Era un dulce contacto que jamás había experimentado en su larga vida. La lengua tibia y llena de energía se paseaba con toda confianza dentro de su cavidad bucal, estaba atónito, en completo shock, y mientras tardaba en reaccionar su niño no desperdiciaba el tiempo y lo pegaba más a él. A su cuerpo, degustándole la boca y dejando su saliva impregnada entre ellos. Dejó escapar un jadeo y entonces fue consciente de o que estaba haciendo con su propio hijo, no era un simple roce, prácticamente se estaban devorando mutuamente sin saber en qué momento le había empezado a corresponder.
—Naruto, quería preguntarte algo.
La voz de Itachi detonó en ellos una enorme alarma de peligro, Sasuke se apartó rápidamente y sin decir palabra alguna ni cruzar miradas con el blondo, abandonó la habitación en segundos.
—¿Sasuke…?-el mayor lo observó internándose a su habitación en silencio, le sorprendió verlo salir de la alcoba de Naruto—¿Mi hermano te dijo algo?
El rubio le miró todavía perturbado y nervioso sentado sobre la cama no pudiendo aparentar calma. Itachi se paró en el marco con cara de interrogación y más al ver el sonrojo intenso del menor expandiéndose por todo su rostro.
—¿Estás bien?
—¿Eh…? Sí… ¿por-porque lo preguntas?-tartamudeó.
—Luces como si tuvieras la temperatura muy alta. Tu cara está toda roja, ¿mi hermano dijo algo que te molestó o te hizo sentir mal?-preguntó preocupado.
—¡Po-por supuesto que no! ¡No-nosotros… estábamos-!
Vale, era pésimo para fingir que nada había pasado entre ellos dos. Pero su mente todavía estaba en blanco y no le subía ninguna idea a su cabeza, ninguna escusa para ahuyentar futuras sospechas.
—Solo le di la bienvenida, Itachi.
El dúo miró a sus espaldas a Sasuke quien le había salvado la vida al ver que el otro tenía las palabras atropelladas en la garganta.
—¿En serio?-sonrió—Me alegra mucho, hermano-le dio una palmada en la espalda—Nuestra familia ha crecido, será maravilloso tener otra compañía en casa. Enseguida estará la comida, les avisaré.
Dejó el cuarto sumido en un tenso ambiente y eso ciertamente se debía a que Sasuke se encontraba mirándolo fijamente. Se acercó más y jaló al blondo del cuello de la camisa, lo suficiente para que sus alientos chocaran.
Tener a su hijo tan cerca de su rostro era incomodo y vergonzoso. Su corazón casi se le salía del pecho con los latidos tan irregulares como el golpeteo de un tambor, y sentía caliente las mejillas exactamente como Itachi había descripto.
—Escúchame imbécil, si llegas a decir algo a mi hermano de lo nuestro… te mataré ¿entiendes?
—Pe-pero… porque tú…-no estaba en sus cinco sentidos para hablar, era algo que nunca hubiera imaginado con su niño.
¿Desde cuándo Sasuke era gay?
—Ssshh-puso un dedo en sus labios y sonrió de manera burlona—Un desliz lo tiene cualquiera, Naruto. Pero no tienes derecho a pedirme respuestas si tú tampoco respondes las mías con respecto al sueño que has tenido, ¿o sí?
Naruto bajó la mirada. No tenía respuesta a eso, no había forma de tenerla.
—Eso pensé-sonrió ante su silencio, lo soltó y se encaminó a la puerta—Compórtate normal, tienes toda la cara como un tomate, ni que fuera tu primer beso-rió.
—¡De-desde luego que no fue el primero…! ¡Tu-tuve muchos, muchos cuando era joven!-se soltó avergonzado.
Sasuke enarcó una ceja confundido.
—¿Cuándo eras joven? ¿De qué hablas…? Todavía seguimos siendo jóvenes…
—…
—…
—¡Sasuke, necesito que me ayudes!-el grito de Itachi venía del pasillo.
—Tks… como sea. No digas cosas raras que no entiendo-salió cerrando la puerta y el oji-azul pudo volver a respirar tranquilo otra vez.
Se tocó los labios todavía sintiendo el calor de los ajenos, el recuerdo de su tacto y la lengua que se había sumergido hasta dar con su campanilla.
—Dios… Dios esto no puede estar pasando… Bese a mi propio hijo. No, más bien, él me besó pero… pero es lo mismo-se agarró la cabeza dándose pequeños golpes—Nunca me lo perdonaré. He cometido incesto, yo un hombre de setenta y cuatro años… y mi niño…-se detuvo abruptamente, se abofeteó a sí mismo cuando enfrió su mente—Yo y Sasuke no compartimos sangre, pero había un lazo genuino entre nosotros, no puedo creer que él me haya…
Otra vez esos pensamientos absurdos volvían a lastimarlo. Como padre dolía pensar que su hijo estaba en malos pasos, besarle de esa manera tan apasionada indicaba que no era su primera vez, su lengua, sus movimientos con ella para excitarlo, era un experto.
—Sasuke-sollozó.
Tenía miedo de seguir indagando en un mar de dudas. Si descubría la verdad ¿Qué cosas le ocultaría su niño? Acaso ¿él también tenía un historial negro como Ino y Menma? Ante esa revelación su pecho se estrujó de tristeza y rabia, rabia al saber que Sasuke estaba en manos de otro.
¿Tenía un amante? ¿Un hombre? ¿O era bisexual?
¿Seguía siendo virgen o ya había tenido relaciones sexuales con alguien?
—¡Basta! ¡Basta, por favor!-se gritó molesto. No podía detener sus malditos y morbosos pensamientos.—Tengo que apoyarlo… tengo que…
—¡Chicos a comer!
La voz de su hijo mayor lo sacó de la pesadilla, suspiró levantándose de la cama y arreglándose la ropa arrugada. Se pasó una mano por sus revoltosos cabellos y salió a enfrentar la dura realidad de la vida.
La cena fue tranquila con temas banales. A Naruto le dificultaba el comer con Sasuke al frente de él debido a las miradas insistentes por parte del primero, Itachi estaba más interesado contando viejas anécdotas mientras sonreía así que no notó el ambiente cargado de incomodidad. Ino y Menma nunca habían cenado juntos en familia con los hermanos Uchiha, el blondo estaba descubriendo cada detalle dentro de su hogar.
Al caer la noche ellos aún no regresaban y no podía evitar preocuparse por el bienestar de sus hijos. No despegaba la mirada de la ventana. Estaba refrescando e Itachi se preparaba para acostarse, en la mañana tendría un importante parcial.
—Vienen tarde. Lo hacen desde que papá empeoró.
La voz de Sasuke lo hizo voltearse a verlo a su lado, lo observó de arriba abajo, lucía muy varonil. Iba a salir a las once de la noche ¿así? ¿A dónde? El joven azabache vestía un jean negro ceñido al cuerpo, una camisa violeta manga larga con los primeros botones abiertos dejando al descubierto parte del pecho lampiño y unos tennis negros. La chaqueta de cuero la cargaba en una de sus manos y llevaba un piercing en la oreja derecha.
¿Desde cuándo él tenía perforada la oreja…?
De repente muchos sentimientos le jugaron en contra, se sintió mareado y la vista se le nubló. Se agarró de las cortinas para no perder el equilibrio.
—Oye… ¿Estás bien?
—No… no…-sollozó.
¿Qué estaba pasando? Ni él sabía porque lloraba, porque se sentía tan decepcionado de la vida. Tan angustiado.
—Sasuke…-susurró.
El Uchiha lo tomó en un abrazo no creyéndose ni el mismo de lo que estaba haciendo. Su cuerpo se había movido por si solo sin ponerse a pensar en las consecuencias. Naruto temblaba, parecía hiperventilar, se aferró a su espalda agarrando la camisa con fuerza mientras intentaba normalizar la respiración. El aire parecía escasear en sus pulmones.
—¿Quieres que llame a un medico…? La familia tiene un doctor muy bueno, me atiende desde que era un niño.
—No, no hace falta…-jadeó.
—Yo debo irme, voy retrasado… ¿Podrías…-
—¡No vayas!-se apartó bruscamente y le tomó para sorpresa de Sasuke, de las mejillas para que sus miradas se encontraran. —A donde sea que quieras ir… no vayas… no hoy.
Sasuke tragó en seco. Esos ojos azules estaban llenos de lágrimas y empapaban sus mejillas sin parar, no entendía nada, no sabía porque lloraba o se comportaba así tan impotente, pero su lado sensible, su lado solidario aquel que su padre amaba salió a flote.
—Está bien-quito ambas manos de su rostro, el toque tierno le daba malas señales. No quería precipitarse tan rápido, Naruto no parecía ser gay, solo estaba confundido—Me quedaré contigo ¿sí?
En ese instante Naruto sonrió recordando, viajando al pasado de cuando Sasuke le temía a sus pesadillas y lo despertaba para dormir con él. Los papeles se habían invertido, ahora era él quien necesitaba a Sasuke, lo necesitaba en su vida y no quería perderlo. Siempre pensó que su niño seria un ángel y permanecería puro hasta el final, que no cometería faltas en su vida, pero eran seres humanos y tener errores en el camino era algo típico.
Pero dolía.
Dolía en el alma.
El Sasuke que el amaba, el Sasuke que cuidaba de él todas las noches y le traía la comida en la cama, el Sasuke que le deseaba buenas noches…
Ese Sasuke no era el Sasuke que estaba delante de él.
—Yo te amaba… pero ahora… tengo el corazón hecho… hecho trizas…
Los ojos del moreno se abrieron desmesuradamente. ¿Qué había dicho?
—Mi Sasuke… no eres tú… no eres tú.
—¡Oye, espera!
De un segundo a otro las cosas habían tomado otro rumbo. Otra confusión. Naruto salió corriendo escaleras arriba a la habitación, pero debido a la conmoción su mente no funcionaba muy bien, en vez de encerrarse en la habitación de visitas había entrado en su viejo y vacío cuarto. El lugar donde murió.
—¡Oye, abre la puerta! ¿Qué carajos fue eso de recién? ¿Y porque te has encerrado en la habitación de mi padre? ¡Sal de ahí, ahora!
Sasuke gritaba rabioso sin pensar que Itachi estaba a unos metros e iba a despertar. La puerta estaba trabada desde adentro con pestillos con el blondo respaldado contra la cama hecho un ovillo.
—¡Naruto abre la puerta! Insultas la memoria de mi padre, no te perdonaré si le haces algo a su habitación-apretó sus nudillos.
—¡Eres un falso de mierda, Sasuke!
Cállate.
Cállate.
Cállate, Naruto.
—¿Q-qué? ¿Qué quieres decir…?
¡Dios! ¿Qué ha hecho? ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué no podía quedarse callado? ¿Cómo iba a solucionar este embrollo?
—Naruto, abre la puerta y dímelo a la cara. Háblame como un hombre… no seas un puto cobarde.
—Fue un error haber venido…-habló en voz baja, se secó los ojos con la manga de la camisa—Tendría que haber alquilado una habitación de hotel. Estar aquí me asfixia… me mata…
—¡Naruto, estoy esperando!
¿Qué opción tomar? ¿Enfrentar a Sasuke o saltar por la ventana de su alcoba?
—Que sea la ventana…
(Continuará)