Ya estaba anocheciendo cuando bajaron del tren – desde aquí vamos a pie – le dijo al chico mono que llevaba la maleta – que frio – dijo al sentir una ráfaga invernal del país – ya había olvidado lo frio de este lugar – expreso mientras frotaba sus manos para calentarlas.
- Ten – dándole unos guantes que había sacado de la maleta como un par de abrigos para ellos – veo que ella preparo todo para este viaje – pensó al ver que en la maleta había ropa abrigadora.
- Apresurémonos – su viaje no empezó muy bien pues solo a cinco minutos empezó a nevar – lo que nos faltaba – refunfuñaba molesto – solo falta que ¡WAAA! – grito al caerse por una raíz oculta por la nieve – odio este país – grito desesperado desde el suelo.
- Levántate que gritando no nos hará llegar más rápido – le dijo también algo fastidiado por el largo viaje que aún no terminaba.
- Ya lo sé – decía con un mohín de enfado mientras se paraba – Auch – se quejó al sentir como su tobillo le dolió al pararse – Dios me odia – pensó – me he torcido el tobillo – le informo a Shido que ya estaba agachado a su lado.
El mayor se puso de espalda indicando que se subiera en ella – ¿por dónde serpiente tarada? – pregunto – solo sigue ese por el sendero que está oculto tras de esos árboles – como dijo el descendiente de las brujas, detrás de unos árboles y arbustos se encontraba un pequeño sendero que siguieron durante una hora y al pasar una colina se encontraron con toda una villa y en ella resaltaba una gran mansión antigua, era como si el tiempo se hubiera detenido en la época medieval – la casa más grande es a donde nos dirigimos – en cuanto entraron a la villa, Shido sintió como eran vigilados, algunos cuantos se asomaban por las ventanas y otros salían de sus casas – llegamos – le dijo al verse en frente del portón de la mansión donde fueron recibidos por Redmond que no tardo ni un segundo en atender a su joven amo y su invitado – es el primero que no se te vino en sima desde que salimos de la fortaleza – dijo Shido estirándose antes de sentarse a un lado de Ban.
- Shido ¿Por qué estas siendo tan amable conmigo? – pregunto el joven castaño que ya había sido atendido por el mayordomo de su fallecida abuela e incluso les había dado ropa para dormir.
- No lo sé, pero ahora será mejor descansar, estoy molido – le dijo mientras se masajeaba uno de sus hombros y se paraba para irse siendo detenido por el ahora dueño de la casa.
- No te vayas, quédate conmigo – pidió incluso él se sorprendió y avergonzó al darse cuenta de lo que dijo – si no lo… - sintió como era levantado por el mayor – ¿Qué haces? – pregunto sonrojado agarrándose del mayor por inercia al sentir que se caería.
- Llevándote a la cama, no pienso dormir en el sillón así que vamos a compartir la cama, te advierto que donde ronques te saco a patadas del cuarto aunque sea tu casa – bromeo al ver la cara de sorpresa del menor – que descanses – le deseo ya acostados.
- Que descanses tú también – le dijo viendo que el mayor ya estaba dormido, aprovechando esto se acercó a él y se acorruco en su pecho durmiéndose enseguida, siendo abrazado por Shido que sonrió mientras fingía estar dormido.
- Nunca me hubiera imaginado que terminaría enamorándome de ti serpiente tarada – pensó mientras lo observaba dormir – presiento que mañana será un largo día – se dijo a el mismo y con el menor en sus brazos se quedó dormido.
A la mañana siguiente fueron despertados por lo suaves toques en la puerta – joven amo las ancianas están aquí y desea verlo de inmediato – le informo Redmond, en ese momento se abrió la puerta de par en par donde entraron cuatro ancianas que al verlo en la cama con el señor de las bestia se disgustaron, tomándolo de unos de sus brazos lo jalaron haciendo que callera violentamente al piso – eres una desgracia – empezó a decirle al joven que apenas se estaba levantando pero fue impedido por otra anciana abofeteándolo – no puedo creer que tu sea el sucesor de nuestra amada reina, ¿Cómo te atreviste a revolcarte con este sujeto? – reclamo señalando a Shido que en ese momento se soltó de las otras dos anciana que impedían que fuera al lado del menor – él no ha hecho nada para que sea tratado así, alejen sus manos de él malditas arpías – les dijo con enfado y hostilidad – apártate de él ahora ya que ahora no se te considerar hombre debemos realizar el ritual de castidad– en cuanto Ban escucho esto se aferró a Shido aterrado – no dejare que toquen un solo cabello de él – decía abrazándole para protegerle – apártate – usando un hechizo hicieron que Shido soltara a Ban y quedara inmóvil en una de las paredes – señoras comencemos – les dijo una vieja de las cuatro que tomo a Ban y con una serie de conjuros hicieron que dejara de luchar contra ellas – verschwinden – escucho que dijo otra haciendo que las ropas de Ban se esfumaran dejándolo completamente desnudo ante ellas - an die Behörde, die uns von unseren Vorfahren gewährt, werden wir zeigen, Keuschheit Wohnsitz in diesem Körper und beweisen, dass er würdig ist unser Erbe – en el momento que dejaron de pronunciar esta palabra el cuerpo de Ban empezaron a parecer extrañas escrituras de color rojizas que empezaron a lacerar el cuerpo del menor que resistía el inmenso dolor que le causaban – Ban – grito Fuyuki al verlo sufrir - Hyakujuu Gitai – hablo invocando su más temible técnica de su tribu, dándole una apariencia salvaje y haciendo aparecer tatuajes en su piel – AAAAH – con un potente grito se liberó de sus ataduras y fue hacia donde estaba Ban para tomarlo y abrazarlo de forma protectora mientras lo cubría su desnudes con una sábana, interrumpiendo el ritual – no dejare que lo vuelvan a tocar. Yo Shido Fuyuki líder de la Tribu Maryuudo juro que protegeré a Ban Midou de todo aquel que desee lastimarlo incluso de su propia gente – término estrechando al mencionado a su pecho.
- Eso fue magnifico – felicito una voz desde la entrada de la habitación – ahora vejestorios a aléjense de mi niño – ordeno la mujer
- María Noches sabes que tenemos que hacer el ritual –
- Eso solo es mero formalismo señoras hace mucho que sabemos que no se necesita ser casto para ser el sucesor de nuestra clan – ahora fue la vos de un hombre que entro también a la habitación – sin mencionar que han escogido el que habíamos prohibido por su salvajismo. Así que damas les pido cordialmente que suelte al pequeño de mí amada María si no quieren lamentarlo después – término de decirles.
- Tú también estas con ellos Pierre de Medicci Lucifer, este el fin de nuestra tribu, el ritual será dentro el próximo mes, en unos días te unirás en matrimonio con alguien del clan – les dijeron las ancianas al castaño que se aferró a Fuyuki, retirándose del lugar siendo vigiladas por la hostil mirada del maestro de las bestias
- Procuremos nunca dejar que se acerquen de nuevo a Ban - les decía el peli-negro que se acercó a los jóvenes junto con María.
- Ban – llamo recibiendo un mirar sombrío como si le hubieran arrebatado todo rastro de luz – vamos a curar tus herid… - en momento que lo iba a tocar el menor lo rechazo con un grito.
- NOOO ya no más – hablo derrotado – por favor déjenme – pidió con amargura.
- Pero Ban – ahora fue María quien se acercó pero también evito que lo tocara.
- Déjenme no huiré, pero déjenme – le empezó a decir – les juro que hare la ceremonia de sucesión, me convertiré en el sucesor de mi abuela… pero hasta que llegue la ceremonia déjenme disfrutar de la poca libertad que me queda – les suplico ya sin verlos haciendo que a los mayores se les rompiera en corazón al ver la desolada figura del menor que se refugió en Fuyuki – lo suplico no me quiten lo único que queda de mi corazón y de mi mundo destrozado – pedía con dolor y tristeza.