POV Loki
Su mirada chocolate me atravesaba sin piedad. ¿Cómo habíamos llegado a esta situación? Juraba que no había dejado huella alguna en mi huída, pero parecía ser que no era así. La figura desalineada de Stark me tenía sin cuidado, pero por ahora, era prisionero de nueva cuenta, aunque esta vez en su lujoso automóvil. No sabía a dónde íbamos, no sabía qué demonios estaba pasando por su mente en aquellos momentos. Me llevé de nueva cuenta la mano al vientre, una leve punzada de dolor de recorrió aquella área de mi cuerpo. Quería poner la mente en blanco, pero tan solo estaba maquilando miles de ideas sobre lo que estaba a punto de suceder.
Finalmente nos detuvimos. No reconocía el lugar, habíamos abandonado la ciudad un par de minutos atrás y parecíamos estar lo suficientemente lejos de todos como para gritar a los cielos sin ser escuchados.
– ¿Acaso ya podrías decirme vuestro plan? – Susurré por lo bajo mientras le miraba de reojo. Por ahora su castaña mirada yacía clavada en el volante.
– Perdóname… – Un murmullo apenas audible brotó de sus labios. Desvíe la mirada mientras un suave suspiro escapaba de mis labios.
– Creo que eso es algo que debería decir yo – Me apresuré a contestar mientras le observa. Él me devolvió la mirada casi de inmediato. – Este no es el Stark que yo conozco – Musité mientras le sujetaba del mentón y le hacía mirarme.
Debía admitirlo, de haber conocido a Stark antes que a Thor… Quizá no hubiese estado en esta encrucijada. Sin embargo las cosas habían acabado de la peor manera, y ahí estaba yo, retirándome en paz de la torre no sin antes de ser introducido a la fuerza al lujoso auto y ser llevado a… No sé dónde.
– Me gustas… – Agregué sin pensarlo mucho. Aquello definitivamente capturó su atención. Sus almendras se clavaron en mí mirar, mientras una suave sonrisa se dibujaba en sus labios. – Creo que deberías estar con Rogers… – agregué soltándole de inmediato para posteriormente salir del auto. Sentí como me sujetaba de la muñeca y me impedía hacer aquello. – No nos hagamos más daño, Stark… Esto no tiene sentido… No quiero que nada te pase… – Agregué de nuevo sin pensar en mis palabras.
– ¿Qué podría pasarme? – Cuestionó enarcando una ceja sin soltarme.
Odín. Eso podría pasarle. Ese viejo decrepito y acabado que solo deseaba que su macho hijo reinara Asgard, ah, y también que tuviera un heredero con alguna estúpida asgardiana con cara de … Me detuve. No tenía caso.
– El peligro que me rodea, Stark, eso… – Murmuré sin darle más pistas, deshaciéndome con fuerza de su agarre para perderme de él.
– No dejaría que nada te pase… –
–¡Basta, Stark! Minutos atrás me echabas de tus aposentos y ahora… ¿Clamas amarme de nuevo? ¡Maldito bipolar! – Grité exasperado mientras comenzaba a caminar hacia… Algún lugar lejos de él.
– No debiste haber dicho lo que dijiste – Respondió en su defensa.
– Os amo a ambos… – Murmuré finalmente derrotado. – Pero a cada uno de manera distinta. – Finalice mientras murmuraba unas cuantas palabras por lo bajo. Un hechizo, una ilusión y me desvanecí frente a él.
Le observé a lo lejos oculto a su mirar, mientras daba vueltas por el lugar buscándome en vano.
Me eche andar sin rumbo alguno. No sabía dónde estaba y mi cabeza me estaba matando. Pero ya no podía dar marcha atrás. Debía salvar aquel fruto que crecía en mi interior, y alejarme de mi pasado era el primer paso para ello.
~*~*~
POV Thor
¿Hacía cuanto que no podía ver la luz del sol? La oscuridad se había convertido en mi eterna compañera sin siquiera haberlo pedido. Las esmeraldas de Loki iluminaban en algunos momentos mis ratos de poca lucidez, mis fantasías. Estaba llegando al límite, que incluso un dios los tiene y vaya que no son fáciles de alcanzar. Alimentado de migajas, siendo degradado a un vil prisionero. Padre quería quebrar mi voluntad y vaya que lo estaba haciendo. Un tenue rayo de luz se coló mientras la puerta de duro metal se abría. ¿Estaba soñando? ¿Otra fantasía? Un suave aroma inundó mis sentidos.
– Hijo… – La dulce voz de mi madre me sacó de mis pensamientos.
La observé mientras se apresuraba a mi encuentro, el suave tacto de su piel sobre la mía me erizó por completo. Estaba seguro que soñaba, que mi atrofiada mente estaba luchando por escaparse de la realidad. Pronto sacó una pequeña llave de entre sus ropas, introduciéndola en los grilletes y liberando mis ataduras. No, aquello no era un sueño.
– ¿Por qué…? – Murmuré desplomándome en el suelo y observándola desde abajo.
La sentí abrazándome protectoramente mientras llenaba mi frente con suaves besos.
– Debes buscarlo, las creaturas que crecen en su interior corren un grave peligro… –
¿Las?... La cabeza me daba vueltas.
– Heimdall abandonó momentáneamente el bifrost, todo está planeado hijo mío. Llama a Mjolnir, huid, salvadlos… – Murmuró poco antes de besar una vez mi frente poco antes de ponerse de pie y salir de lugar a toda prisa.
Tardé unos momentos en captar lo que estaba sucediendo. Me puse de pie a duras penas mientras estiraba la diestra. Mi fiel arma acudió en unos segundos a mí. No tenía la fuerza física en aquellos momentos, pero Madre estaba dándolo todo de sí, arriesgando su propia vida por la mía. Hice un esfuerzo más para hondear el martillo y salir de aquel lugar gracias a este. Segundos después me encontraba en el puente arcoíris, ante el desolado bifrost o al menos eso pensaba.
– Es tu oportunidad… – Una voz conocida brotó de la nada. Aquel rubio salió del bifrost, acompañado de Volstagg, ambos me observaban con una enorme sonrisa en los labios.
– ¿Qué hacéis… Aquí? – Murmuré confundido mientras me sujetaban con firmeza y me arrastraban al interior del lugar.
– Frigga lo ha planeado todo – Murmuró Fandral mientras se colocaba detrás de la espada para abrir el bifrost. – Ahora mi estimado dios, ten un buen viaje y no vuelvas hasta tener un buen plan – Añadió mientras la luz de la maquina iluminaba el lugar.
Volstagg tan solo me sonrío poco antes de dejarme caer en la luz. De un momento a otro me encontré desgarrando mi espalda en algún punto de Midgard. Malditos sean. Buenos amigos pero demasiado brutos a veces. Me revolví en el suelo del lugar mientras observaba a mi alrededor aún desde mi posición.
“Loki”…
Su nombre llegó a mis pensamientos rápidamente. Debía encontrarlo. Pero… ¿Cómo?... No tenía la ayuda de Heimdall y su omnipresencia… ¿Estaría con Stark aún? ¿Cómo daría con la torre del hombre de hojalata?
POV Loki
Habían pasado cinco largos meses de soledad. En algún momento de mi vida había encontrado un punto intermedio en el que todo me daba igual. Midgard tenía cientos de lugares ideales para esconderse. Estaba en un lugar al que ellos llamaban “Aokigahara” o vulgarmente conocido como el bosque del suicidio. Un lugar poco explorado, en el que solía encontrarme al menos con un humano muerto al día… Un lugar lo suficientemente tétrico y al que nadie se aventuraba a ir por miedo. En lo más profundo de este había encontrado construcciones abandonadas que me habían servido de refugio durante un par de largos meses. Mi cuerpo había crecido en exceso, o mejor dicho mi vientre, y me era demasiado exasperante salir de mi refugio. Unos cuantos árboles frutales eran los que complementaban mi dieta diaria junto con algunas cosas que me ingeniaba para conseguir.
Solté un suspiro profundo mientras me disponía a entregarme a los brazos de Morpheo, pero aquella sensación, esa luz… Era el bifrost. Salí de inmediato de la pequeña construcción de madera para observar como la luz de este se desvanecía en los cielos. ¿Odín? Un escalofrío recorrió mis entrañas mientras daba dos pasos hacia atrás. No había dejado rastro de mi ubicación. Había ocultado mi presencia y ni el mismo Stark había podido encontrarme en aquellos meses venideros. Pero no, aquella no era la presencia de Odín. Me apresuré para llegar a las faldas del Monte Fuji y de repente ahí lo ví… El dios del trueno en una miseria incomparable. ¿Cómo me había encontrado? Un sinfín de emociones llenó mi ser, pero fueron acalladas por la voz de la razón. Padre de Todo estaría atento a su hijo. ¿Sería acaso una trampa? No… No podía arriesgarlo. Mi hijo valía más. Me dí la media vuelta dispuesto a volver a mi escondite pero…
– Loki… – Mi nombre se deslizó por sus labios. Lo observé de reojo mientras sus zafiros se perdían en mi mirar.
Estaba débil, era un dios caído en todo aspecto y sentido. Thor… Amor mío, ¿Qué os había pasado? Me dí la media vuelta sin poder darle tiempo a mi razonamiento de llenarme con sabiduría. Me apresuré a su lado. El conjuro para ocultar mi presencia debía ser suficiente por el momento para ambos, ¿Cierto?
– Idiota… – Murmuré mientras me hincaba a su lado y le sujetaba del mentón para observarle.
– Mi dulcinea… – Murmuró por lo bajo mientras dibujaba una sonrisa en sus labios agrietados. – Duele tanto vivir… – Continuaba diciendo por lo bajo mientras recorría su cuerpo con la vista, sus muñecas tenían la clara marca de los grilletes que las habían aprisionado – Duele siempre sin ti… –
– No tiene sentido lo que dices… – Respondí mientras me enfocaba en sus heridas. Unas cuantas palabras brotaron de mis labios, solo ocupaba aminorar el dolor en su piel…
– Necesito tu olor, necesito tu calor…. – Continuó con insistencia mientras luchaba por llevar su diestra hasta mi mejilla. – Quiero perfumar mi alma con gotas de ti… –
Sentí mi alma partirse en dos.
~*~*~
POV Thor
De un momento a otro me había desvanecido. Lo último que recordaba era su mirar fijo en mí. Sus esmeraldas bañadas en preocupación mientras atendía con cuidado las heridas de mi cuerpo.
Cuando abrí de nueva cuenta los ojos me hallaba en una pequeña cabaña junto a un cálido fuego, el cual estaba rodeado de un par de extrañas piedras, quizá para ocultar la presencia del mismo. Dejé de prestar atención a aquellos pequeños detalles para observar la figura que yacía dormida en una esquina del lugar, en una pequeña cama hecha con mucho cuidado y materiales que claramente habían sido tomados del bosque. Una pequeña manta cubría su cuerpo y su vientre… Había crecido en demasía. Me puse de pie de inmediato. Las heridas de mi cuerpo aún no habían cerrado, pero presentaban una mejoría notable. Obviamente, era gracias al poder de Loki. Me apresuré a su encuentro cuanto antes, pero este abrió los ojos sorpresivamente, poniéndose de un brinco de pie y alejándose de mí de inmediato.
– ¿A qué habéis venido? – Cuestionó alerta, mientras se llevaba la izquierda a su abultado vientre.
¿Acaso podría explicarlo lo sucedido? Había perdido la noción del tiempo que había pasado encerrado, pero parecía que había sido considerable, tan solo con ver el desarrollo de mi hijo…
– Me curas y traes a vuestro escondite, creo que ya no es momento de preguntar aquello… – Musité mientras daba un paso hacia él, en consecuencia, Loki retrocedía uno.
– ¿Él te ha enviado? – Cuestionó mientras se ponía firme, mostrando una fiereza inigualable en su mirar.
– He escapado gracias a nuestra Madre… –
Mis palabras claramente lo desconcertaron.
– ¿Escapado? – Cuestionó.
– Padre ha enloquecido – Finalicé. No quería ahondar en detalles. Lo importante era que ahora estaba ahí… Con él.
– En ese caso no demorará en encontrarnos… – Agregó dolido mientras se llevaba de ambas manos al vientre.
– No dejaré que… –
– ¡No me vengas con eso Thor! – Bramó exasperado mientras me observaba asesinamente. Ese era mi Loki. – Si os ayude fue por mera debilidad, no permitiré que mi hi.. – Se detuvo en seco mientras se sujetaba el vientre con fuerza y soltaba un grito de dolor.
¡Joder! ¿Aquello estaba sucediendo en serio? ¿Qué debía hacer? … ¡Stark! Su nombre resonó en mi cabeza. Debía llevarlo a la torre de engreído aquel… Pero hacía donde… ¿Debía ir?... ¿Dónde estábamos? ¿Qué debía….? No pude siquiera terminar aquella frase mental. El sonido del tejado partiéndose capturó mi total atención, no pude sino a atinar a tomar el delgado cuerpo de Loki entre mis brazos mientras este se retorcía de dolor.
– ¡Touché! – La voz de Stark había inundado la habitación.
POV Tony
Cinco largos meses. Habían pasado cinco largos meses en los que no había parado ni un solo segundo de buscarlo. Si bien, había aceptado a Steve de nuevo en mi vida, y no como algo más que un conocido inútil en mi casa, no había dejado de buscarlo. Y cuando las lecturas generadas por el artefacto que Jane había construido para mí, finalmente daban señales de aquella energía generada por el bifrost, no había dudado ni un solo segundo en ir en su búsqueda. Y ahora estaba ahí, observando como el dios del trueno lo sujetaba entre sus brazos mientras Loki claramente se debatía entre la conciencia y la inconsciencia a la que le arrojaba el dolor.
El momento finalmente había llegado.
– Vámonos – Ordené.
El rubio solo asintió con el rostro mientras sujetaba firmemente al dios del engaño en un brazo y el Mjolnir en el otro. De un momento a otro nos encontrábamos surcando los cielos a toda velocidad en dirección a Manhattan.