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Un milagro por amor por pri_sasukelove20

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Notas del capitulo:

 

Hola otra vez, agradezco los poquitos reviews de mis lectores. Gracias por su apoyo, estaba emocionada por subir la continuación :D Espero les guste.

(Personajes de Masashi)

 

 

Comenzó a llover justo cuando el descalzo muchacho recorría las calles hasta llegar a su hogar. Aumentó el paso cubriéndose la cabeza con uno de sus brazos, pero entonces sonrió abiertamente y se detuvo admirando no muy lejos la gran mansión rodeada de rejas y guardias de seguridad.

—¡Qué bueno es ser joven otra vez!-gritó emocionado. —¡Oh, Dios, muchas gracias!-sus lágrimas de alegría se mezclaron con el agua pura del cielo.

Se sintió incomodo ante la mirada de los transeúntes y rascó nervioso su cabeza mostrando una media sonrisa. Mientras ellos usaban paraguas o pilotos, él corría lleno de dicha por las calles volviendo a sentir el viento sobre su cara. Su velocidad y agilidad habían vuelto, estaba tan feliz, desde que había enfermado no se le permitió salir de la casa por orden del médico. Sasuke fue el único que entendió lo mal que le hacia el encierro y lo sacaba a escondidas en una silla de ruedas al jardín, siempre que había una oportunidad, él estaba esperando que deseara escapar.

—Sasuke-murmuró.

Del otro lado de la calle, observó un auto negro salir al tiempo en que el conductor hablaba con los guardias. Era el vehículo de Itachi. Tras intercambiar unas palabras la reja volvía a cerrarse y el Audi oscuro pasó justo frente a sus ojos, Itachi iba conduciendo y su hermano estaba sentado en la parte trasera con la mirada gacha. Sintió un vuelco en el pecho y una amargura que le hizo costar recuperar el aliento. No estaba dispuesto a rendirse, sabía muy bien que no podría presentarse diciendo que era él luciendo más joven. Definitivamente le creerían un lunático.

Desistió de ir directamente a enfrentar a la seguridad, tampoco le agradaba la idea de trepar la reja. Entonces recordó que existía otra entrada del otro lado y había un pequeño sitio sin sellar por el que podría escabullirse sin ser detectado. Emprendió la caminata y cruzó la calle, rodeó todo el lugar de su propia casa. Le resultaba extraño tener que hacerlo como si fuera un delincuente, llegó a un portón de acero reforzado justo a su lado había cientos de arbustos cubriendo la pared y un gran agujero que nadie excepto él sabía. Miró a todas direcciones procurando que nadie estuviera circulando por allí, se agachó y corrió los arbustos metiendo primero la cabeza para después arrastrarse del otro lado y meter todo su cuerpo.

Al fin en el patio, volvió a acomodar las plantas para que taparan el hoyo y comenzó a andar ocultándose de árbol en árbol. Distinguió una camioneta y hombres en la entrada llevándose artículos de la casa, tuvo un mal presentimiento. Se acercó un poco más y gracias a la arboleda que nunca taló, podía apreciar la imagen y las conversaciones. Ino salió con un cuadro pintado por un artista del siglo diecinueve en sus manos.

—Llévense esto también. Arg, siempre odié los gustos de papá, pero sé que valen mucho dinero. Iré por los de la biblioteca, esperen-le alcanzó el cuadro a uno de los comerciantes.

Ella entró por más y el blondo quedó boquiabierto con lo que estaba sucediendo. Cuadros, muebles de roble, lámparas de cristal, y sillas acolchonadas. Se llevaban todo para vender. No es que le importaran las cosas materiales, pero no esperaba este acto de su hija. Volvió trayendo consigo dos cuadros más  para el auto, en el que ya no cabía nada más.

—Lleven esto por ahora, y luego por lo demás. Esta casa necesita una remodelación completa. El olor a viejo todavía está en el aire, es repugnante. Y pensar que debo ir a su entierro esta tarde y fingir las lágrimas como en una película-los hombres rieron y subieron al vehículo para irse. Ella entró nuevamente, sin se consciente que había lastimado el corazón de su padre.

—Quisiera ser sordo-sollozó.

Volviendo a su tarea, entró a la casa sin ser visto estando atento a los sonidos. Subió la escalera hasta las habitaciones, corroboró que Ino seguía en la planta baja al oírle gritar del mal gusto del color de las paredes. Suspiró. Se adentró sin dificultad en su habitación, su cama estaba tendida con otras sabanas y cobertor. Las ventanas estaban abiertas y las cortinas de terciopelo rojo atadas en cada extremo, cerró tras él y comenzó a buscar en su cómoda sus tarjetas y el dinero que tuviera a la mano. Eso era si es que Ino o Menma no se lo habían quitado primero.

Revisó cajón por cajón, hasta que en el ultimo halló debajo de sus antiguas camisas un fajo de billetes en una bolsita trasparente y tarjetas de crédito. Sonrió satisfecho, tal como lo recordaba en caso de ser necesario y gracias a llegar a tiempo para retirarlo.

—Revisaré la habitación de papá, tú Menma, revisa la oficina. Podemos vender las esculturas y sus jarrones.

—¡De acuerdo!

Mierda. Sintió los pasos de Ino hasta su cuarto. Todo lo que se le ocurrió fue meterse debajo de la cama, cerró el cajón tomando su dinero y metiéndose en completo silencio.

La puerta se abrió y miró los tacones de su hija andando hasta la mesa de luz.

—Creo que papá guardaba dinero en uno de estos cajones.

Abrió uno y comenzó a tirar la ropa al piso buscando desesperadamente el sobre con dinero. Se quejó al no ver nada en el primero, revisó el siguiente. El blondo vio sus prendas regadas en el piso y como ella sin ningún sentimiento de por medio, tiraba todo a su paso.

—¡Maldición! ¡Estaba segura de que guardaba mucho dinero aquí! Debió haberlo puesto en otro lado-gritó molesta.

—¡¿Qué mierda estás haciendo aquí?!

La voz de Sasuke entró de lleno en la habitación. Vio sus pies moviéndose a prisa hasta donde estaba su hija.

—Volviste pronto, llorón-rió.

—¡Lárgate de este cuarto! ¡Estás insultando su memoria! Todavía no hemos asistido a su funeral y tú ya estás escarbando en sus cosas. ¿Cómo has podido hacer algo así?

—Es solo ropa no hagas tanto escándalo. Además renovaré esta habitación para mí, es amplia como a mí me gusta, unos cuantos retoques femeninos y quedará espectacular. Es mi casa después de todo y tú no tienes autoridad para hacer nada.

—¡VETE!-explotó de rabia—¡No toques más nada de sus pertenencías! ¡Ya has vaciado casi toda la mansión trayendo a esos extraños! No permitiré que te lleves las cosas de su cuarto, las cosas de papá se quedaran conmigo.

—Waa, tú… te comportas tan extraño. Me das escalofríos, es repulsivo el solo pensar que sientes un amor prohibido por mi padre, ja, ja, ja hasta me resulta gracioso el imaginarlo.

—¡Cállate, y largo de su habitación!

—Ok, ok me voy. Llévate todo lo que gustes del anciano, no parece haber nada de valor así que no me interesa su ropa usada-sonrió.

Se escuchó un portazo, Sasuke se sentó en el piso y recogió sus camisas y pantalones del suelo mientras no dejaba de sollozar. Naruto experimentó un sentimiento duro de angustia y se le hizo un nudo en la garganta al punto de tapar su boca para no soltar su llanto frente a su niño.

—Quieren llevarse todo de ti, padre. No me quedará nada… nada… con que recordarte. ¿Por qué me dejaste…? ¿Por qué?

Naruto lloró en silencio esperando que su hijo dejara la habitación para salir de su escondite. El menor terminó de acomodar todo y salió cerrando tras de sí, se limpió las lágrimas y se salió a prisa asomándose a la puerta. En cuanto no vio a nadie, se escabulló por el pasillo, pasó por la habitación de Sasuke y se detuvo abruptamente ante sus sollozos.

—Tienes que volverte más fuerte, Ino querrá hacerte más daño si dejas que tus emociones te controlen-la voz de Itachi llegó a sus oídos.

—Lo sé, pero… no puedo. Siento un horrible vacío en mi corazón que no puede ser llenado con nada-lloraba-Le extraño mucho…

—Sshh, él nos está cuidando desde el cielo. No querría que estuvieras llorando, padre siempre estaba feliz porque sonreías todo el tiempo. Llorar solo lo pondría muy triste.

—Lo in-intentaré.

Dejó a sus amados hijos y bajó las escaleras prácticamente corriendo y rogando por no vérselas con Menma o Ino. Cuando salió de casa cruzó todo el patio y la arboleda para salir por el mismo lugar por el que entró. Una vez afuera pudo respirar más tranquilo y había sido un suertudo en no ser visto por nadie, miró una vez más el otro lado y se alejó para comprar ropa. Debía prepararse para asistir a su funeral.

Su mente había formulado una loca idea, pero que estaba seguro funcionaria. El dolor de ver que sus propios hijos siendo controlados por la codicia, por lo material y el ver sus verdaderas personalidades contra sus hermanos le hizo reflexionar y darse cuenta cuan equivocado estaba. Siempre pensó que eran felices y que lo amaban, pero hoy, veía la cruda realidad que solo sus hijos adoptados eran personas humildes y de bien tras su muerte.

Ino y Menma se habían descarrilado por completo, estaba decepcionado y muy furioso. Todo cambiaría a partir de ahora.

La lluvia no cesaba y el frio calaba hasta los huesos. Personas que Sasuke jamás había visto vestían al igual que él de luto, parecían ser importantes debido a su perfil, su padre tenía una empresa que exportaba maquinaría y manifactura textil al exterior. Seguramente eran la competencia o simplemente conocidos de sus negocios. Todos levantaron su paraguas negro excepto Sasuke e Itachi, que les cubría una larga gabardina y necesitaban del agua para confundir sus penas.

Ino vestía un vestido largo negro con mangas largas y botas del mismo tono. Menma tenía un traje con corbata completamente negro haciendo juego con su cabello, habiendo presentado sus respetos y ramos de flores, Sasuke fue él ultimo en dejar en su lapida una rosa blanca que resaltaba de las coronas funerarias de color carmín pedidas por Ino.

Naruto siempre amó las rosas blancas.

—Comience, padre-habló la rubia.

—Nos reúne hoy la tristeza de tener que despedir a nuestro hermano. La verdad es que no quisiéramos tener que separarnos de él y por eso este adiós es triste y doloroso.

Sasuke comenzó a sollozar e Itachi lo abrazó por la espalda acariciándole sus mojados cabellos.

—Sin duda estos son los ratos más amargos que soportamos en la vida: Nos sentimos incapaces de hacer nada. Queda en nosotros la esperanza que nos hace creer por encima de todo en la fuerza del amor. Una esperanza que nos asegura que todo aquello que es amor, bondad, servicio, comprensión, por pequeño que sea, no se pierde; no se puede perder para siempre, porque Dios no quiere que se pierda.

La oji-azul estaba a punto de dormirse con la palabrería del cura.

—Y todos hemos hecho algo bueno en la vida. Todos hemos amado, hemos ayudado, hemos perdonado más de una vez. Hemos procurado poner un poco más de amor en el mundo, hemos intentado servir y ayudar a nuestro alrededor. Tal como nuestro hermano que Dios lo tiene ahora en su gloría, y estamos seguros de que él estará a su lado velando por cada uno de nosotros. Su amada familia.

—Disculpe, padre-sonrió, Ino—Pero podría apurarse, tenemos que ir con el notario para el testamento.

—Entiendo-murmuró.

—Se lo agradezco.

Sasuke apretó los puños por lo bajo controlando su rabia, no quería causar una escena frente a extraños.

—Eso es muy maleducado de su parte, señorita.

Todos los presentes giraron de lado viendo como aquel muchacho venía a su dirección. Un chico de estatura promedio vistiendo una camisa negra, saco, pantalones y zapatos negros. Lo único que sobresalía de él, era su dorado cabello y sus ojos color mar con una rosa blanca en una de sus manos.

—Disculpa, niño-sonrió forzadamente—Pero estamos despidiéndonos de mí amado padre. ¿Podrías irte por favor?

—¿Quién es él?-susurró el menor a su hermano.

—Ni idea, jamás lo había visto.

—Lamento venir sin invitación-sonrió. Se acercó a la lapida poniendo la rosa junto a la de su hijo Sasuke, luego se volteó acercándose a su familia y hombres de negocios con los cuales había participado antiguamente.

—¡Oye, no te tomes tantas libertades, chiquillo!-chilló molesta.

—Sasuke-él la ignoró y se acercó hasta estar frente a frente a su hijo. Sus ojos se encontraron, y el azabache sintió un alocado golpeteo en su pecho—Me hablaron mucho de ti, al fin te conozco-sonrió dulcemente.

—¿Quién eres?-preguntó curioso.

—Oh, sí, no me presenté-río, miró a todos—Vine aquí porque también soy parte de esta familia.

—¡Ehhh! ¡Imposible, jamás te hemos visto niño!-gritó Menma.

—Me llamo Namikaze Naruto, igual que mi abuelo. Yo soy su nieto, un placer conocerte tía Ino.

—¡¿Qué?!

(Continuará)

 

 


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