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Si no pudiera decir que me gustas por Sthephannia

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Notas del capitulo:

¡Capítulo N°14! El último.

Primero que todo quiero agradecer como siempre a todas las que comentan mi historia, me animaron a escribir más seguido y realmente me hacían sonreír cada vez que leía sus comentarios, muchas gracias por seguir mi historia.

segundo: Que  este fic termine no quiere decir que dejaré de escribir fics ¡claro que no! tengo tres tramas que hacer y en el proceso se me ocurrirán más, incluso ya empecé la segunda que es La chica del internado entre mis recuerdos para quien no la ha leído esa en la que trabajo ahora c: (y cuando acabé, que es más corta, empezaré las otras dos <3)

  Curiosidades del último capítulo y del fanfic (para quien le interese)

1) Este capítulo consta de exactamente 9.000 palabras que equivale a 4 capítulos.

2)Me puse a llorar dos veces mientras lo escribía.

3)Escuché la cancion The only excepción de Paramore una y otra vez mientras lo escribía (no es que sea fan de la banda pero esa canción me daba lo que necesitaba de inspiración)

4)Olvidé la letra de la canción "cumpleaños feliz" (si lo sé con los nervios xD)

5)Muchas chicas me han dicho por su rewiew que la leer sobre mis personajes, creen que yo soy parte de sus personalidades y es muy cierto, soy enojona y caigo en caos facilmente como Airlynne, soy bromista pero siempre haciendo sonreír, las locuras y la dedicación cuando alguien me gusta como Niccole, lo inteligente, perspicaz y fría-cálida de Navit.

6)Cree esta trama cuando tenía 14 años,curiosamente igual que la cantidad de capítulos, pensé lo dificil que sería para una persona declararse, y mucho más para una persona muda que nadie le entendía <3

7)Cuando empecé a escribír el Fanfic, llegué al final del primer capítulo (que era lo único que tenía pensado) y lo demás lo inventé diariamente.

8)El hecho que Niccole tuviera depresión se me ocurrió de repente.

9)Niccole es la pionera de enamoramiento entre las fans (admitanlo es tan genial *¬*)

10)La personalidad de Niccole está basada en mí.

11)Por ende todas están enamoradas de mí (?)

12)Antes de publicar la historia vi un fanfic que tenía 42 rewiews y me dije "¡Oh debe ser muy bueno!" y el mío lleva alrededor de 130 rewiews, así que no se imaginan la felicidad que me dan

¡Disfrutad el capítulo! y no caigan en caos (como yo) seguiré escribiendoles historias a todas las hermosas sensuales que leen la historia >u< *la escritora se siente seeeexy*

-¡Navit! –gritó Niccole sin despegar la vista del computador.

Su hermana realizó un enorme bostezo, se apareció por la puerta de la habitación de Niccole, desaliñada y con una cara de sueño.

-Son las tres y media de la noche ¿qué quieres? –le preguntó molesta.

-¿hay frutillas en la casa? –preguntó volteando.

-¿Frutillas? Creo que en tarro –le respondió Navit ¿para qué quería frutillas a las tres de la mañana?

-¿y esas cosas para decorar crema? –le preguntó enojada.

-Sí, mamá tiene en la cocina… ¿qué quieres hacer? –la curiosidad le había ganado.

-Quiero hacer un pastel para Arly, estará de cumpleaños pronto –Niccole sonreía infantil y su sonrisa contagió a su hermana.

Navit se acercó al computador, donde claramente en la pantalla se veían los materiales para crear el bizcocho, la crema, la fruta y demás; sonrió con dulzura, entre risa adentrada su corazón empezó a latir.

-Espérame –dijo Navit antes de salir de la habitación.

Niccole veía la página de recetas como si se tratara de chino mandarín, pensaba en sus entrañas la mejor combinación de sabores que le podría gustar a Airlynne, recordaba la sonrisa de ella, y su corazón palpitaba fuertemente.

Navit subió con prisa las escaleras.

-¿Qué te pasa? –le preguntó al ver su pecho agitado.

-ah… nada es que me aterra la oscuridad –le confesó Navit, Niccole podría haberse reído, pero también le tenía algo de pánico- tú sabes, apagas la luz y mientras subes la escalera algo podría comerte –abría los ojos con exageración.

-¡Oh si! Tantos monstruos y demás –dijo Niccole riendo con sarcasmo.

-fui a la cocina, mamá tiene implementos para amoldar crema, frutillas hay, aunque necesitas comprar más, y en resumidas lo básico –dijo sentándose en su cama.

-uhm –pensó- demoraré mucho haciendo el bizcocho- dijo decepcionada.

-Es mejor comprarlo –le dijo bostezando nuevamente.

-entonces necesito crema, un bizcocho, frutas –decía nombrándolo en su cabeza- leo la preparación pero hay cosas que no entiendo, como por ejemplo cuanto jugo debo ponerle para que no quede tan seco o remojadote –decía leyendo otra vez el texto que ya había sido leído tres veces.

-No es tan difícil –le dijo Navit pensando en cuanto demoraría.

-¿Me ayudas? –le preguntó Niccole con miedo.

¿Desde cuándo le pedía ayuda a Navit? Notó como alteró la vista de su hermana y la miró fijamente, si la rechazaba no importaría e intentaría hacer su pastel leyendo lo mejor posible para comprender el mundo gastronómico, pero sentía temor. Navit la miró un instante, esa pregunta hizo que su corazón latiera con fuerza, su hermana la necesitaba, sonrió al borde de unas estúpidas lágrimas llenas de sensaciones ¿por qué ahora era más sensible?

-Te ayudaré a hacer el mejor pastel de cumpleaños –dijo con soberbia mientras se reía.

-Gracias –Nicco la miró un momento, pensó en que si deseaba hacer un pastel, las tres de la mañana no sería apropiado, por respeto a sus padres ¿y los demás ingredientes?

-Tendrás que comprarlos mañana temprano –dijo Navit como psicosis gemela.

-He faltado tanto al colegio últimamente –se dijo a sí misma en voz alta.

-Pero yo no –le dijo con una ceja alzada, mirándola picaronamente.

-¡Ah! –Exclamó Nicco entendiendo el punto de su hermana- ¿intercambio? –sugirió alzando la ceja igual.

-De seguro mamá te dejará quedarte si le dices que soy yo –decía con voz planeadora de cosas malévolas.

-Claaaaro –dijo ofendida- como tú eres la favorita –la miró fingiendo enojo.

-Si no te portaras tan mal serías la favorita –Navit se reía.

-si tú no te portaras tan bien yo sería la favorita –Nicco se reía aún más.

-Le diré a mamá que avise al colegio que llegarás más tarde, o sea yo –le explicó Navit.

-¿para qué? –Nicco se sentía confundida.

-idiota…-puso los ojos en blanco como ironía- yo me haré pasar por ti, y avisaremos al colegio que llegarás más tarde por cualquier razón –decía como si le explicase con manzanas.

-¿Diarrea? –dijo Nicco.

-¿por qué no mejor estupidez crónica?

-¡hey! Prefiero la diarrea.

-¡pero Niccole serás tarada! –se reía Navit- mañana nos levantaremos temprano, te pasaré la lista de útiles que tendrás que comprar, los portes y todo, la repostería está cerca, pídele a mamá que te deje ahí cuando se vaya a trabajar, dile que necesitas materiales para el colegio y luego vuelves, así mientras yo ordenaré la cocina, nos pondremos a trabajar –Navit sonaba más entusiasmada a cada palabra.

Niccole pensó que sería una buena idea, mañana comenzaría, su corazón palpitaba, sus manos sudaban, su ser reía y su hermana, estaba de su lado.

 

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Sensación de mil dioses infinitos, me recosté sobre la cama, extendí las extremidades y me dejé llevar por la piedad de Morfeo;  había caminado tanto este día, había besado a Nicco como quise, como pude, como la deseaba… era tan perfecta, mientras cerraba los ojos sobre mi cama… hasta respirar se hizo perfecto, ella es, lo máximo, lo supremo, es mi Nicco, mi gemela malvada, la chica de los mil nicks de Skype; Recordé la primera vez que nos vimos, cómo me había cautivado su sonrisa. Sin querer me había largado a llorar, mientras una estúpida y motivada sonrisa se asomaba por mis labios ¿cómo era posible que sintiera tantas cosas? Si después de todo no era alguien que pensara siquiera en tener un amigo… pero no, ella se hizo querer, me enamoró hasta con la más mínima sonrisa, tan única, tan ella, tan Nicco.

Despertar no fue más que un simple susurró, soñé con ella, cosas extrañas que le pasan a una ¡¡estúpido sueño!! Miré a mi alrededor y me había dormido con ropa sobre la cama, la ventana arrojaba un sol maravilloso, y supe en ese instante, que sería un gran día.

Me bañé en la rapidez de un rayo, mi cuerpo se sentía cálido, estaba fuera de mí como si todo rincón le perteneciera a Nicco ¡¡por qué siempre pienso en ella cuando tengo que bañarme!!

Cuando me disponía a subir las escaleras el teléfono empezó a sonar, Edgar no bajaba y mamá tampoco ¡¡el teléfono está sonando!! ¿Qué hago? Me desesperé, entre locura y locura no tuve otra que contestarlo.

-Aló –escuché la voz de Nicco en el teléfono ¿o sería Navit? Levanté la mano para saludar…¡¡pero seré idiota!!-¡Aló aló aló! –Su voz era chistosa- Airlynne sé que estás ahí ¿por qué no me hablas? ¡Vuelve conmigo! ¡Puedo cambiar! –Si… definitivamente era Nicco- ¡jajaja! Sé que esto es raro, quizás me equivoqué de número ¡ay joder! -susurró, pero qué mejor manera de pasar la mañana escuchando su dulce voz, me sonreía y el corazón me resonaba tan fuerte en pecho que Nicco podría haberlo escuchado fácilmente por el teléfono- Arly, no sé porque me late que estás ahí, pero necesito decirte algo, dame una señal.

Sostuve el teléfono con el hombro y la cabeza, acerqué mis manos al micrófono de este y aplaudí dos veces.

-¡por dios! ¡Qué garabatera! ¡¿Qué son esas palabras?!  -¡pero por la puta! ¿Que nunca se cansa de hacerme bullying? aun así no podía evitar reírme de su espontaneidad- yaya bonita, aparte de decirte que eres la chica más hermosa del planeta, tengo que avisarte algo que no me agrada en lo absoluto –su voz era dulcemente seria- hoy no iré al colegio -¿qué ella qué? Mi rostro se desfiguró- es que tengo que hacer algo importante, estaremos hasta tarde en mi casa ¿puedes quedarte a dormir? –su voz se puso chillona y sí, eso era signo de hacer algo “importante” no podía negarle nada, tenía planes para hoy- le pediré a Navit que te cuide -¿Qué ella iba a pedir qué? Así que ya estaban llevándose mejor eh…sonreí ligeramente- Te amo amor, nos vemos más tarde –dijo ¡Awww! me dijo amor, las sensaciones en mi pecho se desenfrenaban.

Con todo el rato que estuve ahí, la mitad de mi cuerpo se secó, subí a mi habitación con una sonrisa idiota de enamorada, me puse el uniforme del colegio, y como buen viernes que se avecina, me dirigí al colegio luego de tomar desayuno.

Mientras caminaba, recordé el primer día de clases que tuve, tenía seguridad y temor al mismo tiempo, temía no ser aceptada, y cuando noté que nadie me tomaba atención por el simple hecho de no hablar, me encerré en el maravilloso mundo de los libros, leía una, dos, tres y docenas de veces las historias que amaba, soñaba algún día convertirme en cualquier protagonista de aquellas historias, no eran películas, no era teatro, no había voz… sólo palabras que te hacían sentir como si estuvieras en un universo alterno de fantasías, eso quería, que alguien me amara aunque sonido alguno no tuviera; Algo como lo que Nicco me regalaba su mirada, con su voz, sus abrazos, sus bromas, sus besos, sus manos… todo de ella me amaba, y yo amaba todo de ella.

Cuando entré al colegio, sentí el vacío de la presencia de mi amada, por dentro sonreía y la vez estaba ansiosa ¡¡sí que le había puesto ánimos!! Me invitó a una cita, me pidió noviazgo ¡¡aunque no fuera necesario!! Eso rompía totalmente la relación de “Amigas” ¿o  lo habíamos roto en el primer beso? De todas formas pensar en ella como mi novia, mi pareja, mi amor, eran palabras tan importantes que mi corazón no lo podía soportar y esbozaba la sonrisa eterna hasta cuando me bañaba, bueno no explícitamente.

Las clases las pasé con ánimo, pude prestar atención en lo posible, los primeros recesos los pasé en el patio trasero, llenándome de recuerdos; luego que faltaba el último receso del almuerzo, con pasos lentos me dirigí al patio trasero otra vez, escuchaba los murmullos insignificantes a mi alrededor, mi corazón latía con prisa, con ganas y razones, entendí que mis sentimientos eran iguales a Nicco antes de conocernos, ella se sentía tan solitaria como yo, y entre ambas nos hacíamos infinitas.

Al llegar Navit estaba sentada en el árbol, o lo supuse por la llamada de Nicco que no vendría, pero si he de admitirlo, era la apariencia de Nicco totalmente.

-Airlynne –dijo Navit levantándose, dándome un fuerte abrazo, y sí era ella pude reconocer su olor.

La saludé con mi mano, puse gestos de duda y apunté el piso (¿qué haces aquí?) ella comenzó a reír un poco nerviosa.

-Sé que sabes que soy Navit, no te entendí muuuucho –dijo riendo- pero hicimos un intercambio con Niccole, como ha faltado bastante últimamente me hice pasar por ella por la lista y demás- dijo golpeando el suelo luego que se había sentado.

Me senté a su lado, como deja vú sentí el momento en que me senté, ella sonreía mucho, al borde que por un segundo pensé que podría ser Nicco.

-Sabes, me siento feliz –se sentó al frente de mí con sus piernas cruzadas- quería conversar contigo algo importante –se puso sería pero los destellos de su sonrisa seguían como sombra entre sus labios.

¿Qué pasaba? Me sentí un poco helada, tenía un extraño presentimiento.

-¿Recuerdas, al chico de ayer? –preguntó mordiéndose el labio ¡¡¡¿pero qué?!!! ¿Ella como sabía que estuve con él? ¿y quién era? ¡Qué tenía que ver Navit con todo esto! Mis ojos se abrieron de par en par.

Navit sonrió un momento.

-No te preocupes –me dijo- él es mi novio.

¡¡¡¿Qué era qué?!!! ¡Esto estaba confuso! Intenté guardar la calma, pero nunca he sido buena con eso, así que el rostro de Navit se distorsionó a duda al ver que me alteraba.

-Bueno sé que estás algo confundida- ¿Algo? ¡Estoy jodidamente confundida!- para poder explicar esto necesito pedir un favor, bueno más que un favor, necesito contarte algo, nunca pude contarle a Niccole por miedo y demás, no tenía y no tengo el valor –sus ojos se empaparon.

Esto no era algo común, no, pero por alguna razón del mundo no sentí maldad en sus palabras.

-Seguramente, Niccole te dijo que le “robé” al chico que le gustaba –hizo el gesto de comillas con sus dedos, asentí con la cabeza, esa era una frase muy repetida cuando Nicco empezaba a sentirse mal- verás, realmente no pasó así.

Volteó la vista, unas lágrimas vagas cayeron de su rostro, recordé las veces que Nicco había llorado conmigo, y eran gestos tan similares que me sorprendí.

-Leónidas, era uno de mis amigos…-empezó a contar- un día cualquiera, Niccole me dijo que ese chico le gustaba, no me lo esperé nunca, parecía muy enamorada de él –cuando dijo enamorada una carga de inútiles celos me atacó- pero yo jamás le dije que Leónidas ya me gustaba a mí de hace mucho tiempo –Abrí los ojos en su máxima expresión, eso si bien era algo que podría haberse esperado, simplemente no lo esperaba- con él teníamos una relación de jugueteo, de esos cuando empiezas a sentir cosillas por la otra persona, y yo sabía perfectamente que Leónidas sentía lo mismo por mí…-sus ojos eran tristes, pero sabía que era mejor descargar eso.

Empezaba descubrir qué clase de sentimientos tenía Navit, no entendía bien todo eso, sólo necesitaba más explicación.

-Entonces, como siempre cuidé a Niccole con todo mi ser, me sentí adolorida, no quería que ella se sintiera mal con eso, así que simplemente no le dije –volvió a mirarme por primera vez en todo el relato- un día…-su tonó cambió a rabia- iba caminando por los pasillos del colegio, antes de entrar al salón, Leónidas estaba conversando con un amigo, y escuché su conversación, Leónidas le contaba que tenía la idea de declararse ante mí un día de estos y tenía miedo, en ese momento me sentí alegre porque él también me gustaba, pero las palabras del otro chico me descoloraron al instante –en sus ojos había rabia, pero todo se hacía claro- el tipo ese le dijo a Leónidas “No te preocupes, si Navit no te acepta, puedes tirarte a su hermana, están igual de buenas” –Cuando Navit lo dijo un torrente de furia me invadió por dentro ¡¿qué bestia diría eso?!- Leónidas no respondió, pero los hombres son algo… así, no sé si me entiendas –un poco- pensé que si lo rechazaba se involucraría con Niccole, en parte los celos no eran importantes, más que nada sentí, que si él estaba con Niccole, era porque no pudo estar conmigo, y no iba a permitir que Niccole le entregara su amor a un hijo de puta sin sentimientos y superficial… el mundo puede vernos iguales, pero somos diferentes –dijo, realmente me sorprendió, y tenía razón… como todo el mundo amaba a Navit por sus diversos talentos sólo miraban a Nicco como su sombra, una copia- Nunca le dije eso, nunca pude decirle que amaba a Leónidas y él me amaba a mí, y en parte hice que la brecha se hiciera más grande y alejé a mi hermana sin querer –la fuerza de voz era nula, las lágrimas le caían amargamente por las mejillas- quizás no me creas… pero es la verdad.

Le creía, sabía que podía ser verdad… aun así ¿qué tiene que ver conmigo?

-Un día cualquiera Niccole empezó a llegar más alegre que de costumbre a casa –decía- con el tiempo noté que era por alguien, y ese alguien eres tú… tenía miedo que le hicieras daño, pero no, sólo la haces más y más feliz –me dijo sonriendo, una hermosa sonrisa entre tantas lágrimas que abrigaron mi pecho como un tibio día de invierno- Conozco a Niccole tan bien que tú, incluso más, después de todo somos gemelas –reía- la cosa es que, Nicco hacía cosas extrañas, como aprender señas cuando estaba sola y solía verla en su habitación cuando pasaba por ahí, entonces entendí que realmente eras importante para ella, al borde que estaba empezando a enamorarse de ti –sí que la conocía bien, aun sabiendo que ni siquiera hablaban- Quise probar que tan fuerte tú la amabas a ella, y si la amabas realmente cómo es –me miró sería- Te envié una carta anónima, y luego otra… y otra… -dijo sonriéndome, en todo caso la situación no me molestó en lo absoluto, me parecía adorable, extrañamente adorable- tu interés en ellas era tan poco que me daba risa –confesó- y lo final era realmente saber, tenía miedo, le pedí a Leónidas que hiciera eso, él se negó al principio, pero los hombres son muy fáciles de manipular –me guiño el ojo y comencé a reír por dentro, ella lo notó- y pasó lo perfecto, lo rechazaste.

Entonces por eso Navit estaba en la entrada ayer después de clases, debo admitir que es una chica muy perspicaz e inteligente.

-Parece realmente como si yo deseara separarlas –se desfiguró al darse cuenta de sus propias palabras- pero si me lo preguntas, sólo quería estar segura que ella no correría peligro al momento que siguiéramos creciendo y no estuviéramos tan unidas como antes –me tomó la mano- eres una chica maravillosa Airlynne, gracias…-suspiro poniendo mi mano en su frente- gracias por sacarla de esa depresión que sin querer yo le di…-lloraba y a mí también las lágrimas se me deslizaban por las mejillas.

Navit era linda, sentí esa vez que era humana, incluso extrañamente mejor que otro, me levanté y la abracé con fuerza, sin notarlo el timbre ya había sonado hace minutos, Navit suspiraba en mi cuerpo, no pude evitar llorar, me sentía conmovida, rara y feliz.

-No le digas que te conté esto…bueno no decirle ¡Argh! Tú me entiendes –se alteró, pero mi sonrisa no se borraría con nada y asentí con la cabeza- me gusta esa sensación de que Niccole ya lo superó, la hace fuerte.

Nicco a los primeros meses, lloraba repentinamente por nada, me contaba cosas, sentía cosas, pero hace semanas que sólo sonreía una y otra vez.

-Necesito que me acompañes a un lugar especial –empezó a reír desenfrenadamente- veremos a alguien –me guiño el ojo.

¡Cómo describirla! Navit era una personalidad única, salí del colegio con ella, nos dirigimos a la dirección contraria de mi casa, me agarré de su brazo.

Caminamos unas cuadras más allá de la gran avenida. Nos detuvimos frente a una casa de aspecto moderno y un hermoso color gris en la fachada, era simplemente una casa muy elegante.

-Llegamos –dijo Navit sacando las llaves de su mochila- pasa Arly –me invitó una vez abierta la reja.

Abrió la puerta principal, al entrar era un interior muy bien decorado, totalmente era más grande que mi casa, como observador humano noté esa chispa de “gente acomodada” era la primera vez que estaba en la casa de Nicco.

-¡¡¡Niccole!!! –Gritó Navit en dirección al segundo piso- ¿quieres algo de beber? –volvió a su tono bajo, me hizo gracia, le negué con la cabeza.

-¡¡¿qué quieres?!! –respondió Nicco, al escuchar su voz, la piel se me puso de gallina y una pequeña electricidad me atacó el corazón.

-¡¡¡Te estoy llamando!!! ¡¡¡Así que no me grites!!! –le gritó Navit, me sentí como en la previa de una pelea de box.

-¡¡¡tú eres la que está gritando!!! –se enojó, y me dio risa.

-¡¡¡¿quieres bajar de una vez?!!! ¡¡¡Necesito mostrarte algo!!! –me miró pícara con una cara de ardilla malévola, Navit era bastante chistosa.

-¡¡¡joder estoy ocupada!!!- escuchaba los pasos acelerados- ¡¡intento apurarme para ir a buscar a Arly…- dijo parándose en seco en medio de la escalera, su expresión era de ver un fantasma.

Vi a Nicco con ese rostro de no saber qué pasaba  ¿estaba con pijama? Porque ese pantaloncillo corto y esa camiseta de tirantes combinaban muy bien con sus pies descalzos, Nicco se sonrojo de sobre manera y miraba mis ojos hipnotizada, volteó lento el rostro a mirar a Navit sin cambiar la expresión mientras ésta tomaba jugo.

-Navit, no sabes cuánto te odio y te amo en este momento –la miró enojada con ironía.

-Ouh que novedad –dijo con sarcasmo y se devolvió a la cocina.

-Bueno ya que –dijo sonriéndome.

Bajó rápido los pocos escalones que le faltaban, se abalanzó sobre mí, me besó fuertemente apretándome, me dolía un poco pero era exquisito.

-Te extrañe –dijo dándome pequeños mordiscos en la mejilla, la distancia entre nuestros cuerpos era nula, ¡¡Nicco estás muy cerca!! –hehe feliz cumpleaños preciosa -¡Aww! Sus palabras ¡¿tienen que sonar tan lindas en su boca?

Volví a besarla.

-Pasaré la noche en casa de Leónidas –escuchamos a Navit mientras salía por la puerta.

-¿Le avisaste a mamá que te quedarás allí? –le preguntó Nicco con un tono muy molesto.

-¿Le avisaste a mamá que Arly se quedará aquí? –le contradijo con ironía.

Nicco bufó molesta, se acercó a su mochila que se encontraba en el sofá.

-Ten –dijo- me los dieron en la clase de educación sexual, de seguro yo no los usaré –le lanzó una caja azul.

-¿Durex? –susurró Navit con una risita ¿Durex?

-Deberías decirle a mamá que estás teniendo relaciones, ella jura que eres virgen –escuchar esas palabras me hicieron reír ¡¿qué clase de relación tienen éstas?!

-Deberías decirle a mamá que eres lesbiana, ella jura que eres hetero- Navit se rió por lo bajo.

-Te odio –le susurró Nicco.

-Yo también te odio –dijo Navit despidiéndose con la mano antes de salir.

Nicco dio un suspiro, se giró a mí y yo ahí como si fuera una tímida visita.

-¡Awww! eres tan bella –exclamó antes de abrazarme lo suficientemente fuerte para alzarme a 20 cm del piso.

Sus brazos me apretaban los muslos, me acerqué a besarla, ese dulce sabor a su saliva, en estos momentos pensaba que no había probado la lengua de Nicco, me alejé de sus labios, ella me bajó.

-Estoy tan feliz de que hayas venido –sonreía con un hermoso rojo en sus mejillas- bueno, que Navit te trajera –se enojó mirando la puerta.

La observé, noté los leves cambios en ella, como la forma en que sonreía, el brillo de sus ojos; busqué en mi mente la señal que significaba te amo, pero no había ninguna, no la habíamos inventado, me dí un pequeño suspiro de calma, esto es una locura pensé.

“Te amo” fue la mímica que intenté con mis labios, sin movimiento aparte alguno, y la respuesta, fue la mejor.

-Yo también te amo Arly –sonrió, y mi corazón palpitó alocadamente entre sus brazos- amh hice algo para ti –dijo llevándome de la mano a la cocina- no mejor no –susurró- ven aquí.

Subimos las escaleras que ella había bajado hace unos minutos, sin mucha diferencia a la estructura del segundo piso de mi casa, llegamos a una puerta en particular.

-¡Ta dah! –Gritó abriendo los brazos en frente de la puerta- Esta es mi habitación.

Me emocioné, más por su entrada tan espectacular que la situación en sí, Nicco hacía todo tan emotivo y chistoso que sería difícil olvidar algún gesto de ella.

Con dos dedos tocó delicadamente la puerta, y luego con una fuerza sobre exagerada la empujó.

-¡Ta dah! –repitió en el mismo tono haciéndome sonreír y sonrojar ¡¿por qué me daba tanta risa cualquier estupidez que hiciera?!

Me dio paso a que entrara primero, había visto la habitación de Nicco un poco a través de la webcam, pero nada podía compararse a la maravilla ante mis ojos, estaba pintada de un azul petróleo hermoso a mis ojos, miré los alrededores, en un costado estaba lleno de fotografías de nosotras alineadas cubriendo una buena cantidad de pared, abrí los ojos de par en par, me voltee a Nicco y ella sólo me miraba sonriente, rodee un poco, sobre el respaldo de su cama había un enorme árbol dibujado en la pared, similar al que estaba en nuestro patio, sin querer lo apunté con cautivo.

-Ese dibujo lo hice el día que nos conocimos -¡hermosa!

Negué con mi índice, moví mi puño sobre mi sien e imité escribir líneas en el aire con mis dedos (no sabía que dibujabas)

-No suelo hacerlo mucho, sólo cuando realmente me importa algo, mi psicólogo decía que debía canalizar mi depresión en otra cosa, salir de ella, y cuando me sintiera mal intentar distraerme –Nicco era espectacular, bella, tan todo.

Cuando hacíamos videollamadas lo principal de habitación que veía era la pared que recorría hasta su puerta.

Miré los posters que tan borrosos se veían en mi pc, eran de películas, bandas, y videojuegos, al ver toda la galería de esto me posé casi al borde.

-Ah…esto –se sonrojó cuando posé mi vista ahí.

De maravillosa manera era la mitad de la pared rellena de hojas pegadas muy juntas, dónde claramente eran docenas de dibujos… de mí.

Mi corazón latió tan fuerte que sentí como arrancaría de mi cuerpo, por un momento mi alma se detuvo, mi sangre desapareció, mis pupilas se dilataron y me quedé inmóvil; no podría describir la majestuosa obra de arte que Nicco tenía en su pared.

Habían dibujos de mí, hermosos de todo tipo, caricaturas, realistas, minimalistas, pude observar en uno de ellos que no era más que mis ojos miel pintados perfectamente. Nada más pintado que mi cabello, mis ojos y en algunos la ropa; me sentí helada, nunca pensé encontrarme con esto, intenté contarlos pero habían tantos y de todos tamaños.

-Me gusta tu piel pálida –me distrajo su voz atrás de mí- así no tengo que usar un lápiz específico para pintarla, sólo dejo que se pinte con el blanco de la hoja –estaba sonrojada, miraba con nostalgia sus dibujos, y yo ahí sin siquiera poder respirar.

Dibujos de nosotras en un árbol, dibujos de mí contra un dragón -ese me hizo reír- de mí, de mí, de mí…

Agarré la mano de Nicco y con suavidad la posé en mi pecho, su rostro se sorprendió al sentir los alocados latidos que mi corazón le regalaba.

Me sentía en el cielo, una utopía sin igual ¡¡Nicco no podía ser más perfecta!! Sonreí de sobremanera antes de besarla con entusiasmo.

-Hice algo para ti, espérame aquí –salió corriendo del cuarto y escuchaba los alborotados pisotones de sus pies descalzos sobre los peldaños de la escalera.

Me senté en su cama ¿tanto le gustaba el azul y sus derivados? Sentí la suave textura de su cubrecama, no pude evitar cerrar los ojos y aspirar con intensidad para sentir su aroma; me agarré fuertemente a su cama, me sentía en el paraíso.

Escuché los pisotones de nuevo pero más lentos, esperé que entrara, pero a los segundos aún no lo hacía.

-¿estás lista? –Escuché a Nicco que aún no estaba a su cuarto- tomaré tu silencio como un sí –dijo y para variar me dio risa.

Nicco entró con un perfectamente decorado pastel entre las manos ¡¡¡qué linda!!! Mis ojos se iluminaron y mi estómago se hizo un vaivén de emociones.

-¡Feliz cumpleaños adelantado! –Miré el redondo pastel que no exageraba de tamaño, abrí los ojos de par en par al mirar el diseño de su frente-¿te gusta? Lo dibujé con la cremita –su voz era infantil, dulce y linda.

Con la crema de colores, había dibujado un árbol, bajo éste claramente había dos figuras que minimalistamente eran ella y yo.

-No le puse velas, creí que dieciocho velas arruinarían en el dibujo, espero que no te moleste –me miró atentamente, pero le negué con lentitud, no podía apartar la vista del pastel y la tonta sonrisa que se asomó en mis labios.

De pronto puso la bandeja entre nosotras, me senté con las piernas cruzadas en frente de ella, empezó a reírse sin mirarme.

-¿Sabes? Acabo de darme cuenta de algo –dijo, y yo la miré extrañada moviéndole la mano- mira –dijo sacando un encendedor de su velador.

Lo prendió un par de veces frente a mí.

-No quiero arruinar el dibujo del pastel –se reía- aunque claro después de comerlo no existirá, pero olvidé las velitas…-su voz era de culpabilidad- pensé en que soplaras el encendedor, y noté que es la primera señal que hicimos, lo primero que entendí de ti, cuando soplaste el encendedor ese día –sus ojos eran nostálgicos, el tono de su voz era dulce, y sus mejillas entonaban una hermosa melodía de rubor.

Asentí con alegría.

-Tenme aquí, tengo que cantar –dijo pasándome el encendedor apagado.

Se arregló un poco la desaliñada camiseta de tirantes que llevaba puesta, suspiró un poco y empezó.

Hizo un ticket con sus manos en el aire (cumple),  tocó su pecho con el dedo medio-índice-pulgar sucesivamente (años),  pasó su índice por la boca dibujando una sonrisa (feliz).

A sus primeras señas me enloqueció, su dedicación me enamoraba, podrían decir cualquier cosa de Nicco, que es bromista, es alocada, incluso menos que Navit, pero Nicco es ella, y ella es mía.

Se apuntó a sí misma, haciendo un espiral desde su pecho me apuntó a mí (te deseo a ti)

Dibujo la sonrisa en sus labios, hizo el ticket en el aire y toco su pecho con los tres dedos, me apuntó y dibujó un corazón (feliz cumpleaños Airlynne)

Giró su palma, hizo el ticket y dibujó la sonrisa (que los cumplas feliz)

No pude contener la emoción, las lágrimas salieron de mi rostro con una enorme sonrisa, no tenía ni siquiera el valor de articular algún movimiento para darle las gracias, no podía dejar de mirarla, sólo llorar y sentirme feliz de tenerla en mi vida.

-¡No llores! Sé que soy señalíticamente desafinada, pero no creo que estuviese tan mal –se reía acercándose a mí, besándome delicadamente con su sonrisa –pruébalo mira –dijo pasándome una cuchara.

Supuse que no iba a cortar el trozo para dármelo en un plato, pero eso no importaba, deslicé la metálica pieza sobre la crema, metí la dulce textura en mi boca sintiendo un exquisito sabor expresado con todo mi rostro ¡¡Qué rico!! Rápidamente saqué otro pedazo, ésta vez, quite bizcocho ¡¡frutillas!! ¡¡le puso frutillas!! Lo comí con más ápice.

-¿Te gusta? –dijo saboreándolo con otra cuchara- Navit me ayudó hacerlo –dijo alegre y algo avergonzada.

Asentí ante su pregunta, si de algo estaba segura, es que era el mejor pastel de cumpleaños que podrían haberme regalado.

Entre ambas, los minutos pasaban fugaces, nos habíamos comido casi tres quintos del pastel entre ambas, besaba a Nicco y sentía el dulce sabor de la frutilla en su saliva, me enloquecía.

-Bien, hay algo muy especial que quiero obsequiarnos –dijo seria, se levantó de la cama, de su escritorio sacó una caja envuelta en un brillante papel rosa, adornado por una hermosa cinta amarilla.

¿Un regalo? Pensé, todo ese aspecto tenía, se puso en frente de mí, a pesar que el presente entre sus manos llamaba la atención más que todo en el cuarto, sólo podía mirar como los mechones de su frente le acariciaban los ojos, el calor me invadió ¡qué calor! Al momento me había quitado las medias y los zapatos, Nicco dijo que esperaba arreglarse un poco antes de ir a buscarme, pero la encontré en pijama así que eso se fue al carajo.

-Mira, espero y sé que te gustará –se sentó en frente de mí con las piernas cruzadas, mirando el regalo muy detalladamente mientras me quitaba el abrigo lanzándolo a una silla que tenía llena de ropa.

Me miró analizándome rápidamente de pies a cabeza ¡¡Quita esa mirada de deseo!! Suspiró otra vez algo nerviosa, así que tomé su mano entre la mía.

-Un día pensé –comenzó a decir- ¿qué pasaría si me necesitaras? ¿Cómo podrías llamarme? Y me asusté –sonreía- te dije que compraras un teléfono estúpidamente porque caí en caos y olvidé por un segundo que no puedes hablarme, porque te entiendo tan bien que no necesitas hacerlo –lo sé, porque eres perfecta- yo jamás dejo de mirarte, a parte porque así puedo ver qué quieres decirme, y porque me gustas mucho como para dejar de hacerlo  -se sonrojó.

Abrió la cajita del misterio, en ella pude ver claramente un par de pulseras metálicas con unos cablecillos extraños ¿Qué es esto? Digo por la forma que eran, porque eran hermosas como un accesorio.

-Estuve buscando la forma de tener una respuesta a ti cuando estuviéramos lejos –dijo sacando ambas que eran totalmente iguales, entregándome una al revisarlas un poco.

Me extrañe y me enloquecí al mismo tiempo, mirando la pulsera en mi mano la analizaba, mirando un sistema extraño dentro de ella por una capa cubierta de lo que parecía vidrio o cristal, no sé.

-Yo las hice –dijo sonriéndome exageradamente- pero no son cualquier pulseras, no no no –repitió con burla.

Me gustaba aunque había algo que no me decía aún, apunté la pulsera, giré mi palma, armé un cubo con mis manos, mostré los 8 segundos rápidamente y extendí mis palmas. (¿esto era lo que tenía la caja que Navit me dio?)

-Verás, lo que tenía la caja que ella te dio –decía entre enojo y sonrisas- era una pulsera, su pulsera –me miró a los ojos- Cuando cumplimos 10 años, mi abuelo nos regaló una pulsera a cada una exactamente iguales, cuando nos enojamos dejamos de usarlas –sus palabras tenían nostalgia- cuando pensé en esta idea, busque un par de pulsera que pudiera adaptar a las luces, pero sólo servía mi pulsera y no podía encontrar otra igual, así que en una apuesta Navit me dijo que podía ganar lo que yo quisiera, y elegí su pulsera –dijo riendo ¡the perfect plan!

Me sentí un poco dudosa, si una de estas pulseras le pertenecía a Navit, era un objeto importante, pero si ella se lo quiso dar para algo así no lo dudo, siempre que ella me habla me da las gracias, entonces supongo que no le molesta en lo absoluto.

-¡Pero tienen algo muy especial! –Exclamó quitándome la que tenía entre los dedos con delicadeza, poniéndola en mi muñeca izquierda- Mira esto –dijo poniéndose la otra en su mu muñeca.

La observé, había un pequeño botoncillo en un extremo ¿y esto era? Pero mi duda no duró mucho.

-¿ves ese botón? –dijo y le asentí- apriétalo –dijo sin contener la sonrisa y sus ojos brillando al máximo.

Cuando hundí el pequeño botón, una luz azul se iluminó en la pulsera de Nicco ¡¡¿Ah?!!

-¡funciona! –Dijo retorciéndose con su voz en risotadas- Apriétalo otra vez –dijo y cuando lo hice volvió a encender la luz.

Miró mi rostro de duda y puso un gesto muy infantil.

-En la televisión vi un juguete, de un autito, que cuando lo manejabas, mientras más lejos estaba del control la luz de su sistema cambiaba de color, y más cerca lo mismo –ahh ¿qué?- Ahora la luz esta azul ¿ves? Porque estoy a tu lado –me sonroje- pero si estuviera en una cuadra más lejos sería de color rojo, cada vez que aprietes el botón la pulsera de mi mano se iluminará y me dirá que necesitas que vaya a ti -¡¡¡joder!!! Qué lindo, mi corazón palpitó con entusiasmo, mis ojos se dilataron ¡Cómo explicarlo! Era algo tan perfecto y además echo por ella.

-Si pulsas el botón, sé que necesitas de mí, a medida que te busque la luz cambiará de color y me indicará si estoy cerca de ti o no, cómo yo podré hacerlo contigo, aunque puedo gritarte –sonreía- Descubrí también –me explicaba y yo escuchaba y no escuchaba, me tenía enredada en su cuerpo, en sus ojos sus palabras, quería besarla hacerla mía de tantas maneras- que cuando ambos dispositivos están muy lejos, la luz no prende, pero se enciende el cable de color naranjo, por lo cual aunque no haya luz sabré que has pulsado el botón y si me acerco la luz parpadeará normal –me abrazó.

Me posé sobre ella la apreté con todas mis fuerzas, mis brazos y mis piernas la contenían junto a mí, la amaba demasiado, ella me amaba… me sentí aliviada, inmortal e infinita, que pensara en algo así superaba los límites del amor, mientras mi cabeza se posaba en su hombro, miraba las paredes, las fotos, sus dibujos; todo de mí le pertenecía, sentía en todo mi cuerpo su roce, quería besarla a mil maneras, hasta el último rincón de su hermosa anatomía.

-Ahhm…-titubeó sin soltarme- hi-hice…uno de esos… -dijo con la voz avergonzada ¿un qué?- de esos, pensé que… esos…que riman- ¿poema?-mi-mira…-¡¿por qué se sonrojaba tanto?! Es tan adorable.

Se movió con lentitud a su escritorio, agarró un cuaderno, volvió a sentarse a mi lado.

-la… la sonrisa –evitaba mirarme- de…de…¡argh no puedo! –se quejó y comencé a reír de sólo nervios- espera siéntate aquí –dijo volteándome a un costado de la cama.

Dejé de verla por un segundo, luego sentí como el peso de su cuerpo caía atrás de mí, se sentó a mis espaldas, apoyó su espalda contra la mía

-Así no me dará vergüenza mirarte –dijo con una voz insegura.

Aun seguía sonrojada y mi corazón latía tan fuerte que mi pecho no era suficiente para retener sus latidos.

-Bien…-dijo.

Y cerré los ojos esperando escuchar su dulce voz a mi espalda, apoyándome en ella, escuché un largo suspiro.

- La sonrisa de tus labios,

Es mi más dulce melodía,

Como el tacto de tus manos,

La locura de mis días,

 

-Tus gestos en mi vista,

Como hermosas travesías,

Eres única en el mundo,

Mi universo y fantasías.

 

-Te quiero y te he querido,

Como lluvia al viento,

Tú me das caricias,

Como siempre tú me has dicho,

Que yo soy tu favorita.

 

-Tu piel es mi delirio,

Y tú cabello el más bonito,

Son tus ojos aquella voz,

Que resuena en mis oídos.

 

-Si el paraíso fuera alguien,

De seguro eres tú,

Como de todas las estrellas,

Eres tú quien es mi sol.

 

-Siento entre mi alma,

El placer de tus abrazos,

Y como ahora eres tan mía,

Nos unen más que lazos.

 

-Eres dulce poesía,

Airlynne de mil encantos,

Te celebraré todos los días,

Un gran cumpleaños.

 

 

Me sentí única, especial y tan de ella, la amo… y cada sonrisa en mi rostro es gracias a Nicco, me sorprende, me enamora todo lo que hace, lo que dice y lo que no me dice, pensé muchas veces, como decirle que la amaba, pero era ella quien me demostraba, que un “Te amo” no era lo único, miré mi mano cuando terminó, en mi espalda sentía el pequeño roce de su cuerpo, el hormigueo en mi estómago, la sonrisa en mis labios, las lágrimas que caían por mis mejillas de nervios y alegría.

Me voltee y Nicco seguía inmóvil, tiritaba, miré por su hombro el cuaderno donde tenía escritas las palabras que unificaban ese hermoso poema que me había recitado, pero no, la hoja estaba en blanco, y sonreí al pensar que tenía las palabras grabadas en mi mente, como yo las tenía ahora.

La abracé con fuera sobre su espalda, escuché su risa.

-Te amo tanto Arly –esbozó con una sonrisa avergonzada- se levantó un poco, pero no quería que lo hiciera.

La agarré de la cintura acercándola a mí, agarré sus labios entre los míos, mientras sentía lo caliente de su piel entre mis dedos, ella me abrazaba por el cuello, acariciando sutilmente mi piel con las yemas de los dedos.

-Me encantas…-susurró en mi boca sin despegarse de ella, volví a sentarme en su cama sin soltarla.

Nuestro beso se unisonaba entre los labios, pero necesitaba algo más, su sabor; me separé un poco de ella, unos cuantos milímetros, con temor saqué la punta de mi lengua para acariciar sus labios, Nicco dio un pequeño quejido de sorpresa, por primera vez, metió su lengua en mí.

El sabor de su saliva destellaba en un poco de frutilla, ¡qué hermoso y embriagador! Me enloquecí, mis sentidos se volvía torpes, y entre todos soló podía sentir a Nicco, con la presión de su cuerpo me deje caer sobre su cama, noté a la clase de situación que nos estábamos llevando, la razón me descolocó, pero el calor de su cuerpo sobre el mío, era más inflamable, y se desató como un incendio de deseos.

Su boca bajó a mi mentón, sus grisáceos ojos se posaron sobre los míos, sonreía con encanto; metió su rostro en mi cabello, me mordió el cuello con sutileza y ahí fue cuando toda relación con la mente desapareció, me deje llevar por la tierna sensación humedad en mi cuello, Nicco empezó a chupetearme, los sonidos indecorosos me creaban el hormigueo, pero esta vez no era en el estómago, se sentía como aquellas veces que me bañaba luego de verla desnuda en el baño de mi casa.

Se separó de mí, la brisa me golpeaba en la zona húmeda, Nicco me miró cautivada.

-¿Por qué no gimes? ¿No te gusta? –dijo mirando a un costado enojada ¡maldita! Me avergoncé de sobremanera y la golpee con mi rodilla- ¡ajaja! No te enojes, sólo bromeo –dijo besándome otra vez en el cuello- Ese aspecto lujurioso y ese rubor que tienes en el rostro es tan…-se acercó a mi oído- Excitante- me susurró, y una pequeña alarma dentro de mí empezó a sonar diciendo “Nicco está siendo muy cautivadora”

Se sentó a horcajadas sobre mis caderas ¡¡¿Qué clase de roce es este?!! Intenté ignorarlo, pero era imposible, sólo me concentraba en su cuerpo sobre el mío.

-Estuve viendo videos…-susurró evitando mirarme con un fuerte sonrojo en toda la cara ¡¿Qué ella qué?! La mire extrañada y giré mi palma (¿de qué?)- de… esos –cerró los ojos, giré mi palma (¿Cuáles?)- ¡Argh no puedo decirlo!...Espera lo diré de una manera más fácil–me miró.

Indicó que hiciera un círculo con mi dedo índice y el pulgar, al hacerlo ella introdujo dos dedos en el con un mete saca de lo más explícito ¡Ahhh esos videos!... Espera ¿qué?

Empecé a sonreír retorciéndome bajo su cuerpo ¡qué linda! Me hacía gracia todo lo alocado que se le ocurrió; sobre mí me miró cautivada, debido a la seriedad de su mirada, me ponía nerviosa con cada rincón de sus facciones.

Se acercó con una sonrisa en los labios y me envolvió entre sus labios, presionó con fuerza el beso, me estaba extasiando, el calor de mis piernas estaba subiendo, la abracé con gran cariño a la espalda, sus besos bajaban a mi cuello y me sentía como una oveja entre las garras de un lobo.

Cerré los ojos agudizando mis sentidos, para sentir hasta la última pizca del amor de Nicco, sin querer mis piernas se separaron, dándole paso a su cadera para chocarse con la mía, al sentir mi entrepiernas tan conectado con el de Nicco, mi corazón se detuvo, y volvió a palpitar gritándome cosillas en el estómago; mientras Nicco se acomodaba entre mis piernas creaba una hermosa sensación de miedo y placer en mi cuerpo ¿qué iba a pasar? Fuera lo que fuera, si era con Nicco lo haría con gusto.

Con su boca atacándome el cuello y sus manos en mis hombros estaba presa entre sus caricias, mis dedos le rasguñaban la espalda al sentir como sus manos descendían a mi pecho, tocó delicadamente mi seno derecho, atrapándolo con toda su palma…mi rostro estaba avergonzado, mis piernas temblaban apretando sus muslos.

-Me gustas tanto…-susurró con un tono de voz tan libidinoso que logró tranquilizarme un poco al notar que ambas estábamos con esa clase de sensaciones en el cuerpo que cada vez gritaban más en mi entre pierna.

Sin pensarlo mucho agarré su camiseta desde su espalda y con inexperiencia intenté quitársela, Nicco se levantó un momento sin separarse mucho, su respiración sonaba agitada entre mis oídos y con ágiles movimientos se quitó aquella prenda que tanto empezaba a odiar; Unos segundos miré su torso que estaba adornado por un hermoso sujetador negro, que a mi vista encajaba tan perfecto con su cabello, volvió a besarme con intensidad, pero ahora entre mis dedos la caliente piel de Nicco me activaba los sentidos, sintiendo en mis pechos la presión de ella.

Nicco entre gemidos ahogados, me deshizo la corbata con lentitud, mi pecho se agitó de respiración, sentía que me faltaba y el aire me sobraba en los pulmones, cada botón que deshacía era un paso más a la vergüenza.

-La expresión que tienes es simplemente excitante –sonrió pícara sin dejar de mirarme y desabotonar mi blusa.

Cuando terminó de abrir mi prenda, me despojó de ella con delicadeza como si fuera a quebrarme entre sus dedos.

-Es la primera vez que puedo ver tu cuerpo –su mirada se posó en mi pecho con lujuria ¡¡Nicco no me mires así!! –Eres cruel, tú siempre me mirabas -¡¿lo notó?! ¡Argh! ahora me siento más avergonzada- no te preocupes –rió mirando mi inquietud en el rostro- me encantaba que fingieras no mirarme.

Dicho eso empezó a besarme el pecho sobre la ropa interior, la caliente saliva de Nicco me estaba enloqueciendo, sus manos me apretaban la cintura y me acariciaban el vientre, moví mis piernas incómoda, y sentí una lubricación en mi vagina ¡ah! Me asusté, cerré los ojos con violencia mientras Nicco besaba de mis pechos hasta mi obligo.

-El aroma que tienes es tan rico- dijo con una chistosa voz.

Quitó el broche de mi sujetador, y me lo quitó dejándolo a un lado.

-Espera –se levantó un poco y meneando sus manos por la espalda se quitó el suyo, dando un pequeño rebote en sus pechos que me excitó aún más.

Pienso que, su cuerpo en su totalidad no era lo que me excitaba, tenerla conmigo, que me mirara sólo a mí, que todo lo que hizo este día sólo era para mí, me hacía desearla.

Se abrazó de mi cuerpo, sus pezones empezaron a resarce con los mío ¡Qué excitante! Con una pequeña fricción me estaba volviendo loca, nuestros cuerpos deliberaban una pequeña capa de sudor y su voz estaba gimiendo.

Al escuchar sus primeros sonidos de ese tipo, me enamoré de esa vocecilla, ¡¿cómo era posible esa clase de ruidos?! Si bien el único decibel que salía del cuarto eran sus gemidos, mi cuerpo le daba claros índices que lo estaba disfrutando tanto como ella.

Mis manos bajaron su espalda, cuando me topé con su trasero me sentí indecisa ¿Agarrarlo o no agarrarlo?

-Tócalo –dijo con una risita, como si estuviese penetrándome la mente.

Me avergoncé, pero como toda obediente chica mis palmas acariciaron sus perfectamente redondas nalgas.

-me hace cosquillas –se reía en mi cuello sin dejar de mantener la presión para que nuestros cuerpos se rozaran.

Me encanté, hasta en este momento no cambiaba nada, seguía siendo la misma chica extraña del patio trasero.

Con lentitud y nulo autocontrol, mis dedos se metieron entre su pantaloncillo, e inconscientemente se lo estaba bajando, Nicco levantó sus caderas como respuesta; se alejó un poco de mí, sus manos buscaron en el cierre de mi falda a un costado, ayudándola con mis piernas se deshizo de ésta y la lanzó fuera de la cama, y como acción reacción terminó de quitarse su pantaloncillo, quedando ambas en nada más que una pantaleta.

Empecé a sonreír de los nervios, y Nicco imitó mi rostro con una risa.

-¡Awww! –Exclamó- eres tan tan…tan –me miraba de pies a cabeza- joder no sé, hermosa comestible y violable -¿Qué yo qué?

Con los dedos me quitó la última pieza de ropa sobre el cuerpo, estaba completamente desnuda a su merced, como efecto se quitó su calzoncito negro de encaje, podía mirar su zona de mil maravillas, pero no, me hipnoticé mirando su mano, la que mantenía la hermosa pulsera que me había regalado; recordándolo volví a sentirme feliz ¡¡Nicco!! Se escuchaba en mi mente tan repetido, que sus acciones como hacerme un pastel, un poema, un regalo y sus sonrisas, me mojaban más que cualquier otra cosa.

Nos quedamos desnudas, Nicco sobre mí y yo abajo, a pesar de tenernos a flor de piel, teníamos que mirarnos a los ojos como si fuera un objetivo aún más interesante que un par de pechos.

-¿Te has tocado alguna vez? –me preguntó fingiendo tranquilidad, pero sus mejillas me decían otra cosa.

Me sobre exalté, ¡¡¡¿qué pregunta?!!! Era muy vergonzoso si lo pensaba, hice memoria unos segundos, y no, jamás me había tocado por mucho que tuviera esa sensación de querer hacerlo cuando pensaba en Nicco.

Le negué y la apunté.

-Yo…uhm bueno, un par de veces –dijo volteando evitando mirarme –¡Pe-pero fue pensando en ti! –explicaba a una pregunta que nadie hizo.

Sonreí, nunca dejaba de tener esas reacciones tan típicas de ella.

Se acostó a mi lado, tenía la respiración agitada, me voltee de vergüenza, ¿lo estaba haciendo mal?

Su mano se posó en la curva de mi cintura y comenzó a acariciarme desde atrás ¡me agité!

-Eres tan linda…-susurró en mi oído besándome el hombro mientras su mano delineaba mi cintura.

Cuando creí que caería en el abismo de descontrol, sentí sus dedos acariciándome el vientre, antes que hiciera algo o pudiera pensar, Nicco deslizó lentamente sus dedos hasta mi vagina, sentí como las yemas de sus dedos se resbalaron muy fácil en aquel lugar.

-¡ah! –Gimió en broma- estas tan empapada –me mordió la piel y sus dedos se encargaron de acariciarme ese lugar- ese rostro que pones expresa unos gemidos exquisitos en mi imaginación –dijo moviendo sus dedos más fuerte.

¡No podría explicarlo! Sentir los dedos de Nicco en esa zona tan importante ¡me estaba volviendo loca! Lo hacía con una fuerza precisa, tocando todos mis puntos sensibles como si los conociera mejor que a sí misma, mis piernas se movían extrañas entre los intrusos de su mano.

-¿te gusta? –preguntó innecesariamente con una voz que volvió a la lujuria, deseaba más, su cuerpo me atrapaba completo y aun así deseaba más.

Desde el hombro hasta el muslo me recorrió con sus besos, sin dejar de mirarme, se acomodó entre mis piernas, con sus delicadas manos y su mano derecha completamente empapada de mis fluidos, abrió mis muslos ¡No lo haga!

Empezó a besarme el vientre con cariño, sus ojos estaban fijos en mi rostro.

-feliz cumpleaños…-me susurró antes de que sintiera la punta de su lengua entremedio de los labios vaginales ¡ahh! Pude haber gritado de placer, pero la distorsión placentera de mi cara lo decía todo, por aquella razón Nicco no apartaba sus ojos de mí.

Besó una y otra vez esa zona, con su mano derecha entrelazó sus dedos en los míos, veía la pulsera de mi mano y la de ella una y otra vez, como toque especial de excitación.

Nicco, si hiciste todo este teatro para querer encantarme y acceder a tener sexo contigo, déjame decirte que lo lograste… y además era innecesario porque ya lo deseaba.

Su caliente y babosa lengua me acariciaba, en el vientre tenía lujuriosas contracciones, y un cosquilleo extraño se me presentó cuando su lengua me acarició el clítoris con tortuosidad.

Sin querer apreté la cabeza de Nicco entre mis muslos al llegar al deseoso orgasmo que me había producido.

Miraba el techo exhausta sentía la brisa de la respiración de Nicco en mis oídos, y pensaba lo perfecta que se hacía mi vida cada segundo con ella, me senté, la abracé y con mi lengua probé aquel deseoso pezón que tenía escondido entre el cabello que le caía por los hombros.

Nicco gimió en respuesta, mientras la abrazaba más y más fuerte, mordía succionaba y chupeteaba ese pedacito de carne como si fuera lo único que deseara; mis manos la recorrieron sin soltar mi boca de sus pechos.

-Arly…-susurró en un gemido de lo más encantador, que reactivo mis sentidos, y de sólo escuchar mi nombre de su boca podría haber tenido otro orgasmo.

Mis dedos bajaron a su vagina, metí con inexperiencia mi mano, me sorprendí de sobremanera sentir el líquido tan generoso y caliente que le llegaba a recorrer los muslos.

Me separé unos centímetros de sus pechos, miré mi mano que había sido la espía entre su sexo, Nicco se avergonzó y entre su mirada, aquel liquido fue llevado a mi boca con gula, ¡qué sabor tan precioso! Sentí como su esencia entraba por mi lengua hasta mis entrañas.

Volví con violencia a sus pezones y mi mano a su vagina, mientras la acariciaba y Nicco gemía, encontré su entrada, con delicadeza metí dos dedos ahí escuchando un pequeño grito de sus labios-

-Ah se siente tan rico –dijo entre risa, placer y dolor.

La agitaba, frotaba con mucha presión y lujuria, su voz me enloquecía y luego de tantos ajetreos la voz de Nicco se volvía más y más exagerada, cuando sentí entre mis dedos como su interior se contraía.

-Es la primera vez que hago esto –dijo riendo avergonzada con su voz totalmente entrecortada.

La abracé entre mi cuerpo, sentir su calor así de desnuda me hacía perder la calma, pero tantas cosas había hecho este día que pensar en que algún día se alejaría de mí era algo totalmente errado.

Se acostó sobre mí con ternura, seguía acariciándome.

Cerré los ojos un momento, pensé en todas las cosas que Nicco me hacía sentir, me sentía feliz y acompañada, era realmente lo que alguien podría llamar “alma gemela” era la única que podía entender hasta lo más simple.

-Arly…-susurró apoyada en mi pecho con timidez- ¿puedo confesarte algo? –dijo.

Le asentí con la cabeza acariciando la suya.

-Ahora no siento ese miedo, pero debo confesarte que, estoy enamorada de ti desde el primer día que nos vimos -¡¡¡¿eh?!!! Mi pecho se agitó otra vez ¡¿en serio?!- tenía miedo que te alejaras de mí ya que eras la primera amiga que había conseguido.

¡Está adorablemente loca!

-No tenía el valor de decírtelo, me alegra que hayas aceptado mis sentimientos –me abrazaba- no tenía la forma de decírtelo tampoco -¿con qué dices eso? Si la que no puede hablar aquí soy yo pero debo admitir que entonces siempre me amó con esa intensidad ¡¡¡Awww!!! Creo que estoy empezando a mojarme de nuevo.

Nicco se acomodó a mi lado, me besó la mejilla con ternura, seguía tocándome con lujuria disimulada.

-Pensé en muchas cosas que pudieran darte pistas de mis sentimientos –dijo mientras sonreía feliz- pero ¿qué hacer? Si directamente yo no pudiera decir que me gustas.

 

 

 Si no pudiera decir que me gustas.

Sthephannia

 

 

 

Notas finales:

¡Muchas gracias por leer! espero que te haya gustado :3

Curiosidades del fanfic que no podía poner al principio.


1)El poema fue creado por mí en 20 segundos.

2)Soy tan apasionada por los sentimientos que el Lemon me costó mucho más que el poema.

3)El título está inspirado en Niccole, y no en Airlynne como todas (incluso yo) creíamos .w.

 

                                          Las amo, Sthephannia.


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