Sus ojos castaños simplemente no podían creer lo que estaban viendo, pero ahí estaba, con aquella chamarra negra de cuero y sus jeans que hacían juego, totalmente ajustados a su nada despreciable figura. ¿Cómo era posible? ¿Por qué estaba ahí? ¿Por qué justo ahora? No se perdió ni un solo segundo, en cuanto Steve bajó de la moto y le dedicó aquella bella sonrisa…
– No me esperaba encontrart… – No terminó aquella frase. El multimillonario había estrellado su puño en el rostro del capitán, dejándole tendido en el piso totalmente confundido. Thor tan solo observó la escena con una leve sonrisa en los labios. – No esperaba menos… – Murmuró el rubio desde el piso mientras tallaba su quijada con la diestra.
– No y te mereces mucho más – Sentenció el castaño mientras observa al otro con una cara de mil demonios.
– Bueno, ya que va a empezar la pelea de amantes, será mejor que yo vaya a buscar lo que vine a buscar – Bromeó el dios del trueno antes de darse la media vuelta y dirigirse al elevador, siendo detenido casi de inmediato por el furico multimillonario.
– No ricitos, aún no hemos acabado y no te dejaré ponerle la mano encima a MI Loki – Finalizó sin apartar la vista de los ojos azules ajenos mientras un confundido Rogers se acercaba al par.
– ¿Disculpa? ¿Loki? ¿Tu Loki? – Ahora era el capitán quien sujetaba el brazo metálico de Tony para exigir la atención de este, mientras Thor tan solo soltaba un suspiro y esperaba el término de aquella escena.
– Claro, ¿Creías que te iba a esperar cual doncella en el balcón? No me jodas, capi – Sentenció sin mirarle.
– Stark…. No podía decirte a donde iba, yo… – Soltó un suspiro antes de desviar la mirada – Ahora Shield siquiera existe, tengo mi tiempo solo para ti –
Una irónica sonrisa se deslizó fuera de los labios del multimillonario mientras se cruzaba de brazos y observaba a Rogers completamente divertido.
– ¿Has regresado creyendo que aún te amaba? ¡Vaya que tienes cojones! – Sentenció divertido – Lo siento querido, has sido reemplazado desde hace mucho – Sentenció Stark mientras el rostro del capitán se descomponía en un par de segundos.
Tanto tiempo, había demorado mucho tiempo en cautivar el corazón frío y rejego del playboy. Cuando Loki había llegado a conquistar la tierra, apenas y había tomado por vez primera a su amado playboy, apenas y había logrado aquel primer “te amo” sincero. Apenas y había logrado cautivar el corazón de Stark. Loki… Aquel nombre resonó en su cabeza. Sí, porque desde que aquel ser de otro mundo había llegado, Anthony había cambiado, y para colmo, aquella misión de Shield…
– ¿Quién es? – Cuestionó al borde del colapso mental el capitán mientras pasaba saliva con dificultad, pues ya sabia la obvia respuesta. Tanto esfuerzo, tanto tirado a la basura. Había querido seguir a su amigo, buscarlo, verle de nuevo, pero había dejado aquello de lado por volver a lado del castaño quien ahora solo le mostraba desprecio.
– Pues soy yo… – La voz de Loki había brotado de la nada mientras observaba al trío desde la puerta del ascensor con una sonrisa en los labios, aquello simplemente no podía ponerse mejor.
– ¡Tú! – Claro, además de ser un prisionero de guerra, ahora era la persona que le había arrebatado el corazón de Stark de las manos. Steve no dudó ni un segundo en ir tras el dios de hebras negras, siendo detenido rápidamente por el brazo de… ¿Thor?
– No te atrevas a tocarlo – sentenció el dios del trueno mientras le sujetaba con firmeza y lo observaba tajantemente. Loki tan solo miró la escena consternado, ¿En serio Thor lo estaba defendiendo?
– ¡Maldita sea! – Bramó el capitán deshaciéndose del agarre del rubio mientras observaba al castaño. – ¡Él fue quien intentó destruir la tierra! ¿Estáis loco, Stark? – Aquel era su corazón quebrantado hablando, ¿Cómo había logrado quitarle a su Stark? De todas las personas en el universo, ¿Por qué tenía que ser él?
Anthony soltó un suspiro, si bien había pasado por desapercibido que Thor estaba en medio de aquella situación, no podía si quiera explicar lo que había ocurrido al capitán.
– No tengo que darte explicaciones – Sentenció el castaño mientras caminaba hasta donde se encontraba el pelinegro, posicionándose a su lado casi de inmediato. – Así que ahora, si ambos se pueden ir a sus respectivos y jodidos reinos y/o lugares de procedencia, adelante – Finalizó el castaño antes de darse la media vuelta y sujetar al pelinegro de la muñeca para halarlo dentro del ascensor.
Loki tan solo siguió sonriendo. Aquello era bastante divertido desde su punto de vista. Aunque… Ciertamente, el soldado había llegado en el momento menos oportuno…
– Disculpa pero esto no se va a quedar así – El rubio dios había prácticamente impedido que el ascensor se cerrarse, desprendiendo una de las puertas con su fuerza… – Yo vine por algo y no me iré sin ello –
– Disculpa, querido, pero yo no soy un objeto – Bramó el ojiverde mientras se cruzaba de brazos y observaba al otro rubio aún consternado por las declaraciones de su Tony.
– Haré que pagues mi elevador, ricitos – Murmuró el castaño mientras se interponía entre los asgardianos. – Estoy hastiado de esta situación de “mío”, “tuyo”, lárguense de mi casa y punto final… O vamos a tener que pelear por lo que queremos – Agregó mientras de nuevo cerraba el casco de su armadura.
La única respuesta que obtuvo del fornido dios, fue un duro golpe de Mjolnir que lo hizo salir de una del elevador, dejándolo prácticamente en el piso del lugar. Se preparaba para un nuevo golpe, siendo detenido ahora por el fuerte agarre del capitán.
– Será mejor que te lleves a tu “hermano” de aquí y me dejes arreglar mis asuntos … – Thor observó sorprendido al capitán. Steve siempre tan calmado, siempre tan sereno, siempre tan justo y recto, ahora era otra persona cuando se trataba de su persona especial. Sonrío para sí mientras a grandes zancadas se dirigía al elevador, sujetando a Loki de la muñeca y sacándolo del estrecho espacio de un solo movimiento ante la mirada completamente sorprendida de este, para posteriormente sujetar con firmeza a Mjolnir y salir del lugar tan rápido como pudo.
– ¿Qué mierda te sucede, Rogers? – Bramó de inmediato el castaño, poniéndose de pie cuanto antes y disponiéndose a seguir su preciado tesoro, siendo detenido de una por el fuerte agarre del soldado.
– Ellos tienen que arreglar sus asuntos y nosotros los nuestros… – Sentenció el rubio observando seriamente al multimillonario.
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De un momento a otro estaban en medio de la nada. El rubio dios del trueno lo había dejado aterrizar con sutileza, en comparación de la última vez, mientras lo observaba a unos cuantos pasos, escudriñándolo con sus zafiros. Por su parte el pelinegro lo observaba completamente molesto mientras se cruzaba de brazos y tomaba asiento en una roca cercana. Por supuesto, reconoció el paraje casi al instante. Ya habían estado en aquel lugar, solo que en la ocasión anterior, el dios del trueno le había destrozado la espalda justo en el mismo lugar.
– Ya pasé por lo peor, Thor, no me jodas, ¿Qué vuelves ahora, haciendo como que nada ocurrió? – Cuestionó el pelinegro aún sin mirarle. No podía creer aquella escena.
– No lo sé… No puedo soportar verte con él– Musitó el rubio, lo cual arrancó una amarga sonrisa de los labios del menor. – ¡No puedo dejarte con él! –
– ¡No me jodas Thor! – Bramó Loki al borde del colapso – Estabas con tu jodida Jane Foster, ¿Qué no? Ahora que tengo la oportunidad de ser amado de nuevo me vienes a joder la vida, ¿Qué no tienes otra cosa mejor que hacer? –
– Jane… Ella no –..
– No, Thor. Ella sí, ya déjame irme en paz con Tony, ¿Quieres? Él me ama, ¿No puedes simplemente dejarme ser feliz? –
– ¡No! ¡No puedo dejar que te vayas con él! ¡Eres mío! – ¿Lagrimas? ¿El rubio dios estaba llorando?
– Lloras, ahora te arrepientes, ¿no? ¿Vienes de víctima, diciéndome que fui lo mejor que te pasó? – Ironía, dulce ironía acompañada con el más letal de los venenos eran lo que acompañaba las palabras de Loki. – Pues te jodes Thor, quizá fue un capricho del destino que nos separó, porque ahora tengo alado algo de verdad, y se llama amor – Finalizó el ojiverde antes de darse la media vuelta dispuesto a marcharse del lugar, siendo detenido por el firme agarre del dios del trueno.
– Él tiene a Steve – Había dado un golpe bajo y certero, haciendo que el dios de las mentiras se petrificara al instante.
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– Debo ir a buscarlo – El castaño se mantenía firme, sin mirar aquel mar que eran los ojos de Steve, sabía que si lo miraba directamente, se perdería y todo lo que había logrado se iría a la mierda.
– Solo lo usas para olvidarme – Sentenció el capitán sin soltarle, complemente seguro en su hablar mientras observaba cada detalle de la figura del hombre que tenía enfrente.
– No te equivoques, no tengo que olvidar a alguien que ya es parte de mi pasado – ¿No podía simplemente dejarlo en paz? – Si no te hubieras marchado… – Se detuvo al instante, no tenía caso.
– ¡Debía salvar a Bucky! –
¿Bucky? Aquel nombre resonó en los oídos del playboy. El sujeto que había formado parte del pasado de su amado Rogers, aquel de quien le hablaba con amargura noche tras noche desde que habían comenzado a conocerse mejor, desde que lo había dejado entrar a su vida. El primer gran amor de Steve Rogers, la persona que había muerto tras caer de aquel tren en movimiento…
– ¡Pues regrésate con él porque aquí ya no hay nada para ti! –
No, aquello no era una respuesta que aceptaría tan fácilmente. Sujetó firmemente de los brazos al castaño y sin más depositó un beso desesperado que fue rechazado al instante por este, quien lo alejó sin pensarlo, destrozando toda esperanza que tenía de recuperar lo perdido…
– Lo siento, Tony… – Murmuró el rubio soltando al otro mientras bajaba la mirada. – No tengo donde quedarme… – agregó con un dejo de esperanza.
– Puedes quedarte, pero deja en paz a Loki – Finiquitó el otro mientras hacía a un lado al derrotado capitán y emprendía la búsqueda de su amado dios.
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El silencio reinaba entre ambos dioses. Las esmeraldas de Loki tan solo estaban clavadas en el cielo que comenzaba a oscurecerse debido a la cercanía de la noche.
– ¿Sugieres que corra a tus brazos llorando y pidiendo perdón? – Cuestionó Loki finalmente mientras observaba de reojo al rubio – No gracias, prefiero vivir en la torre Stark como el segundo en turno – Musitó. Por supuesto que no quería aquello, pero tampoco quería estar con Thor. Su cabeza estaba hecha un caos.
– No tienes por qué ser el segundo – La voz computarizada de Stark había sonado en el momento más oportuno, agradecía haberle puesto aquel chip de rastreo a Loki en sus ropas.
Thor tan solo soltó un suspiro exasperado.
– ¿Otra vez esta escena? ¿Qué no estabas reconciliándote con Steve? – Cuestionó furioso empuñando el Mjolnir.
Aquello fue la bomba detonante para el pelinegro. Estaba en su límite.
– ¡Dejadme los dos en paz! ¡Estoy hasta la mierda de ambos! No os quiero ver, estoy harto, no quiero estar con nadie, ¡Quiero estar lejos de vosotros! – Soltó comenzando a caminar colina abajo. Bien, aquello era estúpido, estaban en medio de la nada y no tenía poderes… Pero había dejado bastante sorprendidos a los ahí presentes…
– Procedo a llevarme lo mío … – Musitó el hombre de hierro antes de darle alcance al pelinegro y tomarlo en brazos, muy en contra de su voluntad.
Thor tan solo observó la escena por unos instantes. Estaba bien, por ahora, no quería seguir el juego del gato y el ratón. Debía acomodar sus pensamientos, debía acomodar sus cartas, las iba a jugar en el momento adecuado e iba a recuperar a Loki a como diese lugar.
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Apenas habían llegado a la torre y aterrizado en el balcón, cuando la mano de Loki o mejor el dicho el puño de este, fue a parar en el rostro metálico del playboy. Un silencio incomodo reinó en el lugar antes de que este se marchara a pasos agigantados al interior de la torre, encerrándose de inmediato en una de las habitaciones. De alguna manera lo había sabido siempre, el hombre de hojalata no era más que algo pasajero en su vida. No anhelaba amor, no anhelaba nada. Su único anhelo era estar al lado de Thor, que ahora parecía arder en celos y estar obsesionado en él por una razón que a distancia se veía que era la errónea. Se recostó en la seda de las sabanas, mientras cerraba los ojos con fuerza. No quería pensar. Aquella maldita sentencia se estaba volviendo insoportable. No quería volver a caer, no quería enamorarse de Stark pero tampoco quería volver a lado de Thor. ¿Qué era lo que debía hacer?
Se revolvió entre las sabanas mientras su mente se torturaba en encontrar una respuesta. Stark, la persona que había sido por demás linda con él, cariñoso, amoroso, pero que ahora estaba dividido por la reciente aparición de cierto rubio. Y Thor, la persona de la que había estado enamorado toda la vida pero que en tan solo 48 horas lo había despreciado y humillado como nunca. Era obvio que ninguna opción parecía viable por el momento.
No podía soportarlo, si no lo aclaraba en ese mismo momento, terminaría por volverlo loco. Se levantó de inmediato, dirigiéndose cuanto antes a la sala donde siempre solía beber Anthony, y si, efectivamente, ahí estaba el castaño, tendido en el sillón beige de siempre mientras sostenía una copa de vino en la diestra y miraba un punto cualquiera de la nada. Soltó un suspiro. Quiso aproximarse, pero de repente, ahí apareció, aquel rubio que había sobrevivido años en un pedazo de hielo, aquel rubio que había sido el dueño indiscutible del corazón de Stark poco antes de su llegada. Se quedó en silencio mientras observaba la escena desde una distancia prudente. Charlaban, Anthony estaba notoriamente molesto. Subían el tono de voz de vez en cuando, pero no podía siquiera escuchar dos o tres palabras de lo que decían. Después solo sucedió, un beso forzado por parte del capitán que un principio fue rechazado, pero finalmente fue recibido gustosamente, ¿Por voluntad? ¿Por el alcohol en sus venas? Daba igual. Ahí estaba la respuesta que buscaba. No quiso observar más. No era ni uno ni otro. No debía ser Anthony, no debía ser Thor. Se dio la media vuelta y regresó a su habitación.
Se recostó de nuevo en la cama hundiendo su rostro en una de las almohadas. Quería llorar, pero no iba a llorar, no por Tony. Solo estaba harto, cansado. Mentiras, falsedad. Su vida parecía sacada de un programa barato de televisión. Bien, era hora de regresar al plan original de huir de la maldita torre Stark y vivir por su cuenta en la podrida Midgard. Su cuerpo comenzaba a dejarse ir, su mente comenzaba a divagar en la inconciencia. Estaba cansado, aquel día había sido mierda pura en su cara. Fue entonces que sintió aquel aroma que inundaba sus sentidos. Aquel aroma que había inundado sus aposentos en la juventud. Sintió un leve roce sobre sus ropas en la espalda. Su piel se erizó por completo. Le siguió un beso en el hombro. El aliento caliente en su cuello… ¿Estaba soñando?....