Observó a su alrededor el silencio. El pequeño bulto rubio se aferraba a su cuerpo con fuerza mientras enterraba su cabecita en el pecho del pelinegro. Loki tan solo soltó un suspiro poco antes de notar la pequeña figura que se acercaba a él tímidamente.
Su pequeña Hela, sana y salva. La había dejado poco antes en una de las múltiples islas que había usado como escondite con anterioridad, con la firme instrucción de solo salir ante la presencia de su madre., y ella había obedecido.
— Magni… — Susurró la pequeña mientras se detenía a unos cuantos pasos del dios del engaño, quien de inmediato se hincó para quedar a la altura de la castaña, mostrándole el pequeño bulto rubio que se negaba a soltarlo.
— Todo está bien, hijo mío… — Susurró Loki mientras se daba la media vuelta y musitaba unas cuantas palabras por lo bajo, haciendo que el espejo que había usado como portal, se destruyera al instante.
De alguna manera se sintió culpable de usar los poderes de sus hijos para aquel plan, pero no había tenido más alternativa, y si ambos niños habían colaborado en ello, no podía ser tan malo.
Soltó un suspiro poco antes de sentir como finalmente el pequeño Magni se soltaba de él y se deslizaba hacia la arena del lugar, clavando su mirar en el de la castaña.
Ambos sonrieron al instante. Loki tan solo los observó en silencio, ¿Se comunicaban? Hela había demostrado poder leer los pensamientos, ¿Magni podría hacerlo también? ¿Podrían devolverse las palabras en ese mudo lenguaje? Sonrío para sí mientras se acercaba a ambos. Las esmeraldas de todos se encontraron en un segundo. Aquel perfecto momento en el que se dio cuenta que todo había valido la pena finalmente.
Soltó un leve suspiro poco antes de tomar a ambos niños en sus brazos y emprender su camino al interior de la singular vegetación del lugar. Una pequeña isla en el golfo de Bengala que había sido su escondite en días pasados, ahora volvía a serlo. Tras unos cuantos minutos de caminata, se encontró de nueva cuenta en aquella cabaña abandonada que había sido su refugio meses atrás.
— Solo será momentáneo… — Murmuró Loki mientras dejaba bajar a los niños que, a pasitos se adentraron en la cabaña.
Una cama de heno en la esquina, una improvisada chimenea con rocas y algunos utensilios de cocina. Aquel lugar no lo había usado demasiado tiempo debido a la ubicación tan alejada de las ciudades, pero eso era ahora lo que más necesitaba.
Hela y Magni de inmediato se sentaron en la cama y comenzaron de nuevo a comunicarse en aquel mudo lenguaje, que ponía nervioso al pelinegro.
Se quedó parado en el pequeño marco de la puerta mientras comenzaba a divagar, aun con la mirada fija en aquel par de pequeños. Estaba seguro de que Thor le buscaría por cielo, mar y tierra, Anthony no se quedaría atrás… Debía ingeniárselas para escapar de aquellos por al menos un tiempo. Metió entonces su derecha en la bolsa de la chaqueta que llevaba puesta, palpando apenas la pequeña gema, cuidadosamente envuelta para evitar cualquier incidente… Suspiró. El alma de Odín yacía encerrada en ella, prácticamente, había matado a su Padre.
Bien, se haría cargo de la gema y juntaría suficiente magia para poder escapar a alguno de los demás mundos, donde pudiese vivir pacíficamente con sus hijos. Sonrío por lo bajo ante la simpleza de aquella idea, pero estaba seguro de que se aferraría a ella hasta poder conseguir hacerla realidad.
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Thor estaba estático observando el espejo aún. No sabía cómo proceder ante aquello. Su hijo había desaparecido, pero su secuestrador era nada menos y nada más que Loki. Su Padre estaba… Muerto, o al menos eso parecía, y además, había sido engañado como nunca antes en su vida. ¿Cómo podía haber sucedido aquello en tan solo unos minutos?
— Debo… Encontrarlo… — Susurró para sí el rubio poco antes de darse la media vuelta, siendo detenido casi de inmediato por el suave agarre de Frigga.
— No… Creo que sea lo más prudente en estos momentos… —
— ¡No tiene derecho a hacer lo que hizo! —
— Lo tiene… — Respondió la diosa con melancolía. — Arrancamos a Magni de sus brazos al nacer… —
— No trates de defenderlo, Madre. Podía haberlo pedido. Soy el rey —
— Loki, ¿Pedirlo? —
Thor tan solo soltó un suspiro ante la conclusión de su madre. Ciertamente ese era el estilo de su hermano. Había sido tonta la sugerencia. Sin embargo, no se sentaría a esperar a que Loki le devolviese a Magni, ciertamente el pelinegro tenía derecho de pasar tiempo con su hijo, pero no a arrebatárselo de aquella manera.
Se deshizo con brusquedad del agarre de la diosa y cuanto antes se dirigió al bifrost, esperando poder encontrar al hechicero con la ayuda del guardián de ojos dorados. Apenas hubo llegado a su destino, cuando el moreno ya lo esperaba en la entrada de este.
— ¿Dónde están? — Cuestionó cuanto antes del dios del trueno mientras aterrizaba en el puente observando a Heimdall con firmeza.
— Loki no es tan tonto — Susurró el moreno mientras le devolvía la mirada al tronador. —Siempre ha sabido ocultar su presencia ante mí. Apenas he visto un momento fugaz la presencia del joven príncipe. Se hallan en Midgard, pero no podría definir en qué parte de ese mundo se encuentran —
Thor tan solo rechinó los dientes en medio de su furia. Midgard, su amada Midgard, pero el lugar que menos conocía. ¿Debía entonces acudir a su acérrimo enemigo para recuperar sus preciados tesoros? Se había prometido cuidar de Loki, pero sus acciones eran por demás pólvora suficiente para hacerlo estallar.
— Llévame a Midgard — Sentenció el rubio sin pensarlo demasiado.
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El castaño le había hecho una rápida visita a la pelirroja, pero al escuchar que Loki se había marchado horas atrás junto con Hela, decidió regresar a la torre. No encontró más que escombros y melancolía en el lugar. Soltó un suspiro mientras ahogaba el dolor que luchaba por apoderarse de su razón.
Desde la llegada del asgardiano se había suavizado, el ego y orgullo que toda la vida le había caracterizado ya no eran parte de su personalidad desde hacía mucho. Tenía una familia y había conocido la tranquilidad de compartir felicidad y tristeza con alguien más que no fuese la inteligencia artificial que había creado.
— Jarvis, busca a alguien que limpie este desastre… — Murmuró mientras su traje se desprendía de su cuerpo, dejándole en su atuendo natural.
Se echó en su precioso sofá carmín, mientras buscaba entre los escombros de la mesita alguna bebida… Pero no encontró nada. Bueno, por una vez en su vida, enfrentaría sus erráticos pensamientos en la sobriedad, como quizá siempre debería hacerlo, aunque debía admitir que no era algo que quisiera, pues ahora olvidar a Steve Rogers era parte primordial de las tareas en su mente, seguido de encontrar a Hela y por consecuente con Loki.
¿Por qué todo había acabado así? Thor debía haberse conformado con no lastimar a Loki, manteniéndose alejado de ellos, observando la felicidad del pelinegro… Pero bueno, algún día tener que suceder todo esto, ¿O no? Era de esperarse. Loki amaba a Thor, y Thor a Loki, y él… ¿Dónde quedaba? Pero Loki… Loki tenía una hija con él, y hasta donde le había explicado el dios, solo cuando se anhelaba se podía lograr aquello. Eso quería decir, que Loki de alguna manera le había anhelado… Bueno, en todo el año que habían compartido de vida, bastaba para saber que no había sido nada en vano. Soltó un suspiro poco antes de ponerse de pie, quedándose petrificado al observar a Pepper justo detrás de él.
— ¿Qué ha sucedido? — Cuestionó la dama mientras hacía a un lado los escombros a su paso.
— Una pelea marital — respondió divertido el castaño mientras se cruzaba de brazos. — Y parece ser que perdí — Agregó con una leve sonrisa en los labios dándole la espalda a la chica.
Pepper tan solo suspiró poco antes de acercarse al multimillonario.
— Ví a Steve poco antes de llegar, ¿Es por eso que ha sucedido? — Cuestionó quedándose a pocos pasos del castaño.
— Capi paleta no tiene nada que ver esto, pero si el tipo que aun usa la cortinas de su madre en su vestimenta — Agregó un tanto divertido mientras se dirigía a su bar, buscando entre los escombros alguna botella que aun sirviese.
Pepper tan solo soltó un suspiro mientras observaba la pequeña sortija que adornaba su dedo anular. Parecía ser que la noticia tenía que esperar, pues aun debía cuidar de su viejo amor con todo la atención que este necesitaba.
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Sus esmeraldas se posaron en los pequeños que jugaban en la arena. Sonrío para sí al ver como los pequeños le dedicaban de igual manera un gesto de felicidad y seguían armando su castillo de arena, que si de alguna manera lo analizaba se parecía a cierto palacio… Bueno, no había que divagar en pequeños detalles como esos.
La brisa del mar le refrescó el rostro al instante mientras sus rebeldes hebras negras se desacomodaban. No había notado cuanto le había crecido el cabello, el cual ya le llegaba casi a la mitad de la espalda. Debía cortarlo… Pero ya sería en otra ocasión. Por ahora su mente estaba fija en otro objetivo, repasando una y otra vez todos los lugares que había recorrido durante sus meses de gestación solitaria. ¿Debía ir a Japón? ¿Quizá a Moscú? ¿México? ¿Ocultarse en alguna pirámide maya? ¿Vivir en el Amazonas? Se llevó la derecha a la sien, masajeándola con suavidad.
No se daría el lujo de cometer errores, no podía perder lo que había conseguido hasta aquellos momentos. Le había costado demasiado. Ver el rostro de su madre encharcado en lágrimas y Thor… Engañar a Thor. El corazón le dio un vuelo en el pecho. Torció la boca y cerró los ojos por un instante. No quería pensar en el rubio, tanto él como Stark le habían hecho daño, y merecían absolutamente todo lo que les pasara de ahora en adelante. No se iba a detener a tocarse el corazón y pensar en ellos cuando aquel par no había pensado en él.
— ¿Cuándo iremos a visitar a papá? —
Loki salió de sus pensamientos al escuchar las palabras de la pequeña castaña que ahora yacía frente a él, observándole fijamente. Aquello tan solo sacó un suspiro de los labios del dios pelinegro. El tiempo es Asgard era diferente, Magni habría pasado tiempo escaso con Thor y Frigga, pero Hela… Con ella todo era distinto.
— Pronto, amor… Sigue jugando, pronto nos iremos — Contestó con una suave sonrisa, agradeciendo aquel bloqueo que había puesto sobre sus pensamientos.
Aun no estaba listo para enfrentar de nueva cuenta al castaño, pero tampoco podía darse el lujo de privar a su pequeña del amor de su … Padre.
Hela tan solo sonrío poco antes de darse la media vuelta y regresar a su labor en la arena, después de todo el pequeño castillo ya casi estaba listo. En algún momento ya pensaría como reunir esporádicamente a Hela con Anthony sin correr demasiado riesgo de perderla o de ser hallado.
Se puso de pie casi de un brinco dirigiéndose a los pequeños, ya pensaría en ello después.
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El moreno recorrió parte de las destruidas calles de la ciudad. Había logrado saber que Steve se encontraba merodeando por el lugar debido a … Bueno, al asunto que quizá quería evitar pensar. El amor no era un concepto del que le gustase pensar, después de todo podría hacerte una persona débil… Si no era tratado con la prudencia que se merecía, tal como le estaba sucediendo a aquellos cuatro en aquel momento.
Y ahora que lo razonaba, ¿Había sido prudente entregarle la gema a Loki? Después de todo, en un pasado, el dios había logrado destruir parte de la tierra debido a una de esas gemas. Pero ahora el dios era distinto, bueno, en parte…
Recordó vagamente aquel día en que había hallado la gema, ese día en que había encontrado al soldado del invierno en medio de la nada, apuñalando a aquel extraño ser que se parecía a una de las creaturas del ejército de Loki… Pero James había abandonado la escena apenas se había percatado de su presencia, dejándole y sin darse cuenta, aquel poderoso objeto a su alcance.
El moreno tan solo soltó un nuevo suspiro poco antes de darse la media vuelta y retirarse del lugar. Steve, Thor y Stark acudirían a él en su momento, por ahora, estaba de más estar ahí.
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Thor observó los escombros de la torre Stark, mientras a lo lejos logró divisar la figura del castaño que una vez más, yacía bastante ebrio en el sofá de siempre, mientras unas cuantas personas de intendencia comenzaban las labores de limpieza en el lugar. Soltó un suspiro abriéndose paso de inmediato en medio del caos.
No quería admitirlo, pero necesitaba de ayuda del castaño. Loki tenía en su poder una gema del infinito, lo cual lo hacía extremadamente poderoso (y quizá el pelinegro aun no caía en cuenta de ello), pero también lo hacía vulnerable. Esas gemas poseían una energía similar, y tal como en su momento habían rastreado el tesseract, podrían rastrear esta.
— ¿Vienes a destruir lo que queda de mi casa? — Cuestionó el castaño divertido sin moverse de su lugar.
— Vengo a buscarlo, y tú vas a ayudarme — Sentenció con seguridad el rubio mientras le observaba notoriamente enojado ante la actitud que el otro había tomado.
— Tú mismo me dijiste que lo dejara en paz ¿Qué rayos te sucede ricitos? ¿Bipolaridad? — Cuestionó divertido el castaño mientras le observaba con una sonrisa en los labios.
— Tiene a mi hijo… — Murmuró Thor mientras intentaba mantener la calma.
— Y a la mía, pero por si no lo recuerdas, también son sus hijos, le privamos el derecho de cuidarlos juntos, ¿Crees que le podremos arrebatar ahora a su familia? — Ebrio o no, Anthony tenía razón.
El dios del trueno permaneció en silencio por unos momentos mientras se daba la media vuelta y observaba la noche caer sobre la ciudad. ¿Acaso debía regresar a Asgard y esperar con paciencia a que Loki le dejase ver a Magni? Aquel sentimiento le devoró vivo. La paciencia no era su virtud, pero… De alguna manera sabía que Stark tenía razón en lo que había dicho. Soltó un suspiro poco antes de tomar asiento junto al castaño, abriendo una botella cercana y bebiendo con avidez el contenido. Si, iría a buscar a Loki, pero al menos no ese día.