Todo comienzo hace más de mil años atrás…
Era mi ultimo día en el internado al que iba desde que era un pasante a Heraldo me consideraba un buen alumno y siempre era de los mejores en el arte de la espada, por mi aspecto inocente y complexión pequeña nunca nominaba para ser heraldo mas mis actitudes y habilidades demostraban que podía llegar a ser el mejor de todos.
En ese día recibí mis alas, por fin y después de más de 300 años esperando por ellas, tuve que viajar entre dimensiones de mundo en mundo demostrando que podía ser digno de ellas, no me arrepiento de que me las hayan entregado hasta el final dado que gracias a todo ello adquirí una vasta experiencia, aprendí centenares de idiomas y costumbres, conocí seres extraordinarios, con una capacidad sorprendente, mis conocimientos en la magia aumentaron y me convertí en el alumno más viejo pero le más joven de todos.
FLASHBACK:}
El día en que un joven aspirante a heraldo recibía sus alas en el reino de Ectopia, todos los Ángeles, Serafines, Tronos y Querubines del reino estaban presentes, no hacía falta ni uno solo de ellos, el director del Internado Puerta de Sol, seguía renuente a entregar las proseadas alas al joven que con mas que honores paso todas y cada una de las encomiendas, arriesgando en muchas ocasiones su vida inmortal.
Mas ante las pruebas irrefutables de las grandes cualidades del jovencito estaba por demás negarle dicha presea, la ceremonia se realizo y en conjunto con cientos y cientos de seres mágico y etéreos fue como un joven de ojos plata y rizos dorados, de estatura no superior a 1:55 de una faz tan linda enternecedora y tierna, de piel blanca y suave una belleza que muchos del lugar ansiaban poseer, entre los cuales aparecía un Arcángel, Lion de cabellera larga y verde como el bosque de tez morena y ojos dorados, el Arcángel era uno de los más respetados entre todos de un poderío impresionante, siempre tras el pequeño Owen el cual, siempre se las arreglaba para librarse de ese tipo y de otros tantos mas.
Después de recibir sus magnificas alas doradas por fin podía surcar los cielos a voluntad, le fascinaba volar e ir a todos los rincones de ese mundo, mas en aquellos tiempo se vivía una terrible enemistad con los Dioses Dragones de los 4 picos del monte Sion, entre Heraldos y Dragones se surtían enfrentamientos mortales y sangrientos, los Dragones siempre superaban en número a los Heraldos y en tamaño también, Owen simple y sencillamente no estaba interesado en tales justas tan sangrientas como los torrentes de el ríos Kerberos que corre por la montaña de Codex.
Owen en una de esas ocasiones, en las que escapaba de las fieras batallas, por ser tan pequeño nunca notaban ni su ausencia mucho menos su presencia, el bajo a la tierra media entre el reino de los Heraldos y el de los Dioses Dragones, oculto muy bien sus alas y caminaba por la plaza de una ciudadela al norte de Zuwa. Caminaba si pena ni gloria cuando un grupo de desadaptados lo encontraron al paso, querían divertirse un rato con él, usar su cuerpo y quien sabe después venderlo a algún mercader, pues era toda una monada, el pequeño Owen siempre ha sido subestimado precisamente por su apariencia frágil y angelical, de la cual siempre saco partido, dejando que sus adversarios se fiaran de sus desventajas y al momento preciso darles el golpe de gracia, mas ese día paso algo que cambio para siempre su vida, como ya le era costumbre Owen retrocedió fingiendo gran temor llevándolos hasta un callejón y ahí propinarles la paliza de sus vidas, mas ese día justo cuando los agresores se disponían a atacarlos una ráfaga electrizante los carbonizo al instante bajando de la bóveda celeste un espectacular Dragón blanco, de ojos azules tan intensos y brillantes, Owen pensó que quizás esa espectacular creatura le reconoció y venia a por él, este desenvaino su espada y se pudo en guardia, no sería la primera vez que se enfrentaría a un Dragón se decía mas este al momento de verle con aquella espada en mano se postro ante el pequeño que solo le veía atónito cuando escucho una voz retumbar en lo más hondo de su mente.
Raiden:- No tengas miedo, que no he venido a por ti, me llamo Raiden, Dios del Trueno.
Owen quedo impresionado al escuchar aquella voz que le resonaba desde lo más profundo de su mente, ----¿¿¿Qué quieres conmigo???----- le pregunta altanero el pequeñín a lo que el Dragón solo reía divertido: ----¡¡¡No le veo la puta gracias por ningún lado así que callaos la bocaza!!!----- decía retando al Dragón que le miraba complacido.
Raiden:- ¡¡Valla, Valla, Valla sí que te cargas tu genio endemoniado a pesar que eres todo un angelito!!! Hahahahahahaha!!!----- le volvía a decir el majestuoso Dragón.
El imponente Dragón avanzo hasta el pequeño que le miraba con desconfianza en ningún momento bajo la espada mas este de un estruendoso relámpago cambio su apariencia a la de un hombre joven apuesto de ojos Azules, piel tan blanca como la suya y de cabello gris casi obscuro, mas a contra luz se podía ver lo plateado de sus mechones.
El hombre que se presento ante el vestía trajes tipo oriental con colores vivos entre azul eléctrico y un verde jade, llevaba consigo una espada gigantesca, la cual siempre tenía envainada. Mas usaba una alabarda excepcional de dos puntas una parecía un tridente con una media luna de base y el lado opuesto era una punta de espada con unas inscripciones en los grabados en dichas armas.
Le sonreía amable y gentil mientras seguía aproximándose a él.----Tranquilo que no pienso hacerte ningún mal------ decía mientras le extendía un su mano, Owen opto por bajar la espada y envainarla, mientras se acercaba sigilosamente a el hombre de ojos azul mar. Tan profundos e intensos como el océano de Jade.
Raiden:- ¿Así que tu también te escapaste he?----- dice divertido, Owen le mira confundió ¿a qué se refería exactamente con escaparse?--- contesto con otro pregunta a la que el Dragón blanco le sonrió.
Raiden:- ¡¡Por supuesto, me refiero a esta guerra absurda entre Dragones y Heraldos!! ¿No crees que es estúpida este maldita guerra?----- le dice a viva voz, el pequeño oji plata simplemente alzo una ceja y cruzo los brazo tal parece que era un Dragón desertor.
Owen:- Así que desertaste de la guerra, vaya que interesante un Dragón que no quiere luchar, ¿Dónde se habrá visto eso?, escucha lagartija me largo de aquí así que aléjate de mi.-----Le dice mientras camina a un lado de este, el chico de ojos azules le regala una sonrisa y hace una reverencia, tal cual noble, el oji plata no pudo evitar reír un poco.
Raiden.- ¿Te volveré a ver?----- le pregunta antes de que termine de salir de aquella callejuela, Owen sonríe mas no le da una respuesta, da la vuelta a la esquina y sale volando antes que Raiden le siga el paso, cuando el Dragón blanco salió para seguirle lo único que encontró fue un par de plumas doradas, la recogió y sonrió con gran satisfacción después de eso el también se elevo al cielo azul regresando a la tierra de los Dragones, en una montaña flotante donde le esperaban con gran preocupación.
Los días pasaron y constantemente coincidían en los mismos lugares al principio por casualidad, después por que el Dragón le seguía los pasos, arriesgando ser descubierto por los demás heraldos.
El dragón del Trueno tenía un prometido ya fijado por sus padres, mas este al inicio era dócil y bueno, pero poco a poco se fue segando por el odio contra los Heraldos en vez de buscar la paz conjunta a el Dragón blanco, él deseaba aniquilar de una sola vez a todos y cada uno de los Heraldos, esto llego a molestar mucho y decepcionar al Dragón alvino.
Una tarde, en el bosque de los susurros en el reino de Valeria que en aquellos entonces se llamaba Balemont estaba descansando el pequeño heraldo, después de haberse escabullido de las constantes y sangrientas batallas entre ambos bandos.
Con sus hermosos ojos plata cerrados y recostado en el pasto, no percibió al dueño de unos ojos tan azules e intensos, que se acerco a donde el pequeño, se acerco tanto a él cómo le fue posible esta unir sus labios a los suyos, cuando aquel pequeño sintió aquella calidez en sus tersos labios abrió de golpe sus ojos, al ver al otro encima suyo, al sentir que el pesado cuerpo del otro en su ser intento por todos los medios quitárselo de encima, le consiguió y se levanto de inmediato.
Un gran coraje e indignación se apoderaron del pequeño que estaba a punto de rebanarle la cabeza: ---¡¡¡¡¡¿¿¿¿PERO QUE DIANTRES CREES QUE HACES ESTUPIDA LAGARTIJA DESCOLORIDA???!!!!......¡¡¡TE VOY A HECER TRIZAS BASTARDO!!!!----- le grita con gran furia mientras sus ojos se tornan Azules se abalanzo asía el Dragón blanco y este le esquivo con gran facilidad.
Raiden:- ¡¡Hahahaha, te vez tan lindo cuando te enojas!!----- le dice con una amable sonrisa mientras el más pequeño le mira con gran coraje, el Dragón a pesar de que sabía que el heraldo podría lastimarle de verdad avanzo acercándose una vez más a el pequeño rubio, estuvo tan cercas hasta nuevamente robarle otro beso.
Owen en ese momento no sabía muy bien el por qué pero soltó de sus manos aquella espada y se abrazo del cuerpo del más alto, correspondiendo al beso, pasados unos minutos termino aquella unión tan sublime, el Dragón le miraba fijamente a esos ojos plata que tanto adoraba desde la primera vez que los vio, se enamoro rotundamente de ese rostro inocente y frágil tan turo y angelical.
Raiden:- Me gustas mucho Owen, te quiero para mi… ¿me harías el honor de ser mi Jinete?---- le dice inclinándose ante el Heraldo y haciendo esa proposición, el joven Heraldo se quedo sin palabras ¿Cómo era eso posible? ¿Un heraldo jinete de un dragón?, jamás en la vida se vería tal cosa.
Owen:- A...eto…eto...pues…veras yo….yo… yo… SI…acepto ser tu jinete----- dice el pequeño y nuevamente el oji azul se levanta y besa con gran pasión al pequeño rubio------¡¡¡ espera pero... nadie debe de saberlo… o sino…sino…!!!---- el dragón blanco le besaba con frenesí mientras el pequeño heraldo trataba de hablarle de las terribles consecuencias que se les vendrían encima si los demás se enterasen de su unión.
Raiden:- ¡¡No me importa eso, te amo… es lo único que debe importarte a ti también!!----- le dice volviendo a probar aquellos dulces y sutiles labios del heraldo, ambos seres mágicos se entregaron a sus sentimientos, sin pensar que a ambos los vigilaban hacia tiempo, por parte de los Heraldos el gran Arcángel Lion, le mando seguir pues empezó a notar que nunca le pequeño de ojos plata estaba en las justas en contra de los Dioses Dragones, y por parte de los Dragones su prometido le mando seguir de un tiempo a la fecha ya que antes era gentil y atento a su persona pero empezó a alejarse tanto de él hasta no tocarle o dirigirle la palabra, era simplemente como si no existiera y eso lo molestaba sabia que aquel Dragón tendría un romance con alguien así que decidió mandarlo seguir.
Cuando los Heraldos se enteraron de la traición de Owen y de su amor secreto con Raiden lo castigaron y encerraron en una torre en las tierras de Topacio, donde solo los más fuertes podían soportar la energía negativa que allí emanaba en estas tierras solo se podía sentir dolor y angustia nadie salía con vida, más los que lograban soportar su condena al momento de salir salían sin alma y sin alegrías en su ser se convertían en seres sombríos y sin emociones.
Allí es donde fue enviado Owen, mientras que Raiden sus padres lo forzaron a unirse de una buena vez con Kenichiro su prometido, mas este se rehusó y escapo del reino de los Dioses Dragones, siendo él, quien ascendería al trono todo mundo en el reino Draconiano se preocuparon, ¿quien si no es el empuñaría la espada del Trueno?, ¿Quien los protegería de la constante amenaza de los Heraldos? Kenichiro asumió su papel de Prometido y al haber huido Raiden la acedia al trino como príncipe del reino hasta que regresara el futuro rey o naciera un nuevo heredero, mas las violentas batallas que se llevaban a cabo constantemente victimaron a los reyes originales dejando el reino bajo las órdenes de Kenichiro.
Owen paso encerrado más de 100 años sin ver más la luz del sol, sin ver a Raiden y poco a poco sus ojos se tornaron negros al igual que sus alas perdieron su dorada y resplandeciente apariencia por una negra.
Su corazón se fue envolviendo en un aro de frialdad y tristeza, estaba listo para volver a salir y ser un soldado más en contra de los Dioses Dragones.
Por parte de Raiden nunca más se supo de su paradero pasaron los 100 años y este jamás lo volvieron a ver, Kenichiro acrecentó los ejércitos de los Dragones procreando centenares de ellos, mas su frustración era grande ya que nunca pudo conseguir tocar la espada del Trueno, eso le recordaba constantemente que el solo era un sustituto hasta que llegara el rey Raiden y tomara su sitio como amo y señor absoluto de los Dioses Dragones.
Cuando por fin Owen salió del claustro en Topacio era frio callado sin expresiones y sin voluntad se limitaba a obedecer órdenes, su corazón estaba lleno de odio, de un gran odio, para los Heraldos que lo conocieron entristecieron al ver que cometieron quizás el erros más grande de su vida pues aquel angelical y encantador chiquillo de enormes ojos plata y alas resplandecientes como el sol ese que sacaba sus piros y deseaban todos recibir una sutil sonrisa de su parte ese pequeño niño, desapareció, dejando a su paso al que todo mundo llamaría como el destructor de Dragones, sus habilidades en combate eran únicas, el solo podía destruir a toda una horda de cientos y cientos de Dragones, su fama creció y el temor en el reino Draconiano por la llegada de este a sus tierras era grande.
Entre más Dragones aniquilaba Owen, sus aspecto cambiaba su cabello se torno negro y sus ojos mas y mas negros, cada que derramaba sangre de Dragón su vida se extendía mas y mas.
Pero no era eso lo que él deseaba, asqueado una y otra vez al victimar a tantos inocentes Dragones, deserto del reino de los Heraldos en Ectopia, dejando una fama de asesino que no podía soportar, se exilio el mismo del mundo, de toda criatura viviente hasta de sí mismo, cuando una noche de tormenta en uno de los riscos más altos del país de Celes apareció un hermoso Dragón blanco, tras cada relámpago que se escuchaba era como un lamento por la pérdida de sus compañeros bajo la espada de los heraldos.
Por fin decidió regresar a su reino y cobrar venganza por la muerte de sus camaradas, entro a palacio con señorío y un aspecto más maduro y rudo en sus facciones, tomo la espada del Trueno en sus manos y con ella.
Y así se inicio la venganza de los Dragones contra los Heraldos, Raiden tomo la vida de miles de Heraldos, uno a uno fueron cayendo a sus pies los relatos del sangriento Dragón blanco se empezaban a escuchar por todas partes, esa leyenda llego a oídos de Owen, mas este no hizo nada. Seguía en su auto exilio, después de todo solo los dragones buscaban emparejar las cosas.
Las persecuciones entre Heraldos y Dragones eran intensas y sangrientas, si los Heraldos mataban un Dragón los seres de místicos poderes cosechaban la vida de tres de los Heraldos, así esa ojo por ojo y vida por vida.
En esa guerra no había ganadores solo perdedores, no tenía sentido, el Rey de los Dragones estaba cada día mas y mas arto de ser un criminal asesinando a tantos Heraldos, mas en su mente solo una sola persona estaba presente en su mente. Así pasaban los años y la guerra parecía no terminar nunca, un día el Rey partió del reino llevando consigo la espada sagrada, estaba arto de todo aquello, sintiéndose tan solo, llego a las tierras de Celes
En una paraje al parecer desértico, solo se veía cientos y cientos de esqueletos, entre Dragones y Heraldos era lo único que se podía ver, al parecer ese lugar era como un cementerio donde iban a parar los cuerpos de los Ángeles y Dragones que luchaban unos con otros.
Camino por esa desolada tierra, llego a unas cavernas y se adentro en ellas, entre mas y mas entraba en dicho sitio mas crecía una extraña sensación en su pecho no era temor no era angustia era un sentimiento más grande más poderoso, su corazón presentía a quien encontraría.
En un capullo rodeado de energía habitaba un pequeño de rubios rizos dormía en posición fetal, a abrazado a sus enormes alas negras que poco a poco se iban destiñendo y se podría ver como gruesas lagrimas corrían de sus ojos.
Raiden corrió hasta llegar al capullo golpeo una y otra vez el campo de energía que contenía a dicha crisálida donde dormía su amado heraldo, una y otra y otra vez seguía golpeando hasta que aquellos golpes empezaron a resonar en los oídos del durmiente que de a poco iba abriendo sus plateados ojos, una vista borrosa y nublada era lo que podía ver, mas poco a poco se iba despejando su visión y lo vio allí golpeado con gran desesperación el campo de energía, el cual poco a poco fue desapareciendo.
Permitiéndole el paso, corrió hasta donde estaba el heraldo que poco a poco desplegaba sus alas y bajaba con delicadeza hasta quedar frente a frente.
Owen:- ¿Qué haces tú aquí?, ¿No sabes quién soy? ¿En lo que me he convertido?----- le dice mientras le muestra una cara llena de dolor, una mirada fría y triste.
Raiden:- ¡¡Por fin te encontré Owen!!---- se abraza al pequeño rubio que no le regresa el abrazo mas y sin en cambio le retira de su cuerpo, mirando en otra disección----- ¿Cómo es que me encontraste? Se suponía nadie me encontraría aquí, después de lo que he hecho como puedes abrazarme de esta forma. ¿Qué no sabes lo que yo le hecho a tu pueblo, a tus Dragones?----- dice y se aparta por completo mientras que las lagrimas no cesan de correr por sus ojos.
Raiden:- ¡¡No me importa lo que hayas hecho o dejado de hacer eso no me importa lo único que me interesa es estar a tu lado!!—le dice volviendo a abrazar, mientras este se exaspera y se aparta de el----¡¡¡¿¿ QUE NO TE IMPORTA???!!!....¡¡¡PUES DEVERIAS DE PREOCUPARTE MAS!!!¿¿¿¿ QUE NO SABES QUIEN SOY YO???---- le grita con dolor en sus ojos----- Yo…Yo… soy quien ha aniquilado a tu pueblo…. ¡¡¡Soy el maldito asesino de Dragones, yo soy… la maldita basura que ha aniquilado a millares de los tuyos!!!------dice mientras se arrodilla en el piso y llora con gran dolor en su corazón, ama a ese Dragón blanco mas lo que ha hecho no tiene nombre.
Raiden se ha quedado paralizado al escuchar todo aquello, por un momento siente un gran coraje en contra de ese chiquillo de bellos ojos plata, más le duele más el perderle una vez más a causa de las venganzas entre ambos lados, empuña su espada con coraje y le mira, se acerca a él y le toma su vellera rubia haciéndole voltear a verle,
Raiden:- ¿Tu sabes el porqué de toda esta absurda pelea?--- le pregunta con serenidad, Owen desconoce tal rivalidad de más de miles de centurias entre ambos bandos-----Si no sabes te lo diré. ¿sabes qué es esto?---- sin soltarle su cabellera le muestra la magnífica espada del Trueno----- Esta es la espada celestial Del Trueno, forjada con las llamas eternas de los guardianes sagrados de Esparta, un país desaparecido hace mucho, esta espada es única en su tipo con ella se puede partir el cielo de un solo revés, los mares, y crear grandes tornados, su poder no tiene límites, esta espada ha pasado de generación en generación en mi familia siempre al resguardo de muchos que ansían tener tan inmenso poder, por esta espada es que estamos en guerra.----- le dice con seriedad, Owen observa la espada resplandeciente de un metal blanco con grabados en la hoja y la empuñadura en forma de Dragón.
Raiden:- Esta espada es la causante por la que tu gente y la mía estén matándose todos los días sin falta, esta es la causante de todo, por conseguir el poder las heraldos buscan arrebatarla de mis manos, mas esta espada no puede ser tocada más que por su legitimo dueño, por nadie más… dime Owen realmente lamentas la muerte de todos a quienes les has arrebatado la vida, ¿en verdad quieres redimir tus pecados?------ le mira mientras alza la gran espada apuntando a su pecho, Owen siente latir su corazón con dolor y temor, siente que quizás esta sea la única forma de redimirse, después de todo, el es el asesino de Dragones.
Owen:- Si… yo lamento haber dañado tantos Dragones y estoy dispuesto a asumir mi castigo sea cual sea, si con eso consigo tu perdón, pues lo único que quiero es que tú me perdones…---- lo decía con lagrimas en sus ojos Raiden empuño con fuerza la espada soltó a Owen del cabello y llamo a los Dioses del Trueno que se manifestaron en estruendos por todo el lugar relámpagos y rayos salían de la espada mientras que Raiden miraba con señorío a Owen.
Raiden:- ¿Tanto deseas redimirte ante mis ojos?---- vuelve a preguntar, Owen asiente con la cabeza---- pues entonces tu cargaras con esta responsabilidad de hoy en mas, tu llevaras esta carga y tu deber será proteger esta espada, evitando que caiga en manos equivocadas, desde hoy tu serás la funda del “Reí no satsujin-sha”.
Dicho eso ultimo tomo la cabeza de Owen y la hizo asía atrás dejando su pecho expuesto y hundiendo la espada en el pecho del pequeño heraldo, causándole un terrible dolor, sentía como todo su cuerpo recibía una terrible descarga de energía, el dolor que experimentaba era devastador, mientras lentamente la espada iba entrando, la sangre de Owen salía por sus ojos nariz y boca. Aquel dolor que sentía era el mismo que impartió a todos y cada uno de los Dragones que aniquilo, sintió el dolor de cada vida cegada por su mano, el vacio de los corazones al despedirse de su ser amado en el último instante en que su vida se apagaba, ese dolor de morir y nunca más volver a ver a ese ser especial.
Termina de incrustar por completo la espada en el pecho de Owen, este se desploma en el piso mientras siente como todo su cuerpo le quema, pensaba que estaría a punto de morir mas la muerte no tenía intenciones de cosechar su vida. Raiden se agacha contemplando como Owen se retuerce de dolor al fundirse con la espada, su purificación daba inicio, tenía que padecer por cada Dragón al cual liquido, por cada lagrima vertida por su ser amado, cada lagrima que cayó por sus muertes eran brazas ardientes que le quemaban el corazón. Se retuerce de dolor en el suelo mientras miles de yagas aparecen en todo su ser sus prendas han sido calcinadas por una enorme flama azul que rodea su cuerpo, Owen resiste el sufrimiento hasta llegar a un punto de la inconsciencia.
Raiden permanece con el cada minuto, con cada dolor que experimenta el Heraldo sus pecados son perdonados ahora solo basta sea uno con la espada.
Pasan cerca de 12 horas, 12 horas en las que la flagelación de su cuerpo, espíritu y corazón han padecido, nadie antes a soportado ser la funda de la espada por más de un minuto, pues el dolor que se siente es indescriptible, pues no es un sufrimiento físico provocado por el arma en sí, es un sufrimiento espiritual de los pecados cometidos en vida y se reflejan en heridas por todo su ser.
Raiden observa con dolor en su corazón al ver a la persona amada sufrir mas está seguro que él podrá con aquella difícil prueba, pasa la noche en un grito de dolor el pobre Owen hasta que por fin cesa todo el sufrimiento, su cuerpo lleno de cortes por doquier, quemaduras humeantes que se van cicatrizando, los ojos de Owen están perdidos en un punto perdido.
Raiden se acerca a Owen y lo coge en sus brazos, por fin ha terminado su condena, por fin se ha fundido con la espada, ahora él y la espada son uno solo. El día que muera Owen desaparecerá la espada y con ella toda esa absurda guerra.
Todas las flagelaciones que experimento el cuerpo de Owen fueron desapareciendo conforme fue recuperando la razón, parpadea un par de veces y después reconoce a Raiden, se abraza a él con lagrimas en sus ojos, no quiere apartarse nunca más del.
Raiden lo toma en sus brazos y se funden en un beso, por fin recupero a su jinete y ahora solo basta informar a los amos de la magia que la espada del Trueno fue destruida.
Raiden se lleva a Owen a su reino y lo proclama su consorte, los Dragones que reconocen el rostro del destructor le temen y no comprenden cómo es que su señor a escogido a dicho ser como su pareja, por otra parte Kenichiro esta ofendido, despechado y arde en deseos de venganza, mas con la unión de este heraldo al soberano absoluto de los Dragones su rivalidad podría terminar mas Lion está inconforme, convence a la corte celeste de que Owen a traicionado a su raza al unirse a un despreciable Dragón.
Los sabios de la corte celeste se reúnen en un consejo cerrado que durara al menos 10 años antes de dar su veredicto final en cuanto a Owen y su unión al Dragón del Trueno.
La vida se vuelve pacifica y serena, Owen contrae nupcias con el rey Raiden, en la noche de bodas Raiden le entrega la presea más importante de todas, un diamante azul en forma de corazón, le dice que dicha gema los une para siempre como jinete y Dragón, también le dice que el momento en que Owen Muera el también lo ara siguiéndole por la eternidad a donde quiera que vaya, mas tiene algo muy importante que decirle antes de unirse en esa noche.
Le dice que al recibir su corazón, acepta no solo ser su Jinete, si no también acepta engendrar dentro de su ser al heredero de su linaje, pues al ser Raiden el último de los Dragones del Trueno, el debe preservar la especie, junto a su jinete y traer al mundo a la nueva dinastía de Dragones del Trueno, Owen le sonríe y acepta con alegría, en esa noche se hacen uno solo y al terminar su coito Raiden deposita su semilla dentro de Owen, si algo llegase a pasarle a Raiden antes de que se cumpla el tiempo de gestación de su primogénito este puede nacer y crecer a un ritmo acelerado y convertirse en su sucesor y proseguir con su linaje a demás de heredar todos los dones de su padre.
Cuando Lion se entera de que Owen tiene dentro de su ser la semilla del Dragón ese estalla en furia y busca la manera de cobrarse tal afrenta pues Lion pensaba en tomar como suyo a el pequeño oji plata, mas debía esperar a que el concejo celeste diera su resolución, la vida para los ahora reyes de los Dragones era perfecta la vida era pacifica y no había más guerras, todo era felicidad en el reino.
FIN DEL FLASHBACK.
Yuui mira con sorpresa y un gran dolor en su corazón a Owen que cada que recordaba a Raiden sus ojos destellaban con un brillo especial un brillo que jamás le había visto antes, se siente inseguro, siente celos de ese tal Raiden y piensa que pasaría si este regresara a la vida de Owen.
Owen, baja la mirada y prosigue su relato:- Mas aun que todo parecía ser excelente con la desaparición de la espada del Trueno y las guerras finalizadas, mi mundo al lado de Raiden se vino abajo en un tris. tras, Lion al igual que Kenichiro no pudieron soportar que estuviéramos juntos y una noche entraron a la alcoba real unos Heraldos resguardados por Dragones de las sombras, me capturaron y amordazaron, después tomaron Raiden y ante mis ojos le abrieron el pecho y le sacaron el corazón… yo estalle en ira y dolor, mas eso no era todo, de entre los heraldos que estaban presentes Lion era quien llego a mí con fuerza encajo su mano en mi ser sacando a mi hijo de mi vientre, y después destruirlo allí mismo ante mi aterrada vista, tanto Raiden como Nathaniel fueron arrebatados de mi…------dice con lagrimas en los ojos y un infinito dolor, sus manos se empuñan al recordar tan terribles sucesos, todos los que están allí bajan la cabeza y miran con pena y dolor al pequeño Hogo-sha que sigue con su relato----- mas ahí no acababa mi sufrimiento, buscaron dentro de mi ser la espada y al no encontrar nada me encerraron en una celda, mis heridas sanaban rápidamente gracias a el perder del Reí no atsujin-sha que habitaba en mi.
Kenichiro, tuvo a bien enterarse que yo ahora era la funda de la espada y eso lo encolerizo, mi cuerpo fue una y otra vez golpeado, quemado, y al no ver que moría entre Lion y Kenichiro ultrajaron mi cuerpo a voluntad, yo estaba en un estado mental que nada me importaba si me golpeaban, martirizaran o ultrajaran, nada, nada de eso me importaba pues la razón de mi existir había desaparecido, mi único hijo le arrebataron de mi ser, por ultimo me arrancaron las alas para que así no pudiese escapar. Lion y Kenichiro ahora se hicieron líderes de ambos bandos y siguieron su alianza, mas a mi me tenían en un cuarto obscuro sin alimento ni agua, solo salía a la luz para ser su perra y complacerlos.
Un día arto de todo y de todos asteado de mi vida intente quitármela, como pude escape de aquella celda y corrí a donde la orilla de la montaña flotante los guardias me seguían y sin alas para volar sabia que la caída seria fulminante, sin pensarlo me lanza al vacio, después de todo la única razón por la que me mantenían vivo era el buscar la manera de sacar de mi ser la espada, y recordando lo que me había dicho Raiden al morir yo desaparecería tan terrible arma, me lance al precipicio cayendo al vacio, impactándose mi cuerpo contra las rocas, rompiéndome todos los huesos, para cuando se dieron cuenta que yo escape, ya habían pasado cerca de 6 días, mas yo seguía con vida me encontraron una raza de Hogo-sha única que me dieron refugio y protección, también me devolvieron mis alas y me dieron un hermano.
Owen voltea a ver Wolf quien le sonríe y asiente con la cabeza----Después de eso decidí ocultarme del mundo, dejando que pasara el tiempo y evitar que otra vez me encuentren los que me arrebataron todo y así impedir tomen en sus manos la espada del Trueno el único recuerdo que tengo de que alguna vez fui feliz.
Owen baja por completo la mirada, pues al haber dicho aquello ultimo lastima a Yuui, está nervioso no sabe como lo va a tomar el mago, al saber que antes que él ya había alguien a quien le entrego todo su amor.
Kurogane:- Estas diciendo que gracias a la espada te has vuelto ¿inmortal? Y también que quienes te persiguen aun viven.
Owen:- Gracias al podre de la espada no puedo morir, y quienes me perseguían ya fallecieron pero aun la leyenda de la espada del Trueno sigue y muchos desean conseguirla a como dé lugar, hace unos 200 años me entere que hay un método de cómo pueden sacar de mi la espada. Es por eso que debo seguir ocultándome sin que nadie sepa que soy un Heraldo.
Wolfram.- Es por eso que decidí hacerlo mi hermano menor y entregarle mi sangre, al combinarse con la de Owen su esencia cambio y ahora es fácil confundirlo con un Hogo-sha.
Kurogane:- Lamento haberte pedido que nos contaras algo que se ve aun te duele mucho, pero no te preocupes, nosotros te protegeremos y no permitiremos que esa espada caiga en manos equivocadas.
Le da ánimos a su amigo el cual asiente con la cabeza aun su levantarla, por otra parte Yuui se levanta y camina de regreso a su habitación sin decir nada a nadie, Wolf se suelta del agarre de Yuuri y va a donde Yuui, sabe que ahora el necesita saber que lo que paso no debe afectar su relación.
Fye:- Kurogane… eso quiere decir que… tu… y yo…---- el Kuro Riú palidece por un momento al contemplar la cara furiosa de su jinete que se esfuerza por contener su rabia-----¡¡¡¡MALDITA LAGARTIJA PRIETA!!!....¡¡¡TE VOY A MATAAARRRR!!!!!---termina diciendo Fye mientras persigue por todo el patio a Kurogane, los demás que están presentes les escurre una pequeña gota tipo anime, Owen ríe un poquito pues no esperaba esa reacción de Fye.
Tomoyo:-¿Qué le ocurre a Fye?----le pregunta a Owen y este le contesta----- ¡Pues lo que pasa es que ahora Fye lleva dentro de su ser a un Kuro-Riú!----- los ojos de Tomoyo y de Chií se abren con un brillo espectacular y un grito sale de sus bocas---¡¡¡¡¡KKKKKYYYYYAAAAA!!!!------tal grito lo escucha el rubio que lanzaba un sinfín de hechizos a su dragón sin asestar ninguno, un enorme sonrojo se apodera de su rostro y las chicas van corriendo hasta donde el rubio para felicitarle.
Yuuri:- Así que ahora Sempai Florite está esperando un bebe, que bien hehehehe-----ríe burlonamente cuando un brillo se presenta en los ojos de Owen----Tu… mas te vale que cuides bien de mi Oniichan estúpido pelos prietos, porque si me entero que esta preñado yo si ¡¡¡te mato!!!---- le dice un amenazante rubiecito, haciendo que la risa de Yuuri se apague y un escalofrió recorra su ser------¡¡¡ESPERA UN MOMENTO!!!...¡¡¿¿ME ESTAS DICIENDO QUE WOLF PUEDE QUEDAR EMBARAZADO??!!----- dice con un semblante pálido----¡¡¡Por supuesto TARADO!!----contesta Owen-----¡¡¡ mas te vale que mi Oniichan no termine en cinta o ya me conocerás por las malas!!!-----con un ademan en la mano es como amenaza a Yuuri.
Yuuri:- entiendo. Oye una cosa. ¿Por qué no fuiste a donde Yuui? ¿Acaso no están saliendo?---- Owen da un pesado suspiro y le dice:- Por lo pronto es mejor así, hay que darle su tiempo, saber que no eres el primero en la vida de alguien no es algo muy fácil de asimilar para muchas personas y Yuui es una de esas.----- termina diciendo mientras decide dar un paseo y pensar cómo afrontar al rubio de ojos de cielo.
Desde un carruaje a las orillas del reino de Shimarron el Grande, un oji miel observaba y escuchaba atento el relato-----hummm….muy interesante, muy interesante, así que tu ototochan es la funda de la espada Reí no satsujin-sha… hahahaha esto sí que está muy bueno a demás el ultimo Kuro-riú está en el instituto Barias creo que por fin me convertiré en el ser más poderoso de todos, teniendo a mi querido Hogo-sha y de paso a su encantador hermanito y apoderándome de la voluntad de ese Kuro-riú nadie se interpondrá en mis planes hahahahahaha…
Un rubio platino con lacios mechones que llegan a la cintura, de ojos miel observa y se regocija por las noticias recibidas, pronto llegara el reino de Celes y al instituto donde planea apoderarse de la voluntad de 3 Hogo-sha.