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Mas allá de los prejuicios por grell li

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Notas del capitulo:

Hey, hola. No tengo idea si alguien que me leyera hace 7 años cuando empecé a publicar esto esté aún por aquí, o si esta plataforma tenga aún algo de concurrencia. Me he alejado por bastantes años de aquí.

 

Creo que el que esté aquí es lo menos esperado, pero la vida es rara y hace poco saqué del estante Harry Potter y la piedra filosofal y de paso recordé que el primer fanfic que publiqué en mi vida era del fandom y nunca pasó del capítulo 4. 

Me sorprendió percatarme de lo bien que recordaba la trama que tenía pensada, y que una vez superada la vergüenza inicial de leer a mi yo de hace tanto, lo que había escrito aún me gustaba y emocionaba. Así que ahora estoy aquí, reescribiendo desde el principio, porque amigues, era pésimo. 

No voy a borrar los capítulos anteriores por nostalgia, así que la historia comienza en este capítulo. Espero ahora si no dejar la historia a medias y llevar a sacarla completamente de mi cabeza, donde lleva años formándose. 

 

 

El sonido de la alarma inundó la desordenada habitación en un molesto in crescendo que repetía una y otra vez el característico sonido del Babadook, sonido que podría resultar alarmante en medio del oscuro apartamento monoambiente de un muy dormido Harry Potter. El chico, acostumbrado al aterrador timbre de la alarma, solo estiró el brazo izquierdo que colgaba por el borde de la cama; en busca de su teléfono celular para posponerla y permitirse dormir un rato más. No pudo evitar recriminar a su entusiasta yo de la noche anterior que no previó quedarse despierto hasta las dos de la madrugada y había decidido fastidiarle la mañana activando el desbloqueo con puzle. Viéndose obligado a resolver una simple operación matemática que se volvía difícil en medio del sueño y el ruido que comenzaba a desesperarlo se levantó de la cama y caminó el par de pasos que lo separaban de la ventana para poder despejarse un poco.


Ahora con la alarma finalmente silenciada y el frío calando sus pies descalzos le era más fácil recordar donde estaba y por qué: Londres, un apartamento pequeño en una mala zona para poder asistir al Colegio Hogwarts, una institución lo suficientemente buena como para prácticamente garantizar su entrada a Oxford si obtenía unas notas lo suficientemente buenas, y obviamente, tan exorbitantemente cara que solo le era posible estudiar ahí con la beca deportiva ganada hace poco.


Harry suspiró, empañando el cristal de la ventana a causa del contraste de temperatura de su cálido aliento con el frio clima de afuera. Cerró los ojos un momento, organizando su mente y recordándose que debía vestirse, desayunar algo y revisar que tenía consigo lo necesario para el primer día de clase antes de salir a la mañana de otoño y cruzar la ciudad hasta su nueva escuela. Abrió finalmente los ojos y se puso en marcha, encendiendo el radio para aliviar el opresivo silencio.


—…Una redada en la que fueron detenidos alrededor de 20 desviados en medio de una fiesta en la que…


Harry se apresuró a cambiar la estación y poner algo de música. Odiaba escuchar los noticieros y encontrarse con esa clase de notas en las que las personas eran encarceladas e incluso asesinadas solo por enamorarse de alguien, o por expresar quienes eran en realidad.


Eran poco menos de las siete cuando terminó de lavar y poner a secar lo usado en su escueto desayuno de cereales y huevo frito. Se había duchado y vestido con sus jeans menos usados como único esfuerzo por ir más o menos presentable, pues la sudadera seguía siendo la misma que usaba con frecuencia desde hace dos años y comenzaba a roerse en los puños; el par de Converse negros bien podrían ser relevados pronto, pues ya se estaban volviendo grises a causa del desgaste; todo por no mencionar su cabello eternamente despeinado. Había revisado dos veces que tuviera todo para las clases, e incluso había preparado todo lo necesario para el entrenamiento de soccer, aunque no comenzaran hasta dentro de dos semanas.


Tenía media hora libre antes de tener que salir hacia la escuela, no pensaba salir antes y pasar quien sabe cuanto tiempo vagando como idiota por las instalaciones que ya había conocido cuando su admisión se concretó. Quizá sería buena idea conseguir un empleo de medio tiempo y ahorrar para comprar un televisor de segunda mano, pues por ahora su única distracción era la guitarra que Sirius le había regalado cuando cumplió 12 años, en un tiempo que parecía otra vida.


Tomó la guitarra un poco maltratada por el tiempo y casi completamente llena de stickers -cortesía de su amigo Ron, que había tomado como reto personal modificar su aspecto hasta parecer mas suya que de Harry- y comenzó a rasguear las cuerdas sin ninguna melodía en especial en mente. Aunque claro, su mente dispersa inevitablemente siempre lo regresaba a su zona de confort y una de las primeras canciones que aprendió por su cuenta.


Summer has come and passed


The innocent can never last


Wake me up when September ends


Si lo pensaba, era irónico. Era primero de septiembre, un día importante, el comienzo de una nueva vida; y él estaba ahí, sentado en el viejo sofá frente al balcón de su diminuto apartamento tocando Wake me up when September end. Tampoco podía culparse, tenía razones de sobra para odiar septiembre y la maldita sincronía para unir los dos peores días de su vida en el 23. No importaba que tanto se esforzara por sacarse la espina del mes que consideraba maldito y buscar razones para quitarle el peso trágico, septiembre siempre sería agridulce.


Like my fathers come to pass


Seven years has gone so fast


Wake me up when September ends


Las primeras notas de Do I wanna know?, el tono de llamada de su teléfono, se mezclaron con la canción que interpretaba. Pensando que pudiera tratarse de alguno de sus amigos dejó a un lado la guitarra y tomó el teléfono de su bolsillo, pero al leer el nombre en el identificador de llamadas colgó deliberadamente y volvió a tomar la guitarra.


Here comes the rain again


Falling from the stars


Drenched in my pain again


Becoming who we are


De nuevo su teléfono sonó y el solo puso los ojos en blanco, dispuesto a dejar que la llamada se perdiera. Prefería seguir pensando en septiembre y lo extraño que era todo, pues como si de un ciclo se tratase, su infancia había iniciado y terminado en septiembre.


As my memory rests


But never forgets what I lost


Wake me up when September ends


Una vez más el teléfono sonó, esta vez apenas dejando pasar un par de segundos antes de llamar de nuevo, la persona al otro lado de la línea parecía empecinada en hablar con él. Harry, resignado a que no podría escapar de la llamada atendió de mala gana.


—¿Qué quieres? — Preguntó con el enojo impregnado en la voz apenas responder. No había un saludo para la mujer al otro lado de la línea a pesar de que había pasado más de un mes desde la última vez que hablaron.


—Oh, nada en especial, solo felicitarte por tu cumpleaños. No todos los días se cumplen 17…


—Mi cumpleaños fue ayer—. Interrumpió, cortando la llamada al instante, sin darle tiempo a agregar algo más a su patético discurso vacío y sin sentido.


Summer has come and passed


The innocent can never last


Wake me up when September ends


Ring out the bells again


Like we did when spring began


Wake me up when September ends


Siguió tocando solo por no arrojar el teléfono por el balcón, pues esas llamadas siempre lo hacían perder los estribos y preguntarse por cuanto tiempo lo seguiría intentando. Había dejado claro suficientes veces su interés nulo, incluso había sido grosero y ella seguía insistiendo, ¿Tan difícil era permitirle seguir su vida como si nunca se hubieran conocido?


Summer has come and passed


The innocent can never last


Wake me up when September ends


Like my father's come to pass


Twenty years has gone so fast


Wake me up when September ends


De nuevo Do I wanna Know? Interrumpió el último verso de la canción. Era suficiente.


—¡Mamá, con un carajo, ¿No puedes dejarme en paz?!


Al otro lado de la línea hubo silencio y luego un suspiro largo.


—¿Algún día vas a permitirnos entrar? Tu padre y yo solo queremos que las cosas mejoren, saber que estas bien.


La voz de Lily Potter sonaba cansada, como si repitiera la misma línea por milésima vez. Al fondo, la voz molesta de James Potter le decía que lo dejara estar, que Harry necesitaba un golpe de realidad para entender que los necesitaba.


—Jódanse.


Dijo a forma de despedida, terminando la llamada y poniendo en silencio el teléfono. Permaneció en callado, observando como el sol iba alcanzando los ladrillos del edificio de enfrente.


Odiaba septiembre, odiaba a sus padres. Odiaba septiembre por culpa de sus padres.

Notas finales:

Espero que lo disfrutaran y que se notara alguna clase de mejora contra mi yo de hace años. 

 

Nos leemos. 


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