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UN VERANO INOLVIDABLE por lyra

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Notas del fanfic:

 

QUEDA TOTALMENTE PROHIBIDO ESCRIBIR UNA ADAPTACION

 

 

 

PERSONAJES:

*protagonistas: Tom Kaulitz y Bill Trümper
*Andreas: mejor amigo de Tom
*Maureen Listing, madrastra de Bill
*Moritz Listing, padrastro de Bill
*Georg Listing, hermanstro de Bill
*Natalie Franz, mujer de Tom
*Gustav Schafer, otro amigo de Tom

Verano de 1922, Tom Kaulitz y su esposa estaban de vacaciones por Leipzig. Para Tom, era una especie de peregrinación secreta. Era como si todo hubiera esperado a su regreso. Pero... ¿qué esperaba encontrar después de tantos años? ¿Recuerdos felices? ¿Alguna especie de perdón? Mientras dudaba, indeciso entre el miedo y el deseo... los recuerdos empezaron a vivir otra vez...

Era como aquel día, alzó la mirada y se encontró con su dulce sonrisa. En el río dándose un baño estaba su gran amor, aquel a quién destrozó su vida y aún no era capaz de volver la mirada atrás sin sentir una punzada de dolor...ahí estaba su Bill...







—Vamos Tom, ¡solo es una chica!—exclamó Andreas resoplando—Ni que hubiera cometido un crimen.

—Te has acostado con ella—le recriminó Tom.

— ¿Y? Pues qué bien nos lo hemos pasado los dos—rió Andreas recordándolo.

—Estás comprometido, ¿o acaso has olvidado a Rose?—inquirió Tom.

— ¿Vas a amargarme los últimos días de vacaciones que nos quedan?—resopló Andreas— ¿Acaso te he mencionado yo a Natalie?

Tom resopló a su vez. Natalie Franz era la hija de unos buenos amigos de sus padres y ambas familias ya soñaba con verlos juntos el resto de sus vidas. Pero para él era imposible, la conocía desde que tenía uso de razón, se habían criado juntos y para él era más bien una hermana, no una novia como todos pretendían.

— ¿Eh, Tom?—se burló Andreas imitando la voz de Natalie al ver que no contestaba.

— ¡Cállate!—gruñó Tom.

Andreas rompió a reír, imitaba muy bien la voz de Natalie y le encantaba picar a su amigo hablando como ella.

—Natalie es un buen partido—siguió picando Andreas—Hija única, padres médicos y con un gran talento para la pintura, ¿qué más quieres?

"Amor"—pensó Tom suspirando.

Porque no amaba a Natalie, y dudaba que algún día lo hiciera.

— ¿Ya te la has llevado a la cama?—preguntó de repente Andreas.

—Pero... ¿qué clase de pregunta es esa?—gritó Tom sin poderse contener.

—Somos amigos, ya sabes tú con todas las que me he acostado en cambio no sé si para ti sería tu primera vez...

—No, no lo sería—gruñó Tom como respuesta.

— ¿Y con ella?—insistió Andreas.

—Nunca se ha dado la ocasión, pero no sería la primera chica con la que he estado—explicó Tom cansado del interrogatorio de su amigo—Ahora saca el mapa y veamos de una maldita vez si nos hemos perdido o no.

Andreas sonrió y le obedeció. Habían terminado sus estudios con excelentes calificaciones y sus padres les había dado permiso para pasar unas semanas viajando por Leipzig. Llevaban apenas 12 días y les habían hablado de una aldea donde las vistas eran estupendas y se comía muy bien. Decidieron ir ese día, se levantaron pronto y con una mochila al hombro recorrieron caminando los 20 kilómetros que les separaba.

Pero parecía que se habían perdido porque no habían encontrado a nadie por el camino.

—Debería haber un sendero por aquí—murmuró Tom estudiando el mapa.

— ¿Y con quién más te has acostado?—siguió preguntando Andreas.

— ¿Puedes dejar el interrogatorio hasta que veamos que no nos hemos perdido?—pidió Tom resoplando.

—Te tomo la palabra—aceptó Andreas quitándole el mapa de las manos—En fin...no tengo ni idea de qué estoy mirando.

Tom resopló de nuevo y recuperó el mapa, lo estuvo estudiando unos silenciosos minutos y alzando la mirada se giró y sonrió al ver una valla de madera a su espalda.

—Por aquí—dijo muy decidido.

Le devolvió el mapa a Andreas y siguieron con su camino. Por suerte Andreas pareció olvidarse de su pregunta anterior y se entretuvo contándole lo bien que se lo había pasado él con la chica que conoció en la posada la noche anterior.

— ¿Has escuchado?—preguntó Tom interrumpiendo su relato.

Andreas le miró sin comprender hasta que lo escuchó. Una risa llevada por el viento junto al sonido de un chapoteo.

—Hay un río cerca—dijo Andreas sonriendo— ¿Nos damos un baño? Hace mucho calor.

Antes de que Tom pudiera decir nada Andreas echó a andar siguiendo el sonido de esas risas. Tom fue tras él, casi chocándose con su espalda cuando Andreas se paró de golpe.

— ¿Qué pasa?—preguntó Tom.

—Es una chica—susurró Andreas agachándose.

Tom le imitó aún sin saber por qué. Sus ojos se centraron en el río que había a escasos pasos de ellos, donde una silueta humana emergía de él. Les daba la espalda, y solo alcanzaron a ver su larga melena cayéndole por los hombros. No llevaba nada cubriendo su desnudez, ajena a sus miradas indiscretas.

—Vámonos—susurró Tom algo incómodo.

— ¿Por qué?—preguntó Andreas también susurrando.

—Porque no está bien espiarla—contestó Tom dando media vuelta.

Pero Andreas no le imitó, se quedó mirando como la joven chica se escurría el agua del pelo entre risas y de repente se volvió, haciendo que Andreas maldijera en voz alta.

Tom se volvió al escucharle, maldiciendo él también.

— ¡Es un chico!—señaló Andreas.

Tom asintió agachándose de nuevo. Sus ojos no podían apartarse del chico al que habían confundido con una hermosa y desnuda mujer. Podía verle bien la cara desde donde estaba, tenía unos rasgos muy femeninos, y por primera vez en su vida Tom deseó estar con alguien de su mismo género...

— ¡Joder, creo que nos ha visto!—exclamó Andreas levantándose de golpe.

Echó a correr en dirección contraria y Tom quiso ir tras él, pero su pie derecho pisó una rama y antes de darse cuenta caía al suelo y rodaba cuesta abajo.

Cayó con pesadez justo al lado del montón de ropa que el chico había dejado a un lado mientras disfrutaba de su privado baño. O eso pensaba, nunca creyó que sería espiado y viéndose descubierto se metió de nuevo en el río a la espera que se fuera el desconocido. Pero minutos después de verlo caer y retorciéndose en el suelo agarrándose un pie sintió algo de lástima.

— ¿Está bien?—preguntó desde el agua.

Tom no quería responder, se había sonrojado hasta las orejas. ¿Qué explicación le iba a dar? ¿Qué escuchó su dulce risa y cayó rendido a sus pies...literalmente? Pero claro, tras descubrir que no era quien él pensaba lo único que quería en esos momentos era que la tierra se abriera y se lo tragara.

Porque fue verlo y un solo pensamiento cruzó por su cabeza: poseerlo, costara lo que costara...

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