Me enojé, me sentía totalmente enfadada, no importa que me hubiera ignorado ¡¡¿pero tenía que mirarme con ese rechazo?!! ¡¿Quién mierda se cree?! ¡¿O acaso por ganar un estúpido partido de tenis tenía el derecho?! Si pudiera gritárselo lo haría, además qué…
Inevitablemente sentí un pequeño ardor en mis ojos, quería llorar ¿pero por qué? No era la primera vez que alguien me rechazara… pero ¿o quizás no me reconoció?
¡Mi libro! Recordé otra vez, volví a tirarme el pelo de rabia, de seguro sería chistoso si alguien me mirara en este momento, de seguro sería el maldito mimo enojado, qué rabia.
Intenté respirar otra vez, lento y profundo, esquivando otra vez la serie de humanos idiotas que tenía mi colegio, caminé hacia el patio trasero, para buscar mi libro, si fuera un perro de seguro ya no me querría como ama.
Veo el pequeño caminito de arbustos que indica el paso hasta el pequeño lugar dónde tanto me gustaba leer, pasé con rabia golpeando las hojas como ¡cual explorador con el machete en mano! Al momento en que me detuve mis ojos ya estaban empapados ¡no llores Airlynne!
-¿qué te pasa? –escucho una dulce voz, miré como un rayo hacia el mismo árbol donde estaba sentada ayer y Navit estaba ahí.
Espera... ¡¿Navit?! ¡¡ ¿Qué hace ella aquí?!!! Abrí los ojos de par en par, mi cuerpo se enfrió, la chica sentada en mí árbol era la misma de ayer, pero… espera… ¡argh!
La confusión en mi rostro era evidente no dejaba de mover mis manos y mi cuerpo, ella me miró extrañada, se levantó rápidamente de ese lugar.
-¿estás bien? Cálmate –dijo tomándome de los hombros, la sensación de calor en sus dedos me atravesó la piel, el color de sus ojos, la preocupación en sus gestos, al ver que me tranquilizaba su mirada cambió a dolor y me evitó preguntando:
-¿ya termino el partido verdad? –soltó lentamente mi cuerpo, pero si ella lo había ganado.
Mi rostro se posó a dudoso, la apunté con el dedo y luego puse tres dedos por sobre mi frente apuntando hacia arriba.
-¿eh? –titubeó ella ¡que idiota soy! Nunca sabría que quiero decir uhm… espera.
Volví a insistir con el gesto.
-¿Looser? – ¡¿cómo que looser tarada!? Le negué con la cabeza -¿corona?- dijo ¡¡exacto!! Le atinó ¡¡ahh que me entienda es como un cielo!!
-¿Navit ganó? –dijo enojada, pero si ella era… ¿eh? Confundida le asentí con la cabeza – ¿la viste? Es mi hermana, somos iguales, bueno por fuera… la muy perra esa… -se volteó a garabatear pegándole al árbol.
Ahora todo tenía sentido era su hermana gemela, ¿por qué no lo pensé? ¡¡Ahh si claro!! ¡Como si fuera tan normal! Empecé a moverme con ironía dialogando con mi yo interno.
-Encontré esto –dijo haciéndome reaccionar, entre sus manos estaba mi preciado libro.
Abrí los ojos con una extremidad increíble ¡¡tenía mi libro!! Me abalancé sobre ella y la abracé fuertemente sintiendo su cuerpo.
Espera… ¡la estoy abrazando! Estoy abrazando a una desconocida… se siente bien pienso ¡argh debo soltarla! Pero ella me está abrazando también.
-¿Cómo te llamas?- dijo- ah... disculpa ¿cuál es tu nombre?- volvió a decir sin soltarme de su agarre con su cabeza apoyada en mi hombro.
Me soltó, sacó de su mochila un cuaderno, un bolígrafo negro y me los concedió.
Mientras escribía mi nombre dijo:
-No me gusta esto.
La miré con duda preguntándole con mi rostro un “¿qué?”
-no me gusta que uses la escritura, me gusta la manera en que me hablas con tus ojos, pero es algo necesario –sonrió.
¿A qué se refería? ¿Le gustaba que le hiciera gestos? Sentí un pequeño hormigueo en mi estómago y le pasé el cuaderno.
-Arlin –pronunció ¡¡así no se dice!!!Le mostré la “i” con el bolígrafo con un rostro muy desagradable al borde que ella comenzó a reír.
-Arlin- pronunció otra vez, le mostré otra vez subrayando la “i” en mi nombre.
-Airlin- pronunció correctamente esta vez –Airlynne- susurró con una sonrisa- tu nombre es hermoso, aunque me decirte Airly suena mal –dijo- prefiero llamarte Arly –bien, me rindo ella es hermosa y mi nombre entre sus labios suena bien, además que nadie suele pronunciarlo.
Le apunté con el dedo.
-yo me llamo Niccole –dijo sonriendo.
Agarré su cuaderno y escribí mientras me miraba sorprendida por lo acelerado que le quité éste.
“Si pudiera pronunciarlo, te llamaría Nicco”. Escribí.
Ella sonrió sin mirarme.
Agarré su manga atrayendo su atención, pusé otra vez los tres dedos en mi frente y expresé duda en mi rostro.
-Ella es Navit, mi hermana mayor… -dijo con la mirada enojada- bueno, sólo por 8 segundos –sonrió irónica- la perfecta, la única, la que todos aman…-en su voz había odio- sólo soy catalogada, como su maldita copia barata…
Me enojé, había algo que la hacía sentir así y no me agradaba, de todas formas la engreída personalidad que Navit esbozaba no debía ser fácil.
-Es la primera vez que le digo esto a alguien… -susurró lo suficiente como para que yo le escuchase, en su voz había paz.
Nos sentamos delante del árbol, ella tomó nuevamente mi libro, acarició la portada y me lo entregó.
-Estuve leyéndolo, mientras todos gritaban alocados por mi hermana, espero que no te moleste –dijo con una expresión neutra.
Le negué con la cabeza, me sentía cálida de tenerla a mi lado, ¿sería mi amiga? u otra cosa, no sé.
-Dijiste que era de dragones –sonrió pícara- pero nunca dijiste que era de príncipes que rescataban princesas luchando contra estos –comenzó a reírse, tapando su boca con la palma de su mano, creo que me sonroje.
Tapé con mis manos el rostro y ella sólo atinó a reír mucho más, comencé a titubear con mis gestos ¡¡ahh se está burlando lo sé!! Hice un corazón con mis dedos.
-¡¡Awww!! Eres tan linda Arly –me abrazó fuertemente, ¡¡ah está sensación otra vez!! Nicco me estaba abrazando muy fuerte.
La apunté con el dedo.
-¿yo? –preguntó y asentí con la cabeza.
Posé mis nudillos bajo la barbilla y coloqué un gesto coqueto en mi rostro.
-ahh… ¿linda? –preguntó dudosa, ¡¡asentí con la cabeza!!-¡claro que no!
Me enojé, dibujé un “+” con mis índices.
-¿más? –asentí.
Puse mi palma sobre la cabeza y la subí y baje en la misma posición.
-¿qué es eso? –Dijo con una intriga en su cara.
Ohm… pensé, y levanté 8 dedos entre mis manos.
-¿ocho? –dijo y asentí.
Con dos dedos golpee despacio mi muñeca izquierda, sobre mi reloj de pulsera.
-¿reloj? –Negué- ¿tiempo? –abrí mi mano y la balanceé izquierda abajo derecha abajo indicándole algo así como “más o menos” -¿hora? –negué…ahh comencé a contar con los dedos lentamente -¡segundos! –exclamó y asentí sonriendo ¿por qué sonreía tanto con ella?
Mostré de nuevo los 8 dedos y golpié mi reloj de pulsera.
-8 segundos –dijo, asentí- ¿mi hermana mayor? –chistee los dedos feliz, y vamos otra vez sin pausas.
La apunté, puse el gesto coqueto en mi rostro, indiqué el “+” con mis índices, mostré mis ocho dedos y posé mis dedos sobre el reloj, ella me miró pensativa.
-Yo… soy…más linda que mi hermana –dijo sonriendo sonrojada.
Asentí con la cabeza, se sonrojo ella se dio el tiempo de entenderme, me sentía feliz, normal, tranquila, yo misma.
-si lo dices en serio, eres la primera persona que lo piensa –si rostro seguía sonriendo pero sus ojos expresaban dolor- Estoy segura que si te acercas a ella verás que es mejor que yo y ya no seremos amigas…
La golpié en el hombro de manera fuerte y le negué enojada, ella sonrió. La apunte con el dedo y agarre su meñique con el mío.
-¿de verdad? –dijo abrazándome.
Me sentía extraña, hasta un poco fuera de mí, era mi primera amiga.
-¿te gustaría ir al karaoke conmigo? –la escuché reír antes de terminar la frase, la alejé de mi con cara de “¿en serio?” Muy sarcástico, nos miramos un par de segundos sin hablar.
-¡Jajaja! Tu cara es tan adorable –y estalló a carcajadas.
Agarré su cuaderno con furia otra vez y le escribí mientras aún se reía.
“no puedo ir, iré con Navit ella canta mejor”.
Nicco lo leyó y su rostro se enojó rápidamente, me devolvió la mirada y comencé a reír sin esbozar ruido alguno.
-eres una maldita… ¡genial! ¡Jajaja! –su risa era más fuerte que la anterior.
Estuvimos tanto tiempo fuera del salón que ignoramos el timbre y dejamos las clases ausentes, salimos del patio, que ya no era mi lugar para leer solamente, sino de encuentro con Niccole.
Quedaban sólo dos bloques de clases y ambos no pude salir por castigo a no entrar a la hora apropiada, de seguro a Nicco también la castigaron sin receso, me pasé todo ese tiempo escuchando comentarios de Navit y su gran proeza.
Luego de las horas correspondientes salí y divisé a Nicco en la entrada.
-Arly –pronunció ella al verme- ¿a dónde te diriges? –Le apunté hacia la derecha de la calle -¡arrgg demonios! Yo me voy en la dirección contraria, quería conversar contigo un poco más - ¿era broma o se le salió? De todas formas me hacía reír con esas cosas tan repentinas.
-¿Me das tu Skype? –pregunta tan rápido que siquiera creí haberlo escuchado bien.
Escribí mi correo en su cuaderno, en una esquinita, miré el resto de la hoja y sonreí al ver mis demás notas.
-A penas llegue a mi casa te agregaré ¿sí? –asentí con una sonrisa.
Posó sus puños en el pecho imitando un abrazo e hice lo mismo, luego con la palma de su mano se despidió y yo también, lo recordó, me sentí atraída a su personalidad; me apuntó con su dedo índice, me abrazo con un fuerte y corto apretón, agarrando mi meñique con el suyo se separó de mí hasta que el largo de nuestros brazos acabó, y sonrió, para luego voltearse y correr en dirección contraria a mí, dejándome absorta.