Glorfindel: yo acepto – dijo con determinación – aunque mi vida se extinga al hacerlo matare al Balrog así sea lo último que haga y salvare a las personas que amo – dijo con voz firme haciendo que las Valar sonrieran orgullosas.
Eruiel: no esperaba menos de ti Glorfindel. Eres un elfo honorable – dijo con voz suave.
Niniel: ya casi es hora de regresar, falta una hora para que el ejército llegue al valle, cuando despiertes debe irte inmediatamente – dijo con voz seria.
Eruiel: el punto débil de un Balrog es el costado izquierdo, pero deberás apuñalarlo con esta espada – dijo la morena, mientras hacía parecer una espada hecha de Mithril y con unas runas antiguas, rubíes, en la empuñadura – esta espada tiene la protección del fuego sagrado, ni siquiera un Balrog puede sobrevivir a una llama de ese fuego. Empúñala y atraviesa el costado izquierdo del demonio y así podrás salvar a tu pueblo – dijo con vos seria también.
Niniel: no nos queda más que desearte buena suerte valiente Glorfindel – dijo con voz solemne.
Eruiel: que nuestras bendiciones y oraciones te acompañen y quizás lo que mas anhela tu corazón se cumpla – termino de decir la morena. En eso el lugar empieza a oscurecerse.
En ese momento Glorfindel despierta en su habitación en Rivendel.
Glorfindel: eso fue solamente un sueño – se preguntó el rubio, pero en eso siente algo frio en una de sus costado, gira y encuentra la espada dada por una de las Valar – así que es cierto, entonces no puedo perder tiempo- se levanta de un salto de la cama y empieza a colocarse su armadura. Cuando esta punto de salir decide dejarle un nota a su amigo Elrond, una nota de despedida.
Cuando termino salió a toda prisa hacia los establos, su caballo Asfaloth, estaba listo para la batalla. Sin más subió a él y cabalgo hacia el lugar donde venía el ejército, y solamente fue visto partir por su compañero y amigo Lindir.
Lindir: pero a donde iba con tanta prisa, la batalla esta punto de iniciar – sin más fue hacia el interior de la casa para si alguien sabia a donde había ido el rubio.
Dentro de la casa, Elrond buscaba a su amigo y general por todas partes, ya deberían estar saliendo para la batalla. Sin más se dirige hacia el cuarto del rubio. En el camino se encuentra con Erestor que está listo para la batalla. Al llegar a la puerta toca, pero nadie responde. Extrañado entra al cuarto y la encuentra vacía, está a punto de salir cuando ve en el escritorio un pergamino. Curioso llega al escritorio y toma el pergamino en el lee su nombre. Sin más la abre y lee…
Querido Amigo Elrond
No tengo mucho tiempo para explicarte todo lo que sucede, pero hay una forma de matar al Balrog. El cómo me lo dijeron las Valar Niniel y Eruiel, en un sueño. Además me dieron una espada protegida con el fuego sagrado.
Yo tomare la iniciativa en esta guerra, tratare de llegar al Balrog y matarlo antes de que llegue al valle. Quizás nos volvamos a ver, pero no en este mundo amigo mío. Te pido que lo cuides por mí, mi alma se atormentaría si algo le pasara. Nos vemos
P.D: dile a Lindir que tome mi lugar, él ha estado escuchando mis estrategias todos estos días. Y dile a los gemelos y Arwen que los quería como a mis propios sobrinos.
Glorfindel
El señor del lugar no podía creer lo que decía esta carta, sin más salió hacia afuera y ve a dos de sus amigos hablar.
Lindir: Erestor sabes hacia donde fue Glorfindel – pregunto el menor.
Erestor: ¿Cómo que a dónde fue? Otra vez está haciendo de irresponsable – dijo enojado.
Elrond: Erestor – llamo el señor elfo, los dos le miraron y vieron que él estaba un poco sombrío – mejor no hables cosas que no sabes – dijo son voz dura asombrando a los morenos – y Prepárense para salir y Lindir tu tomaras el lugar de Glorfindel en la batalla – termino de decir, mientras se dirigía hacia donde se encontraba el ejército elfo.
Lindir: tú crees que Glorfindel nos haya abandonado – pregunto cuando salió de su asombro.
Erestor: Glorfindel, puede ser de todo pero no un cobarde, mejor vamos a acomodarnos para salir – dijo con voz seria el mayor, pero en su mente preguntaba a donde había ido ese rubio, que le confundía.
En otro lugar Glorfindel estaba en un risco cerca esperando que pasara el ejército, pero más precisamente el Balrog. Sabía que un Balrog no es muy controlable así que lo más posible que le tengan algunas cadenas para controlarlo y esas cadenas es la que aprovechara para subir a su costado y matarlo. Al cabo de unos minutos escucho el cuerno elfico de Rivendel, ya habían salido para la batalla. Al poco rato escucho un cuerno orco, ya estaban cerca. Se levantó del suelo, donde estaba sentado y se dirigió hacia su amigo Asfaloth y le dijo.
Glorfindel: me has servido bien mi buen amigo, pero no deseo que tengas mí mismo destino, así que vuelve a casa – dijo mientras le acariciaba el lomo – y me podrías cumplir un último favor – el caballo relincho suavemente como diciendo claro – cuida a mi amado Erestor sí. Aunque quizás no te quiera cerca por ser mío, pero él no es así con las criaturas de los Valar. Vamos vete rápido – dijo mientras le daba señas a que se fuera. El caballo no espero mucho, le dio una última mirada a su amo y se fue rápidamente del lugar.
Glorfindel vio hacia el ejército orco, a su enemigo. El Balrog y como predijo venia encadenado. A lo lejos veía a sus compañeros llegando a la cabeza venían Elrond, Lindir y Erestor.
Glorfindel: espero que algún día me perdones por todas la situaciones incomodas que te hice pasar. Pero no sabía cómo llegar a tu corazón y al parecer nunca lo hice. Te amare inclusive después de la muerte, mi amado Erestor – dijo mientras daba un suspiro y se preparaba para el ataque.
El Balrog ya estaba casi debajo de él. Tenía que actuar y rápido. Sin más salto a una de las cadenas, por poco pierde el equilibrio y la suerte estaba de su lado ninguno de los enemigos se había dado cuenta de su presencia. Escalo la gran cadena y miraba atentamente hacia donde se encontraba sus amigos, ya estaban más cerca cuando estaba a punto de apuñalarlo el demonio se movió y empezó a sacar fuego por la boca tratando de asustar a los elfos.
La bestia al moverse hizo que Glorfindel se tambaleara y empezará a caer pudo sujetarse de la cadena, pero la espada estaba algo suelta de su cinturón. Hizo todo lo posible por tomarla y volver arriba de la cadena.
Mientras tanto la guerra había indicado. Orcos y elfos se enfrentaban a muerte. Glorfindel supo que no debía perder más tiempo. Subió hasta el costado izquierdo del Balrog y sin más le apuñalo.
El demonio lanzo un alarido furioso y doloroso. Todos detuvieron el ataque al escucharlo. El Balrog miro su costado y vio a Glorfindel, no aguanto más y lo golpeo con su látigo haciéndole volar por los aires y cayendo en una parte del campo.
Lindir: vieron eso el Balrog golpeo algo – dijo a los que estaban a su lado. Mientras tanto el demonio empezó a desvanecerse en lava ardiente matando a los orcos que estaban a su alrededor.
Los elfos se reubicaron y empezaron de nuevo el ataque al cabo de una media hora la victoria era suya.
Los elfos estaban revisando el lugar buscando sobrevivientes y a los que murieron recogiéndolos para darles sus sepulturas. En eso se escucha.
Lindir: Elrond ven rápido – grito angustiado el menor, llamando la atención de casi todo el ejército elfico.