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The Reason por Itachi Uchiha Girl

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Notas del capitulo:

Derivado de sus comentarios, fue que este capitulo surgió.

No tengo mucho que agregar u.u ando cansadita del trabajo.

Muchas gracias a todas las bellas personas que comentaron el capitulo anterior, respondere cuanto antes a sus bellas palabras de animo.

 

Enjoy it!

El sonido de los automóviles frenéticos que se atravesaban por las amplias calles de Manhattan, sumado al bullicio de la vida nocturna de esta, era lo que ahora inundaba sus sentidos. Estaba reclinado, observando un aparador que mostraba una gran variedad de libros. Sus esmeraldas se paseaban por los títulos, leyendo con avidez, devorando, buscando… Pero su mente simplemente no podía concentrarse, era ajena a ese lugar, a ese tiempo, a ese momento.

No había demorado ni un poco en salir de la torre Stark tras todo aquel teatro. Había entrado a la primera tienda departamental que había encontrado para robar un par de prendas que no tuviesen el más mínimo riesgo de ser rastreadas por Anthony.  Pantalones de cuero ceñidos, una camiseta de color gris y una hermosa chamarra que le hacía juego, sin mencionar las botas que parecían ser hechas para él. Soltó un largo suspiro. Parecía un niño huyendo de casa. No conocía ese lugar, no conocía a nadie fuera de los estúpidos vengadores… De nuevo un suspiro se arrastró fuera de sus labios. Observó entonces el brazalete en su muñeca derecha… Si tan solo pudiese deshacerse de él… Huir a tierras lejanas, desaparecer de la vista de todos, empezar de nuevo, empezar solo…  Olvidar los errores cometidos por los arrebatos emocionales y viscerales de los que había sido víctima últimamente…

Alzó de nuevo la mirada tan solo para encontrarse con otro par de esmeraldas que le observaban fijamente en el reflejo del cristal.

  – Tú…   – murmuró con una sonrisa el pelinegro mientras el castaño que se encontraba justo detrás de él  le sujetaba con sutileza de la muñeca, impidiéndole el escape.

   – No creas que me alegro de verte de nuevo…   – Murmuró Barton cerca del oído ajeno mientras halaba con sutileza el cuerpo ajeno hasta el callejón más cercano.

  – Vaya que ingenio el vuestro, un oscuro callejón para darle fin a tu deseo oculto …   – Murmuró divertido el asgardiano poco antes de sentir como el otro le soltaba y le dejaba caer con fuerza en el piso del lugar.

  –  Solo lo preguntaré una vez… ¿Qué haces aquí?  – Sentenció sin más el otro sin apartar su mirada esmeralda del pelinegro que ahora se carcajeaba desde su lugar.

   – ¡Oh vamos! ¿Vais a jugar al vengador?  – Cuestionó mientras se ponía de pie y se sacudía el polvo de sus ropas.

   – No me hagas perder la paciencia…   – Sentenció mientras a grandes zancadas se acercaba al otro, para poco después sujetarle con firmeza de la negra melena, arrancando un gesto de dolor del rostro ajeno.

Lo anhelaba, desde que aquel maldito dios había estado en su cabeza y le había podrido los pensamientos haciéndole matar a los suyos… Destrozarle su bella carita había sido su anhelo más profundo.

  – Haced lo que os plazca, entregaos a vuestro deseo visceral, ¡Anda!  – Retó el dios con una sonrisa en sus labios que luchaban por contener los sollozos de dolor por el agarre del otro.

  – Está con Stark, creo que hacerle daño no sería buena idea   – La voz del doctor había brotado de la nada, mientras los ojos de los ahí presentes se posaban en la figura que yacía justo debajo de la única y lastimera luz de aquel callejón.

  – Bruce… Yo   –

    – Me dejaste esperándote por mucho tiempo, creí que tal vez hubieses cambiado de opinión respecto a entrar al cine   – Murmuró un tanto tímido mientras se acercaba al par con lentitud, paseando su mirada, analizando la situación. Debía mantener la calma, no era algo que pudiese sacarlo de control.

Había trabajado para Stark y en su proyecto para encontrar a Loki, sabía de antemano la tensión que se estaba viviendo en la torre, razón por la cual, había abandonado esta días atrás, terminando el proyecto desde la comodidad de su hogar.

  – Hermosa sorpresa…   – Murmuró el dios poco antes de sentir como el otro finalmente le liberaba de su agarre.

  – Además no posee poderes…   – Agregó el doctor poco antes de llegar hasta el par mientras se cruzaba de brazos y acomodaba con sutileza sus anteojos.

  – Estáis bien informado sobre mí…   – Bofó el asgardiano antes de ponerse de pie y enfrentar la mirada del doctor.  – Mi estimada bestia, ¿Habéis encontrado tu media naranja?  –

Fue todo, pronto el puño de Barton se había estampado en el rostro del dios, haciéndole caer de inmediato, mientras una pequeña hilera de sangre se deslizaba por la comisura de sus labios.

 

~*~*~

La hermosa habitación en la que solía pasar sus tardes entregándose a su fiel bebida, ahora era un mero caos. De elegancia no quedaba más que aquel hombre enfundado en un traje y con una corbata que yacía a medio hacer en su cuello. Había dicho cosas que quizá no sentía, pero finalmente, habían sido la respuesta de su ser ante las palabras del dios asgardiano que lo había provocado.

  – JARVIS….   – Murmuró mientras daba un sorbo a su copa de vino y la dejaba abandonada en el piso   – ¿Dónde está?  – Cuestionó mientras se ponía de pie y se colocaba los brazaletes de su traje.

  – Me temo señor, que el señor Loki no se ha movido de la tienda departamental, lo cual indica que se ha cambiado de ropas…   – respondió la voz computarizada, haciendo que el castaño reaccionara de inmediato.

  – Maldito Loki…   – Murmuró por lo bajo mientras la armadura se adhería a su cuerpo en un par de segundos.  – ¿Por qué debo tragarme todo mi maldito orgullo? ¿Por qué he dejado de ser yo desde que entraste en mi vida?  – Murmuró contrariado mientras el casco finalmente se cerraba…

Con Steve no había sido así. Con el rubio había podido conservar toda su esencia, había sido el otro quien había cambiado, dejando su porte y su moral de lado para entregarse al fruto del amor que se había cultivado entre ambos… ¿Por qué con el pelinegro debía ser así?

  – Eso es porque estás enamorado…   –

La voz de Virginia Potts había brotado de la nada, haciendo que el hombre de hierro posará su mirada en la delgada figura que lo observaba desde el elevador con una suave sonrisa en sus labios. Enfundada en su traje de ejecutiva, con una hermosa figura, su bella Pepper Potts.

   – Además es obvio que estás ebrio   – Agregó mientras se abría paso por el lugar, haciendo a un lado, con su zapatilla de Christian Dior, un jarrón roto que yacía en el piso.  – Creo que de verdad deberías contratar a alguien como… ¿Una niñera?  – Burló la joven mientras le dedicaba otra sonrisa al tambaleante multimillonario que la observaba debajo de su armadura.

  – ¿Qué no estabas con los chinos?  – Cuestionó el castaño sin moverse de su lugar.

  – Estaba en Corea   – Corrigió la pelirroja mientras se cruzaba de brazos y admiraba divertida el intento que hacía Stark por mantenerse erguido y de pie.

  – Da igual, se parecen   – Sentenció el otro antes de darse la media vuelta para salir al balcón, siendo alcanzado rápidamente por la joven, que le detuvo con firmeza de un brazo.

  – No soy tu madre, soy tu amiga, aquella que no entiende cómo diablos te prendaste del malo de la historia, pero sin embargo, te apoya en esto.  – Sentenció con seriedad la dama mientras esbozaba la más hermosa de sus sonrisas, capturando la atención del castaño por breves segundos.    – He visto a Steve salir de la torre, ¿Qué ha sucedido?  – Cuestionó intrigada mientras le soltaba con suavidad sin apartar la mirada del otro.

  – Parece ser que al fin entendió   – Sentenció Stark mientras su casco se abría para poder observar mejor a la chica.

  – Me parece que hay cosas que ambos deben entender   – Soltó un leve suspiro antes de cruzarse de brazos, buscando un poco de calor con su propio cuerpo.  – No puedes obligar a nadie a amarte… ¿Has visto lo que le hizo a la ciudad hace unos meses?  – Soltó un suspiro profundo poco antes de desviar la mirada.  – ¿Todo por Foster?  – Se cuestionó divertida.  – Un corazón roto no se puede tomar y reparar en unos días, Anthony, no puedes forzar las cosas, además… Siquiera es de nuestro mundo, ¿Sabes cómo piensan siquiera los de su estirpe?  – Estaba exasperada, cansada…. Cansada de ver como la persona a la que amaba se enamoraba de cualquier otra persona menos ella. Pero tenía bastante claro el concepto de amor, sabía que mientras él estuviese bien… Soltó un suspiro de nueva cuenta.  – Deberías ir a buscarlo antes de que algo le pase…   – Finalizó la chica, para poco después sentir la helada brisa que dejaba el hombre de hierro poco después de partir del lugar. Una traicionera lágrima rodó por su mejilla poco antes de darse la media vuelta y regresar al interior de la torre. Solo había ido por un par de cosas. Sabía muy bien el caos amoroso que se desarrollaba en el corazón de Anthony Stark y aunque había sido lo suficiente valiente en el pasado, no podía soportar ver cómo le entregaba aquello que ella tanto anhelaba a un completo desconocido.

~*~*~

El metálico sabor a sangre era ahora lo que inundaba su boca. Esbozaba aquella leve sonrisa en sus labios mientras se ponía de pie, observando la mirada inyectada de ira del arquero, mientras que el doctor se había dado la media vuelta para abandonar la escena, era obvio que si no lo hacía aquello terminaría en una total desgracia.

  – ¿Acaso no piensas defenderte?  – Cuestionó Barton acercándose de nuevo al bulto en el piso y halándole de la camiseta con fuerza.  – Tan valiente escondiéndote detrás de tu ejercito podrido, y mírate ahora…   –

  – No tengo absolutamente nada que demostrarte, mi estimado, ¿Queréis que os parta la cara? No, no os confundáis, no soy de esa clase de persona, no soy mi hermano, no soy un animal sediento de violencia   –

  – Entonces te qued…  – La frase del otro se vió interrumpida ante el súbito cambio de papeles, siendo ahora que el pelinegro cernía su diestra sobre el cuello ajeno y ganaba terreno en la batalla.

  – ¿Pero acaso pensabais que me quedaría de brazos cruzados?  – Cuestionó divertido el pelinegro mientras se erguía de nueva cuenta, clavando la mirada en los orbes ajenos que rogaban por oxigeno en su cuerpo. 

  – Linda escena…   – Bramó la gruesa voz del dios nórdico que interrumpía la escena, sujetando con fuerza la cintura del dios pelinegro y apartándole de su objetivo en tan solo un par de segundos. ¿Cómo demonios había dado con ellos?

  – ¡Soltadme pedazo de animal!  – Bramó el fúrico pelinegro mientras se revolvía con fuerza entre los fornidos brazos del dios del trueno, que tan solo hacía caso omiso a las palabras de este.

  – No te lo llevaras tan fácilmente, tenemos asuntos que arreglar…   – Soltó el arquero mientras que con la diestra masajeaba la zona que había sido mancillada por las manos del dios.

  – Me parece que no más por esta noche…   – Finalizó el rubio antes de darse la media vuelta con el trofeo en manos y marcharse aquel lugar.

¿Cuántas veces ya había vivido aquella escena? Ser un juguete para Anthony, ser un juguete para Thor, estaba hasta la mierda de no poder decidir sobre su vida.

  – ¿Qué cojones te pasa? ¿Acaso pensáis que puedes irrumpir en mi vida como se te venga en gana?  – El viento le lamía el rostro, la velocidad que tomaba con el Mjolnir era impresionante, apenas y podía mantener los ojos abiertos.  – ¿Piensas que no sé que fuiste tú quien irrumpió en mis aposentos la noche anterior?  – Susurró apenas audible, haciendo que el dios rubio se detuviera en seco y aterrizara en el mirador más cercano.

En cuanto sintió que el agarre del rubio cedió, no dudo ni un solo segundo en apartarse de este, dedicándole veneno con la mirada.

  – ¿Cómo diste conmigo? ¿Qué no estabas con Jane?  – Cuestionó iluso mientras se quedaba a unos cuantos pasos del mayor, quien tan solo se acomodó la cabellera y desvió el rostro.

  – No sé qué es lo que ha pasado conmigo en estos días, me he cegado con…  –

  No pudo continuar aquella frase, la risotada del dios de  las mentiras fue la que inundó el lugar en tan solo unos instantes, haciendo que los zafiros se posaran en este, y más aún, en las lágrimas que brotaban traicioneras de su hermoso mirar.

  – ¿Vienes a disculparte, Thor? ¿Qué argumento trillado me dirás? ¿Qué no habéis dejado en claro vuestro amor por Jane y vuestro desprecio hacia mí? ¿A qué juegas, hermano? ¿Piensas que creeré siquiera algo de lo que me digas?  – Se mordió el labio inferior contrariado mientras desviaba la mirada   – Se acabó Thor, lo poco o mucho que siento por ti ahora está enterrado en lo más profundo de mí y no puedes salvarlo, siquiera observarlo. Estoy harto de ti, de Stark, de todos, quiero vivir mi puta vida lejos de ustedes, ¿Entiendes? Ya me jodieron al dejarme en la podrida Midgard, ¿Piensas ser mi carcelero de por mi vida? ¡No te mientas! Tu bien sabes que ansías la batalla, el trono de Asgard, no puedes siquiera atarte a tu mortal… ¿En qué rayos piensas cuando vienes y me tratas como un jodido muñeco, cargándome de aquí para allá para hablar de estupideces, que ambos sabemos que acabaran mal?  –

   – ¡Te equivocas!  –

  –¡¿En qué rayos lo hago?! Y en todo caso, ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué no me dejas en paz? Dejaste muy en claro que te valgo mierda,  luego vas y juegas, irrumpes en mis aposentos, desbordas tus deseos carnales en mí para que en la mañana posterior finjas demencia y te jodas a la puta zorra aquella, ¿Queréis volverme loco? ¡Esto no es un juego, Thor! No puedes jalar y aflojar la liga, porque te informo, que cuando esta llega a su límite, se rompe… Y ya lo habéis hecho conmigo…  – Cerró ambos puños con fuerza antes de darle la espalda al rubio. Estaba harto, cansado, aquella situación solo se repetía cada que se podía, haciéndole desear matar al dios del trueno para conseguir la tan ansiada tranquilidad.

  – No sé porque hice eso…   – Finalmente respondió el otro sin dirigirle la mirada al pelinegro.  – Realmente no entiendo porque estoy haciendo todo lo que estoy haciendo. No entiendo lo que haces con Stark, así como tampoco entiendo porque sigo buscándote… Así como lo hago con Jane…   –

Aquello tocó una fibra sensible dentro de Loki, quien en un par de segundos se dio la media vuelta tan solo para abofetear con todas sus fuerzas al dios que lo miraba impasible, aun después de aquel acto de ira.

  – No amas a nadie, Thor. Solo no deseas tu soledad, jodes con la mortal y me vienes a rogar amor de verdad a mí. Lo carnal y lo sentimental. Uno complementa al otro, ¿Qué no?  – Escupió divertido mientras temblaba ante la ira que lo devoraba por dentro.

  – No, yo te amo…   – Murmuró sin erguirse siquiera, totalmente ajeno a lo que acaba de decir, manteniendo la posición en la que había quedado aun después del golpe del otro.

De nueva la risa irónica del menor de los dioses inundó la atmosfera, tornándose amarga, sádica, fría.

  – Deja de jugar al gato y al ratón. Admítelo, el ratón ya se te escapó de las garras…   – Finalizó Loki antes de darse la media vuelta para abandonar aquella escena cuanto antes.

La cabeza le mataba, temblaba ante las palabras que acaba de escuchar, en su interior las anhelaba como ninguna otra cosa en el mundo, pero lo sabía, sabía que el dios estaba fuera de sí, no estaba razonando, era cual niño pequeño que abandona un juguete y que cuando otro comienza a jugar con este, vuelve con todas sus fuerzas a recuperar lo perdido. No, el no era un juguete, y aunque amara a ese estúpido, jamás volvería a caer en sus manos.  Apenas dio unos pasos cuando el paraje se movió ante sus esmeraldas. Todo comenzó a dar vueltas y aquella sensación de querer devolver el estomago lo inundó en tan solo un par de segundos. Los pies le fallaron, la vista finalmente se esfumó al igual que su equilibrio. Antes de que la obscuridad se apoderara de él pudo sentir claramente los brazos del otro sujetándolo antes de caer al piso. No hubo más después de aquello, tan solo el largo silencio que lo llevó lentamente a la inconsciencia.

 

Notas finales:

¿Qué tal? A decir verdad, metí a la hermosa pareja (?) de Clint y Bruce derivado de que querían que otros vengadores hicieran acto de presencia. Retomé en parte del Thorki, el cual parecía quedar atrás debido al Ironfrost. Tambien Pepper hizo acto de presencia, ¿Que tal? ¿Ustedes que dicen? Sus palabritas hermosas me dan ideas, las cuales por supuesto, son mas que bienvenidas. Saludines, nos leemos pronto nwn!


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