solo que era incómodo.

Entraron sin encontrar un alma en el patio o los pasillos. No sabía cómo hacia ese hombre, pero tenía una habilidad aterradora para irrumpir en el castillo sin ser detectado. Se alegraba de que estuviera de su lado. Los acompaño incluso hasta la puerta de la habitación.

—Buenas noches Josak —saludo Yuuri.

No hubo tiempo para que Josak le respondiera porque el rey desapareció en la habitación sin mirarlo. Miró al espía a los ojos un momento en silencio. —Buenas noches —dijo y esperó—. Gracias por todo.

—Buenas noches excelencia.

No esperaba que dijera más, no lo culpaba por no saber qué decir, tampoco necesitaba palabras de aliento o su lastima. Al entrar, Yuuri estaba quitándose la ropa aun con expresión afligida y los labios sellados.

—¿Quieres estar solo esta noche? —le preguntó con la mano en el picaporte. No había necesidad de hablar ahora mismo, fuera en este momento o en otro suponía que la conversación no cambiaría demasiado.

—Voy a tomar un baño. Quiero que vengas conmigo.

Esperó un momento y asintió aunque él no lo había mirado. Colocó el cerrojo, tenían un baño privado aquí y sabía que no irían más lejos que eso. Al quitarse la ropa fue consciente de lo empapada que estaba, incluso sus pantalones y la ropa interior. Eligió ropa cómoda para dormir y fue hacia el baño. Yuuri parecía más relajado aunque su rostro pensativo era serio, estaba preparando el agua caliente. La tina de mármol redonda media varios metros, siempre estaba llena y bastaba con accionar el sistema interno para calentarla. Entraron al agua y su cuerpo helado se contrajo por el excesivo calor.

No se preocupó en esperar que Yuuri dijera algo, se relajó mientras compartían el baño en calma. Aunque estuvieran juntos cada uno tenía su espacio. Se pasó la mano por el cuello, ya no sentía tensión y podía notar el cansancio del día agotador que había tenido. Se giró y cruzo los brazos sobre la piedra, apoyó la mejilla sobre ellos y miró a Yuuri, cuando sus ojos se encontraron el sonrió levemente. Estaba contento de que estuviera mejor, cerró los ojos y se relajó del todo, podría haberse quedado dormido en ese mismo momento.

—No estaba enojado —dijo Yuuri, no abrió los ojos para verlo, podía imaginarlo perfectamente solo con el sonido de su voz—, aunque lo pareciera. Hubiera tenido que forzarme a sonreír y no quise hacerlo.

—Me alegro.

Sintió el agua moverse y la frete de Yuuri apoyarse contra su hombro, los cabellos mojados se le pegaron a la piel. Habían vuelto de nuevo a su hermoso color natural negro azabache.

—No quería ser falso.

—Prefiero verte como sea que te sientas en cada momento.

Metió la punta de los dedos entre los mechones oscuros, no podía acariciarlo a gusto estando húmedo, pero recordaba lo sedoso y suave que era normalmente. Luego de un momento Yuuri se alejó y pudo verlo a los ojos, se veía tierno y vergonzoso como siempre.

—Tengo tanto para decir que no sé por dónde empezar.

Sabía que eso era lo que le molestaba tanto.

—No tienes que preocuparte. No estoy esperando que digas nada sobre eso, ha sido solo un desahogo personal. Lamento que hayas tenido que verlo.

—¿Puedes por favor parar con eso? —dijo con mirada severa—. Has estado hablando de ser autentico, pero tú no te comportas sincero. Haz cambiado.

No supo que decirle, estaba sorprendido. No comprendía bien a que se refería con eso. Su silencio incomodó más a Yuuri, frunció su ceño exasperado y comenzó a hablar gesticulando demasiado.

—Ni siquiera estaba seguro de que sentías hasta hoy hace un rato, solamente ahora peudo sentirme tranquilo. Pensé que me gustabas mucho, incluso más de lo que yo te gustaba a ti, porque te volviste tan indiferente que ya no podía saber que era lo que estabas pensando. Me sentí terrible de verte así, me superó completamente. Al final, esto que siento no era nada. ¿Cómo puedo compararlo siquiera? Siempre me dejas atrás en todo.

Lo había mirado atento, tenía su mano en el pecho y casi había escupido esas palabras. Tenía un temperamento más incontrolable que el suyo propio. Sonrió y le acaricio el cabello de nuevo.

—¡Te pareces a Conrad! —gritó, se sorprendió y sacó la mano— ¡Y no te queda! ¿Por qué quieres cambiar? Aunque te parezcas en algunas cosas a tus hermanos, no necesitas ser como ellos. Siempre has tenido tu propia forma de ser, deja de hacer esas cosas. No pienso aceptar nada de lo que digas ahora, porque seguramente intentarás algo como “no importa si no sientes lo mismo” o alguna basura parecida. No quiero escuchar tu conformismo. Prefiero que me exijas como antes. ¡Tú me exigirías que te ame tanto como tú me amas a mí, y nada menos que eso!

Mientras él lo miraba atónito Yuuri se dio cuenta de sus propias palabras. No sabía dónde esconderse al ponerse rojo hasta las orejas. Pensó rápido en todo lo que le había dicho y se levantó, el agua se escurrió de su cuerpo de golpe y tuvo que sostener la toalla mojada.

—¿A dónde vas? —le preguntó Yuuri desesperado, entendió que podía estar preocupado porque se haya enojado.

—Te esperaré sin dormir, es mejor que me vaya antes de que te pongas más rojo de lo que ya estas.

El rio y Yuuri formo una línea con los labios mudo, el color había llegado incluso hasta su frente.

Entró a la habitación y se quedó parado en el centro un momento. Esta era la recamara del rey, y la sentía como propia hace años, pero podría haber sido un lugar que no le correspondiera. Eran más chicos cuando se conocieron, Yuuri era un niño inmaduro y se había caído del caballo a sus pies la primera vez que lo vio. Ese chico mugriento y estúpido era el mismo que acababa de gritarle por comportarse como un idiota. Se tapó el rostro con la mano. Había sido tan evidente.

Las miradas. Los gestos amables, como el de prestarle su ropa. Su felicidad sincera que no necesitaba esconder, incluso bajo la mirada atenta de todo el mundo. Yuuri era sincero todo el tiempo aunque le costara por orgullo, le diera vergüenza, o fuera inseguro. A diferencia de él, que escondió sus sentimientos como si ahora fueran algo malo, incluso lo suficiente para que dudara de su interés. Se sentía estúpido.

Se puso la bata y abrió las sabanas de un tirón, salto dentro y se tapó por completo. Recordaba perfectamente esto, había sido una de sus primeras grandes decepciones. Apoyó el rostro en su mano y esperó atento a los ruidos de la habitación. Escucho la puerta y no hubo pasos.

—¿Wolf?

No respondió, sonrió en silencio. Estaba esperando el momento en que lo destapara de golpe y así lo hizo. Lo miró y sonrió intentando ser lo más encantador posible. —No podría decir que esto es irrumpir en tu habitación ahora que vivimos juntos, pero supongo que lo recuerdas.

Aprovechó su sorpresa para acercarse y tirar de su muñeca echándolo en la cama. Se puso encima y colocó los brazos a los lados de su cabeza. Lo que no esperaba es que Yuuri estuviera incluso vestido igual a esa vez, tenía solo la ropa interior. Dejó de jugar y se puso más serio.

—Tienes razón. —admitió, Yuuri salió de la sorpresa y lo escuchó atento—. He estado siendo hipócrita. Me he dedicado a reprimir lo que realmente deseaba, usando como excusa la necesidad de tener más autocontrol sobre mí mismo, y también mantener las cosas bien entre nosotros. Pero siempre ha sido claro para ti que es lo que quiero.

—¿Vamos a volver al principio de nuevo?

—¿No te gusta? Tú eres el que se estaba quejando de que extrañaba esto.

—Bueno, creo que normalmente eras más intimidante que seductor —le dijo y miró para otro lado haciendo una mueca.

Eso lo había ofendido bastante, se tranquilizó y lo pensó un poco. —Supongo que ya no es lo mismo que antes.

—No, no lo es. Muchas cosas han cambiado. —Las manos de Yuuri acariciaron sus brazos y se quedaron en ese lugar—. Sabes, incluso aunque haya pasado esto, yo me sentía bastante bien hasta ahora. Creí que estábamos bien.

—Yo también.

Se sentía bien. Yuuri se levantó sobre sus codos aprovechando la corta distancia entre ellos, se quedó quieto esperando, sus labios se apoyaron sobre los suyos. Se dejó estar y relajo la mandíbula, los labios de Yuuri se movieron sobre los suyos con suavidad. Lo tenía casi desnudo debajo y podría hacer lo que quisiera, siempre se la pasaba fantaseando con estas cosas, pero en este momento no necesitaba más que esto. Yuuri era inocente y dulce con él, y ahora sabía que lo quería, eso lo llenaba de calidez. Cuando se separó sonrió con los labios y luego mostrando los dientes sin poder contenerlo.

Yuuri se puso feliz. —Me gusta cuando sonríes así. Es lo único que recuerdo que no me asustaba cuando me atacabas. Te veías sumamente feliz tirándoteme encima con la idea de hacerlo. Más de una vez casi me convences, era complicado decirte que no.

Se le subieron un poco los colores, pero se recompuso, podía aguantar comentarios como esos. Sonrió pícaramente. —Aún estoy feliz con la idea de hacerlo. ¿No estás feliz?

Era la primera vez que Yuuri reaccionaba bien a una pregunta así. Se rio alegremente, era tan simpático como siempre, sin importar la situación. —Sí. Pero no prometo nada sobre hasta dónde llegaré con esto esta noche.

—No importa, me basta solo con esto. Con besarte estoy contento.

Se agachó apoyándose sobre los codos y lo besó de la misma manera que él había hecho antes. Las manos de Yuuri estaban en sus hombros pero la bata no lo dejaba sentirlas sobre su piel. Su cuerpo estaba suave luego del baño y sentía el aroma del perfume. Movió el rostro lentamente y rozo su nariz con la suya, entreabrió los ojos y se miraron, él estaba contento con esto y su corazón terminó de derretirse. Se rindió por completo y lo abrazo levantándolo de la cama un poco, Yuuri le acaricio la cabeza y apretó su mejilla contra la de él. Se relamió y busco su boca de nuevo, lo mordió con los labios húmedos, sintió su aliento cálido y busco cada roce suave lentamente. Apoyó la boca sobre la suya un momento y busco su mirada al separarse, frente contra frente. Se sentía tan ridículo y feliz que rio, y Yuuri lo imitó sintiéndose de la misma manera.

Separo su rostro un poco más para poder ver su pecho desnudo, acaricio con el pulgar su estómago.

—Hey, que estás tocando —se quejó Yuuri con voz suave y divertida. Sus manos aun rodeaban sus hombros.

—¿Te avergüenza que ya estemos casi desnudos desde el principio?

Ponerlo en evidencia lo hizo ruborizar, un leve colorcito le marcó las mejillas. —Sí, me siento algo más expuesto que tú.

Se había olvidado que tenía la bata. —Entonces me pondré en igualdad de condiciones para hacerte sentir mejor.

—No era una indirecta —se apresuró a aclarar un poco abochornado—, no lo dije para que hagas eso.

Simplemente era demasiado, esta forma de ser tontamente simpático y tierno lo superaba.

—Me rindo. —Se tiró de espaldas en la cama hacia el costado y lo miró, se desabrocho la bata y la deslizo por los hombros quedando en ropa interior. —Soy todo tuyo, pues hacer lo que quieras conmigo.

Era incomodo comportarse tan sumiso, y debía de tener las orejas rojas, pero no importaba.

— No quiero que hagas cosas que te ponen incómodo. Sé cómo eres y lo que significa hacer algo como esto.

—Después de cómo me has visto hoy, ya nada puede ser más vergonzoso que eso. No podría haber estado más expuesto que en ese momento. Ya te he dicho que me rindo, haz lo que quieras, y aprovecha la oportunidad porque nunca he pensado en ofrecerle esto a nadie de esta manera.

Hubo un momento de silencio en el cual no supo que estaría pensando.

—¿Realmente puedo hacer lo que sea?

¿Que estaba pensando hacer? Dudó, pero no podía ser algo malo.

—Sí.

—Date vuelta boca abajo.

Eso fue una sorpresa, las cosas estaban yendo un poco rápido. No quiso pensarlo mucho porque se sentía ansioso y lo hizo. Yuuri se le pegó a la espalda y apoyó su rostro en su nuca. Se quedó un momento pensando.

—¿Me estas oliendo? —le preguntó un poco incrédulo pero con toda seguridad de que eso era lo que hacía—. Sabía que ibas a salir con algo raro, ¿pero me puedes explicar porque te gusta esto? Ya sé que lo has hecho muchas veces antes.

—Oh, ¿me habías descubierto? —le dijo un poco avergonzado haciéndose a un lado para mirarlo y conversar.

—Como no podría si eras tan obvio.

—Bueno, ¿qué tiene? me gusta. Hueles bien y tienes un cabello bonito. Además es cómodo y siempre estás tan cálido. ¿Te diste cuenta hace mucho? —preguntó rascándose la mejilla.

—¿Hace cuánto que lo vienes haciendo? —le preguntó con duda—. Solo recuerdo que lo hiciste cuando fuimos a montar hace un tiempo y ese mismo día durante la noche.

—Ah, si… pensé que no habías notado que era exactamente lo que hacía.

—Aún no estoy seguro porque lo haces. —Yuuri lo miró y se ruborizo bastante. —¿Porque te pones rojo? Explícate —le exigió, nunca había pensado mucho en el significado de esa costumbre.

—¿Realmente no te haces una idea? Es algo incómodo tener que decirlo —se quejó—. Me pone.

Levanto una ceja y lo miro fijo.

—¡¿Qué?! No me mires así. ¿Qué tiene de malo? Me gusta. Basta, me harás sentir mal.

—Supongo que esa actitud te pega —se resignó—. No tienes por qué sentirte mal, a mí me excita cualquier cosa que hagas desde hace mucho tiempo.

—¿Cómo qué? —preguntó curioso.

—¿Me vas a hacer contar cosas vergonzosas también?

—Sip. Dijiste que harías lo que sea.

Se rio, conversar con él era fácil en este momento. Yuuri se veía más relajado y sincero que nunca, le intrigaba enterarse de todo lo que no conocía de él. Más aún porque eran detalles íntimos, y extrañamente resultaron estar todos relacionados con él.

—Cualquier cosa, especialmente si te veías lindo, aunque a veces no tenía sentido y solo pasaba. No siempre necesite que me tocaras para ponerme. Me gustas, así que era inevitable. Llevamos mucho tiempo compartiendo la cama, lo has notado muchas veces.

—Dormido no cuenta, esas le pasan a todos.

—¿Quién dijo que siempre estaba dormido? —sonrió con picardía.

—¿Qué? ¿Has hecho cosas mientras yo dormía? No es que ahora me moleste, pero sabes que un tiempo antes te hubiera matado si me enteraba.

—No te he tocado, al menos no pensando en eso. A veces quería estar cerca para dormir y luego no podía evitarlo. Incluso te he odiado porque tenías la costumbre de abrazarme y me despertaba en medio de la noche sin poder volver a dormirme. Tuve que aprender a lidiar con ello.

—¿Cómo?

—Aguantando, tocándome antes de la hora de dormir, o levantarme e ir al baño. Suficiente de mí, creo que es obvio que me pasaban cosas. Lo que me intriga saber es de ti, chico sin frustraciones sexuales.

—Hey, soy un hombre como cualquiera, porque no habría de tener frustraciones sexuales. Y no quiero cambiar de tema aun. Como es que si estabas caliente todo el tiempo nunca lo he notado. Sin contar los momentos incomodos que si nos descubrimos. Por lo que me dices, estabas pensando en eso todo el tiempo, incluso durante el día.

La mano de Yuuri acaricio su espalda y comenzó a rascarlo, eso le gustaba así que se recostó un poco más.

—Se cómo controlarme, no voy a andar poniéndome en evidencia en público. En última instancia lo acomodaba y pensaba en algo horrible, como el dolor de los experimentos de Anissina o la cara severa de desprecio de mi hermano mayor.

—Eso a mí no me funciona.

—Lo sé —rio recordando las veces que lo notó escondiéndose en público.

—¡Bueno! Aunque me tomes por inocente, era más chico y era obvio que me la pasaba tocándome. Era duro no tener mi propia habitación.

Aprovecho para cambiar de tema y ser quien interrogara. —¿Cuándo comenzó a sucederte algo conmigo?

—No lo sé —dijo luego de pensarlo un poco—, creo que fue una noche que me desperté y estaba muy excitado. Tú estabas encima mío y pensé “si lo despierto, él lo haría conmigo”. Realmente lo pensé, incluso estuve a punto de hacer algo estúpido, pero luego me sentí mal porque lo único en lo que estaba pensando era en sexo. Sabía que tú sentías algo más, así que no podía hacer algo como eso. Creo que desde ese momento estuve consciente de que me atraías de esa forma.

—Hubiera aceptado con gusto. Odio tener el sueño pesado.

Yuuri le apretó la cabeza contra la almohada para que dejara de burlarse y se rieron un poco. Luego volvió a acariciarle la espalda mientras hablaban. —Luego de eso paso tiempo, y comencé a sentir algo más. Me di cuenta de que me comenzabas a gustarme enserio y me sentí más tranquilo por un tiempo. No sé porque estuve esperando tanto, tenía un poco de miedo porque no sabía si aun sentías lo mismo. Creo que intente acercarme pero te di las señales equivocadas.

—No. Creo que estabas bien, solo que yo no supe verlo. Siempre que dudé sobre algo de tu parte, resultaba que no era nada. Me acostumbre a desmerecer las situaciones que podían parecer insinuantes, estábamos bien, quise mantenerlo de esa forma. Creo que el momento en que me di cuenta que realmente pasaba algo diferente fue cuando me diste tu chaqueta en el bosque. ¿Entendías lo que significaba eso?

—Sí. Realmente quise dártela por el frio, pero pensé que tal vez entenderías el otro significado. Quise verte de negro, pero aquí nadie puede excepto yo. Siempre me pareció que te quedaría muy bien, pero nunca quise pedirte que te probaras mi ropa porque lo tomarías como una confesión y me caerías encima.

Yuuri se rio al entender su mirada de “tienes toda la razón”.

—Tampoco sé cómo no te diste cuenta de cómo estaba al cabalgar detrás de ti. —Yuuri se ruborizo un poco y apoyo el puño contra su boca—. Incluso cuando volvimos no creí poder esconderlo. Cuando tocaste la puerta casi me da un infarto, por poco me interrumpes en el peor momento.

—La vez que te golpeaste el pie, ¿te estabas tocando? —y él no se había dado cuenta—. Pensando en mí…

El rubor de Yuuri creció un poco. —Me golpee el pie con la cama al apurarme en buscar los pantalones. Oh, dios, sentí tanta vergüenza. Incluso me curaste el pie y me tratabas amable cuando justo había hecho eso. No voy a mentir, aun me siento avergonzado incluso ahora mismo de recordarlo.

Apoyó la boca contra su brazo para no reír y dejo caer la cabeza contra la almohada un momento, lo miro a los ojos. —Yo estaba en mi habitación haciendo lo mismo.

—¿Qué?

—Me gustó que me abrazaras, y el movimiento de cabalgar no ayudo mucho. Además ya venía pensando cosas ese día. Si hubiera sabido que estabas haciendo eso, no me hubiera molestado en conformarme con una chaqueta si podía tenerte a ti completo. Aunque me he acostumbrado a verte desnudo en el baño y compartimos siempre la cama, no puedo soportar si me tocas tanto.

—Yo tampoco me siento tan nervioso si estamos casi desnudos. Ye he visto casi todo.

Pensó en algo un momento. Se giró de lado y se distancio un poco de Yuuri. —Mira para abajo —lo tomó desprevenido porque estaba tranquilo, apenas miró se bajó la ropa interior revelándole todo. Los ojos de Yuuri se abrieron de par en par. —Ahora lo has visto todo. Y también lo sabes todo. Ahora es mi turno, también quiero ver todo.

Los labios de Yuuri formaban una línea y aún tenía los ojos muy abiertos, podia ver los músculos de su cuello tensos. Sonrió mostrando los dientes, le encantaba ser osado para molestarlo. Hacía mucho que no hacía algo radical como eso.

—Solo estoy bromeando, aunque si tengo ganas de verlo todo.

—Está bien. —Su respuesta le sorprendió, no dijo nada y observó que hacía. Yuuri se sentó en el borde de la cama y se quitó el collar que siempre llevaba puesto y lo dejo en la mesa de noche. —En realidad no me importa, pero es un poco embarazoso en este momento. Pero creo que es justo mostrarte todo si tú ya lo has hecho.

Se paró junto a la cama y se quitó la última prenda que le quedaba. Lo miró desnudo, le gustaba lo que veía y sabía que debía estar clavándole la mirada intensamente. Yuuri soporto un momento y miró hacia otro lado rascándose la mejilla, solo le dedico algunas miradas de reojo para ver que hacía. Salió de la cama y se quitó la ropa interior del todo. Se paró frente a él y miró hacia abajo todo su cuerpo de cerca, colocó una mano sobre su estómago y lo acaricio con el pulgar. Era tan diferente de las tantas veces que estuvieron en el baño, mucho más íntimo, y no solo porque estuviera completamente desnudo. Se besaron, labios contra labios de la misma manera que la vez anterior, inocente y tierno. Yuuri le pellizcó el trasero con los dedos y se sobresaltó en medio del beso.

—Yo también me rindo, puedes tenerlo todo. —sonreía ruborizado, no terminaba de coordinar esta expresión con su actitud de hace un momento.

Lo miro a los ojos. —¿Estás seguro? Yo si aceptaré lo que me ofreces y no habrá más lugar para la charla. He estado conteniéndome durante mucho tiempo.

—Sí. En realidad siempre sentí curiosidad por saber qué harías. Así que aguantaré aunque hagas algo demasiado vergonzoso. —Otra vez tenía esa cara tan linda avergonzada—. Deja de verme con cara de depravado.

Yuuri se alejó de él y se sentó en la cama, aún estaba pensando en todo lo que estaba pasando así que se quedó mirándolo.

—¿Por qué no vienes? ¿Tengo que provocarte acaso?

Ya estaba suficientemente provocado, pero esto sería divertido. Puso una mano en su cadera y se quedó esperando únicamente por curiosidad para ver qué haría. Yuuri entendió rápidamente que estaba aceptando ese ofrecimiento, se subió del todo a la cama y se recostó un poco, entreabrió las piernas exponiéndose lo más posible con una mirada provocativa que nunca hubiera esperado verle más que en sus fantasías. Duró poco, soportó unos segundos, y antes de que su sangre terminara de fluir hacia abajo ante esa visión, Yuuri se rascó la mejilla y volvió a su típica cara de siempre.

—No tengo idea de cómo ser sexy, creo que esto es imposible para mi…

Suspiró y cerró un momento los ojos. —Sabes, no estaba seguro de hasta donde llegaríamos esta noche, pero si me lo pones así no hay hombre que aguante.

Trato de no pensar en que estaba desnudo y lo mucho que se había excitado, ni que Yuuri miraba curioso directo hacia su pene. Si le ofrecía todo, entonces lo tomaría todo.

Subió a la cama y volvieron a la misma posición con la que todo había comenzado, tanto esta misma noche como años antes en su primer intento de profundizar la relación. Por más decidido que lo mirara a los ojos, Yuuri no huiría a ningún lado. Todo estaba bien, sonrió. Acortó la distancia y roso sus labios viéndolo con los ojos entreabiertos, él deseaba el contacto. Susurró palabras mágicas con la piel apenas rosando la suya, las luces se atenuaron un poco. Abrió la boca y mordió lentamente con los labios de manera sugerente, levanto su barbilla, se relamió y volvió a morder suavizando el contacto.

Yuuri se dejó estar aunque le costara. Se sintió contento de poder provocarlo de esta manera. Acaricio con la mano que tenía sobre su rostro bajando por su cuello y volvió a lamerlo. Enredo los dedos del brazo que sostenía el peso de su cuerpo con los suyos, la conexión lo hizo sentir cálido por dentro. Yuuri lo abrazo por el cuello y respondió a su beso, su lengua cálida rosó la suya entre sus labios, titubeo un momento mientras disfrutaba la sensación del contacto. Volvió a lamer su boca, sintió el perfume de su cabello cuando movió el rostro buscando más contacto, no se hizo desear y respondió apretando su boca contra la suya. Deslizo su lengua dentro y llevo una mano a la parte trasera de su cabeza, clavo la yema de sus dedos y mordió su labio inferior suavemente. Comenzaba a sentir la excitación arremolinarse en su pecho y bajando directamente hacia sus piernas.

No importa cuántas veces había fantaseado con esto, no podría haber imaginado como se sentía. Apretó el agarre de sus manos entrelazadas y los dedos en sus cabellos, Yuuri acaricio sus hombros e imito el movimiento de sus dedos sobre su nuca. Sintió un escalofrió cuando utilizo sus uñas para rasguñar hasta la base de su cuello. Lo beso con más fuerza, saboreándolo, empujando su lengua contra la suya, su corazón palpito con fuerza. Se apretó contra su cuerpo. Era solo un beso, pero llevaba sus sensaciones al límite, se desesperó y volvió a morderlo. Suspiro, tomo aire y volvió a buscar su lengua, abrió más la boca y empujo lo más que pudo. Lucharon por el control, se besaron con fuerza con los labios y repitieron el contacto volviendo la saliva una sola hasta que ya no hubo más aliento.

Lo miró a los ojos y no soportó no estar besándolo, se desesperó por comenzar de nuevo. Aumentó el ritmo de su respiración, sintió que Yuuri no podía seguir su ritmo. Entrecerró los ojos y vio deseo. Quitó la mano de su cabello y la llevo a sus caderas, clavo los dedos en la carne y empujó buscando el contacto, podía sentir su pene erecto contra la piel de su cuerpo. El cosquilleo se arremolino en su estómago y quemaba. Podía hacer lo que quisiera, se lo habían permitido. Dejó su boca y volteó su rostro exponiendo su cuello, lo humedeció con la lengua y jugó con sus labios. Mordió los tendones bajo su piel repetidas veces sintiendo como se tensaban en su boca. Yuuri tiró la cabeza hacia atrás y exhibió mas el cuello, lamio hasta la base de su barbilla y lo escuchó suspirar, continuó por su mandíbula hasta el lóbulo de su oreja. Lo humedeció y lo mordió suave y lentamente buscando provocarlo, pasó la lengua por detrás de su oreja atento a sus reacciones. Yuuri entreabrió las piernas calzando sus cuerpos y las apretó contra sus caderas, lo abrazó con fuerza. Roso con la punta de su lengua el contorno del cartílago tentativamente, humedeció su lengua y lamio contorneando sus vueltas dando una ligera mordida en el extremo.

Yuuri le clavo los dedos en la espalda y rasguño un poco su hombro. Movió las caderas buscando contacto. Disfruto de su excitación ejerciendo más presión con su lengua y empujando con intervalos leves. Lo mordió y lamio con más énfasis, buscando el límite, y lo encontró en un gemido. Su voz se entrecorto y vibro en su garganta, deseo ver qué clase de expresión tenia, excitado y agitado él le devolvió la mirada. Se sintió sumamente conforme, había sido un buen comienzo. Volvió a repetirse que podía hacer lo que quisiera con él, había logrado dejarlo completamente rendido.

Se separó de su cuerpo para apreciar todo, aunque no le gusto perder el calor agradable que sentía. Observó con cada musculo y cada hueso que podía ver bajo su piel tesándose y moviéndose debido a su respiración. Su pene erecto apuntaba hacia arriba en su arco máximo y ya sabía que era lo que quería hacer. Lo miró a los ojos y sintió su expectativa, acaricio sus testículos con suavidad y lo observó cerrar los ojos para disfrutar esas sensaciones. Concentró su vista sobre su sexo de nuevo, aun sentía la curiosidad de lo poco conocido y la intimidad de que compartiera con él esta parte de su cuerpo. Lo rodeo con los dedos y lo exploró con su tacto. Estaba duro, caliente, suave. Imaginó que clase de sensaciones tendría en ese momento mientras lo recorría presionándolo firmemente, se aprovechó de la languidez de sus piernas abiertas para acariciar uno de sus muslos hasta llegar a sus testículos y usar las dos manos para tocarlo.

Yuuri le tomó por la muñeca para detenerlo y se irguió buscando tocarlo. Lo deseaba, relajó sus músculos ante la caricia sobre su estómago. Sus manos eran grandes sobre su cuerpo, estaban húmedas por la transpiración. Le hicieron sentir un cosquilleo al rosar con la yema de los dedos sobre su piel. Una mano agarró con dedos firmes la zona sensible del hueso de su cadera y la otra acaricio su pene con la palma y sus testículos con los dedos. Esperaba ese contacto, venia deseándolo hacia tiempo, sintió los músculos de sus piernas tensarse. Yuuri estaba sentado frente a él, se inclinó para besarle. Comenzaron suavemente para incrementar el ritmo a uno más desenfrenado, lo tomo por el cabello mientras sus manos se movían habilidosas sobre su sexo. Comenzó a desesperarse, no supo si decirle cuanto le gustaba sentir sus manos acariciándolo de esa manera.

Rompió el beso. Sentía escalofríos en la nuca mientras los dedos de Yuuri bailaban sobre la punta de su pene con suavidad. No quiso más contacto y lo empujó a la cama de nuevo sosteniéndolo por los hombros. Sus manos quedaron sobre las sabanas y colocó una rodilla a cada lado. Se sentó sobre sus piernas y acaricio su estómago hasta su pecho, clavó los dedos en la carne sobre su cintura y volvió a bajar. Todo eso era suyo, y Yuuri comprendió su mirada.

Se inclinó y tomó su cuerpo con firmeza, lamio el centro de su pecho y lo mordió con los labios húmedos. Su boca sobre su piel y su lengua firme sobre la carne. Dejo caer el aliento sobre su cuerpo mientras tomaba un respiro, su pecho retumbaba con los latidos de su corazón. Tomó sus piernas posesivamente y lo apretó contra sus caderas. Lamio uno de sus pezones y se atrevió a morderlo, Yuuri comenzó a retorcer las caderas, repitió varias veces el roce de sus dientes con tal de sentir ese contacto.

—No, no —lo detuvo Yuuri tomando su rostro entre las manos. Lo observó a los ojos, no había nada malo en esa mueca de placer, excepto que no podía soportar que se divirtiera más tiempo. Sonrió satisfecho. Si no podía con eso, no sabía cómo aguantaría el resto, aún faltaba bastante para lo mejor de la noche. Se regocijo en la curiosidad de descubrir sus lugares sensibles.

Lamió y besó la boca de su estómago y comenzó a bajar hacia un lado, mordió su flanco derecho y ante la buena respuesta de sus músculos al tensarse lo repitió más veces. Rasguño los lados de sus piernas y volvió a agarrarlo con fuerza de las caderas presionando contra su pene erecto, el contacto le estremecía por dentro. Se separó de él y lo obligó a exponerse abriendo más las piernas. Su mano se posó en su hombro agarrándolo con fuerza, no quiso ver qué cara ponía aun. Lamió la comisura de su pierna y la cadera, la expectativa se hacía cada vez más presente en sus movimientos. Decidió hacerlo desear, esquivó su pene y delineó con la lengua alrededor, hundió su boca contra su ombligo y mordió. La otra mano de Yuuri se colocó sobre su cabeza, le acaricio los cabellos, se excitó al pensar en cuanto deseaba esto.

No lo tocó con sus manos, deseaba el primer contacto con su boca. Besó con sus labios húmedos sus testículos y empujo con la lengua, la mano en su hombro se tensó y sintió un revoloteo en el estómago. Imaginó cuanto estaba disfrutando cada movimiento sobre su piel, sintió ganas de tocarse, pero la expectativa de recibir algo a cambio de parte de él lo detuvo. Lo sostuvo con sus dedos y lamió la punta, lo rodeó con los labios húmedos y le permitió entrar levemente en su boca. Yuuri murmuró algo, le había hecho esperar demasiado ese momento. Humedeció su piel deslizándolo cada vez más dentro de su boca, lo sostuvo por la base y acaricio sus testículos con firmeza.

—Eso es trampa —se quejó Yuuri con voz trémula, se estremeció al escucharle.

Succionó un poco y apretó los labios mientras subía y bajaba lentamente. Se alejó de él con un beso. —¿Quieres que pare? —preguntó algo burlón por saber cuánto lo disfrutaba, y levanto la vista por primera vez para mirarlo. Yuuri suspiró profundamente y le temblaron los labios, se pasó los dedos por el cabello y sus caderas temblaron a causa de un escalofrío.

—No por favor —dijo empujándole la cabeza de nuevo hacia su pene erecto.

Si el rey lo pedía así, jamás podría negarse. Su propio pensé se contrajo, le divertía enormemente jugar con él de esta manera pero ya no podía soportarlo. Lamió con más énfasis y uso su boca hasta el fondo especulando sus límites, se detuvo justo a tiempo. Enterró su cara contra la piel suave de su estómago y esperó. No estaba seguro de si podría haber llegado únicamente pensando en él teniendo un orgasmo, pero se sentía a punto.

Yuuri se sentó y tiró de él para que se levantara, lo besó metiendo la lengua en su boca invasivamente. Tiró de su cabello y el suave dolor se sintió bien. Dejó que mordiera y lamiera su boca desesperado mientras se le formaba un nudo en el pecho, podía sentir cuanto lo deseaba. Recordaba esta sensación. Lo beso con el mismo empeño.

—Quiero hacerte lo mismo, con la boca —le dijo Yuuri.

—Estoy al límite.

Lo miró suplicante, lo que más deseaba en este momento no era eso. Él entendió.

—Solo un poco.

No soportó sus ruegos, se arrodilló y Yuuri no esperó ni un minuto más. Lo acarició una vez con los dedos, lo sostuvo y sintió su lengua en un primer contacto caliente y húmedo. Su boca hervía. Luego sintió sus labios, tembló y agarró sus hombros mientras él lo obligaba a hundirse en su boca. —Oh, dios.

Sintió el aliento del resoplido de su sonrisa, y extraño su calidez. Él lo dejó entrar de una vez hasta lo profundo de su boca, con los ojos cerrados lo disfrutó sabiendo que tenía que resistirse a esta tentación. Sintió su lengua lamerlo presionando con fuerza, su pene se contrajo y lo apartó de golpe. Respiró y lo miró mientras temblaba de la misma forma que lo había visto a él hacerlo antes. Aguantó la respiración y se tomó un momento para calmarse.

Pensó sobre lo que quería ahora. —Dijiste que podía tenerlo todo. —Sabía que lo estaba mirando con el puro deseo de los años acumulados.

Él lo estaba aceptando. Le sonrió y se apoyó con las manos sobre las sabanas exponiendo su cuerpo ante él. —Todo.

—Dame un momento —le pidió y se enderezó con una mano en la cadera y la otra sobre su rostro. Inhaló y exhaló varias veces.

Yuuri acarició sus piernas. —¿Estabas así de cerca? —Rio un poco. Era una risa íntima, suave y diferente a la de siempre.

Asintió con la cabeza y se recompuso. —Ya está.

—Solo… solo no me mates —le dijo con miedo y él lo miro sorprendido. Yuuri miró hacia arriba con la cabeza gacha, sus ojos eran de ese hermoso color negro de siempre.

Justamente por esto estaba conteniendo su deseo, no podía abusar de su cuerpo. Pero sonrió pícaramente y le dijo: —No prometo que pueda controlarme.

Él comprendió su juego, pero lo miró con exagerada preocupación. Decidió no jugar más, quería volver a sentirlo disfrutar como antes. Colocó saliva en sus dedos y se inclinó sobre él de nuevo. Su pene ya no estaba tan duro como antes, y extraño la sensación de tenerlo erecto al límite bajo su tacto. Humedeció su piel y metió lo metió en su boca. Yuuri se recostó en la cama de nuevo y relajo las piernas. Jugó con los dedos con suavidad, dejo caer su saliva mientras lo lamia y se éxito por la situación. Sentía el olor del sexo, estaba ansioso de nuevo. Era diferente, mas rudo, más vergonzoso. El ruido de su boca al besarlo y recorrer su piel húmeda era lo único que escuchaba en la habitación además de sus respiraciones.

Se separó un momento sin dejar de tocarlo, metiendo sus dedos con suavidad en su cuerpo. Yuuri tenía el brazo sobre sus ojos y las orejas rojas. La próxima vez seria él quien pase la mayor vergüenza para compensarlo. Lo acarició por dentro, besó su ingle y mordió apenas rozando con los dientes mientras continuaba tocándolo de esa manera. Llevó los dedos de su otra mano a su boca y humedeció su pene. El corazón comenzó a latirle con fuerza al saber que faltaba poco. Un momento después Yuuri acaricio su mejilla y lo atrajo hacia arriba, lo besó en los labios y se apoyó contra su cuello. Acarició con la punta la entrada y penetró de a poco, los músculos de su espalda estaban tensos y las sensaciones lo abrumaban. Él apretó las piernas y esperó el momento en que las relajara para empujar penetrando más profundo, lo guió con su mano moviendo las caderas lentamente. Retiró su mano y empujó sin nada que se interpusiera entre sus cuerpos.

Besó su cuello apretando su rostro con fuerza contra él, los músculos de sus nalgas se contrajeron seguidos de los de sus piernas. Intento calmarse. Se levantó y lo miró con vergüenza, Yuuri le devolvió la misma mirada incomoda de la primera vez. Lo besó e intentó imitar ese primer beso dulce y cálido lleno de sensaciones placenteras. Movió las caderas con suavidad y sintió cosquilleos en su espalda mientras Yuuri lo acariciaba. Cerró los ojos y disfruto de todo. Su corazón latía como un caballo desbocado y la sensación fría del placer le apretujó la garganta. Sintió puntadas en el estómago y sensaciones eléctricas en su espina. El cuerpo debajo de él se mecía al compás, sentía los músculos calientes y los huesos bajo su pie. Él buscaba un ritmo, profundidad y más fricción de su pene sobre su piel. Lo sintió desesperarse e intento mantener la compostura, quería que disfrutara de su cuerpo. Continuó penetrando lentamente, frunció el ceño y abrió la boca ante la sensación de placer. Moría por ver su rostro, pero no podría contenerlo. Yuuri apretó las piernas y se movió con más fuerza. —No puedo —jadeó una disculpa manteniendo el mismo ritmo lento.

—Rápido —rogó él con la voz desecha y tironeó clavando los dedos en sus nalgas. No pudo más y se dejó ir, penetró más rápido descoordinado sus movimientos con los de él y no pudo pensar. Abrió más la boca jadeante y se tensó, continuo buscando ese momento. Los espasmos del orgasmo golpearon como un relámpago en todo su cuerpo. Lo disfrutó entre el frenesí de los últimos movimientos. Hundió la cara contra su pecho y continuó moviéndose pegado a su cuerpo transpirado hasta que Yuuri indico el momento de detenerse. No pudo sentir si había llegado, llevo una mano a su estómago preocupado y sintió la humedad y el tacto rasposo. Sintió alivio, podía sentirse un buen amante por completo.

Se quedó como estaba, dentro de él, en silencio. Acompasando las respiraciones y el latido de su corazón. Estaba relajado y contento, sintió alegría al recibir caricias sobre sus hombros, su rostro y su cabello. Acarició con el pulgar la piel bajo sus dedos, giró la cabeza y le dio un beso exhausto. Volvió a acomodarse y se quedó quieto. Le gustaba estar así, no quería salir, ni separarse de él. Disfrutó de la calma y su calor, sintiendo cada respiración meciendo su cuerpo.

—¿Cómo te sientes? —escuchó la voz de Yuuri romper el silencio y ladeo la cabeza para verlo a los ojos. Agotado y vulnerable sintió que le picaba la nariz. Cerró los ojos y sintió las manos de Yuuri sobre su rostro, abrió los labios y le temblaron. Yuuri lo besó sobre su ceño fruncido suavemente, se relajó mientras recibía todas sus caricias con cariño.

—Estoy contento —respondió con la voz quebrada. Los parpados le temblaron y le ardieron los ojos, intentó tragar pero se le cerró la garganta. Las lágrimas cayeron y se sintió mal por arruinar este momento. Dejó que le abrazara, sabía que Yuuri lo entendía como nadie nunca lo había hecho.
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Continuará…

 


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