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El instituto Celes. por zumiko yuram

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Notas del capitulo:

Los  recuerdo cuando son dolorosos  duelen mas cada que se  reviven, un corazón que llora la perdida de seres amados, sufre al recordarles mas  su  sufrimiento se  a crecenta al hacer sufrir con sus menorías a la persona a la que  ha decidido amar, y la  cual ahora se siente insegura de que realmente le ame como dice.

Todo comienzo hace más de mil años  atrás…

Era mi  ultimo día en el internado al que iba desde que  era un pasante a Heraldo me consideraba un buen alumno y siempre era de los mejores en el arte de la espada, por mi aspecto inocente y complexión pequeña nunca nominaba para ser  heraldo mas mis  actitudes y habilidades demostraban que podía llegar  a  ser el mejor de todos.

En ese día recibí mis alas, por fin y después de más de 300 años  esperando por ellas, tuve que viajar entre dimensiones de mundo en mundo demostrando que podía ser  digno de ellas, no me arrepiento de que me las hayan entregado hasta el final dado que  gracias  a todo ello adquirí una  vasta  experiencia, aprendí centenares de idiomas y costumbres, conocí seres extraordinarios, con una capacidad sorprendente, mis conocimientos en la magia aumentaron y me convertí en el alumno más viejo pero le más joven de todos.

FLASHBACK:}

El día en que  un joven aspirante  a heraldo recibía sus alas en el reino de Ectopia, todos los Ángeles, Serafines, Tronos y Querubines del reino estaban presentes, no hacía falta ni uno solo de  ellos, el director del Internado Puerta de Sol, seguía renuente a entregar las proseadas alas al joven que con mas que honores paso todas y cada una de las encomiendas, arriesgando en muchas ocasiones su vida inmortal.

Mas ante las pruebas irrefutables de las grandes cualidades del jovencito estaba por demás negarle dicha presea, la ceremonia se realizo y en conjunto con cientos y cientos de seres mágico y etéreos fue como un joven de ojos plata y rizos dorados, de estatura no superior a 1:55 de una  faz tan linda enternecedora y tierna, de piel blanca y suave una belleza que muchos del lugar  ansiaban poseer, entre los cuales aparecía un Arcángel, Lion de cabellera larga y verde como el bosque de tez morena y ojos dorados, el Arcángel era uno de los más respetados entre todos de un poderío impresionante, siempre tras el pequeño Owen el cual, siempre se las arreglaba para librarse de ese tipo y de otros tantos mas.

Después de recibir sus magnificas alas doradas por fin podía  surcar los  cielos a  voluntad, le  fascinaba  volar e ir a todos los rincones de ese mundo, mas en aquellos  tiempo se vivía una terrible enemistad con los Dioses Dragones de los 4 picos del monte Sion, entre Heraldos y Dragones se  surtían enfrentamientos  mortales y sangrientos, los Dragones  siempre superaban en número a los Heraldos y en tamaño también, Owen simple y sencillamente no estaba interesado en tales justas tan sangrientas como los torrentes de el ríos Kerberos que  corre por la montaña de Codex.

Owen en una de esas ocasiones, en las que  escapaba de las fieras batallas, por ser tan pequeño nunca  notaban ni su ausencia mucho menos  su presencia, el bajo a la  tierra media entre el reino de los Heraldos y el de los Dioses Dragones, oculto muy bien sus alas y caminaba por la plaza de una  ciudadela al norte de Zuwa. Caminaba si pena ni gloria cuando un grupo de desadaptados lo encontraron al paso, querían divertirse un rato con él, usar su  cuerpo y quien sabe después venderlo a algún mercader, pues era toda una monada, el pequeño Owen siempre ha sido subestimado precisamente por su apariencia frágil y angelical, de la cual siempre saco partido, dejando que  sus adversarios se  fiaran de sus desventajas y al momento preciso darles el golpe de gracia, mas ese día paso algo que  cambio para siempre su vida, como ya le  era  costumbre Owen retrocedió fingiendo gran temor llevándolos hasta un callejón y ahí propinarles la paliza de sus  vidas, mas ese día justo cuando los  agresores  se  disponían a atacarlos una  ráfaga electrizante los carbonizo al instante bajando de la  bóveda celeste un espectacular Dragón blanco, de ojos azules tan intensos y brillantes, Owen pensó que  quizás esa espectacular creatura le reconoció y venia a por él, este desenvaino su espada y se pudo en guardia, no sería la primera vez que se enfrentaría a un Dragón se decía mas este al momento de verle con aquella espada en mano se postro ante el pequeño que solo le  veía atónito cuando escucho una  voz retumbar en lo más hondo de su mente.

Raiden:- No tengas miedo, que no  he  venido a por ti, me llamo Raiden, Dios del Trueno.

Owen    quedo impresionado al escuchar aquella  voz que le resonaba desde lo más profundo de su mente, ----¿¿¿Qué  quieres conmigo???----- le  pregunta altanero el pequeñín a lo que el Dragón solo reía divertido: ----¡¡¡No le  veo la puta  gracias por ningún lado así que  callaos la  bocaza!!!----- decía  retando al Dragón que  le miraba  complacido.

Raiden:- ¡¡Valla, Valla, Valla sí que te  cargas  tu genio endemoniado a pesar que eres todo un angelito!!! Hahahahahahaha!!!----- le volvía a decir el majestuoso Dragón.

El imponente Dragón avanzo hasta el pequeño que le miraba con desconfianza en ningún momento bajo la  espada mas  este de un estruendoso relámpago cambio su apariencia a la de un hombre joven apuesto de ojos Azules, piel tan blanca como la suya y de cabello gris casi obscuro,  mas a contra luz se podía ver lo plateado de sus  mechones.

El hombre que se  presento ante el vestía trajes tipo oriental con colores vivos entre azul eléctrico y un verde jade, llevaba consigo una espada gigantesca, la cual siempre tenía envainada. Mas usaba  una alabarda excepcional de dos  puntas una parecía un tridente con una media luna de  base y el lado opuesto era una  punta de espada con unas inscripciones en los grabados en dichas  armas.

Le sonreía amable y gentil mientras seguía aproximándose a él.----Tranquilo que no pienso hacerte ningún mal------ decía mientras le extendía un su mano, Owen opto por bajar la  espada y envainarla, mientras se acercaba sigilosamente a el hombre de ojos azul mar. Tan profundos e intensos como el océano de Jade.

Raiden:- ¿Así que  tu  también te escapaste he?----- dice  divertido, Owen le mira  confundió ¿a qué se refería exactamente con escaparse?--- contesto con otro pregunta a la que el Dragón blanco le  sonrió.

Raiden:- ¡¡Por supuesto, me refiero a  esta  guerra  absurda entre Dragones y Heraldos!! ¿No crees que es  estúpida este  maldita guerra?----- le  dice a viva  voz, el pequeño oji plata simplemente alzo una ceja y cruzo los  brazo tal parece que era un Dragón desertor.

Owen:- Así que desertaste de la  guerra, vaya que interesante un Dragón que no quiere luchar, ¿Dónde se habrá  visto eso?, escucha lagartija me largo de aquí así que aléjate de mi.-----Le dice mientras camina a un lado de este, el chico de ojos azules le regala una sonrisa y hace una reverencia, tal cual noble, el oji plata no pudo evitar reír un poco.

Raiden.- ¿Te volveré a ver?----- le  pregunta antes de que termine de salir de aquella callejuela, Owen sonríe mas no le da una  respuesta, da la  vuelta  a la esquina y sale volando antes que  Raiden le siga el paso, cuando el Dragón blanco salió para seguirle lo único que encontró fue un par de plumas doradas, la recogió y sonrió con gran satisfacción después de eso el también se elevo al cielo azul regresando a la tierra de los Dragones, en una montaña flotante donde le esperaban con gran preocupación.

Los días pasaron y constantemente coincidían en los mismos lugares al principio por casualidad, después por que  el Dragón le seguía los pasos, arriesgando ser descubierto por los demás heraldos.

El dragón del Trueno tenía un prometido ya  fijado por sus padres, mas este al inicio era dócil y bueno, pero poco a poco se fue  segando por el odio contra los Heraldos en vez de buscar la  paz conjunta a el Dragón blanco, él deseaba aniquilar de una  sola  vez a todos y cada uno de  los Heraldos, esto llego  a molestar mucho y decepcionar  al Dragón alvino.

Una tarde,  en el bosque de los  susurros en el reino de Valeria que en aquellos  entonces se llamaba Balemont estaba descansando el pequeño heraldo, después de haberse escabullido de las constantes y sangrientas batallas entre  ambos  bandos.

Con sus  hermosos ojos plata cerrados y recostado en el pasto, no percibió al dueño de unos  ojos  tan azules e intensos, que se  acerco a donde el pequeño, se acerco tanto a él cómo le  fue posible esta unir sus labios a los  suyos, cuando aquel pequeño sintió aquella calidez en sus tersos labios abrió de golpe sus  ojos, al ver al otro encima suyo, al sentir que  el pesado cuerpo del otro en su ser intento por todos los medios quitárselo de encima, le consiguió y se levanto de inmediato.

Un gran coraje e indignación se  apoderaron del pequeño que estaba a punto de rebanarle la cabeza: ---¡¡¡¡¡¿¿¿¿PERO QUE  DIANTRES CREES QUE  HACES  ESTUPIDA LAGARTIJA DESCOLORIDA???!!!!......¡¡¡TE VOY A HECER TRIZAS BASTARDO!!!!----- le grita con gran furia mientras sus ojos se  tornan Azules se  abalanzo asía el Dragón blanco y este  le esquivo con gran facilidad.

Raiden:- ¡¡Hahahaha, te  vez tan lindo cuando te enojas!!----- le  dice con una amable sonrisa mientras el más pequeño le mira con gran coraje, el Dragón a pesar de que  sabía que el heraldo podría lastimarle de verdad avanzo acercándose una  vez más a el pequeño rubio, estuvo tan cercas hasta nuevamente robarle otro beso.

Owen en ese momento no sabía  muy bien el por qué pero soltó de sus manos aquella  espada y se  abrazo del cuerpo del más alto, correspondiendo al beso, pasados unos minutos termino aquella unión tan sublime, el Dragón le miraba fijamente a esos ojos plata que tanto adoraba desde la primera vez que los  vio, se  enamoro rotundamente de ese rostro inocente y frágil tan turo y angelical.

Raiden:- Me gustas mucho Owen, te quiero para mi… ¿me harías el honor de ser mi Jinete?---- le  dice inclinándose ante el Heraldo y haciendo esa proposición, el joven Heraldo se quedo sin palabras ¿Cómo era eso posible? ¿Un heraldo jinete de un dragón?, jamás en la  vida se  vería tal cosa.

Owen:- A...eto…eto...pues…veras yo….yo… yo… SI…acepto ser tu jinete----- dice el pequeño y nuevamente el oji azul se levanta y  besa con gran pasión al pequeño rubio------¡¡¡ espera pero... nadie debe de saberlo… o sino…sino…!!!---- el dragón blanco le  besaba con frenesí mientras el pequeño heraldo trataba de hablarle de las terribles consecuencias que se les vendrían encima si los demás se  enterasen de su  unión.

Raiden:- ¡¡No me  importa eso, te  amo… es lo único que  debe importarte a ti también!!----- le  dice volviendo a probar aquellos dulces y sutiles labios del heraldo, ambos seres mágicos se entregaron a sus  sentimientos, sin pensar que a  ambos los vigilaban hacia tiempo, por parte de los Heraldos el gran Arcángel Lion, le mando seguir pues empezó a notar que nunca le pequeño de ojos plata estaba en las justas en contra de los Dioses Dragones,  y por parte de los Dragones su prometido le  mando seguir de un tiempo a la fecha ya que  antes era gentil y atento a su persona pero empezó a  alejarse tanto de él hasta no tocarle o dirigirle la palabra, era simplemente como si no existiera y eso lo molestaba sabia que  aquel Dragón tendría un romance con alguien así que decidió mandarlo seguir.

Cuando los Heraldos se  enteraron de la traición de Owen y de su amor secreto con Raiden lo castigaron y encerraron en una  torre en las tierras de Topacio, donde solo los  más  fuertes podían soportar la  energía negativa que  allí emanaba en estas tierras solo se podía sentir dolor y angustia nadie  salía con vida, más los que lograban soportar su condena al momento de salir salían sin alma y sin alegrías en su  ser se convertían en seres sombríos y sin emociones.

Allí es  donde fue enviado Owen, mientras que   Raiden sus padres lo forzaron a unirse de una  buena vez con Kenichiro su prometido, mas  este se  rehusó y escapo del reino de los Dioses Dragones, siendo él, quien ascendería al trono todo mundo en el reino Draconiano se preocuparon, ¿quien si no es el empuñaría la  espada del Trueno?, ¿Quien los protegería de la constante amenaza de los Heraldos? Kenichiro asumió su papel de Prometido y al haber huido Raiden la acedia al trino como príncipe del reino hasta que  regresara el futuro rey o naciera un nuevo heredero, mas las  violentas batallas que se llevaban a cabo constantemente victimaron a los  reyes  originales dejando el reino bajo las  órdenes de Kenichiro.

Owen paso encerrado más de 100 años sin  ver más la luz del sol, sin ver a Raiden y poco a poco sus ojos se  tornaron negros al igual que sus  alas perdieron su dorada y resplandeciente apariencia por una negra.

Su corazón se  fue envolviendo en un aro de frialdad y tristeza, estaba listo para  volver a salir y ser un soldado más en contra de los Dioses Dragones.

Por  parte de Raiden nunca más  se supo de su paradero pasaron los 100 años y este  jamás lo volvieron a  ver, Kenichiro acrecentó los  ejércitos de los Dragones procreando centenares de ellos, mas  su  frustración era  grande ya que nunca pudo conseguir tocar la espada del Trueno, eso le  recordaba constantemente que  el solo era un sustituto hasta que llegara el rey Raiden y tomara su sitio como amo y señor absoluto de los Dioses Dragones.

Cuando por  fin Owen salió del claustro en Topacio era frio callado sin expresiones y sin voluntad se limitaba  a obedecer órdenes, su corazón estaba lleno de odio, de un gran odio, para los Heraldos que lo conocieron entristecieron al ver que cometieron quizás el erros más grande de su vida pues  aquel angelical y encantador  chiquillo de  enormes ojos plata y alas resplandecientes como el sol ese que  sacaba sus piros y deseaban todos recibir una sutil sonrisa de su parte ese pequeño niño, desapareció, dejando a su paso al que  todo mundo llamaría como el destructor de Dragones, sus habilidades en combate eran únicas, el solo podía destruir a toda una horda de cientos y cientos de Dragones, su  fama creció y el temor en el reino Draconiano por la llegada de este a  sus tierras era grande.

Entre más Dragones aniquilaba Owen, sus aspecto cambiaba su cabello se  torno negro y sus  ojos mas y mas negros, cada que derramaba sangre de Dragón su vida se  extendía mas y mas.

Pero no era eso lo que  él deseaba, asqueado una y otra  vez al victimar a tantos inocentes Dragones, deserto del reino de los Heraldos en Ectopia, dejando una  fama de asesino que no podía soportar, se exilio el mismo del mundo, de  toda criatura viviente hasta de sí mismo, cuando una noche de tormenta en uno de los riscos más altos del país de Celes apareció un hermoso Dragón blanco, tras cada relámpago que  se escuchaba era como un lamento por la pérdida de sus  compañeros  bajo la  espada de los heraldos.

Por fin decidió regresar a su reino y cobrar  venganza por la muerte de sus camaradas, entro a palacio con señorío y un aspecto más maduro y rudo en sus  facciones, tomo la espada del Trueno en sus manos y con ella.

Y así se inicio la  venganza de los Dragones contra los Heraldos, Raiden tomo la  vida de miles de Heraldos, uno a uno fueron cayendo a sus pies los relatos del sangriento Dragón blanco se  empezaban a escuchar por  todas partes, esa leyenda  llego a  oídos de Owen, mas este no hizo nada. Seguía en su  auto exilio, después de todo solo los dragones buscaban emparejar las cosas.

Las persecuciones entre Heraldos y Dragones eran intensas y sangrientas, si los Heraldos mataban un Dragón los seres de místicos poderes cosechaban la vida de tres de los Heraldos, así esa ojo por ojo y vida por vida.

En esa guerra no había  ganadores  solo perdedores, no tenía  sentido, el Rey de los  Dragones estaba cada día mas y mas arto de ser un criminal asesinando a tantos Heraldos, mas en su mente solo una sola persona estaba presente en su mente. Así pasaban los  años y la guerra parecía no terminar nunca, un día el Rey partió del reino llevando consigo la espada sagrada, estaba arto de todo aquello, sintiéndose tan solo, llego a las tierras de Celes

 

En una paraje al parecer desértico, solo se  veía cientos y cientos de esqueletos, entre Dragones y Heraldos era lo único que se podía  ver, al parecer ese lugar era como un cementerio donde iban a parar los cuerpos de los Ángeles y Dragones que luchaban unos con otros.

Camino por esa desolada tierra, llego a unas cavernas y se adentro en ellas, entre mas y mas entraba en dicho sitio mas crecía una extraña sensación en su pecho no era temor no era angustia era un sentimiento más grande más poderoso, su corazón presentía a quien encontraría.

En un capullo rodeado de energía habitaba un pequeño de rubios rizos dormía en posición fetal, a abrazado a sus enormes alas negras que  poco a poco se iban destiñendo y  se podría ver como gruesas lagrimas corrían de sus  ojos.

Raiden corrió hasta llegar al capullo golpeo una y otra vez el campo de energía que contenía a dicha crisálida donde dormía su amado heraldo, una y otra y otra  vez seguía golpeando hasta que aquellos  golpes empezaron a resonar en los oídos del durmiente que de a poco iba abriendo sus plateados ojos, una vista borrosa y nublada era lo que podía ver, mas poco a poco se iba despejando su visión y lo vio allí golpeado con gran desesperación el campo de energía, el cual poco a poco fue desapareciendo.

Permitiéndole  el paso, corrió hasta donde estaba el heraldo que  poco a poco desplegaba sus alas y bajaba con delicadeza hasta  quedar  frente a  frente.

Owen:- ¿Qué haces tú aquí?, ¿No sabes quién soy? ¿En lo que me he convertido?----- le  dice mientras le muestra una cara llena de dolor, una mirada fría y triste.

Raiden:- ¡¡Por fin te encontré Owen!!---- se  abraza al pequeño rubio que no le regresa el abrazo mas y sin en cambio le retira de su cuerpo, mirando en otra disección----- ¿Cómo es que me encontraste? Se suponía nadie me encontraría  aquí, después de lo que he  hecho como puedes abrazarme de esta  forma. ¿Qué no sabes lo que  yo le hecho a  tu pueblo, a tus Dragones?----- dice y se aparta por completo mientras que las lagrimas no cesan de correr por  sus ojos.

 

Raiden:- ¡¡No me importa lo que  hayas  hecho o dejado de hacer eso no me importa lo único que  me interesa es estar a  tu lado!!—le  dice  volviendo a abrazar, mientras este se exaspera y se aparta de el----¡¡¡¿¿ QUE NO TE IMPORTA???!!!....¡¡¡PUES DEVERIAS DE PREOCUPARTE MAS!!!¿¿¿¿ QUE NO SABES QUIEN SOY YO???---- le grita  con dolor  en sus  ojos----- Yo…Yo… soy quien ha aniquilado a tu pueblo…. ¡¡¡Soy el maldito asesino de Dragones, yo soy… la maldita basura que ha aniquilado a millares de los tuyos!!!------dice mientras se arrodilla en el piso y  llora con gran dolor  en su  corazón, ama a ese Dragón blanco mas lo que  ha  hecho no  tiene nombre.

Raiden se ha quedado paralizado al escuchar todo aquello, por un momento siente un gran coraje en contra de ese chiquillo de bellos ojos plata, más le duele más el perderle una vez más a causa de las venganzas entre ambos lados, empuña su espada con coraje y le mira, se acerca a él y le toma su vellera rubia haciéndole  voltear a  verle,

Raiden:- ¿Tu sabes el porqué de toda esta absurda pelea?--- le  pregunta con serenidad, Owen desconoce tal rivalidad de más de miles de centurias entre ambos bandos-----Si no sabes te lo diré. ¿sabes qué es  esto?---- sin soltarle  su cabellera le  muestra  la  magnífica espada del Trueno----- Esta es la  espada celestial Del Trueno, forjada con las llamas eternas de los  guardianes sagrados de Esparta, un país desaparecido hace mucho, esta  espada es única en su tipo con ella se puede partir el cielo de un solo revés, los mares, y crear grandes tornados, su poder no tiene límites, esta  espada  ha pasado de generación en generación en mi familia siempre al resguardo de muchos que  ansían tener tan inmenso poder, por esta  espada es que estamos en guerra.----- le  dice  con seriedad, Owen observa la  espada resplandeciente de un metal blanco con grabados en la hoja y la empuñadura en forma de Dragón.

Raiden:- Esta espada es la causante por la que  tu gente y la mía estén matándose  todos los  días sin falta, esta es la causante de  todo, por conseguir el poder las heraldos buscan arrebatarla de mis manos, mas esta  espada no puede ser tocada más que por su legitimo dueño, por nadie más… dime Owen realmente lamentas la muerte de todos a quienes les has arrebatado la  vida, ¿en verdad quieres redimir tus pecados?------ le  mira  mientras alza la  gran espada apuntando a su pecho, Owen siente latir su corazón con dolor y temor, siente que  quizás esta sea la única  forma de redimirse, después de todo, el es el asesino de Dragones.

Owen:- Si… yo lamento haber dañado tantos Dragones y estoy dispuesto a asumir mi castigo sea cual sea, si con eso consigo tu perdón, pues lo único que quiero es que  tú me perdones…---- lo decía con lagrimas en sus  ojos Raiden empuño con fuerza la espada soltó a Owen del cabello y llamo a los  Dioses del Trueno que se manifestaron en estruendos por todo el lugar  relámpagos y rayos  salían de la  espada mientras que  Raiden miraba con señorío  a Owen.

Raiden:- ¿Tanto deseas redimirte ante mis  ojos?---- vuelve a preguntar, Owen asiente con la cabeza---- pues entonces tu cargaras con esta responsabilidad de hoy en mas, tu llevaras esta  carga y tu deber será proteger esta  espada, evitando que  caiga en manos equivocadas, desde hoy tu serás la  funda del “Reí no satsujin-sha”.

Dicho eso  ultimo tomo la  cabeza de Owen y la  hizo asía atrás dejando su pecho expuesto y hundiendo la  espada en el pecho del pequeño heraldo, causándole un terrible  dolor, sentía como todo su cuerpo recibía una terrible descarga de energía, el dolor que  experimentaba era  devastador, mientras lentamente la  espada iba entrando, la  sangre de Owen salía por sus ojos nariz y boca. Aquel dolor que sentía era el mismo que  impartió a todos y cada uno de los Dragones que  aniquilo, sintió el dolor de cada vida cegada por su mano, el vacio de los corazones al despedirse de su ser amado en el último instante en que su vida se apagaba, ese dolor de morir y nunca más volver a  ver a ese ser especial.

Termina de incrustar por completo la espada en el pecho de Owen, este se desploma en el piso mientras siente como todo su  cuerpo le  quema, pensaba que  estaría a punto de morir mas la muerte no tenía intenciones de cosechar  su vida. Raiden se agacha contemplando como Owen se retuerce de dolor al fundirse con la espada, su purificación daba inicio, tenía que padecer por cada Dragón al cual liquido, por cada lagrima vertida por su ser amado, cada lagrima que cayó por sus muertes eran brazas ardientes que le quemaban el corazón. Se retuerce de dolor en el suelo mientras miles de  yagas aparecen en todo su  ser sus prendas han sido calcinadas por una  enorme flama azul que rodea su cuerpo, Owen resiste el sufrimiento hasta llegar a un punto de la inconsciencia.

Raiden permanece con el cada minuto, con cada dolor que experimenta el Heraldo sus pecados son perdonados ahora  solo basta sea uno con la espada.

Pasan cerca de 12 horas, 12 horas en las que la flagelación de su  cuerpo, espíritu y corazón han padecido, nadie antes a soportado ser la  funda de la espada por más de un minuto, pues el dolor que se  siente es indescriptible, pues  no es un sufrimiento físico provocado por el arma en sí, es un sufrimiento espiritual de los pecados cometidos en vida y se reflejan en heridas por todo su ser.

Raiden observa con dolor en su  corazón al ver a la persona amada  sufrir mas está  seguro que él podrá con aquella difícil prueba, pasa la noche en un grito de dolor el pobre Owen hasta que por  fin cesa todo el sufrimiento, su  cuerpo lleno de cortes por doquier, quemaduras humeantes que  se van cicatrizando, los  ojos de Owen están perdidos en un punto perdido.

Raiden se  acerca a Owen y lo coge en sus brazos, por  fin ha terminado su condena, por  fin se ha  fundido con la espada, ahora él y la  espada son uno solo. El día que  muera Owen desaparecerá la espada y con ella  toda esa absurda guerra.

Todas las flagelaciones que  experimento el cuerpo de Owen fueron desapareciendo conforme fue recuperando la razón, parpadea un par de  veces y después reconoce a Raiden, se  abraza a él con lagrimas en sus ojos, no quiere apartarse nunca más del.

Raiden lo toma en sus  brazos y se  funden en un beso, por fin recupero a su jinete y ahora solo basta informar a los amos de la magia que la espada del Trueno fue destruida.

Raiden se lleva a Owen a su reino y lo proclama su consorte, los  Dragones que reconocen el rostro del destructor le temen y no comprenden cómo es que  su señor a escogido a dicho ser como su pareja, por otra parte Kenichiro esta ofendido, despechado y arde en deseos de venganza, mas con la unión de este  heraldo al soberano absoluto de los Dragones su rivalidad podría terminar mas Lion está inconforme, convence a la corte celeste de que Owen a traicionado a su raza al unirse a un despreciable Dragón.

Los sabios de la corte celeste se reúnen en un consejo cerrado que  durara al menos 10 años antes de dar su veredicto final en cuanto a Owen y su unión al Dragón del Trueno.

La vida se vuelve pacifica y serena, Owen contrae nupcias con el rey Raiden, en la noche de bodas Raiden le entrega la presea más importante de todas, un diamante azul en forma de corazón, le dice que  dicha gema los une para siempre como jinete y Dragón, también le  dice que el momento en que Owen Muera el también lo ara siguiéndole por la eternidad a donde quiera que vaya, mas tiene algo muy importante que decirle  antes de unirse en esa noche.

Le  dice que al recibir su corazón, acepta no solo ser su Jinete, si no también acepta engendrar dentro de su ser al heredero de su linaje, pues al ser Raiden el último de los Dragones del Trueno, el debe preservar la especie, junto a su jinete y traer al mundo a la nueva dinastía de Dragones del Trueno, Owen le sonríe y acepta con alegría, en esa noche se hacen uno solo y al terminar su coito Raiden deposita su semilla dentro de Owen, si algo llegase a pasarle a Raiden antes de que se  cumpla el tiempo de gestación de su primogénito este puede nacer y crecer a un ritmo acelerado y convertirse en su sucesor y proseguir con su linaje a demás de heredar todos los dones de su padre.

Cuando Lion se entera de que Owen tiene dentro de su ser la semilla del Dragón ese estalla en furia y busca la manera de cobrarse tal afrenta pues Lion pensaba en tomar como suyo a el pequeño oji plata, mas debía esperar a que el concejo celeste diera su resolución, la  vida para los ahora reyes de los Dragones era perfecta la  vida era pacifica y no había más guerras, todo era  felicidad en el reino.

FIN DEL FLASHBACK.

Yuui mira  con sorpresa y un gran dolor en su corazón a  Owen que cada que  recordaba a Raiden sus ojos destellaban con un brillo especial un brillo que jamás le había visto antes, se  siente inseguro, siente celos de ese tal Raiden y piensa que  pasaría si este regresara a la vida de Owen.

Owen, baja la mirada y prosigue su relato:- Mas aun que todo parecía  ser  excelente con la desaparición de la espada del Trueno y las guerras finalizadas, mi mundo al lado de Raiden se vino abajo en un tris. tras, Lion al igual que Kenichiro no pudieron soportar que  estuviéramos juntos y una  noche  entraron a la alcoba real unos Heraldos resguardados por Dragones de las  sombras, me capturaron y amordazaron, después tomaron  Raiden y ante mis ojos le abrieron el pecho y le sacaron el corazón… yo estalle en ira y dolor, mas eso no era  todo, de entre los heraldos que estaban presentes Lion era quien llego a mí con fuerza encajo su mano en mi ser sacando a mi hijo de mi vientre, y después destruirlo allí  mismo ante mi aterrada vista, tanto Raiden como Nathaniel fueron arrebatados de mi…------dice con lagrimas en los ojos y un infinito dolor, sus  manos se  empuñan al recordar tan terribles sucesos, todos los que están allí bajan la cabeza y miran con pena y dolor al pequeño Hogo-sha que sigue con su relato----- mas ahí no acababa mi sufrimiento, buscaron dentro de mi ser la espada y al no encontrar nada me encerraron en una celda, mis heridas sanaban rápidamente  gracias a el perder del Reí no atsujin-sha que  habitaba en mi.

Kenichiro, tuvo a bien enterarse que  yo ahora  era la funda de la espada y eso lo encolerizo, mi cuerpo fue una y otra vez golpeado, quemado, y al no ver que moría entre Lion y Kenichiro ultrajaron mi cuerpo a voluntad, yo estaba en un estado mental que nada me importaba si me  golpeaban, martirizaran o ultrajaran, nada, nada de eso me importaba pues la razón de mi existir había desaparecido, mi único hijo le arrebataron de mi ser, por ultimo me arrancaron las alas para que así no pudiese escapar. Lion y Kenichiro ahora se  hicieron líderes de ambos bandos y siguieron su alianza, mas a mi me tenían en un cuarto obscuro sin alimento ni agua, solo salía a la luz para ser su perra y complacerlos.

Un día arto de todo y de todos asteado de mi vida intente quitármela, como pude escape de aquella celda y corrí a donde la orilla de la montaña flotante los guardias me seguían y sin alas para  volar  sabia que la caída seria fulminante, sin pensarlo me lanza al vacio, después de todo la única razón por la que me mantenían vivo era el buscar la manera de sacar de mi ser la  espada, y recordando lo que me había dicho Raiden al morir yo desaparecería tan terrible arma, me lance  al precipicio cayendo al vacio, impactándose mi cuerpo contra las rocas, rompiéndome todos los huesos, para cuando se dieron cuenta que yo escape, ya  habían pasado cerca de 6 días, mas yo seguía con vida me encontraron una raza de Hogo-sha única que me dieron refugio y protección, también me devolvieron mis alas y me  dieron un hermano.

Owen voltea a ver Wolf quien le sonríe y asiente con la cabeza----Después de eso decidí ocultarme del mundo, dejando que pasara el tiempo y evitar que otra vez me  encuentren los que me arrebataron todo y así impedir tomen en sus manos la espada del Trueno el único recuerdo que  tengo de que alguna vez  fui feliz.

Owen baja por completo la mirada, pues al haber dicho aquello  ultimo lastima a Yuui, está  nervioso no sabe como lo va a tomar el mago, al saber que antes que él ya  había alguien a quien le  entrego todo su amor.

Kurogane:- Estas diciendo que gracias a la  espada te has  vuelto ¿inmortal? Y también que quienes te persiguen aun viven.

Owen:- Gracias al podre de la  espada no puedo morir, y quienes me perseguían ya fallecieron pero aun la leyenda de la espada del Trueno sigue y muchos desean conseguirla a como dé lugar, hace unos 200 años me entere que hay un método de cómo pueden sacar de mi la espada. Es por  eso que debo seguir ocultándome sin que nadie sepa que soy un Heraldo.

Wolfram.- Es por eso que decidí hacerlo mi hermano menor y entregarle mi sangre, al combinarse con la de Owen su esencia  cambio y ahora  es  fácil confundirlo con un Hogo-sha.

Kurogane:- Lamento haberte pedido que nos contaras algo que se  ve  aun te  duele mucho, pero no te  preocupes, nosotros te protegeremos y no permitiremos que esa espada caiga en manos equivocadas.

Le  da  ánimos a su amigo el cual asiente con la cabeza aun su levantarla, por otra parte Yuui se levanta y camina de regreso a su habitación sin decir nada a nadie, Wolf se  suelta del agarre de Yuuri y  va  a donde Yuui, sabe que  ahora el necesita saber que lo que paso no debe afectar su relación.

Fye:- Kurogane… eso quiere decir que… tu… y  yo…---- el Kuro Riú palidece por un momento al contemplar la cara furiosa de su jinete que se  esfuerza por contener su rabia-----¡¡¡¡MALDITA LAGARTIJA PRIETA!!!....¡¡¡TE VOY A MATAAARRRR!!!!!---termina diciendo Fye mientras persigue por todo el patio a Kurogane, los  demás que  están presentes les escurre una pequeña  gota tipo anime, Owen ríe un poquito pues no esperaba esa reacción de Fye.

Tomoyo:-¿Qué le ocurre a Fye?----le pregunta a Owen y este le contesta----- ¡Pues lo que pasa es que ahora Fye lleva dentro de su ser a un Kuro-Riú!----- los ojos de Tomoyo y de Chií se  abren con un brillo espectacular y un grito sale de sus bocas---¡¡¡¡¡KKKKKYYYYYAAAAA!!!!------tal grito lo escucha el rubio que lanzaba un sinfín de hechizos a su dragón sin asestar ninguno, un enorme sonrojo se  apodera de su rostro y las  chicas van corriendo hasta donde el rubio para  felicitarle.

Yuuri:- Así que  ahora Sempai Florite está esperando un bebe, que bien hehehehe-----ríe burlonamente cuando un brillo se presenta en los ojos de Owen----Tu… mas te vale que  cuides bien de mi Oniichan estúpido pelos prietos, porque  si me entero que  esta preñado yo si ¡¡¡te mato!!!---- le  dice un amenazante  rubiecito, haciendo que la  risa de Yuuri se  apague y un escalofrió recorra su  ser------¡¡¡ESPERA UN MOMENTO!!!...¡¡¿¿ME ESTAS DICIENDO QUE WOLF PUEDE QUEDAR EMBARAZADO??!!----- dice con un semblante pálido----¡¡¡Por supuesto TARADO!!----contesta  Owen-----¡¡¡ mas te  vale que mi Oniichan no termine en cinta o ya me conocerás por las malas!!!-----con un ademan en la mano es como amenaza a Yuuri.

Yuuri:- entiendo. Oye  una cosa. ¿Por qué no fuiste a donde Yuui? ¿Acaso no están saliendo?---- Owen da un pesado suspiro y le dice:- Por lo pronto es mejor así, hay que darle su tiempo, saber que no eres el primero en la  vida de alguien no es  algo muy fácil de asimilar para muchas personas y Yuui es una de esas.----- termina diciendo mientras decide dar un paseo y pensar cómo afrontar al rubio de ojos de cielo.

Desde un carruaje a las orillas del reino de Shimarron el Grande, un oji miel observaba y escuchaba atento el relato-----hummm….muy interesante, muy interesante, así que  tu ototochan es la funda de la  espada Reí no satsujin-sha… hahahaha esto sí que  está  muy bueno a demás el ultimo Kuro-riú está en el instituto Barias creo que por fin me convertiré en el ser más poderoso de todos, teniendo a mi querido Hogo-sha y de paso a su encantador hermanito y apoderándome de la  voluntad de ese Kuro-riú nadie se interpondrá en mis planes hahahahahaha…

Un rubio platino con lacios mechones que llegan a la cintura, de ojos  miel observa y se regocija por las noticias recibidas, pronto llegara el reino de Celes y al instituto donde planea apoderarse de la  voluntad de 3 Hogo-sha.

 

Notas finales:

Muchas  gracias por  seguir la historia  espero este  capítulo sea de su agrado, y nuevamente  gracias por sus comentarios me  dan mucha alegría el leer sus comentarios


Bueno sin más por el momento me despido nos leemos en el ¡¡próximo capítulo!!


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