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El club de los corazones rotos por Momoka Black

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Notas del capitulo:

Hola hola!!

Mis queridos lectores!!

Mil gracias por el apoyo!! Muchas gracias por dejarme reviews!! Los amooooooooooo

El club de los corazones rotos ya ha llegado a sus 100 reviews y a sus 19 favoritos!!!!

Y esperemos que sean mas!!!!

Y todo esto gracias a ustedes!!! 

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Para festejar estos 100 primeros reviews, les tengo una sorpresita. Esperenla pronto. Como adelanto, les dire un titulo:

¡Todos contra Haizaki!

Les pondré un sitio especial, como en mi fic "my beloved pastry": El muro de los corazones.

Saludos a sus miembros: MER, Lu chan sama, sole, kitsune loli, Megane Michiru-chan, tp, hannakolove, Kina Ni Juu, lesli, vivi, naruke-love, Soy todo un alien, Ayumi_Yume, Johan Palma, hikari, luky_luze, Pandicornio145, hanakae13 y azunay. 

Les dejo el cap!!

Pdata: pasense por mi otro bebé, My beloved pastry. 

Sus reviews se los iré comentando. Tuve una salida fuera del estado y me tarde un poco.

Saludos!!!!

 

 

Había pasado un par de días después de que los entrenadores y algunos compañeros nuestros se marcharon. Misteriosamente el tío Midori se fue con el padre de Akashi-kun y solo estábamos con el tío Midori y mi primo.

La verdad el plan nos había caído de sorpresa y aun con ello lo aceptamos. Ya estábamos muy lejos como para echarnos para atrás. Estuvimos y aun estábamos un poco deprimidos porque ese plan implicaba morir para todos, pero era necesario.

Para distraernos, el tío Hinata nos llevó al café para que con el trabajo no pensáramos en todo lo relacionado con el plan.

—Anímense, chicos, sé que los planes de Midori son algo alocados pero al final siempre funcionan.- mi tío nos sonrió mientras arreglaba algunas mezas- Aunque a veces se exceda.

—Yo opino que fue un plan justo aunque tuvo daños colaterales.- suspiré terminando de secar unos vasos que Izuki-sempai había lavado- Por ese lado, nuestros compañeros van a sufrir mucho.

—Voy a extrañarlos- musitó de manera triste Himuro-san después de ordenar las cartas de pedidos junto con Sakurai-kun.

—Mi padre…- susurró Furihata-kun con los ojos abiertos como platos-¡Mi padre!...

—Cálmate, Furihata-kun, no te exaltes- le tomé por los hombros para llevarlo a una silla- Tu padre va a estar bien…

—¡No lo entienden! ¡Mi padre estaba enfermo! ¡Si se entera de esto y algo malo le pasa jamás me lo perdonaré!

—Tranquilo, Kouki-kun, Midori se encargará de ello. Tu padre va a estar bien- mi tío se acercó a nosotros dos- trata de calmarte, no te hace nada bien esto.

—Hinata-san, ¿Cuándo volverá Midori-san?- Sakurai-kun preparó un vaso con agua para dárselo a Furihata-kun.

—Volverá pronto, tan rápido como pueda arreglar unas cosas junto a Seitarou-san.- suspiró mi tío- Mientras yo cuidaré de ustedes.

—Eh, Hinata-san, había algo que quería comentarle- musitó bajito Izuki-sempai llamando la atención de mi tío- verá…yo…yo estoy a punto de entrar a una universidad y…y quería ir viendo sobre ello…

—Bueno, se que Midori y yo hablaríamos sobre esto con ustedes. Pero lo hablo ahorita. Midori habló recientemente con su hermano Kaede, el rector de la universidad de Hokkaido,  sobre su acceso a la universidad. Dijo que no habría problema y manda estos folletos sobre las ofertas universitarias para que ustedes, los que son mayores, vayan pensando en que facultad quieren ingresar.

El tío Hinata sacó de uno de los cajones de los mostradores unos folletos para todos. En los folletos había mucha información de la misma y de las facultades que poseía. Vi los ojos de Izuki-sempai brillar de manera deslumbrante junto a los de Hanamiya-san.

—Por lo visto, ustedes dos ya saben a qué facultad ir.

—Sí, Hinata-san, siempre quise estudiar Derecho. Estuve ahorrando lo de las becas escolares y mi sueldo del trabajo de medio tiempo para pagar la escuela.- Hanamiya-san sacó un lápiz y comenzó a hacer unas anotaciones en su libretita de notas.

—Kaede mencionó que tienen que ir a sus oficinas dentro de una semana para concretar los papeleos.- mi tío se sentó e hizo ademán de que todos dejáramos de hacer lo que teníamos que hacer y nos sentáramos-Sobre todo tu, Shun-kun, porque me parece que tienes que asistir a clases extras antes de ingresar.

—Sí, en el folleto dicen que tengo que la facultad de Matemáticas pide a los novatos asistir a clases de preparación para no tener dificultades al momento de ingresar- suspiró un poco desganado- Aunque sé que tendré que esperarme hasta que nazca el bebé…

—De hecho, puedes comenzar la universidad: los exámenes de acreditación de tu último año de preparatoria resultaron muy buenos al igual que los de Makoto-kun y Tatsuya-kun. Kaede accedió a que comenzaran el primer semestre y les daría una prorroga cuando den a luz. En tu caso, Tatsuya-kun, aun no vas a poder- se dirigió al mencionado el cual lució un poco decepcionado- tu embarazo es un poco más delicado y es por seguridad tanto tuya como de los mellizos…está bien, está bien, hablaré con Midori. Sé que es muy importante para ti, pero si Midori dice que no entonces así se hará. ¿A cuál facultad quieres ingresar, Tatsuya-kun?

—Pienso ingresar a la facultad de Educación en el área de educación media.

—Me parece perfecto, muy buena opción. Chicos, ustedes ya deben ir viendo también a que universidad piensan ingresar una vez que finalicen sus estudios.- mi tío nos miró y después caminó hacia la puerta- Pero ahora, atendamos a los comensales.

Mi tío cambió el letrero a abierto para que la gente comenzara a llegar. En menos de lo que pensamos comenzaron a llegar personas y el ambiente del lugar cambió. Pronto cada uno se centró mejor en atender a los clientes que en esos dilemas que nos atormentaban en la cabeza. Por fortuna, los demás supieron manejar bien sus miedos por el plan y pronto siguieron con su rutina. Pero había algo que no me dejaba en paz: Mi primo estaba algo tenso y nervioso mirando para todos lados como si buscase algo, desde hace días que lo notaba así y muy discretamente se enviaba mensajes con alguien. Hasta sus pajaritos en sus hombros estaban algo tensos y con aires románticos.

—¿Qué pasa, Tokiwa-nii? Te noto muy nervioso- me acerqué y posé una mano en su frente-No tienes fiebre pero tu cara está muy roja. Tu algo escondes, ¿Qué es lo que te pasa?

—T-Tetsu nii, e-es que y-yo…y-yo tengo-o novio.

Mi cara se quedó pasmada al escuchar a mi primo y hasta Kise-kun soltó un chillido al escucharlo. El tío Hinata salió de la cocina espantado por el grito de Kise-kun y junto a él, Sakurai-kun y Furihata-kun salieron disparados.

—¡¿Cómo está eso de que  tienes novio, Tokiwacchi?! ¡¡¿Quién es?!! ¡¡Dinos, dinos!!

El pobre de mi primo, a pesar de su cara estoica, se puso rojo y comenzó a temblar como una gelatina. Su madre le miró de manera comprensiva y le dio unas palmadas en el brazo sonriéndole de manera amable.

—Ya estaba esperando este momento, ya no sufriré al ver que te quedarás solo.

—¡¡Mamá!! >0<

—¿Quién es el afortunado, Tokiwa-chan? Cuéntanos, no nos  dejes con la incertidumbre- Takao-kun se nos unió y pronto todos estábamos hecho una bolita alrededor de él para interrogarlo. El pobre nos veía como si en cualquier momento nos fuésemos a lanzar a él como tigres a sus presas.

—E-Es…e-es…es un c-chico de m-mi escuela-a…- mi pobre primo se puso rojo como jitomate- …m-me p-pidió una c-cita y l-le dije q-que si…

—¿Cuándo vendrá, cielo? Digo, para conocerlo formalmente.

—V-vendrá mañana.

—¡Excelente! ¡Niños, necesitamos arreglar el lugar lo más romántico posible!- mi tío se puso en un fondo rosa con florecitas- ¡Por fin mi bebé tendrá novio!

—¡¡Mamá!!

Mi primo corrió a esconderse a uno de los cuartos seguido del tío Hinata quien no parecía querer detener el interrogatorio. Todos reímos y pronto nos regresamos a nuestras labores ya que los clientes estaban un poco impacientes.

Al terminar la jornada nos dispusimos a limpiar y a recoger todo para irnos a la granja. Al llegar allá, Kagami-kun junto a Sakurai-kun se dispusieron a hacer la cena mientras los demás arreglábamos la meza. El tío Hinata decidió hacer un postre para celebrar lo de su futuro yerno y el pobre de mi primo aun seguía en su estado apenado.

Mientras cenábamos, vi a Kagami-kun algo pensativo y apesumbrado. Suspiré mirándolo para que me dijera que le pasara, no me iba a quedar con la duda.

—¿Qué sucede, Kuroko? ¿Por qué me miras así?

—Eso es lo que yo quiero saber, Kagami-kun, ¿Qué te pasa? Te noto pensativo y distante.

—Bueno…es solo que no puedo dejar de pensar en el equipo, en nuestros amigos…- su mirada se perdió hacia la ventana la cual mostraba una oscura pero estrellada noche- ¿Qué crees que estén haciendo en estos momentos, Kuroko?

—La respuesta es muy obvia, Kagami-kun, han de estar deshechos: Estamos siendo enterrados, Kagami-kun, desde ahora estamos muertos para todos.- suspiré mirando mi vaso de té- Voy a extrañarlos mucho.

—¿De qué te ríes, Kise?- murmuró Izuki-sempai viendo como Kise-kun se destornillaba de la risa. No entendía porque se estaba riendo, ni todos los demás presentes- A lo mejor el embarazo te trastocó el cerebro.

—No es eso, Izukicchi- rió más bajito- es que me acabo de dar cuenta de algo: estoy muerto para el mundo. Adiós a mi carrera de modelo jaja.

—Cierto, mira que de seguro el mundo de la farándula ha de estar de luto por tu “muerte”- musitó Himuro-san acomodándose su fleco y posando sus manos sobre su levemente redonda pancita- En estos momentos deben estarse haciendo nuestros funerales.

—Veámosle el lado bueno a todo esto- Izuki-sempai se giró hacia todos nosotros- dejamos una vida peor por buenos motivos.

En efecto, tenía razón: cada uno de ellos dejó de lado una vida llena de sufrimientos, engaños y dolor por muy buenos motivos.

—Shun tiene razón, nuestros hijos merecen una vida mejor de la que nosotros tuvimos.

Las palabras de Himuro-san me dejaron muy pensativo y a todos los demás: todos ellos tuvieron una vida muy triste. Hanamiya-san quedó huérfano cuando era niño, Himuro-san fue abandonado por sus padres al divorciarse estos, Izuki-sempai fue echado por sus padres y negado por ellos, la madre de Furihata-kun lo aborrece, los padres de Takao-kun lo dejaron a su suerte, los de Kise-kun únicamente viven por sus negocios al igual que los de Sakurai-kun. En algunos casos, los padres de sus bebés no los quisieron, unos  ni siquiera saben de ellos pero para que buscar una respuesta que los lastimarán de alguna manera.  Ninguno quería una vida así para sus hijos, mucho menos ellos.

—Dejemos estas tristezas, no sirven de nada recordarlas ahora- habló Takao-kun más calmado y secándose unas lágrimas que caían por sus mejillas- No tenemos necesidad de esos tontos en nuestras vidas. ¡Qué cosas! ¡Somos capaces de sacar a nuestros bebés adelante sin ellos! ¡Somos un grupo de madres solteras!

—Más bien somos un club: el club de los corazones rotos- sonrió Izuki-sempai haciendo que todos nos tomáramos de la mano-Puesto que a todos nos rompieron el corazón de alguna manera. Con excepción de Kagami y Kuroko.

—¡Izuki-sempai!- reclamó Kagami-kun mirándolo un poco molesto y yo me reí por su reacción.

—Somos el relleno del club, Kagami-kun, digamos que somos como los padres postizos.

—¡Tu chiste malo no me da gracia, Kuroko!

—Siento un poco de pena por ellos- musitó Sakurai-kun haciendo énfasis en los padres de sus hijos- Este plan sin duda no les sentará nada bien.

—No sientas pena, Sakurai- interrumpió Hanamiya-san con odio y dolor en su mirada- Ellos no la sintieron con nosotros ¿Por qué habríamos de ser indulgentes con ellos? Cada uno de ellos nos mató con sus acciones. No creo que les importe nuestra muerte, seguramente ni les pasará por sus mentes. Así como ellos nos entán enterrando, nosotros los enterraremos.

—No hay que ser tan pesimistas, chicos- inquirió mi tío Hinata- Ellos son humanos, y cuando realmente se den cuenta de sus errores van a reflexionar de los mismos. Aunque sea demasiado tarde. Pero hay algo que deben tener muy en cuenta: no por estas experiencias, vayan a cerrarse al amor.

—¿Qué dice, Hinata-san?

—Hablo de que ahorita están muy dolidos por la traición y las acciones de sus respectivas ex parejas. Y lo que trato de decirles, es que esto no les impida ser felices en encontrar una verdadera persona que los valore, los quiera y los respete. Ahorita no lo verán, pero con el tiempo lo harán.

—No lo creo, Hinata-san, después de ver como Moriyama me ponía los cuernos con cada tipa murieron tanto mi amor por él y mis ganas por tener a alguien a mi lado.- rió Izuki-sempai de manera amarga- Nunca le perdonaré, pero tampoco quiero volver a sufrir esto de nuevo.

—No te cierres desde ahora, Izuki-kun, no lo veas de esta manera.- mi primo le miró, a pesar de su inexpresividad, con un sentimiento distinto en sus irises- Date cuenta de que no todos los hombres son así, tu solo estabas con el equivocado. Y tu verdadero amor aún está ahí, esperando por ti. O a lo mejor hasta ya está buscándote.

—¿Quién me aceptaría con el hijo de otro? ¿Dime quien lo hará?

—Alguien quien de verdad te ame, alguien quien si te sepa valorar- mi tío lo abrazó revolviéndole los cabellos y acariciando su pancita- Porque quien sea la persona que en realidad te ame te aceptará a ti y a este bebito. Y va para todos ustedes.

—Tío Hinata, hay algo que me preocupa.- musité acordándome de un detalle muy importante.

—Dime, cariño, que es lo que ocurre.

—¿Qué haremos cuando el tío Midori sepa del pretendiente de Tokiwa nii? ¿Qué haremos cuando se entere?

—¿Qué harán cuando me entere de que?

No pudimos evitar un grito de pavor al ver al tío Midori parado en la puerta luciendo tan fresco como una lechuga mientras nosotros por dentro ya andábamos queriéndonos morir. Mi pobre primo se puso más  blanco que la camisa de Hanamiya-san y pronto corrió a esconderse detrás de su madre.

—Cariño, has vuelto muy pronto.- rió mi tío Hinata de manera muy nerviosa y pronto mi tío sospechó algo.

—Sí, Hinata, me desocupé muy pronto. Pero tu jamás me llamas de esa manera, además de que eres tan pésimo mentiroso como Taiga-kun de eficiente en la granja.

—¡Oiga! ¡Reparé el granero!- se quejó el otro pero de inmediato voló una gallina de la nada hacía él y aterrizó en su cabeza dándole picotazos.

—No me rezongues, Taiga-kun, si yo digo que el granero está mal pero está bien para mí está mal, si yo digo que los mandriles tienen el trasero rojo porque sus madres los nalguearon así debe ser, y si yo digo que algo ustedes me están ocultando es porque algo me están ocultando.- el tío afiló su mirada escaneándonos a todos y haciendo énfasis en su hijo- Toki, cielo, ¿Por qué estás escondido detrás de la barra?

—…-mi primo y sus pajaritos se escondieron aun más sin salir de su escondite.

—Hinata dímelo. No puede ser tan malo: ¿Chocó mi auto? ¿Quebró una ventana? ¿Dejó secar mis pimientos? ¿Perdió algún libro mío?

—Nuestro hijo tiene novio.

—…- la cara de mi tío pasó por tres distintas etapas: la primera fue la sorpresa, la segunda fue el razonamiento y la tercera fue la ira acompañada de furia, sadismo y rabia. De repente, las luces comenzaron a tiritar, los cristales se agrietaron, Nigou corrió a esconderse detrás de Kagami-kun y este en un arranque de miedo lo abrazó y ambos chillaron. Las futuras madres nos abrazamos entre sí viendo como un aura demoniaca comenzaba a salir de mi tío y a este luego se le erizaran los pelos.

—¡¡¡¿QUÉ DEMONIOS ESTÁS DICIENDO, HINATA?!!! ¡¡¡¿CÓMO JODIDOS ESTÁ ESO DE QUE MI BEBÉ TIENE NOVIO?!!! ¡¡¡PERO PRIMERO QUE NADA!!! ¡¡¡¡¿QUIÉN DEMONIOS ES EL MALDITO BASTARDO MALNACIDO QUE ESTÁ RONDANDO A MI HIJO?!!!!

Pobre del pretendiente de mi primo. Mi tío lo iba a destrozar en cuento supiera quien era y en cuanto estuviese en sus garras.

 

MIENTRAS EN TOKIO

 

Los funerales de los chicos ya habían sido celebrados y ahora estaban dándoles el ultimo adiós en las respectivas criptas del cementerio de la ciudad. Todos los estudiantes habían asistido, en especial los equipos de basket de cada uno de las escuelas. Todos los compañeros de los chicos fallecidos lucían desolados y devastados, esos jóvenes tan alegres y tan llenos de vida ahora yacían en una fría cripta. Todo por un accidente. Todo por la culpa de otros.

Los causantes de todo esto parecían muertos en vida: la noticia les llegó tan fuerte que aun seguían con las palabras que marcaron sus vidas para siempre. Ellos estaban muertos. Jamás volverían.

Aomine permanecía de rodillas llorando de manera silenciosa frente a la tumba de su adorado Ryou, acariciando las finas letras con su nombre en la cripta y apretando un ramo de rosas color salmón: las favoritas de su amor. A su lado, Momoi permanecía fingiendo una tristeza que no podía reflejar en sus facciones. De alguna manera ya tendría libre a Aomine, Sakurai ya no estaría molestando en sus vidas.

Ajeno y ni tanto, Imayoshi observaba esto. Veía como la pelirosa hacía de todo por acercarse a Aomine sin importar que Sakurai estuviese muerto. Sin detenerse avanzó hacia ellos, iba a hacer una jugada que haría que Aomine Daiki se derrumbaría para siempre.

—Malditos sinvergüenzas, no sé cómo son tan cínicos de estar frente a la tumba de Sakurai.

Ambos se voltearon al verlo, y obviamente Aomine no se dejó.

—¡Déjame en paz, Imayoshi! ¡Tú no sabes por lo que estoy pasando!

—Pero si supe por lo que pasó Sakurai.- el otro se quedó callado-Maldito bastardo. Pasa que Sakurai está muerto por tu culpa, Aomine, por tu culpa escapó ya que te vió poniéndole los cuernos con Momoi. Iba a decirte algo muy importante, pero lo que vio lo dejó destrozado.

—¿Qué iba a decirme Ryou? ¡¿Qué era lo que iba a decirme?!- Aomine se levantó y zarandeó a su sempai entre angustia y desesperación. Imayoshi lo miró como si fuese la peor basura del mundo y luego de un simple empujón lo dejó en el suelo.

—Ibas a ser padre, miserable imbécil, Ryou iba a decírtelo.

Aomine se quedó en blanco al escuchar esa noticia, fue como un golpe que jamás se esperó y que lo dejó finalmente derrotado. Un hijo, un hijo suyo. Ryou no solo había muerto, sino que con él también lo había hecho su hijo, un pequeñito, un angelito que por su egoísmo y su infidelidad ahora estaba muerto al igual que Ryou. Nuevas lágrimas comenzaron a salir de sus ojos derrumbándose de nuevo en la fría lápida de su amado y de su hijo. Momoi intentó consolarlo pero Aomine le rechazó ante la primera oportunidad.

—Vete, Satsuki, no quiero volver a verte. Lograste lo que querías, querías que yo fuese libre. Ryou está muerto. Pero yo no quiero volver a verte nunca más, desaparece de mi vida, maldita arpía, únicamente eres el recordatorio de la muerte de Ryou y de mi hijo. Si te veo de nuevo  no me contendré y te destruiré.

La pelirosa, al ver la furia dolida de Aomine, se marchó sabiendo que este haría realidad sus palabras. La destruiría sin importar sus lazos, Aomine era un total desconocido ahora.

Midorima se negaba a irse de la lápida de Takao a pesar de los ruegos de sus padres. Se negaba a irse, se negaba a dejar a Takao en ese frío y lúgubre lugar. Su llanto y su dolor se demostraban en sus facciones y en su cuerpo, llamaba a Takao sabiendo que él jamás le respondería. Ya no escucharía su voz, jamás.

—Hijo, por favor, debemos irnos.

—Déjenme aquí, padre, no quiero dejar a Takao solo.- sollozó abrazando la lápida- Él odia los lugares así, no voy a dejarlo solo.

—Shintarou…- su madre lloró en los brazos de su padre viendo con dolor a su destrozado hijo. Su padre la llevó para que se calmase, momento que aprovechó Miyaji para acercarse a Midorima.

—¿Por qué estás llorándole a Takao, Midorima?

—¡¿Cómo te atreves a hacer esa pregunta, Miyaji?!- arremetió Midorima sintiéndose herido- ¡Takao era mi novio!

—¿Tu novio? ¿Hasta ahora te das cuenta? Por favor, Midorima, no digas tonterías. Sabes una cosa, te diré unas cuantas palabras que Takao me dijo en su última llamada.- Midorima lo miró entre rabia y dolor- “No volveré, sempai, ¿Para qué lo hago? Shin-chan no me ama, únicamente soy solo un estorbo para él. Saldré de su camino y de su vida para siempre, ya no seré un estorbo para su futuro”-el otro lo dijo con tanta tristeza y tanta crudeza sintiéndose culpable ya que él  estuvo ahí. Midorima abrió los ojos como platos dándose cuenta de su error- Felicidades, Midorima, Takao dejó de ser un estorbo para tu futuro. Ahora está en un lugar donde jamás va a estorbarte.

Miyaji se marchó y dejando a un derrotado Midorima pidiéndole perdón una y otra vez al dueño de la tumba a quien él puso ahí por su culpa.

Por otro lado, Kasamatsu dejó un enorme ramo de girasoles en la lápida de Kise. Las flores amarillas mencionadas eran las favoritas de su rubia adoración. ¿Pero de que servían ahora? Nunca le dio un detalle como esos en vida, muerto ahora no le servían: las flores se marchitarían al paso de los días, solas en ese lugar tan tétrico. Kise no debía estar ahí, una persona tan vivaz, tan llena de vida como él no merecía estar en ese lugar tan lleno de dolor y tristeza.

De igual manera, Moriyama colocaba flores en la lápida de Izuki. Era increíble que una persona como lo era Izuki ahora estuviese muerto. A él no le había caído el veinte. Esperaba que en cualquier momento Izuki saliera y hablaría alguna rima nueva para anotarla en su pequeña libreta que cargaba para todas partes. Rió amargamente, eso no volvería a suceder. Ni ahora ni nunca.

—Es increíble que esto esté pasando, no puedo aceptar que Shun esté muerto.

—Debes aceptarlo, Moriyama, él ahora está descansando en paz. Ahora no podrás hacerle daño- el otro lo miró confuso y molesto- Cada chica con la que salías, cada una de ellas fue como si tú mismo le clavaras un puñal en el corazón. Él te ofreció su sincero amor, y tú le pagas engañándolo con toda aquella que te ofreciera pasión y deseo.

—¿Y tú, Kasamatsu? Kise lo dio todo por ti: se esforzó día a día por mejorar para que tú te sintieses orgulloso de él, quería que lo amaras.- el otro se ofendió- Cada día, cada maldito día te lo dedicó a ti tratando de ser una mejor persona. Quería llevar el nombre de su sempai en lo alto, quería que estuvieses a su lado. Pero tu orgullo pudo más que tu amor por él.- rió de manera amarga dándose cuenta- Somos unos malditos. Somos unos malditos que los mataron por nuestros egoísmos y nuestros orgullos. Kasamatsu, has sido vencedor: tu mayor rival se ha ido para siempre.

—Y tu ahora podrás conquistar a todas esas bellas chicas sin sentir remordimientos, Moriyama.

Kiyoshi sollozaba sintiéndose seco de tanto llorar en la tumba de Hanamiya, su cuerpo estaba exhausto y demacrado. Se sentía tan perdido sin Makoto, ya no sabía qué hacer. Él ahora no estaba. No sabía que pasó por esos momentos. Creía que esto era una pesadilla, una pesadilla de la cual quería despertarse. Una pesadilla que era verdadera y que ya estaba despierto.

Vio como Fukuda se acercó a la tumba de su Makoto y dejaba un pequeño portarretrato con una fotografía de ambos mientras estaban en un festival. Kiyoshi miraba anonadado pensando de donde rayos Fukuda había sacado esa fotografía. El otro lo miró con pena, desviando su mirada.

—¿Por qué traes esa fotografía, Fukuda? ¿Cómo la conseguiste?- Kiyoshi se levantó y lo tomó por los brazos- ¡Dímelo, dímelo en este instante!

—Makoto-san te vió el día de su aniversario besándote con Riko-sempai.- Kiyoshi se quedó estático con un torrente de recuerdos fluyendo a toda velocidad dentro de su mente.- Quería sorprenderte: tenía este regalo para ti.  Pero el sorprendido fue él. Ahora está muerto. Makoto-san murió con el corazón roto.

Kiyoshi, en un arrebato de ira y dolor, soltó a Fukuda y se encaminó hacia la mencionada la cual estaba hablando con Hyuga. Sin consideración la tomó por los hombros sacudiéndola con mucha violencia. Hyuga trató de ayudar no pudiendo controlar la furia de su amigo.

—¡T-Teppei! ¡Me lastimas! ¡Suéltame!

—¡Déjala, Kiyoshi! ¡¿Qué te pasa?! ¡¿Por qué haces esto?!

—¡¿Cómo pudiste, Riko?! ¡¿Por qué?!- Riko lo miró confusa y aterrada- Por eso me besaste, ¡Sabías que Makoto iría ese día a Seirin a buscarme! ¡Me besaste no porque estuvieras confundida! ¡Lo hiciste para que él nos viera! ¡Maldita sea cómo pudiste!- la aventó cayendo de rodillas- ¡¿Cómo pudiste?! ¡¿Tanto fue tu odio hacía él como para hacerle eso?! ¡Y tú lo sabías!- miró Hyuga el cual se mostró culpable- ¡Sabías lo que  ella iba a hacer y no hiciste nada para detenerla! ¡No la detuviste!

—Kiyoshi, yo…

— ¡Lárguense! ¡No quiero volver a saber de ustedes! ¡Lograron que Makoto me dejara en paz! ¡Por culpa de ustedes Makoto está muerto! ¡Los odio! ¡No tienen derecho a llamarse mis amigos cuando mataron a la persona más importante de mi vida!

Ambos chicos se fueron con un remordimiento sobre sus cabezas. Ciertamente era culpa suya. Un pobre inocente estaba ahora muerto por culpa suya.

Murasakibara era otro que tenía un cargo de conciencia muy grande. Miraba la lápida con dos nombres: el primero era de Himuro Tatsuya, su amado. El segundo tenía solo los kanjis de Sorato, de su angelito. Su angelito no vería la luz del sol, su angelito nunca estaría en sus brazos. ¿Cómo sería su hijo? ¿Hubiese tenido el color de cabello suyo o el negro intenso de Tatsuya? ¿Su piel sería como la suya o como la de Tatsuya? ¿Sus ojos hubieran sido violetas como los suyos o grises como los de Tatsuya?

Sus lágrimas caían mientras aferraba ese tierno peluche a su pecho, el peluche que hubiera sudo de su hijo y que ahora no lo sería. Su hijo y Tatsuya estaban en esa tumba, muertos. Y todo por su inmadurez, por su cobardía y estupidez. Por su culpa, y su maldita culpa.

Liu se lo había recalcado mientras estaba junto al ataúd de Tatsuya. Aun recordaba sus vividas palabras llenas de dolor, sus dolorosas y ciertas palabras.

“-¡Te odio Atsushi! ¡Maldito infeliz! ¡Por tu culpa Tatsuya y su hijo murieron! ¡Mataste Tatsuya  y a tu propio hijo! ¡Bastardo! ¡Asesino! ¡ASESINO!”

Asesino. Eso era él. No era más que un maldito asesino. Todo lo  acusaba: las palabras de Liu, los ojos llenos de dolor de Tatsuya cuando le repudió, aquel peluche cuyo dueño jamás vería el mundo. Era el peor criminal sobre la faz de la tierra, había cometido el peor crimen de todos: mató, por su egoísmo y cobardía, a la persona que tanto amaba y al fruto de esa persona. Les dio una muerte maldita y dolorosa. Y eso lo llevaría en su conciencia para siempre.

Finalmente Akashi había sido llevado a la fuerza a su casa por los hombres de su padre puesto que se negaba a dejar la cripta de Kouki. Ahora se encerró en su habitación a llorar amargamente desahogando todo su dolor y tristeza sosteniendo la cajita con el anillo de compromiso, anillo que le daría a Kouki para pedirle que estuviese a su lado por siempre. Anillo que jamás estaría en la mano de su destinado dueño. Cuyo dueño ahora reposaba en una cripta junto a otros muertos.

Akashi destruyó toda su habitación en un arrebato de furia, cada golpe que daba a algún objeto era para desquitar su rabia consigo mismo. Él mismo había alejado a Kouki de su lado, con sus celos posesivos, con su actitud egoísta y cruel. Él le demostró amarlo incondicionalmente. Pero Akashi únicamente le lastimó, le hirió. No supo amarlo.

Decidido, y con el corazón hecho pedazos, caminó hacia su baño y sacó del pequeño almacén un frasco lleno de píldoras para dormir.

Entre lágrimas lo destapó y sin pensarlo las tragó todas. Únicamente quería dormir, dormir y no despertar, soñar con estar finalmente con su amado Kouki. Quería estar con él para siempre. Sintiendo que las fuerzas comenzaban a dejarlo, se arrastró tomando entre sus manos una fotografía de su castaño sonriéndole tiernamente y acariciando los bordes de la misma.

—Kouki, perdóname por todo esto pero no puedo vivir en un mundo donde tú no estés- besó la fotografía y la apretó contra su pecho- Aguarda por mí, amor mío, nos reuniremos muy pronto.

Finalmente se dejó caer por el sopor en su cuerpo y sintiendo los brazos de la muerte rodearlo de inmediato

Seitarou dejó de lado unos informes que tenía en su escritorio y con un mal presentimiento caminó directo hacia la habitación de su hijo. Algo no lo dejaba en paz, y sentía que su hijo estaba en peligro.

—¡Seijuuro! ¡Ábreme! ¡Abre la puerta hijo!

Llamó la puerta y nadie contestó. Quiso abrirla pero se dio cuenta de que estaba cerrada. Su asistente, Sanada, junto a sus escoltas se acercaron y preguntaron por ayuda.

—Tiren esa puerta de inmediato.

Uno de ellos, tras varias patadas, derribó la puerta y Seitarou entró de inmediato a la alcoba de su hijo. Lo que vió lo llenó de pánico y horror: vio a su hijo tirado con un frasco de pastillas vacío a su lado y este mantenía sobre sus brazos una fotografía de su novio muerto. Seitarou no perdió tiempo y se acercó a su hijo tomándolo en sus brazos llamándolo insistentemente.

—¡Seijuuro! ¡Despierta hijo! ¡¿Qué has hecho?!-se giró a su asistente- ¡Trae a Kentaro, Sanada! ¡Dile que es una emergencia!

Su asistente salió disparado dispuesto a cumplir con la orden pedida y Seitarou se levantó con su hijo en brazos para llevarlo a otra habitación en donde pudieran atenderlo.

El médico, un amigo de la familia, entró y Seitarou salió mientras atendían a su hijo. Suspiró mirando esa puerta que le separaba de su hijo no sintiéndose capaz de entrar al lugar.

—No puedes morirte aun, Seijuuro, no me hagas esto. No puedes morir sin reunirte con tu amado y conocer a tu hijo.

Llamó a quien era “su esposa” para informarle de lo que había sucedido con Seijuuro. No la había visto por la casa y no le extrañaba ello: ella siempre se salía de casa con sus amistades. Al tercer tono respondió.

—¿Dónde demonios estás, Mei? Necesito que te presentes en la casa de inmediato.- siseó conteniendo su rabia.

—Lo siento, querido, pero estoy fuera de la ciudad.- escuchó su risa maldita sintiéndola con asco- Antes de irme, tuve que darle mi sentido pésame a mi querido consuegro. El pobrecito regresó a la ciudad para darse cuenta de que su querido hijo está muerto. Creo que pronto le hará compañía a ese mocoso y a su bastardo en el infierno.

La cara del pelirrojo se transformó en una llena de pavor: se había asegurado de que el padre de Kouki-kun estuviese lejos de la ciudad para mantenerlo lejos de esa devastadora noticia. Pero no tenía ni idea de que hubiese vuelto y ahora que  la víbora de su esposa le habia dicho sobre la muerte de Kouki-kun, le daba un muy mal presentimiento. Temía por su vida.

Sin pensárselo dos veces salió corriendo con dos de sus escoltas y les dio instrucciones para que lo llevaran a la casa del padre de Kouki-kun. Prácticamente volaron por las calles hasta que llegaron a la casa. Seitarou no perdió tiempo y abrió la puerta de una patada. Sus dos escoltas entraron junto con él y vieron al pobre hombre tirado en el suelo luciendo como un muerto. Seitarou se quedó bloqueado en el suelo sin poder moverse mientras uno de sus escoltas se acercaba hacia el padre de Kouki-kun para poder evaluarlo. Escuchó un suspiro por parte del hombre y sintió su cuerpo relajarse solo un poco.

—Furihata-san aún  vive, Seitarou-sama, pero su pulso es muy débil. Si no lo llevamos al hospital morirá.

No esperó a que dijeran más cuando él mismo levantó el cuerpo del padre del chico en sus brazos, sorprendiéndose a la vez de lo ligero que este era, y llevándoselo al auto para emprender la ida al hospital. No tardaron ni cinco  minutos en llegar al lugar deseado cuando en menos de lo pensado, Seitarou esperaba noticias suyas en la sala de espera privada del hospital. Por dentro, oraba tanto por el pobre hombre y por su hijo, oraba porque ambos se salvaran.

Una hora después vió salir a uno de los médicos que estaban a cargo y no dudó mucho en ir a preguntarle.

—Doctor, ¿Cómo está?

—El estado de Furihata-san es muy grave: tuvo un infarto y lo perdimos por unos minutos.-de la sorpresa cayó sentado en el sillón-Por ahora está estable pero no puedo asegurar mucho. Necesita una cirugía en el corazón para salvar su vida.

—Haga lo que sea para salvarlo, no escatime en gastos o lo que tenga que hacer.

—Desgraciadamente en el hospital no contamos con los medios para poder realizar dicha cirugía, y el único que tiene los equipos necesarios es el hospital de Sapporo.

—Escúcheme bien, doctor: haga lo necesario para mantener estable  a Furihata-san y trasladarlo directamente al hospital de Sapporo. Mi helicóptero los llevará para allá. Ah, y no se preocupe por los arreglos: yo contactaré con el director del hospital para que Furihata-san sea recibido y atendido.  

El médico se retiró un tanto confuso pero obedeciendo las órdenes del imponente pelirrojo. Este suspiró pasando una mano por sus cabellos sintiéndose frustrado y con ganas de explotar. Llamó a Midori para informarle de esto y este prácticamente hizo llamadas ordenando y dando instrucciones a los otros médicos para el traslado de su ahora reclamado paciente.

Una llamada por parte de su asistente lo distrajo y no dudo en contestarla.

—¿Qué pasó, Sanada? ¿Cómo está mi hijo?

—Afortunadamente Kentaro llegó a tiempo: Seijuuro-kun ya está fuera de peligro.-un suspiro de alivio salió de sus labios-Tu hijo está sedado y bajo la supervisión de Kentaro. Me dijo que es probable que Seijuuro necesite terapia para esto.

—Resolveré esto en cuanto regrese a casa. Sanada, necesito que hagas las siguientes cosas: llama a mi piloto y que prepare el helicóptero para un traslado médico de urgencia: el padre de Furihata-kun está muy grave y debe ser operado de urgencia; cancela todas las tarjetas de crédito de Mei, no quiero saber que un solo centavo fue expedido de esas tarjetas; y mantenla vigilada: no voy a permitir que siga haciéndole daño a más personas. No permitas que se acerque a Seijuuro, no lo dejes solo con ella si esta se aparece la mansión.

El otro colgó y Seitarou procedió a irse a la mansión no sin antes ver al padre de Kouki-kun ya que el médico le dio cinco minutos para estar en la habitación. Sintió tanta pena y culpabilidad de ver al joven hombre postrado en esa cama debatiéndose entre la vida y la muerte. Sin poderlo evitar, pasó sus finos dedos por las delicadas facciones del durmiente castaño, acariciándolas al igual que pasó sus dedos por las suaves hebras de cabello.

—Ahora entiendo porque Seijuuro se enamoró de tu hijo.- no resistiendo a sus deseos, depositó un beso en su frente y tomó una de sus manos entre las suyas- Tienes que recuperarte, tu hijo y nuestro nieto te necesitan. Me aseguraré de que nadie más se atreva a lastimarlos, te lo juro.

 

Notas finales:

¿Qué les pareció? ¿Merezco reviews? Por favor no olviden comentar el cap. Nos leeremos el próximo fin de semana.

Ahora viene su avance de la semana, mis queridos lectores.

 

AVANCE

 

-Midori, haces una tormenta en un vaso de agua. no es el fin del mundo.

-Ni madres, Hinata. Mataré a ese desgraciado. Haruka va a morir.

-Papá, lo siento tanto…

-¡Imayoshi-sempai! ¡Deje de perturbar al encargado del templo!

-Tengo el presentimiento de que en esta universidad tendremos muchas sorpresas.

-Me disculpo por el accidente. Soy Shuzou Nijimura. ¿Podrías decirme tu nombre?

-S-Sumizome Shun, mi nombre es Sumizome Shun.

-El amor está en el aire. Tal  parece que cupido ya comenzó a enmendar nuestras vidas.

-Creo que alguien acaba de largarse del corazón de cierta persona para siempre.

-¡Santa cachucha!  ¡Por los calzones del tío Midori! ¡Estamos en serios problemas!

-¿Por qué lo dices, Kise? ¿Acaso le temen a este tipo?

-Kagami-kun, Nijimura Shuzo no es cualquier persona: fue el capitán anterior de la Generación de los Milagros. Una persona que al primer momento en que nos vea nos descubrirá.

-Me iré, ya nada me ata a esta ciudad. Quiero dejar este pasado atrás.

-Cumpliré el sueño de Takao, es lo menos que puedo hacer por él.

-Sé que cometí muchos errores, pero quiero enmendarlos y esta es la manera que encuentro para ello.

-No puedo olvidar a Shun, esta culpa me seguirá para siempre.

-Entrenadora, dimito del equipo de basket para siempre.

-Encontraré mi camino hasta que pueda reunirme con él.

-Voy a casarme, padre, me casaré con Toshiro Hana por el bien del clan.

-Esta fue tu última jugada, querida, jaque mate.

 

¡No se lo pierdan! ¡Nos leeremos el próximo fin de semana!

Les saluda Momoka Black ♥♠♥


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