Tampoco se espero que Ron al siguiente dia, decidiera por arte de magia irse la ciudad.
Mucho menos se espero que el pequeño Hugo, se diera cuenta de lo que sucedia.
-¡Albus! ¿Estas ahí? – Toco la puerta suavemente un pequeño pelirrojo, de 11 años (NA: No me acuerdo de la diferencia de edad de ellos, ¿si alguna se acuerda me dice?Gracias ñ.ñ)
-Esta abierto Hugo – Dijo el mayor, que no tubo intención alguna de levantarse de la cama para ir a abrirle la puerta al menor, asique este entro y cerro suavemente la puerta.- ¿Qué quieres?
-Mañana nos vamos, y quería hablar contigo – El pelirrojo se sento en el regazo de su primo. Era algo normal entre ellos. Albus cruzo sus brazos alrededor de Hugo, y sintió acelerar su corazón al oler el cabello del menor, ya que su cabello había terminado en su nariz por la diferencia de altura, aquel olor como el de Ron…
-¿Qué quieres preguntarme Hugo? Te conozco – Sonrio débilmente el mayor.
-¿Por qué estas asi?
-¿Asi como?
-Triste… papa esta igual.
-Oh… no es nada Hugo, cosas de la adolescencia, no es nada importante – Como odiaba mentirle a aquel niño, y mas sabiendo que este se daba cuenta rápidamente cuando mentia.
-Encerio, Albus, ¿Qué sucede?
-Es… tu padre.
-¿Te hizo algo?
-No – suspiro- Yo le hice algo a el.
Sono una campanita extraña, y ambos miraron el bolsillo del menor, donde sonaba el celular que su madre le había dado por si necesitaba hablar con el o viceversa.
DEspues de que Hugo hablara con su madre, este se volteo hacia Albus.
-Ya que probablemente no nos veamos mañana, quiero pedirte algo.
-Claro, lo que quieras- Sonrio el pelinegro.
-Cierra los ojos.
-¿Eh? ¿Para que? – Pregunto confundido
-Solo hazlo .
El mayor suspiro y cerró los ojos.
Lo siguiente que sintió fue la mano del menor en su barbilla, y seguido de esto, unos suaves labios posarse sobre los suyos. El contacto fue minimo, pero fueron los mejores segundos de la vida del pelirrojo. No quería seguir tentando a la suerte, ya que su primo todavía no había reaccionado.
-Feliz cumpleaños Albus.- Sonrió débilmente el menor.
-¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste?-Los ojos de Albus estaban por salirse de orbita.
Porque le dolía, le dolía ver a su primo, al amor de su vida enamorado de su padre.
Le dolía verlo como un perrito faldero detrás del mayor.
Le dolía porque amaba a Albus Severus Potter.
-Porque te quiero Albus. Pero se lo que sientes por mi papa. No quiero estropear su relación, porque se que la tendrán – Sonrió débilmente.
- Lo siento Hugo…
-No pasa nada, solo quiero que seas feliz ¿si?- Deposito un beso en la nariz de su primo y salió del lugar.
Quiza sea 4 años menor que el, pero quizá, solo quizá, era mas maduro.
Se acosto y decidió dormir, no podía derramar lagrimas. Se sentía seco, no sabia que le sucedia, simplemente no podía dormir, no podía llorar. Pero tampoco podía sonreir.
------------------Un año después----------------
Se acercaba el cumpleaños de Albus, a solo unas horas para que sea su cumpleaños oficialmente, y su ahora novio, Scorpius Malfoy, estaba con el anterior nombrado decorando La Madriguera para la reunión familiar que la abuela Molly insistió en hacer.
Si no fuese por el Malfoy, quizá Albus seguiría deprimido, pero este había llegado cuando estaba por caerse y lo ayudo a volverse a parar. No lo dejo caer.
Por eso le había cogido un cariño especial al rubio, sabia que no lo amaba, y Scorpius lo sabia, pero había insistido en que le diera una oportunidad de demostrarle cuanto lo quería, cuanto la amaba. Y el pelinegro había aceptado.
Y no se arrepentía.
Pero el saber que el pelirrojo mayor vendría a verlo específicamente a el lo hacia ponerse nervioso, y sabia por las miradas que le mando Scorpius cuando Ron, Hermione, Hugo y Rose entraron a la habitación, que el también lo sabia.
Dado que los recién llegados ayudaron a decorar, terminaron mas rápido.
Mas tarde, cuando ya habían pasado las 12 de la noche, los adultos decidieron retirarse, pero pensaron que seria mejor que se quede alguno, para que no hagan destrozos los adolescentes.
Obviamente, Ron fue el que se quedo.
Le enfurecía ver a Albus y a Scorpius bailando tan pegados. ¿Qué no sabían que para esas cosas existían las habitaciones? No, mejor que se quedasen allí, donde podía verlos y asegurarse de que no pasara nada de mas.
Vio al pelinegro excusarse de que necesitaba ir al baño, y silenciosamente, decidió seguirlo.
Cuando solo faltaban unos pasos para que el menor llegara al baño, el mayor lo arrincono contra una pared, reclamando sus labios bruscamente, apasionadamente. Sentia los desesperados intentos de su sobrino por soltarse, pero este no lo lograba. No pensaba soltarlo, no otra vez. Sintio los brazos de su sobrino aflojarse y bajar por su pecho, para después subir una mano a su cabello y enredar sus dedos en el rojo cabello y la otra posicionarse en la nuca del mayor. El tampoco quería soltar al menor.
¡Maldita sea la maldita necesidad de respirar! Seguramente fue lo que pensaron los dos, al tener que separarse. El mayor apoyo su frente contra la del menor y miro fijamente los ojos verdes, los cuales se habían aguado.
-Te quiero Albus… - Murmuro el pelirrojo, acariciando suavemente la mejilla del pelinegro.
-¡Sueltame!
-¿Qué…?
-¡¿Acaso crees que después de dejarme abandonado, asi de la nada, si vienes y me besas yo voy a olvidar lo que me hiciste sufrir?! ¿¡EH?! ¡Sueltame! ¡Carajo que me sueltes!
-No quiero.