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Si no pudiera decir que me gustas por Sthephannia

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Notas del capitulo:

¡Capítulo N°13!  El penúltimo.

Quiero agradecer de sobremanera a todas las hermosas personas que me han dado su rewiew en cada capítulo, de verdad las aprecio mucho, recuerdo sus Nick's muy latentes en mi corazón, sus chistes, su cariño, sus confesiones locas, su ánimo y sus acosos (besos y violaciones) <3

Espero que les guste el cap que lo escribí en tiempo record luego de estudiar (sin ganas uwu) así que de verdad espero que les guste.

Ah tambien, a quienes siguen la historia y no comentan, tambien agradecerles por regalarle sus minutos a mis palabras.

¡Sin más que decir!  aquí el cap.

                                  Sthephannia las adora, con el corashón <3

-¡Jajaja! ¿qué estás haciendo? –se reía Navit al ver a Niccole murmurando sola en frente de su computador.

-¡ah! –Se alteró- no molestes –dijo Niccole.

-Ya en serio –dijo sin quitar la amigable sonrisa de su rostro- ¿qué planeas? –su risa se hacía evidente en cada sílaba que pronunciaban sus labios.

Niccole se rebuscaba en la mente, sabía que no debía decir nada sobre todo o Navit buscaría una forma de hacerla fallar, pero ya estaba fallando, y todo lo que necesitaba saber obviamente no se lo preguntaría a Airlynne.

-ahh…-comenzó a titubear- ¿cómo haces que una cita sea perfecta? –dijo sonrojada, jamás pensó preguntar eso y mucho menos a su hermana.

Navit abrió los ojos con indiferencia ¿Qué le habría preguntado qué? Niccole era tan evidente y tierna; cerró la puerta tras de sí, se sentó en la cama mirando fijamente a su hermana.

-Uhm –exclamó con una sonrisa- Bueno para empezar ¿cómo crees tú que sería una cita perfecta?

Niccole se alteró por dentro ¿qué Navit no iba a burlarse? De todas formas dudaba que se le apareciera en medio de sus planes.

-Bueno –miraba al techo rebuscando en su mente las situaciones- ir al cine –miró a Navit con duda- ahh… andar de la mano, comer algo, piropos, esas cosas por el estilo –dijo algo avergonzada.

Navit sonrió con nostalgia, miró a su hermana un momento y luego de un suspiro se dignó a responder.

-Niccole, la cita perfecta no está en seguir una rutina, tampoco en hacer algo en específico –decía pensando mordiéndose el labio inferior, Niccole estaba expectante y ponía atención a cada palabra- Sólo debes ser tú, no importa lo que hagas ni el lugar mientras la otra persona se sienta feliz a tu lado –sentenció.

El corazón de su hermana empezó a latir se sobremanera, Niccole estaba dudosa no sabía realmente que hacer en una cita ya que nunca había estado en una.

-¿segura? –le preguntó con algo de temo.

-Por supuesto, que no te de miedo, a ella le gustas…-dijo alzando una ceja.

-¡Cla-claro que no! No es una chica…-mintió con el rostro tan rojo como un tomate.

-Jaja…-reía Navit su hermana era tan obvia - cualquiera que viera tu rostro notaría enseguida que vas a tener una cita con Airlynne, puedo decir incluso, que fue tu idea y déjame adivinar, será mañana –la miraba fijamente con las piernas cruzadas sobre la cama.

¡¡¡¿Cómo lo sabía?!!! Niccole abrió los ojos de par en par, evitó mirarla unos segundos antes de suspirar, no podía negarlo, Navit la conocía mucho.

-¿Crees que es raro? –preguntó en un pequeño suspiro lo suficientemente alto para que Navit lo escuchase.

-¿Qué cosa? –dijo acomodándose perezosamente sobre la cama de su hermana.

-Que me guste una chica –la miró directo a los ojos, si bien la opinión de su hermana últimamente no tenía mucho peso, era la única persona en la cual podría confiar además de Airlynne.

Navit se volteó ya que la estaba mirando boca arriba, la analizó, pensó un par de segundos la respuesta.

-¿Eres feliz? –le preguntó sin cambiar la expresión de su rostro.

-¿Con Airlynne? –repreguntó sonrojada.

-Nooo –dijo con sarcasmo- claro que con Airlynne idiota.

-Si ella me gusta mucho, cuando estoy con ella me siento bien, alegre y no necesito los malditos antidepresivos –dijo enojada por la última frase, no le gustaba sentirse como enferma mental, aunque a los ojos de Airlynne y Navit lo fuera.

-Airlynne no es cualquier chica, es una muy especial ¿Para ti es raro sentirse feliz? –preguntó retóricamente sonriendo.

-No…-respondió con duda.

Navit le sonrió, recordó aquel día que estuvo con Airlynne, cuando la golpeó y la cantidad de sensaciones que sintió.

-Le gustas mucho –dijo volviendo a mirarla boca arriba.

-¿Tú crees? –Preguntó Nicco avergonzada.

-¡Por supuesto! –exclamó al borde del enojo- cuando estuve con ella, me reconoció en seguida y además me refregó en la cara que no fue por ser yo, si no por no ser tú, me entiendes –decía entre risa y alteración- crees que me golpeó ¿por qué? Para defenderte –se retorcía en la cama contándole.

Niccole sintió unos hormigueos en el estómago, por años no se sentía feliz de tener a su hermana en la habitación, ¿qué le pasaba a Navit? Fuera lo que fuera, ahora estaba cómoda hablándole.

-Entonces ¿dices que sólo debo ser yo misma? –Puso el dedo en su índice- ¿cómo?

-¿Qué no sabes ser tu misma? ¡Dios! por suerte sólo nos parecemos por fuera –decía riendo- yaya basta de consejos y cursilerías –decía parándose.

-ah ah… crees que debería hacer algo así como…ahh tú sabes –decía fuertemente sonrojada.

Navit acercó su oído a la boca de Niccole esperando que le dijera.

-Como uno de esos que riman –dijo confusa.

-Se llaman poemas –la miró de reojo ¡Nicco sí que es tarada!

-Sí, esos –dijo sonrojada.

Navit la abrazó, hace años que no lo hacía, esbozó una hermosa sonrisa en el hombro de su hermana mientras sus brazos la rodeaban con fuerza, Nicco se sorprendió, en unos segundos dudosos posó las manos en la espalda de su gemela, devolviéndole el apretón.

-Nicco –susurró Navit mirando el escritorio de su hermana, que mantenía sobre él las piezas del regalo de Airlynne- se tú misma, nunca finjas nada…y no cambies tonta –sus ojos se empaparon ligeramente, pero no era momento de llorar- hagas lo que hagas, mientras hagas feliz a Arly y ella te haga feliz a ti, en el amor no hay nada raro, y más te vale que consigas un beso o algo ¿eh? –dijo riendo entre el pequeño suspiro de llanto que se le avecinó.

-Lo haré –Nicco sonrió- oye Navit ¿eres virgen? –Navit la miró extrañada y luego comenzó a reír.

–yo soy tan virgen como tú inteligente.

-¡Qué desagradable eres! –dijo sonrojada.

-¡¿por qué preguntas eso?! –decía Navit entre ataque de risa.

-Es que ¡verás! –sus palabras titubeaban y el rosa de sus mejillas se volvió rojo.

-¡ah dios! no, no tengo idea como se hace y si tuviera no te lo diría así que ve videos ¡ya! ¡Ya basta de tus cosas! ¡Jajaja! –salió rápidamente de su habitación y hasta en el cuarto de al lado Nicco seguía oyendo su risa.

-¡Hey Navit! –dijo haciéndola volver.

-¿qué pasa? –destellos en su voz seguían riendo.

Nicco le mostró la pequeña caja que Airlynne le había pasado en la mañana, aquella que habían apostado con su hermana.

-¿Estás segura que quieres dármelo? –le preguntó Niccole, para asegurarse, dentro de la caja había un importante objeto para su gemela.

-Tú lo pediste, y lo ganaste, además estoy segura que lo usarás mucho mejor que yo.

-Navit, como mañana saldré con Arly, no podré comprar unos tornillitos que necesito…. ¿podrías tú, por favor? –le pidió con una mirada suplicante.

-Vale vale, yo compraré los tornillos dime cuales y pasaré después de la escuela - le respondió con una sonrisa antes de volver a su cuarto.

Nicco volteó con una sonrisa dibujada entre sus labios, rió con negación y chiste, al volver a sentir a Navit cerca de su confianza; Siguió conversando con Airlynne a los minutos, al unísono armaba su regalo de cumpleaños.

 

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¡No podía dormir absolutamente nada! Me retorcía en la cama pensando en Nicco recordaba cuando la tenía a mi lado y mi cama parecía más grande de normal, deseaba besarla otra vez, que sus manos me acariciaran la cintura, tener esas pequeñas sensaciones entre el vientre y el pecho, que me enloqueciera, al menos mañana la volvería a ver.

Me desperté antes que la alarma sonara, baje a ducharme con rapidez, mientras me refregaba el cuerpo tenía insinuados pensamientos en la mente ¡¡esto me pasa por meterla desnuda a la tina!! Me vestí lo más rápido posible; con poca hambre comí el desayuno, no tenía ganas de nada antes que llegar al colegio.

Con pasos apresurados salí de mi casa, el aire golpeaba mis mejillas y la ansiedad dominaba mi corazón, con el nulo cansancio llegue a la entrada del colegio y en entrada principal me encontré a la chica de mil maravillas.

-Arly –esbozó Nicco con una hermosa sonrisa –ven –dijo agarrándome la mano casi arrastrándome, alejándonos de la multitud de gente que estaba allí.

Mientras corríamos sentía el fuerte agarre de sus dedos entre los míos, si al fin del mundo me llevara feliz estaría de ir con ella… ¡argh! Que cursi me has puesto Nicco.

Llegamos al patio trasero, frente de nuestro árbol. Le iba a preguntar qué hacíamos aquí, estaba moviendo mis manos pero su roce atacó mis sentidos.

Se acercó presurosa a mi cuerpo, abrazándome por los hombros juntó sus labios con los míos ¡no estaba acostumbrada a eso aún! El calor de sus labios atrapaban mi boca, me dejé llevar por las tiernas caricias cuando me mordía, le correspondía con igual ápice, Nicco era el bendito centro de mi universo, y todos mis sentidos giraban alrededor de ella.

-Te he extrañado mucho –dijo besándome la mejilla sin separar su nariz de mi rostro, la miré a los ojos, el brillo de sus grisáceos eran maravillosos, me sentía hipnotizada por el gris de su iris, mis brazos temblaban y volvían los cosquilleos en el cuerpo, rodee su cuello con mis brazos, quería darle pequeños besos en sus labios mientras la miraba, Nicco abrazó mi cintura, parecía perfectamente creada para sus brazos, su aroma me enloquecía.

-Me alegra mucho que hayas aceptado mi invitación –dijo riendo con un hermoso sonrojo sobre las mejillas evitando mirarme ¡¡¿qué más buena no podía estar?!! La miré con una cara extrañada ¡se sonroja porque acepte su cita! ¿Luego de quedarse en mi cama a besarme?- ¡no me mires así! Me avergüenza –dijo ocultando su rostro en mi cuello ¡sal de ahí! Esas sensaciones me volvían, cuando sentía su respiración en mi piel, deseaba que me tocara más y más, no podía controlarme, me avergonzaba y me sentía pervertida.

El timbre sonó a lo lejos, Nicco miró la distancia con una sonrisa, volvió a besarme con suavidad.

-Para no saber pronunciar nada, usas muy bien tus labios… -me susurró con una ceja alzada ¡¿qué?!

La golpee fuertemente en el hombro y comenzó a reír, cuando le iba a golpear de nuevo me retuvo la mano y me besó con agresividad, entre sus dedos tenía los míos, después de eternos segundos acercó mi mano a su boca y la beso con ternura.

-Eres tan linda –dijo antes de disponerse a llevarme al salón.

Cuando llegamos a este, Nicco me abrazo rápidamente y se fue corriendo al suyo.

Al entrar el profesor estaba adentro, me dirigí a mi asiento y en la mesa encontré un pequeño papel ¿otro más?

Airlynne.

No puedo soportar más la situación que amerita cobardemente ocultarme ante ti, sea tu respuesta una maravilla que me de la pequeña posibilidad de que me conozcas o un frío rechazo que tomaré como una enorme experiencia, mi corazón ya no me permite guardar más estos sentimientos y necesito que veas hasta la última emoción que creas en mí.

Te estaré esperando detrás del gimnasio después de clases.

                                                                      Te ama, Leónidas.

 

¡¿Qué, qué?! Se me confiesa Nicco y ahora un chico totalmente aleatorio, tengo que irme a casa lo antes posible al salir, pero sería descortés no ir.

Luego de la clase de literatura que me parecía totalmente aburrida ahora, sonó el quisquilloso timbre, dándome paso a ir corriendo al patio trasero.

Al llegar Nicco estaba ahí tomando jugo en caja, se veía tan infantil que una sonrisa se dibujó graciosa en mi rostro.

Empezó a mirarme fijamente, sus ojos me recorrían de arriba abajo, me lanzó una sonrisa melancólica y nos sentamos frente al árbol.

-Me alegra mucho que estés conmigo –dijo apoyando su cabeza en mi hombro.

Yo la amo, mucho como para siquiera plantearme estar lejos de ella, podía abrazarla con mayor confianza, aunque siempre pude hacerlo per mi personalidad ligeramente tímida me lo impedía, Nicco me pertenecía, era la persona que yo más amaba con tanta pasión, era mía y deseaba hasta con el último átomo de mi cuerpo estar con ella.

Con inquietos acercamientos pasamos todos los recesos juntas, esperamos que el último receso del almuerzo terminara para irnos a la cita pero no era como Nicco lo había planeado ¡¿en qué está pensando?! Igual me hace reír con sus cosillas.

-¡Bien! –Dijo deteniéndose en seco a la salida del colegio- Iré a mi casa a cambiarme ropa y luego pasaré por ti en tu casa –levantaba los brazos y sonreía ¿Qué no íbamos a salir ahora?- no me tardaré ¿Si? Tengo que pasar a comprar algo –decía sonriendo ¿qué planea esta chica?

Agarré su meñique con el mío y la abracé fuertemente, le di un disimulado mordisco en el cuello, Nicco gimió casi inaudible pero yo lo había escuchado ¡y sí que fue lindo!

Nicco me beso levemente en la mejilla ¡pero qué mejilla! Se había cuenteado a las cercanías de mis labios, sonrió pícara y se echó a correr.

Me quedé inmóvil mientras su figura se alejaba, me disponía a caminar a mi casa, cuando recordé la nota sobre mi mesa ¿ir o no ir? ¿Si era una broma? Pero no me afectaría, tenía a Nicco, y tener a Nicco me hacía inmortal; con un molesto suspiro saqué la carta de mi mochila, volvía leer el lugar acordado y con pasos lentos me encaminé detrás del gimnasio.

Pensaba cosas aleatorias en mi mente ¿por qué repentinamente le gustaba a un chico? Y he de suponer que él sabría que soy muda.

Miré de reojo a todas partes antes de hacerme visible en la zona, a lo lejos vi a un chico sentado en una especie de pileta que había en la parte trasera del gimnasio ¿será él?

Me acerqué evitando mirarlo, pero al hacerlo, él ya tenía una sonrisa en su rostro, cuando estaba a unos cuatro metros de distancia se levantó rápidamente acercándose a mí, su cabello era castaño y alborotado, mientras en sus iris un color avellana le regalaba una hermosa mirada.

-Airlynne –pronunció en un suspiro, su voz se contrajo y se sonrojo- me alegra mucho que vinieras.

Me quedé absorta ¿Quién era este tipo?

-Bueno –evitaba mirarme y sus ojos se movían inquietos sobre el piso- quería decirte que, eres una chica muy linda –sonreía- ahora que te veo de cerca lo siento y se me repite mucho, yo no quiero quitarte mucho tiempo- este chico se parece al príncipe de mi libro o al menos como yo lo imagino- sólo quería preguntarte si ¿te gustaría salir conmigo un día de estos?

No, en lo absoluto; él me entregó un cuaderno y un bolígrafo con timidez; se dio vuelta ¿eh? Y entendí que era para apoyarme en su espalda al escribir, debo admitir que parecía muy adorable.

Estuve escribiendo sobre la hoja con una torpeza increíble entre mis dedos, combinado con una fina capa de sudor y la cita que tenía con Nicco repitiéndose en mí una y otra vez.

“Tus sentimientos me son tiernos y lindos, pero no puedo corresponderte con el mismo ápice, estoy enamorada de una persona especial, y a pesar, que no hemos estado juntos y es la primera vez que te veo, veo en tus ojos una hermosura que no había visto anteriormente en otra persona además de quien estoy enamorada, por lo mismo, lamento no responder ni poder darte una oportunidad”

Él lo leyó con una ligera sonrisa en sus labios hasta el final, me miró de reojo sobre el cuaderno sin cambiar la expresión, me extendió la mano; y yo se la dí, me besó ligeramente el dorso de este con las palabras que dijo se fue a pasos acelerados.

-Usted es una persona increíblemente bella señorita Airlynne, y espero que su enamorado la haga feliz- dijo antes de hacer una pequeña reverencia yéndose dejándome sorprendida ¡¿qué acaba de pasar?!

Miré la hora en mi reloj 1:57pm indicaba, Nicco había acordado ir a las 2:00pm a mi casa, Nicco es tan bonita.

Salí del establecimiento topándome con Navit en la entrada que apoyada en la pared parecía sumisa en sus pensamientos, tuve que acercarme mucho a ella para que me notara.

-Hello Airlynne –dijo dándome un ligero abrazo- estaba esperando a alguien…-dijo mirando atrás- pero ya qué ¿te molesta si me voy contigo? Tengo que pasar a comprar a unas calles –dijo con una sonrisa.

¿Qué hacía Navit aquí? Caminamos en dirección a mi casa y ella estaba a mi lado, se sentía extraño, era muy callada y parecía muy concentrada en mirar al frente.

Cuando cruzábamos la calle con dos dedos me agarraba el borde del puño de mi uniforme, como si caminara conmigo de la mano disimuladamente, cuando estábamos a dos cuadras de mi casa ella se detuvo.

-Tengo que ir a la ferretería –dijo mirando a otro lado- nos vemos Airly –se despidió con la mano y yo asentí con una sonrisa.

Me dirigía a mi casa cuando a una distancia de unos 3 metros su voz me detuvo.

-Amh Airlynne –pronunció con un tono alto, volteándome- verás…-titubeaba con algo de decepción en el rostro- necesito pedirte un favor, por muy innecesario que te diga esto pero si no lo digo me sentiré mal –se acercó unos pasos a mí- Como sabrás Niccole es bastante especial –oh tiene que ver con ella, me sonroje más debido a la ternura de Navit en sus palabras- Nunca suele emocionarse por algo que no sea realmente de su interés, suele ser espontánea y sé que lo sabes muy bien –evitaba mirarme dirigiendo sus ojos a la pared de nuestro costado- si ella hace cosas extrañas a veces es porque te ama, me he dado cuenta últimamente –me sonroje ¡¡Awww!!- la cosa es que si ella arruina algo que te agrada o te enojas con ella… por favor no te alejes, no la dejes sola -¿qué? Navit diciendo esas cosas era múltiple a sensaciones anteriores- eres muy importante para ella, no soportaría volver a verla triste otra vez.

La miré, me acerqué a ella y la abracé con fuerzas, sonreía por dentro y por fuera.

-Gracias –dijo apretándome, definitivamente Navit era esta chica.

 

Me fui corriendo a mi casa luego de despedirme de la gemela de los 8 segundos, me bañe rápidamente, subí a mi habitación ¡¡¡¿Qué me pongo?!!! Como el clima aún estaba frío, decidí por pitillos no era momento de vestidos, busqué entre mis abrigos y encontré el jersey turquesa favorito de Nicco ¡¡¿Qué soy ropero de ella?!! Siempre tengo sus jersey en mi habitación, antes vestirlo lo inhale de sobre manera; me miré al espejo, maquillarse nunca ha sido lo mío así que lo omití, recordé esa vez que Nicco me había invitado a tomar helado… no había sido una cita con ella, pero para mí había sido algo encantador, entrelacé en una trenza mi cabello dejándola caer por mi hombro hasta el pecho, mientras guardaba mi billetera en el bolsillo, sonó el timbre, y cuando este lo hizo mi corazón palpitó tan fuerte como nunca.

Bajé corriendo las escaleras, me despedí de Edgar y el sólo me dijo “Cuídate y pásalo bien” abrí la puerta y Nicco estaba fuera de la reja, hermosísima como siempre ¡¡Asdfghjklñ!! No podría explicar lo linda que era.

Me acerqué a ella a pasos casi corriendo, miró mi jersey que le pertenecía y sonrió ladeadamente sonrojada al notarlo, la miré detenidamente de pies a cabeza…espera ¡¡Se peinó!! Que linda, se veía rara y linda, tan así que torpemente abrí la puerta que daba acceso al patio de mi casa.

-Te traje esto –dijo extendiéndome una flor, parecida a un lirio blanco abrí los ojos de par en par ¡¡me trajo una flor!! Recién la veo y a este pasó creo que la terminaré violando aquí mismo- como sé que no te gustan las flores, hice una de plástico así no va a marchitarse–me sonrió, lo recordó, y mi corazón palpitaba alocado, hipnotizado.

Nicco vestía casualmente a su estilo, su típica blusa a cuadros y los jeans apretados que solía usar, casualmente su vestimenta descartaba en turquesa como mi jersey, bueno el de ella, olía tan bien y se había peinado, cosa que me causaba gracia, aunque no le quitaba en lo absoluto lo adorable en su cabello.

-y chocolates…-susurró sonrojada, la había escuchado perfecto pero fingí no haberlo hecho para volver a escuchar su voz, acercando mi oído a su figura –te traje chocolates –dijo pasándome una pequeña barra de mis favoritos, ok ya no lo aguantaba.

Agarré el cuello de su blusa y con violencia la cerque a mi rostro besándola con fuerza, Nicco tiritaba y sólo podía sentir el suave sabor de sus labios.

-Si quieres…puedes dejar eso… amh aquí –dijo apuntando la flor entre mis dedos con una voz idiota.

Me devolvía la entrada, abría la puerta y sobre la mesita del living dejé la flor, Edgar estaba en el comedor y miró toda la escena, yo ahí con esa cosa en las manos y Edgar con una taza en la boca mirándome.

Me sonrojé no pude evitarlo, conocía demasiado a mi hermano como para no saber que no estaba pensando.

-Lo sabía –dijo con naturalidad.

Le puse una cara de enojo y vergüenza cerrando con un portazo de impulso, escuchando la risa de Edgar a través de las paredes.

 

Nicco me agarró de la mano y comenzamos a caminar, ella evitaba mirarme y yo sólo podía mirarla, me cautivaba hasta la última pequeña peca de su rostro.

-No me mires así, me pones nerviosa –dijo apretándome la mano, me acerqué a ella besándole la mejilla rápidamente- ¿quieres un helado? –dijo con una sonrisa pícara y asentí con mi sonrisa.

Llegamos a la gelatería que estaba a las 3 cuadras de mi casa, Nicco con más impaciencia que yo entró rápidamente sin soltarme la mano.

-¿Qué elegirás? –me preguntó sin dejar de mirar la vitrina.

El mismo chico de la otra vez se nos acercó, nos sonrió y no sé si será acertado, pero creo que nos reconoció.

-¿Qué van a servirse chicas? –dijo apoyando sus manos en el mostrador, yo ahora me comería a Nicco, pero no es el momento, pensando esto comencé a reírme con extraños gestos, Nicco y el chico me quedaron mirando ¡¡joder porque pienso esas cosas ahora!!

-Quiero uno de Chocolate –dijo con los ojos brillantes reflejados en el vidrio del mostrador- ¿y tú Arly?

Apunté el de fresa  y Nicco lo pidió.

Salimos de la gelatería comiendo el helado, recordé esa vez que Nicco había lamido la misma zona que yo en su helado, me sonrojé.

Llegamos a un enorme parque, entre todas las bancas Nicco eligió el pasto, una parte que no estuviera excesivamente húmeda por la tormenta de ayer, me senté apoyada en el árbol y Nicco se sentó a mi lado, donde progresivamente se iba deslizando su cabeza sobre mis hombros.

-Me gustas –dijo con una cantidad considerable de helado en la boca creándole una chistosa pronunciación.

La apunté con el índice, toqué mi nariz y luego con el pulgar me toqué el pecho (tú también a mí)

Le ofrecí mi helado, ella lo lamió y cuando lo acerqué a mí, lo voltee y volví a lamerlo donde ella lo hizo, Nicco lo notó y abrió los ojos un poco de sorpresa, entre incomodidad y vergüenza.

Le pasé mi helado, con el pulgar y el índice toque mi sien, la apunté, con mi palma toqué mi puño izquierdo dos veces y levante mi índice indicando el número uno (¿Recuerdas? Tú lo hiciste primero)

-¡¡¿Lo notaste?!! –dijo muy, muy muy roja.

¿Ah entonces ella lo recuerda? La miré irónica y giré mi palma.

-Bueno…-reía volteando su mirada- ¡si lo hice con querer! –se retorcía sobre el pasto avergonzada mientras sus palabras me volteaban el estómago.

Se cansó de reír luego de unos eternos segundos, me miró fijamente.

-Arly –dijo segura y seria qué cambio- Arly… ¿te gustaría ser mi novia? –me miraba a los ojos ¡¡¿era necesario estar seria?!! Quien se retorcía de nervios por dentro era yo, jamás pensé que diría eso, era obvio que ya lo éramos, pero que ella lo preguntara era tan encantador que podría gritar de la emoción, bueno si pudiera - ¡¿por qué no me hablas?! ¡Que ya no me amas! –gritó alterada ¡¡joder no es momento para sus bromas!! Se empezó a reír y le asentí con la cabeza.

Nicco miró ambos lados, no había mucha gente y el tráfico de los autos estaba lejos, cerró la cremallera de su jersey y se puso la capucha ocultándose, se acercó gateando a mí, que aún seguía sentada apoyada en el árbol y me beso delicadamente, su palma se apoyó en mi muslo, aquellas sensaciones extravagantes se hacía presentes, le correspondía el beso, Nicco me gustaba de sobremanera, podría sentirme en el cielo cuando ella estaba conmigo.

Se sentó apoyada en mi cuerpo entre mis piernas, la acariciaba mientras veíamos a la distancia el cielo.

-Me alegra mucho estar contigo –suspiró tomando mi meñique con el suyo- sabes Arly, sé que tu cumpleaños es el sábado y créeme lo he tenido muy presente –dijo subiendo sus ojos intentando mirarme ya que estaba apoyada en mi pecho- pero personalmente me gustaría que lo celebráramos mañana entre las dos, quiero darte algo especial –se sonrojaba, ¡¡cómo podía ser tan linda!! Le asentí ¿qué había planeado? Me gustaba estar con ella y cada día, me hacía feliz.

Nos fuimos caminando lento del parque, pasamos por el centro comercial cercano, mirábamos todas las tiendas buscando algo, estuvimos comiendo, conversando, Nicco me tenía enloquecida, recordaba las palabras de Navit diciéndome que no me alejara, pero al momento quien no quería que se alejara de mí, era yo, la necesitaba, era mi voz, mi universo, ese pedazo de cielo que fue destinado a mí, y sólo a mí, Niccole era mía, era mi gemela de los 8 segundos después.

Luego de pasear por tantas ferias de artesanía y demás, volvimos a mi casa, estaba recién anocheciendo y nos encontrábamos fuera de la reja de mi casa.

-Me entretuve mucho contigo –dijo tomándome la mano, besándola con sutileza, me abrazaba por la cintura y yo le besaba la mejilla-amh… sabes… -dijo- estuve viendo películas y esta es la parte donde yo te beso -¿qué ella qué? Que chistoso, comencé a sonreír – ¡no te rías! –exclamó- entonces no sé si yo puedo besarte, o tú eres la que me besas, es que como yo te invite a la cita supongo que yo…-la agarré fuertemente de la blusa otra vez y la abalancé sobre mí.

Besé fuertemente sus labios una y otra vez, mientras Nicco se dejaba entre mis brazos, sentía como los míos perdían la fuerza y todo se concentraba en ella, el calor de su cuerpo, su contextura, todo su ser me enamoraba, besarla era mi voz, y su cuerpo esa materia divina que me encantaba tocar, mientras tocaba sus labios con los míos, recordé nuestro primer beso, pensaba si de poder volver a ese momento hubiera hecho otra cosa, el cuerpo de Nicco me producía excitaciones que nada más podría provocarme, me enloquecía, no me convenía besarla por mucho tiempo, a cada segundo me descontrolaba y terminaría haciéndole qué cosa indecorosa, me sorprendía el hecho que mientras más tiempo pasaba con ella las ultimas semana, más pensamientos de este tipo tenía de ella, más pervertida me volvía, más me enamoraba, Nicco me encantaba con sus palabras y su forma de ser, y mañana sería un pre-cumpleaños, de lo más maravilloso.

 

 

 

Notas finales:

¡Las amo! de verdad las amo xD me animan a una pasión que me sobrelleva que realmente es escribir sin parar.

A las que me han dicho que una sonrisa les ha dado mi historia es doble satisfacción para mí <3

¡A por el último cap!

                                       Me enamoran, Sthephannia <3


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