Capítulo 1- El lugar llamado escuela
La fría mañana se desarrollaba con normalidad en el colegio Hogwarts, el mejor centro educativo de Inglaterra y tal vez de toda Europa; era el colegio al que asistían los hijos de empresarios o políticos y uno que otro estudiante sumamente brillante que lograba conseguir una beca. El estacionamiento poco a poco se iba llenando con los elegantes autos –propiedad de los alumnos de tan prestigiada institución- al tiempo que los pasillos se inundaban de voces y actividad.
Un grupo de alumnos del último año se arremolinaban alrededor de un estudiante de primer curso al cual le habían hurtado los anteojos. Ellos se reían a carcajadas del pobre enclenque que intentaba sin éxito alguno el obtener sus gafas de las manos de Draco, el cabecilla del grupo.
Draco Malfoy era un típico chico rico. Guapo, inteligente y talentoso, el primero en todo. Poseía todo lo necesario para mantener al mundo bajo sus pies –el chico popular por excelencia-. El hecho de que la vida lo hubiese tratado tan bien no había hecho cosa más que malcriarlo. Se creía impune ante cualquier autoridad y su principal diversión era hacerle la vida imposible a cuanta persona tuviera la desdicha de cruzarse en su camino.
-Esto es bullying, sabes que si te delato podrían expulsarte-, trataba de defenderse el chico, haciendo un gran acoplo de valor para hacerle frente a su agresor.
Todos los que lo rodeaban sabían que había cometido un grave error al tratar de hacerle frete y sus burlonas sonrisas iban desvaneciéndose para dar paso a un amenazante gesto de desprecio.
El rostro de Draco se tornó serio, al tiempo que soltaba los anteojos que en ese momento sostenía en sus manos y dejaba caer la mochila que produjo un golpe sordo al chocar contra el suelo.
-¡¿Expulsarme?!, ¡¿A mí?!, ¿A caso no sabes con quien hablas, idiota?- Casi gritó tomando por la camisa a su víctima - ¿Te crees lo suficientemente importante como para delatarme?- se burló el muchacho
La expresión de miedo del chico provoco una desagradable sonrisa por parte de Draco. Este soltó al contrario que casi cae al sentirse liberado.
Se alejó de él para tomar su mochila y, como al descuido pisar los anteojos del chico.
-¡Tendrás que pagármelos! ¡Eran Ray Ban !
Draco se plantó frente a él y le asesto un fuerte golpe en la mandíbula que lo hizo trastabillar.
-Estúpido- murmuró y se dirigió a su primera clase del día.
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En el lado contrario del colegio un chico esperaba sentado fuera de la oficina del director y mientras esperaba su turo con los auriculares puestos se concentraba en la entretenida tarea de observar a los estudiantes que pasaban frete a él. Chicas tan delgadas que no parecían más que hueso, vestidas y maquilladas como si de una pasarela de moda se tratase; por otro lado los chicos parecían demasiado arreglados y como si vivieran la mayor parte de su vida en un gimnasio. “Muy bien Harry” pensó “has terminado metido entre un montón de plástico”
-Señor Potter
La voz de un hombre aparentemente muy anciano lo distrajo de sus pensamientos y al instante volvió la vista hacia el, él hombre le indicó que pasara y tomara asiento.
La oficina del director más que parecer una oficina parecía una biblioteca. Dos de las cuatro paredes estaban repletas de libros, en el centro de la habitación se encontraba un gran escritorio de madera- aparentemente muy fino- con dos sillas frente a él y un enorme ventanal tras de sí, un montón de objetos de apariencia vieja y frágil atiborraban los estantes de una pared entera.
-Mi nombre es Albus Dumbledore- dijo al tiempo que se sentaba en la silla detrás del escritorio- soy el director de esta institución, como sabrá ha sido seleccionado entre cientos de estudiantes de todo el país para pertenecer a esta prestigiada institución. Sus estudios serán financiados por la propia academia siempre y cuando sus calificaciones sean de excelencia.
El hombre interrumpió su discurso un momento para buscar algo entre los papeles dispuestos sobre el escritorio, transcurridos unos segundos entregó a Harry una pequeña hoja de papel- Este es su horario, señor Potter, asegúrese de no llegar tarde a ninguna clase- dicho esto le sonrió amablemente y con un ademan de la mano derecha indicó que podía retirarse.
Apenas salir de la oficina del director revisó el horario con contenida emoción. Sociología, Físico- Química, Antropología, Biología, Fisiología, Literatura, Música, Historia Universal, Economía y Derecho ¿Derecho? ¿Qué clase de preparatoria impartía derecho como una materia obligatoria? No importaba, mucho mejor así ¿De qué otra forma podría lograr su cometido? Podría sonar trillado, pero él desde pequeño se había decidido a dejar su huella en este mundo, estaba más que arto de vivir en un país en el cual nadie que no ganara millones de libras al año tuviera voz ni voto.
Tras consultar las clases que tomaría esa mañana guardó el horario y se colocó de nuevo los auriculares y tras subir el volumen al máximo pulso el botón de play del pequeño reproductor MP3 que guardaba en su bolsillo derecho. Mientras caminaba buscando el aula correspondiente a la primera clase del día regreso a su antigua tarea de observar a los que lo rodeaban. No es que se tratase de su actividad predilecta, era solo que observando uno podía percatarse del terreno que pisaba.
En un momento dado se perdió en sus pensamientos y dejó de ser plenamente consciente de lo que ocurría a su alrededor. Pero el sonido de personas discutiendo que había logrado traspasar su barrera impuesta mediante música lo sacaron de sus cavilaciones. Se trataba de un grupo de idiotas que molestaban a un chico a quien aparentemente habían robado las gafas. Sin darle mayor importancia continuó su camino.
Las clases trascurrieron con normalidad, descubrió con desagrado que compartía la mayoría de las clases con uno de los chicos que habían quitado las gafas al estudiante de primero, el que parecía ser el líder, un joven rubio y demasiado delgado. Nadie, ni alumnos ni profesores parecieron notar su presencia sino hasta la penúltima clase.
Hace un rato que había comenzado a llover y nada lograba desconcentrarlo más que las gotas de lluvia golpeando los cristales. Su obvia falta de atención a la clase de Historia había logrado sacar de sus casillas al profesor y no es que el tuviera de por si mucha paciencia; su nombre era Severus Snape y era alguien con quien más valía no tener muchos problemas.
-Hey tú, deja de mirar por la ventana o te expulsaré de mi clase.
Harry se encontraba tan absorto en sus pensamientos que el comentario ni siquiera llego a sus oídos, pero el sonido de un grueso libro golpeando contra el escritorio sí que lo hizo reaccionar.
-Veamos chico nuevo, dame una razón para no expulsarte de mi clase por el resto del semestre ¿Podrías explicarnos las causas de la Revolución Inglesa? Ya que por tu falta de atención estoy seguro que conoces el tema a la perfección.
El profesor cruzó los brazos, seguramente pensando que Harry estaba perdido.
Vamos Harry- pensó el chico- seguro recuerdas algo.
-Se dio a raíz de la muerte de Isabel I ya que al no haber dejado descendencia hubo un cambio de dinastía, de los Tudor a los Estuardo Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia trato de instaurar la religión anglicana y favoreció a los Escoceses, también creo un parlamento que luego disolvió y mantuvo a Inglaterra bajo un régimen absolutarista.
El profesor lo miró con odio, probablemente molesto de no poder cumplir su amenaza de expulsarlo todo el semestre, tal vez por esa razón saturo al grupo con redacciones sobre distintos temas para entregar dos días después, pero pese a eso Harry se sintió muy bien consigo mismo, debía de demostrar todo lo brillante que podía llegar a ser.
La última clase del día era literatura, fue una clase bastante amena e interesante pero justo al final de ella comenzó el desastre.
-Esta semana tendrán que hacer un ensayo sobre las obras de Shakespeare, el trabajo se realizará en parejas, trabajaran con la persona que se indica en esta lista- la profesora mostró una hoja de papel en la que había escrito los nombres de todos y posteriormente la pego en la puerta del aula.
Draco se acercó a consultar su compañero de equipo al igual que el resto de los estudiantes, busco rápidamente en la lista hasta dar con su nombre, el trabajaría con Harry Potter ¿De quién se trataba? No tenía la menor idea pero a juzgar por que nunca había escuchado ese nombre debía de tratarse del chico nuevo. Lo buscó con la vista y lo encontró guardando sus cosas en la esquina más alejada a la puerta del aula.
-¿Tu eres Harry Potter?- preguntó con voz de superioridad
-Si ¿Y tú eres?
-Draco Malfoy, trabajaremos juntos. Te diré cómo funcionan las cosas por aquí, tú haces el ensayo y yo vigilo que sea perfecto.
Pero que chico tan idiota - pensó Harry
Te diré cómo funcionan las cosas conmigo, cada quien hace su parte del trabajo.
-¿A caso no sabes con quien estas ablando?
-A decir verdad lo desconozco pero estoy seguro que eres uno de esos idiotas que se creen superiores a todo y a todos, te diré algo, no me interesa que me odies pero la calificación es de ambos y si tú te niegas a hacer tu parte del trabajo yo tampoco haré nada y entonces ambos reprobaremos ¿Capichi?
Draco lo miró confundido, nunca nadie le había hablado de esa forma, definitivamente ese chico no le agradaba en lo más mínimo.
-No aras lo que te ordeno ¿no es así?
-Déjame pensarlo hmmmmm ¡NO!- Harry arranco una hoja de su libreta y garabateo su dirección en ella- Si te interesa hacer el trabajo como es debido esta es mi dirección, puedes ir esta tarde y empezaremos a trabar.
Le entregó la hoja y salió del aula.
Draco observó el papel por un momento ¿Pero quién se creía? Estuvo a punto de deshacerse de la hoja pero al recordar lo dicho por su padre esa mañana decidió aceptar la invitación del chico nuevo, no quería cometer más errores, no lo soportaría.