Capítulo 2._ Lo que piensas que soy
Al llegar a su apartamento Harry aún estaba un poco molesto, ¡que chico tan idiota! –Basta Harry, no le des tanta importancia- se dijo a sí mismo, tenía muchas cosas más importantes en que pensar. Miró a su alrededor y profirió un suspiro. Hace 3 días que había llegado al departamento y aún no había desempacado ni la mitad de sus cosas así que se decidió a pasar la tarde poniendo todo en orden.
Mientras desempacaba y podía todo en su lugar comenzó a pensar en todo lo que había dejado tras de sí al mudarse a Londres. Ron y Hermione, sus mejores amigos, sus padres aunque en realidad ellos fuera la razón de marcharse ya que no los soportaba, y también estaba Ginny, su ex-novia a quien él había tratado de la peor manera. No podía evitar dejar de sentirse culpable por su estupidez, era un idiota y pese a saber que él había cometido tantos errores no había tenido el valor suficiente de si quiera disculparse. Se sentó en el piso frente al balcón que le permitía observar el ajetreo de la ciudad, contempló el horizonte por un momento pensando en todo lo que Ginny significaba para él, luego de un rato se decidió a decir en una carta todo aquello que fue incapaz de decir mirándola a la cara.
Querida Ginny:
He decidido escribirte después de tanto esperar pues mis lágrimas son hoy estos versos que tu ausencia nunca podrá borrar.
Sé que te e dañado, que te trate de la forma más cruel y estúpida sin tu merecer nada de eso.
Me voy como vine a tu vida, sin hacer ruido me despido, me voy. Pero me cuesta tanto olvidarte, hoy comprendí que nunca más estarás entre mis brazos, que dejare de estar junto a ti. Tal vez pienses que soy idiota por decirte esto después de haberte tratado tan mal, merezco tu odio lo reconozco. Pero mi destino es amar y despedirme, pedir permiso para vivir.
Dejaste olvidados en cada rincón de mi alma trocitos de tu corazón. Dejaste olvidado en mi alma tu olor.
Si me fui mis razones tuve y no trataré siquiera de explicarlas, no escribo esto con el fin de justificarme.
Se lo malo que he sido y ten por seguro que al infierno iré en busca de todo lo que no te di.
Harry
Guardó la nota en uno de sus bolsillos, ya más tarde tendría tiempo de enviársela a Ginny y limpiando el par de lágrimas que no había logrado contener continuó con su trabajo de ordenar el departamento.
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Draco observó el edificio frente a él y comprobó la dirección que el chico nuevo le había entregado al final de las clases. –Debe de ser uno de esos genios pobretones- pensó el chico entrando en el edificio.
-Debe de ser una broma- dijo a la nada al comprobar la falta de ascensor y los 5 pisos que debería subir para llegar al apartamento de su compañero.
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Llevaba más de 2 horas seguidas arreglando el departamento, sin tener en cuenta los escasos 15 minutos en los que se había distraído pensando en Ginny, y para esos momento Harry había logrado desempacar y poner en orden la gran mayoría de sus objetos personales, ya solo quedaban por ordenar su gran colección de libros, que por el momento se encontraban ocupando en su totalidad su pequeño comedor y gran parte del sofá.
El departamento era bastante pequeño, solo contaba con una habitación, un baño, una diminuta cocina y un espacio que hacía de comedor y sala de estar, sin lugar a duda se habría quejado de no ser porque, dado que su departamento se encontraba en el último piso del edificio contaba con un pequeño ático; no sabía exactamente que pondría en ese lugar, ya que en el reducido espacio de su apartamento había logrado acomodar el sofá, la mesa ratona, el pequeño comedor y la cama.
Toc toc
Abandonó la tarea de poner los libros sobre los estantes y se acercó a abrir la puerta.
Comprobó con un gran asombro que se trataba de él chico popular y creído con el que tendría que hacer el trabajo de literatura ¿Cuál era su nombre? Era algo que tenía que ver con dragones, de eso estaba seguro. Dra… Dra ¿Qué?… ¡Draco!
Draco observó al chico enarcando una ceja ¿Qué acaso no lo invitaría a pasar?
-Sabes… Harry ¿no es así?, yo no dispongo de toda la tarde así que déjame entrar y terminemos con esto.
-Muy bien- dijo Harry haciéndose a un lado para dejarlo pasar.
Al entrar, Draco quedó impresionado por la gran cantidad de libros que se encontraban sobre la mesa, se acercó a ellos y comenzó a leer los títulos –Si, es uno de los genios pobretones- pensó mientras observaba los libros, Harry poseía en verdad una gran colección, aunque casi todos parecían demasiado viejos, como si hubieran estado en su familia por mucho tiempo o bien los hubiera conseguido en una venta cusas husadas, “Cien años de soledad”, la colección entera de “Sherlock Holmes”, unos cuantos escritos de Oscar Wilde, “Los cuentos de los hermanos Grimm”, “Don Quijote de la Mancha”, “Cantares del Mío Cid”, “Arráncame la vida”, “En el tiempo de las mariposas” y “Una vacante improvista” eran unos cuantos de los volúmenes que se encontraban sobre la mesa, la gran parte de los libros estaban en inglés, pero otros tantos estaban en español, portugués, francés e italiano ¿A caso el chico dominaba tantos idiomas?
-¿Puedes entender estos libros?, porque a juzgar por el aspecto de este lugar no tienes el suficiente dinero para costear clases de idiomas - Preguntó Draco con maldad
-Pues claro, ¿qué haría con ellos si no pudiera leerlos?, por si no te has dado cuenta, niño rico, no soy como tú.
-¿A sí? ¿Y cómo soy yo?
-Presumido, probablemente hipócrita, arrogante, presuntuoso, solo con verte uno se da cuenta que lo has tenido todo en la vida, eso te a malcriado y por eso te dedicas a hacerle la vida imposible a los que se encuentran a tu alrededor.
Draco lo miró a los ojos, no sabía el por qué pero ese era el momento y la persona perfecta para soltar de una buena vez todo lo que llevaba acumulando a lo largo de sus 17 años de existencia.
-No podrías estar más equivocado, nunca he tenido lo que en verdad quiero, nunca he tenido en verdad una familia, mi padre es un monstruo y mi madre pese a ver todo lo que mi hijo y yo hemos pasado por culpa de ese infeliz nunca ha movido siquiera un dedo para defendernos. ¿Y qué me dices de tu vida? Se nota a leguas que eres un genio, seguramente nunca has tenido ningún problema con la escuela y por ello tus padres te aman y te crees lo suficientemente inteligente como para no poner atención y después lucirte frente a todos, sin tener en cuenta que el profesor se desquite y sature a todos con deberes por tu culpa.
-Sí, tienes razón, soy algo así como un genio, pero ten por seguro que mis padres no me aman, yo nací cuando ellos aún eran demasiado jóvenes, mi padre decidió negarme y mi madre abandonarme y cuando quisieron recuperar el tiempo perdido ¡Lo único que hicieron fue arruinarme la vida!
Draco y Harry se miraron con contenida furia, ¿Por qué le habían gritado su coraje a un completo extraño? No lo sabían, pero las cosas a veces solo suceden, el silencio se extendió por varios minutos, hasta que Harry decidió romperlo.
-Tal vez deberíamos ponernos a trabajar.
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Dos horas después ambos chicos habían terminado el ensayo y se encontraban observando la calle desde el balcón, Draco fumaba un cigarrillo y Harry bebía una cerveza, ambos tenían una gran curiosidad por lo confesado por el otro en medio de su extraña pelea pero hasta el momento no habían dicho nada.
-¿En verdad tienes un hijo?- preguntó Harry como al descuido
-Si- contestó Draco llevándose el cigarrillo a los labios- Nació cuando yo tenía 14, él es otra prueba de la monstruosidad de mi padre y también es mi razón de seguir en este mundo. Él es algo así como un secreto, así que te agradecería no lo mencionaras. ¿Y tú? ¿En verdad te abandonaron?
-Sí y lo extraño es que no estoy enojado porque me abandonaran, si no por que quisieron recuperarme.
-Tu historia en verdad parece digna de ser escuchada
- Al igual que la tuya- dio un largo trago a su cerveza
-Quiero escucharla
-Es una historia larga
-Aún tenemos algo de tiempo
-Después podré escuchar la tuya
-Claro, ¿Por qué no?
-De acuerdo